miércoles, junio 17, 2020

Irene Gruss / Cigarros


















Mientras escribo esto, él está en el salón,
ahí donde las putas los reciben. Él enciende su cigarro
y el olor y el humo se le hacen morbosos a
la puta que él ha elegido. Es la de siempre,
teme variar de cuerpos.
El perfume de ella además de barato apesta por excesivo,
por eso él fuma y lo tapa, o intenta taparlo
antes de quitarse la ropa.
Después se viste, satisfecho, y le habla. Habla para sí
y está convencido de que la puta lo escucha, de que le cree.
Sentado como está en la punta de la cama
busca sus zapatos, tantea porque el cigarro que humea
va hacia los ojos, los cierra, no ve.
La puta lo ayuda y como geisha coloca un zapato,
después otro en cada pie del cliente. También por eso él
elige a ésta, y se va desalmado.
Nada tan bueno como el aire frío afuera,
el humo, el volver a casa, todo como estaba,
el encender otro más.

Inédito 

Irene Gruss (Buenos Aires, 1950-2018), Casta Diva, 3 de septiembre de 2016

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Foto: Irene Gruss, Nueva York, 2016 Silvina López Medin

1 comentario:

  1. Poesía desnuda, austera, objetiva, triste. Quizá como cada lector anónimo que se acerca al poema, ¿al azar? Acaso...

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