jueves, junio 30, 2022

Abelardo Castillo / Tres poemas




Fotografía de Malcolm Lowry

Tremendas mangas, tremendos pantalones y ese mar y esa barba, Malcolm Lowry, y el 
     Popocatépetl detrás, o lo que sea,
algo como un volcán,
como el Embudo aquel,
como un presagio.

Es raro, señor Lowry,
lo miro y hace frío,
me digo yo a este hombre lo conozco con esa mole gris como la muerte, tiene las manos entre las        piernas, tiene frente de mono y grandes mangas y un pantalón de lino, un pantalón como de marinero,
detrás la Bestia gris,
detrás
hay una especie de montaña que a lo mejor fue verde en las laderas, pero cómo saberlo.

Y es notable
que alguien saque la foto
de los que posan sobre un fondo tan gris mirando lejos.

Sería interesante
hacerse una pregunta, consultar
a un astrólogo,
sincerarse,
y ver qué significa Malcolm Lowry mirando lejos junto al mar con las manos entre las piernas como un chico que duerme, con sus tremendas mangas y sus tremendos pantalones, Malcolm Lowry con sus tremendos pantalones y su barba, 
tranquilamente junto al mar,
pegado en mi pared,
de perfil al demonio.

[1972]


Insomnio

Te persigue mi insomnio
se alarga y te persigue.

Soy como un pez que busca tu refugio de almeja
para dormir a salvo de la ola
nocturna y enemiga.

[c. 1974]


El orante

En el exacto centro de mí mismo
hay un hombre que reza, cada noche, 
yo lo dejo 
tratando de no perturbarlo demasiado, 

él ya olvidó el sentido
de las palabras que murmura, 
pero reza de noche
cuando cree que yo no lo vigilo

[c. 1987]

Abelardo Castillo (Buenos Aires, 1935-2017)

La fiesta secreta
,
Ediciones en Danza,
Buenos Aires, 2022










miércoles, junio 29, 2022

Reyna Domínguez / Derrame



Y así pasan los días y las noches
como ladrones en fuga huyen hacia 
rincones inestables de una casa derruida

los cuerpos enaceitados flotan
en la danza de luces artificiales
al compás de un tambor agónico
derraman la energía que sostiene
como un copa de vino sagrado
perforada en el fondo
y no hay escanciadora que la vuelva a llenar
mientras escondida esté bebiendo manchas
secas de sal
pegadas a las computadoras, a las paredes
detrás del telón de fondo
de la falsa fiesta continua
solas y solos en el autoexilio
ríen y gimen de espaldas
a los altos ventanales abiertos.

Reyna Domínguez (San Juan, Argentina, 1950-2021), Envivir, Vinciguerra, Buenos Aires, 2009


martes, junio 28, 2022

Manolis Anagnostakis / Aún hacía falta...



Aún hacía falta mucha luz para que amaneciera. Sin embargo, yo
No acepté la derrota. Veía ahora
Cuántos tesoros ocultos debía salvar
Cuántas fuentes de agua conservar en medio de las llamas.
Hablad, mostrad heridas desquiciadas en las calles
El pánico que estrangula vuestro corazón como bandera
clavadlo a los balcones, cargad con prisa el cargamento
Vuestro pronóstico infalible: caerá la ciudad.
Allí, atentamente, en un rincón, recojo en orden,
Sensatamente cerco mi último refugio
Cuelgo manos cortadas en los muros, adorno
con los cráneos cortados las ventanas, tejo
con cabellos cortados mi red y espero.
De pie y solo, como entonces, espero.

Manolis Anagnostakis (Salónica, Grecia, 1925-Atenas, 2005), El Navegante. Revista de Humanidades, Universidad del Desarrollo, Instituto de Humanidades, Santiago de Chile, 2016
Traducción de Pedro Ignacio Vicuña
Envío de Jonio González


Foto: Altazor

lunes, junio 27, 2022

May Muzaffar / La herida



Una muralla a la sombra de las nubes;
una casa rodeada de un jardín
habitada por la oscuridad.
El espacio ha huido,
la hojarasca se apiña en el suelo.
En la planta de arriba, una luz en vilo.
En las nubes: valles y pasillos,
rostros que se configuran o se desvanecen.
Una mano que tantea…unos dedos que se extienden, cautelosos,
la herida despierta
y late como una lumbre en vilo.

May Muzaffar (Bagdad, 1940, radicada en Amán desde 1991), revista Penélope, n° 1, diciembre de 2013, Departamento de Estudios Semíticos, Universidad de Granada
Traducción del árabe de Akram Jawad Thanoon e Isabel Lázaro Durán 
Envío de Jonio González


domingo, junio 26, 2022

Juan Carlos Moisés / Díptico




Dalias y hojas de álamo

(Norte)

                                                a Buby y Elba

En Campo Quijano, Salta, visitamos la tumba
del poeta Joaquín Giannuzzi: cae una lluvia ligera,
es domingo, enfrente hay un partido de fútbol barrial.
Compramos un ramo de dalias a las mujeres
que venden flores en las puertas del cementerio.
Nos quedamos de pie recordando sus poemas.
Llegan los gritos animados de los jugadores
que se desahogan en una explosión de felicidad;
el lunes volverán callados al trabajo en las obras,
en la minera, en los puestos de venta callejera.
Cerramos los paraguas: nos sentimos
como las dalias sobre la placa de mármol
que se reaniman bajo el agua. Deja de llover.
Son varias las respuestas que nos da la poesía.
Lo pienso así: que las dalias “inclinadas
hacia el alambre de la cerca” reconocen los ojos
que las contemplaron y la voz que las nombró.
Las montañas al fondo permanecen inmutables.
¿Y qué dice el poeta de las dalias en este momento
en que la lluvia se ha callado y nada se ha callado?
“De pronto oscilan para crear el viento”. Es todo.


“Dalias”, Apuestas en lo oscuro, Joaquín Giannuzzi


(Sur)

Mastico una hoja de álamo de sabor fuerte,
picante, y recuerdo todo, todo, todo.
Hay un revuelo amplificado de la laguna
en medio del plaf plaf de patos y flamencos:
no sé quién corre a quién ni por qué motivo,
sólo que el sonido también es movimiento.
Llega, por rachas, el aroma de los membrillos,
la oleada de sudor de los caballos en el potrero,
el zumbido de los mosquitos en la alfalfa,
como si fuera posible ser eso y a la vez no serlo.
El que escribe es lo que escribe o no lo es:
lo saben estos pies que no tienen pensamientos
y sin embargo piensan, o estos pensamientos
que no tienen pies y sin embargo caminan.
Mucho que hacer tienen las palabras: mover
los árboles para que los árboles muevan al viento.

Juan Carlos Moisés (Sarmiento, Chubut, Argentina, 1954), El poeta que compraba palabras, inédito

sábado, junio 25, 2022

Inés Aráoz / Tres poemas




Humo negro en el cañaveral de Juana

¿Qué son esos globos negros?
¿Qué son esos globos NEGROS?
Es lo ardiente, el fuego vivo (Juana, en la hoguera). Ya
nada queda, salvo lo ardido y el humo es ya cenizo. No
hay cuerpo, sólo lo ardido
Y esas lenguas sorprendidas, sorprendentes
Brotando de la nada, ¡no! De un globo negro
Retorcidas, aventadas espiras del dolor del fuego
Cómo no ver en ellas, ¡oh, dolor! El enrulado nervio
De la ola, las gotas de fuego-agua (agua de sangre)
Hostigando la tersa membrana de lo negro
¿Qué las traga?
Oh, dolor, desaparecida agua
Misterio de agua, diosa molecular
De lo vivo, de la semilla-esfera que florece
De lo que estalla, del crepitar
La que no compite con el fuego
(Tampoco los caballos -la poesía- huyen del fuego)
¿Cómo no ver, entonces, en el incendio
La tierna (pavorosa) unión del agua con el fuego?

                                       (Dedicado a Nicolás Aráoz)


El canto del gallo

El mundo para mí es decirlo:
El gallo ha cantado
Dónde estaré yo una vez dicho
Dónde estará el gallo
Nunca seré yo una vez dicho
Nunca será el gallo


La quema

II

Sólo por el fuego ha de hacerse aéreo el estratificado pozo de la memoria.
Pozo de memoria, ojos de vida, cazadores, acumulados  restos de la mirada, escorzos de luz.
¿Será el fuego su etérea nave?
Y del ojo mismo, desprendimientos
Hay cosas elementales: el fuego, el ojo, el corazón, guardadoras las aguas y como es sabido, del fuego guardianas, las que la mirada avivan y mandan en el corazón
Y del ojo mismo, no, no sean legañas, los desprendimientos han de filtrarse como alimañas en las hendijas, guiños de la memoria, palabras, libros
Cada palabra extendida queda sustrato
Y las que dejé caer, por el desasosegado aliento impulsadas o por la impaciencia de mis dedos
Extendíanse como un manto leguminoso y consigo se traían quioscos y botaduras y calamidades que allí encontraban adecuado cuerpo, hubiérase dicho pozo de las desdichas, o lastre, pero esto no era así porque como se cuelan en las hendijas las alimañas para salvar sus crías, la luz se colaba y prestaba a la razón forma, color y entendimiento.
Y vendrían luego las llamas a abrazarlo todo, y sus crepitaciones y el más santo de los espíritus de lenguas nos colmaría, de las muchas lenguas, las más, las de Tsvjetaieva en el paraíso.
Oh, no! Y es más simple todavía
Aún así el fuego
O sus guardadoras aguas
-¡Oh, palabras!- son nombres y no trastos, tras tus nombres caerían trastos, oscuro era el pozo, un verdadero ojo moreno transido en sus luces. Los nombres ya sellados, restituidos al bosque de libros, maderas de pura altura trozando los cielos.
Humo blanco. Silencio. También las manos
he de entregar al silencio.
Y sonreiré.

Inés Aráoz (San Miguel de Tucumán, Argentina, 1945), Vía Gilgamesh/Facebook

En la Casa Barco.
Obra Reunida.,
Editorial de la Universidad Nacional de Tucumán, EDUNT, 
Tucumán, Argentina, 2019









viernes, junio 24, 2022

Patrizia Cavalli / De "Sempre aperto teatro", 3



"Sí, como el tango, ardiente y controlada,
así te quiero, nunca debés mostrar
tu necesidad. Estoy espantada,
pero si te quedás quieta puedo exagerar".

Pero it takes two to tango, ¿no lo sabías?

*

El amor ciertamente no es un sentimiento.
sino es ese razonamiento obsesivo
sobre el misterio de nuestro aprendizaje.
Aprendo tu cara y la mantengo,
pero luego la pierdo y la recobro en un instante,
quito y agrego, noto
cada cambio, funámbulo pensamiento
siempre a punto de caer
- el amor no sostiene.

*

Inmóvil en en el centro de las cosas
sin jerarquía en la materia
toda materia dulce en varias formas
cada una fuerte noble y absoluta
dócilmente me parezco a la natura,
yo sin propiedad, de nuevo suya

*

Hermosos pensamientos nacen sobre los puentes
y siempre nos detenemos sobre los puentes
para contener ese átomo de gracia
suspendido en equilibrio
entre la gravedad de las orillas y el ciego curso del agua.
Te daré cita en un puente,
en esta tierra media de nadie.

Patrizia Cavalli (Todi, Italia, 1947-Roma, 2022), Sempre aperto teatro, Einaudi, Turín, 2012
Versiones de Jorge Aulicino, in memoriam




"Sí, come il tango, ardente e controllata,
cosí ti voglio, e mai devi mostrare
il tuo bisogno. Io sono spaventata,
ma se stai ferma posso esagerare".

Ma it takes two to tango, no lo sai?

*
L'amore non è certo un sentimento
ma è quell'ossessivo ragionare
sul mistero del nostro apprendimento.
Apprendo la tua faccia e la mantengo
ma poi la perdo in un istante e la riprendo,
aggiungo e tolgo, mi accorgo
di ogni cambiamento, funambolo pensiero
sempre sul punto di cadere
- amore non sostiene.

*
Immobile nel centro delle cose
senza gerarchia nella materia
tutta materia dolce in varie forme
ognuna forte nobile e assoluta
cedevolmente appaio alla natura,
io senza propriertà, di nuovo sua 

*
Nascono i bei pensieri sopra i ponti
e sempre ci si ferma sopra i ponti
per contenere quell'atomo di grazia
sospesa in equilibrio
tra gravità di sponde e cieca corsa d'acqua.
Ti darò appuntamento sopra un ponte,
in questa mezza terra di nessuno.

jueves, junio 23, 2022

Valerio Magrelli / En Facebook




XIII. Boris, primera temporada

El sentido de la serie es muy claro:
¿hacer algo feo por dinero?
¡Más aun, más aun!
Hay que sublimarlo en vicio teologal:
si debe ser feo,
que sea al menos lo peor.
Y aquí entra Lucifer:
en lo peor, quiero ser el mejor. 

Valerio Magrelli (Roma, 1957), Il sangue amaro, Einaudi, Turín, 2014 Valerio Magrelli/Facebook
Versión de Jorge Aulicino


Foto: Valerio Magrelli, Facebook


XIII. Boris, prima stagione

Il censo della serie è molto chiaro:
fare una cossa brutta, per denaro?
Di più, di più!
Bisogna sublimarla in vizio teologale:
si debe essere brutta,
sia almeno la peggiore.
E qui arriva Lucifero:
nel peggio, voglio essere il migliore

miércoles, junio 22, 2022

Jean Valentine / Dibujo infantil, 1941




Una mujer escalera se inclina
con su hijo de dos años en brazos.
Sus brazos & piernas & manos & pies
son delgados como crayones.

El hombre escalera
sujeta su vaso de bourbon,
está saliendo del dibujo infantil
con su viejo pijama abierto -

está en la guerra. El cielo
es el crayón-cañón más negro.
¿Cuándo vuelve a marcharse? Cuando se marcha,
me marcho. Me gusta ese río el cielo.

Jean Valentine (Chicago, Estados Unidos, 1934-Nueva York, Estados Unidos, 2020), Shirt in Heaven, Copper Canyon Press, Port Townsend, 2015. Versión de Jonio González.



A CHILD'S DRAWING, 1941

A woman ladder leans
with her two-year-old boy in her arms.
Her arms & legs & hands & feet
are thin as crayons.

The man ladder
is holding his glass of bourbon,
he is coming out of the child’s drawing
in his old open pajamas—

he’s in the war. The sky
is blackest crayon-canyon.
When does he leave again? When he leaves,
I leave. I like that river the sky.

martes, junio 21, 2022

Carmen Leonor Ferro / Dos poemas en italiano




De pronto, tuve la impresión 
de estar sola en la ciudad
podía imaginar las montañas
cubiertas de pequeñas casas
las autopistas atestadas
de autos
y ambulancias
los supermercados repletos
de absortos compradores
y en medio de eso
mi cama
como el extremo de una aguja
invisible y muda
no como una mujer solitaria
que sabe que nadie
vendrá a sentarse a la mesa
ni como cualquier animal
inmerso en sí mismo
aquello era otra cosa

*

Comienza la sesión
el oxígeno
es nuestro alimento
hasta emborracharnos
aparecen criaturas inéditas
nos acercamos
con respeto
a veces
hacen mal
y entonces respiramos
como esponjas flotantes
en la alucinación
puede llegar un pájaro
traer el olor del mar
nos aferra la sensación
de venir de otro mundo
frágiles organismos
soñantes

Carmen Leonor Ferro (Caracas, 1962), Acrobata, Raffaelli Editore, Rimini, 2011
Versiones al castellano de Jorge Aulicino


Foto: Carmen Leonor Ferro por Lisbeth Salas, vía Jonio González/Facebook


All'improvviso ho avuto l'impressione
di stare da sola nella città
potevo immaginare le montagne
piene di piccole case
le autostrade affollate
di carri
e ambulanze
i supermercati strapieni
di assorti compratori
e lì in mezzo 
il mio letto
come la punta di un ago
invisibile e muta
non come una donna sola
che sa che nessuno
andrà a sedersi al tavolo
né come un qualsiasi animale
immerso in se stesso
quello era un'altra cosa


*

Comincia la sessione
l'ossigeno
è il nostro alimento
fino a ubriacarci
appaiono creature inedite
ci avviciniamo
con rispetto
a volte
fanno male
e allora respiriamo
como spugne gallegianti
nell'allucinazione
può arrivare un ucello
portare l'odore del mare
ci afferra la sensazione
di venire da un altro mondo
fragili organismi
sognanti

lunes, junio 20, 2022

José Villa / De "El estilo verdadero"




Eso parece (composición para Ofelia), 

la nada es la humedad que necesitan; 
“vayan hasta donde les da el caos”

Uña violeta, meñique,
me suele traer algo en bandejas
que acumulo y que ya quedaron 
para mí

Entre tanto, el camino que aprendimos 
continúa sinuoso,
tics tacs 
interiores de la puerta 
ingravitados por sus guías de zapallos
en el fondo y la hervidora que humea,
o son hilos de una nube haciéndose


Irene, recurso del amor ante la belleza

La belleza no conduce
al bien, el amor
te quita de la informidad y te da un boleto
para la escena de la pasión
Le resta a la vida
lo que no es, y deja que el accesorio
se transforme, belleza
en tanto amor no existe, cuando el amor
es abeja, pongamos, ella retira su poder
y queda como una durmiente
mientras el resto de la perturbación
ocurre; así, todo lo que impide es el orden
de la forma, y aquello que provoca
gravedad y arrepentimiento la manera
de ser, real; 
en este juego de tazas con diferentes bebidas
el mal se deposita en el por qué,
en que podrías haber, y eso significa o podría
significar que el amor destituye la forma, 
un artículo de primera
necesidad, te libera de vos misma, 
y te hace no necesitar salvo
la pasión, el deseo impasible,
que se extiende aceptando y aceptándolo 
a él


Todo lo que ella hace

El aire claroscuro 
reposa la humedad, 
los desperdicios de plástico y papel
y las hojas que empezaron a ceder los árboles
Absorbe todo eso y la retiene a ella
conservándola seca 
en su fisiología de terracota

Las casas simulan calaveras
Rejas delante 
y descolorido tiempo de los nichos ñatos
Criptogramas, 
auto con las ruedas pinchadas, 
árbol mutilado por un vecino

Ese hombre va por la otra cuadra,
hilos verdes rojos amarillos, 
su bolsa de las compras motea y desune, 
se aleja escarpado,
frente a los techos de cinc 
de las primerísimas fábricas 
Quien lo viera pasar había dicho 
que iba a comprar el cajón

José Villa (Martín Coronado, Argentina, 1966), El estilo verdadero, Ediciones Lux, Bahía Blanca, 2021


Foto: José Villa, Santiago de Chile, 2015 Ernesto González Barnert/José Villa/Facebook

domingo, junio 19, 2022

Carmen Leonor Ferro / En alguna parte...



En alguna parte de esta Sicilia incandescente mi madre no ha muerto,
cientos de ojos me acompañan desde las casas de los montes donde puedo presentir la estancia 
     de parientes lejanos,
la vida campesina de los que aquí estuvieron antes de que la rueda decidiera girar.
No hay muerte en el resplandor de las piedras,
Arquímedes se asoma en los intersticios,
basta un momento fuera del estruendo metálico para que resuciten la cal y la inmateria.
En alguna parte de estas aguas nada desaparece,
todo sigue mirando.
Nada hay que no exista
en este mar

Carmen Leonor Ferro (Caracas, 1962), El viaje, Monte Ávila, Caracas, 2004
Envío de Jonio González


sábado, junio 18, 2022

Juan Carlos Moisés / De "El viento que hay acá afuera"




Foto con águila mora                

El vecino atrapó un pichón guacho de águila 
mora en su campo de las sierras y ahora 
vive a resguardo en los fondos de su casa. 
¿A quién se le ocurre traer un águila
y ofrecerle una vida doméstica y familiar? 
Al vecino, que es la persona más buena 
que cualquiera se pueda imaginar.
La alimenta con carne cruda de oveja 
que el águila deshace con sus garras 
afiladas y su pico en forma de gancho. 
Con su plumaje gris oscuro, azulado,
el vientre blanco y el pecho negro, 
anda suelta en el patio durante el día. 
Creció con las alas recortadas, se la ve
corretear entre el deseo y la decepción. 
En uno de los intentos logró saltar 
el muro de allá y quedar parada 
en el muro de acá; asombrada posaba 
la mirada en cada uno de nosotros 
moviendo rápido su cabeza pequeña. 
Ni al acercarnos con la peligrosa tentación 
de la curiosidad logramos inquietarla; 
no se iba, no se quería ir, se encontraba 
a gusto en esa altura de privilegio. 
Alguien fue a la casa por la cámara de fotos, 
nos inclinamos para entrar en cuadro, 
unos en cuclillas, otros de rodillas. 
La imagen de apuro salió nítida: estamos 
posando a sus pies, el águila mora se ve 
sobre nuestras cabezas con las alas plegadas, 
como un dios que ha bajado los brazos.


Saber y no saber

“Entre no saber nada y saber lo que los otros
quisieron que supiera 
debí elegir lo primero”,  
Joaquín Giannuzzi, Historia nacional.
A la mañana digo saber y a la tarde no saber, 
no sé qué es esto y a veces no puedo saber 
qué es lo otro, por cosas así me siento 
una especie defectuosa de vagabundo mental, 
una manzana criolla cortada por la mitad, 
ni bromista amateur ni trágico profesional. 
Otros andan con un cuchillo en la cabeza 
y no se quejan: así que, JC, a otro lado 
con el lamento y a recorrer a pie los mil 
pormenores del camino, si no hay camino 
a elevarse unos centímetros del suelo y levitar,
y no es levitación lo que nos salva de lo real, 
como el día que manejé a 140 km x hora 
del pueblo a la ciudad a orillas del mar 
para ver a mi padre en terapia intensiva 
con infarto agudo de miocardio.

Sé y no sé lo que es un viaje, sé y no sé 
lo que es real en el movimiento. 
Siempre tengo la corazonada de que algo ocurre 
sin que lo sepa, o la inminencia, y nada más, 
de que algo va a ocurrir y vivir para eso. 

A la mañana digo saber y a la tarde me callo la boca. 
Cuando me pierdo, mi memoria es mi camino, 
pero no asegura nada, lo sigo como se pasa 
el dedo por un vidrio empañado.

Juan Carlos Moisés (Sarmiento, Chubut, Argentina, 1954)

El viento que hay acá afuera
La Carta de Oliver, 
Buenos Aires, 2021









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viernes, junio 17, 2022

Alberto Pipino / De "Meneo fúnebre"




Balada entre algas
 
Manotea, busca la orilla de un eslogan, abraza 
a una víbora de espuma pero no es 
un reptil, apenas un tótem
a la deriva de la isla

donde habitan visiones; debajo del cielo de agua 
el canto de una vieja sirena afónica 
amortaja una quimera dormida
en un banco de peces y 

basura de plástico; un alcatraz corta el viento 
a rodajas; de la cruz del sur bajan al 
crucificado; a los lejos
acólitos reclaman 

el paraíso o la hoguera a cambio de un lugar,
enlazado al madero que representa 
a un militante con cabeza 
de medusa

el náufrago se mece sin curso; el agua sabe
ácida con toxinas y penas, un pulpo 
lo abraza y lo lleva 
al inicio.


Al trasluz de una grapa

                  In memoriam Hugo Goldsman 
                  y Marta Mastrogiacomo

Esta noche la trattoria está casi vacía, 
la nieve es un velo que pocos
se animan a cruzar.

En la mesa del rincón junto al horno a leña
un zombi mira el vaso vacío 
de grapa rogando

a los espíritus de vudú Baron Samdi o la 
Grande Brigitte que otra vez 
lo llenen hasta el borde,

pero los dioses están contentos y juegan,
transforman el vaso en un teatro
de títeres

donde un telón estrellado muestra
la ansiedad de la humanidad 
cuando llegó a la luna

y Hugo en la cárcel desafiaba la ficción
viendo a Neil Armstrong 
recoger del suelo
 
lunar algo así como un puño
del tamaño de un racimo 
de uva sin color.

Después de 50 años y pico el candor 
permanece igual que el sabor 
del licor seco, hábiles
 
los ángeles o diablos ahora muestran a 
Hugo en la luna de Georges 
Méliès esquivando
a un grupo de selenitas entre ratas, 
queso roquefort, un misil en 
el ojo de la historia.

Divertidos, los titiriteros dejan la escena
entre lo temporal y lo 
sobrenatural,

entonces, ante el miedo del zombi a ser 
devuelto a la supervivencia el mozo 
le vierte otra grapa.

Alberto Pipino (Buenos Aires, 1942), Meneo fúnebre. Selección de poemas, En el Agua, 2022


Foto: Gentileza del autor

jueves, junio 16, 2022

Leonardo Boix / El juicio final (1492)



Basado en "El Jardín de las Delicias", de Jerónimo El Bosco

No es fácil entrar a la casa del infierno
hay que pedir permiso, un monstruo

encendido te hace pasar. El búho
protege la entrada. Los sapos decoran

la puerta del más allá. No grites, esperá:
El cardenal rojo leerá tu testamento,

habrá mitad-animales. Tus pecados
vendados, una espada te atravesará el pecho.

Tu segunda esposa llamó al cura para la unción.
Yo trago el monólogo in extremis detrás del sofá.

Sueños del demonio para el último baile.
Y canta: El juicio final está llegando.

Se mueve en un círculo perfecto, en sincronía.
Y canta: Ten piedad de nosotros.

Completa el tríptico. El hombre verde
devora la carne, mira al paraíso.

Una flecha cruza su cabeza.
Parece muerto, la boca, los ojos semi abiertos.

Aún le sale fuego de adentro.
Una pincelada simple amarillo, rojo, magenta.

Leonardo Boix (Quilmes, Argentina, 1975), Voces equidistantes. Antología de poetas latinoamericanos en el Reino Unido, Ediciones Equidistancias, Londres-Buenos Aires, 2022
Selección y estudio de Enrique D. Zattara 


miércoles, junio 15, 2022

Torquato Tasso / A las gatas del hospicio de S. Anna





Como en el mar, si oscura y si demente
Borrasca lo hace turbio y resonante,
A la estrella en que el polo arde flamante
Exhausto timonel alza la frente,

Así me vuelvo, oh bella gata, en esta
Fortuna adversa hacia tus santas lumbres,
Y son estrellas para mí, vislumbres
De paz que al viento sobre el mar recuesta.

Otra gatita llega y veo en su encanto
La Osa Mayor con la Menor: oh gatas,
Candiles de mi estudio, amadas gatas,

Si el cielo las protege del maltrato,
Si pone carne y leche en cada plato,
Dénme la luz para escribir mis cantos.

Torquato Tasso (Sorrento, 1544 - Roma, 1595), El Trabajo de las Horas, 10 de junio de 2012
Versión de Pablo Anadón, Córdoba, Argentina


Imagen: Retrato de Torquato Tasso a los 22 años, por Jacopo Bassano (detalle) Wikimedia Commons

*
ALLE GATTE DE LO SPEDALE DI S. ANNA

Come ne l'ocean s'oscura e 'nfesta
Procella il rende torbido e sonante,
A le stelle onde il polo è fiammeggiante
Stanco nocchier di notte alza la testa,

Così io mi volgo, o bella gatta, in questa
Fortuna avversa a le tue luci sante,
E mi sembra due stelle aver davante
Che tramontana sia ne la tempesta.

Veggio un'altra gattina, e veder parmi
Orsa maggior con la minore: o gatte,
Lucerne del mio studio, o gatte amate,

Se Dio vi guardi dalle bastonate,
Se 'l ciel voi pasca di carne e di latte,
Fatemi luce a scriver questi carmi.

martes, junio 14, 2022

Azucena Salpeter / Un provinciano entre dos aguas

          


Una obra sale de vos
una pintura 
una piedra sobada entre los dedos 
un pastel de papas y memorias 
un chiflido de tero un té de manzanillas
     un sopapo a los dientes de la nada
salen de vos
tu vida 
igual que una pelota
     cae en brazos cabezas baldíos de los otros
rebota por siglos 
un día se sirve en la sopa 
cuando todos están ausentes 
alguna miga cae y se difunde 
como otro enigma
el arte se convida en la mesa 
provoca cosquillas
no resuelve nada
menos aún habla de belleza
el artista es un salto de rana en los pantanos 
un Esopo que mira con ojos de Velazquez
más bien un niño que teme la muert de sus padres
     y se cobija 
dice hasta mañana
despertame temprano mañana

un artista es como decía Fellini 
un provinciano entre lo tangible y lo intangible.

Azucena Salpeter (Formosa, Argentina, 1942), publicado en Facebook/Azucena Salpeter, el 21 de mayo de 2019 y el 21 de mayo de 2022


lunes, junio 13, 2022

Ekaterina Yosifova / Cuchillo de doble filo



No es práctico para pelar una manzana.
Ni para sacarle punta a un lápiz.
No tengo nada que ofrecerle
para pinchar, apuñalar,
ni siquiera para tallar.
Sin embargo, puedo colgarlo
en la pared, junto al fregadero,
para que observe con oscuro desdén
mi para nada peligroso entorno,
mientras yo y el resto de las cosas
vivimos como antes, y permanecemos alerta
bajo nuestras atávicas pieles.

Ekaterina Yosifova (Kyustendil, Bulgaria, 1941), The Season of Delicate Hunger. Anthology of Contemporary Bulgarian Poetry, Accents Publishing, Lexington, Kentucky, 2014
Edición y traducción del búlgaro al inglés, Katerina Stoykova-Klemer
Versión del inglés al castellano, Jonio González.


Foto: Ekaterina Yosifova por Yana Lozeva Jonio Gonzále/Facebook


DOUBLE-EDGED KNIFE

It’s not convenient for peeling an apple.
Nor sharpening a pencil.
I have nothing to offer it
for jabbing, stabbing,
even for whittling.
I may hang it, however,
on the wall, by the sink,
to observe with darkening contempt
my nondangerous surroundings,
while I and the rest of the stuff
live as before, and be on guard
in our atavistic underpeels.

*

Двуострият нож

Не е удобен за белене на ябълката.
Нито за подостряне на молива.
Нямам какво да му предложа
за намушкване, за наръгване,
дори за дялкане.
Мога, обаче, да го закача
да виси на стената, близо до мивката,
да оглежда с помътняващо презрение
неопасното ми обкръжение.
А аз и другите неща
да си живеем, както досега –
с едно наум
в атавистичните ни подкория.

domingo, junio 12, 2022

Lady Ho / Nieh Shêng-ch’iung / De "Poetas chinas"



Una canción de urracas

Hay urracas en la colina del sur.
Disponés tu red en la colina del norte.
Las urracas se elevan en libertad.
¿Qué tan buena es tu red?

Cuando un par de urracas vuelan juntas
no envidian al par de fénix.
Señor, soy una persona sin linaje –
por eso no envidio al Duke de Sung.

Lady Ho (circa 300 a.c.)


Adiós a Li

El jade se vuelve opaco, las flores se marchitan
porque vos estás dejando Ciudad Fénix.
Los sauces con un brillo verde
sobre las piletas en hileras de loto.
Canto para vos una canción de despedida:
“Luz del sol en el Pasaje de Montaña”.
Montamos juntos tan lejos
como la quinta milla.
Intento soñar sueños buenos
pero es difícil hacerlo
para aquellos que conocimos
instantes de amor como los nuestros.
Lágrimas sobre mi almohada
lluvia en la escalera
gotas sobre mi ventana hasta la madrugada.

Nieh Shêng-ch’iung (¿siglo XI?)

Poetas chinas, Cuadernos de Traducción, Buenos Aires, 2022
Traducción de Laura Crespi, sobre las versiones al inglés de Kenneth Rexroth & Ling Chung, directas del chino, en The Orchid Boat. Women Poets of China [1972]


Imagen: Ilustración en Poetas chinas (detalle)

sábado, junio 11, 2022

Eeva Park / Mascota




Hoy soy la gata del rey
Recorro los cientos de habitaciones de su castillo
Duermo sobre el almohadón de su trono
y llevo colgada del cuello una pequeña leontina de oro
Emito chispas cuando desliza la mano por mi pelo
La tibieza de la cama con dosel me hace ronronear mis garras
acarician su cuerpo
sólo allí donde le pica
sólo allí
las extiendo
rugiendo en la jungla de mi corazón
donde los tigres desgarran los árboles que los rodean
marcan con las garras su territorio
los límites peligrosos de la vida.

Eeva Park (Tallin, Estonia, 1950), Estonian Literary Magazine, nº 25, otoño de 2007
Traducción del estonio al inglés, Jayde Will
Versión del inglés al castellano, Jonio González



HOUSE PET

Today I am the king's cat 
I walk in the hundred rooms of his castle 
I sleep on the cushion of his throne 
wearing a little watch of gold around my neck 
I give off sparks, when his hand glides over my fur 
I purr in the warmth of the canopy bed my claws 
caress his body 
only there where it itches 
only there 
I extend them 
roaring in the jungle of my heart 
where tigers are tearing the habitat's trees 
apart with their claws marking their territory 
the dangerous limits of life.

viernes, junio 10, 2022

Hebe Monges / Tres poemas




Malharro 

Las parvas
son la memoria de la libertad
y no hay sol tan sol como el que
nos tocaba con sus manos
trepadas en la dulce curva del lomo. 

Pero no hay que apenarse:
las parvas permanecen
forma imagen recuerdo
nos bañamos dos veces
siempre en el mismo río,
siempre en las mismas aguas. 

Pobre Martín Malharro*: 
tus conos luminosos, difusos,
delicados. 

Hoy he visto una parva
(la Agronomía caja de sorpresas):
era ocre, rotunda,
de acuerdo con el paso del tiempo,
intacta.
---
* Martín Malharro (Azul, Argentina, 1865-Buenos Aies, 1911) pintó numerosos paisajes de la llanura pampeana (N. del Ad.)


Paraíso

Paraíso, hermano paraíso,
y jacarandá deshojado de gentil azul en diciembre, díganme una palabra, de favor, para soportar el verano, cuando se cierre demasiado la pared de la muerte y el olor del sol quiebre el clamor del agua.

Árbol, fuiste mi hermano. No me olvides como olvida la gente.


Antígona 

Antígona quiere morir:
es inútil que Hemón, ese Romeo sin Julieta,
trate de detenerla.
La nodriza les ha contado, desde chicos
los horribles ardientes mitos historias de familia.
Desde entonces, no habrá paz para ella.
¿Qué puede hacer Hemón, ese muchacho claro,
-dentro de lo que los humanos llaman claro o sencillo-?
Nadie puede asir el ruedo del vestido
de una muchacha decidida
cuando comprende que su tiempo ha llegado.
Un impulso tan fuerte como el mar
y un deber que cumplir:
visto así, desde lejos,
parece simple
pero hay que haber elegido ser Antígona,
una mañana, a los veinte años.

[inéditos]

Hebe Monges (Serodino, Santa Fe, Argentina, 1928-Buenos Aires, 2014)
Envío de Raúl Cristián Aguirre
Foto: Gentileza de Raúl Cristián Aguirre


Hebe Monges se graduó como profesora en Letras en la Universidad Nacional de Rosario y ejerció la docencia secundaria y universitaria. Fue profesora de Literatura Argentina y Septentrional en la Universidad Nacional de La Pampa. Realizó numerosas traducciones, prólogos, notas y antologías para diversos autores y editoriales, entre las que se cuentan la elogiada Antología de cuentistas latinoamericanos (realizada con Alicia Farina, 1986) y las dos antologías de la obra de Julio Cortázar en el décimo aniversario de su muerte, ambas para la Editorial Colihue. Su obra Los dioses inmortales obtuvo Mención Honorífica del premio del Fondo Nacional de las Artes en 1991. Publicó Los amargos naranjos de La Plata (1998), Dulce ecología (2007) y póstumamente Los dioses inmortales (2017). Su obra poética permanece inédita. (R.C.A.)

jueves, junio 09, 2022

Saint John Perse / El papagayo




  Es uno nuevo.
  Un marinero tartamudo lo había regalado a la vieja que lo vendió. Está en el rellano, cerca de la claraboya, allí donde se enmaraña con la oscuridad la bruma sucia del día color de callejuela.
  Con un doble chillido, de noche, te saluda, Crusoe, cuando, al volver de las letrinas del patio, empujas la puerta del corredor y levantas ante ti el astro precario de tu candil. Inclina la cabeza para enderezarte su mirada. ¡Hombre del candil!, ¿qué le quieres? ... Miras el ojo redondo bajo el polen estropeado del párpado; miras el seguno círculo como un anillo de savia muerta. Y la pluma enferma se moja en el agua sucia de excrementos.
  ¡Oh miseria! Apaga tu candil. El pájaro lanza su chillido.
                                                                                                                                            Éloges, 1910

Saint John Perse (Pointe-à-Pitre, Guadalupe, Antillas, Francia, 1887-Giens, Francia, 1975), Poetas franceses contemporáneos, Ediciones Librerías Fausto, Buenos Aires, 1974
Traducción de Raúl Gustavo Aguirre




Le perroquet
 C’est un autre.
 Un marin bègue l’avait donné à la vielle femme qui l’a vendu. Il est sur le palier près de la lucarne, là où s’emmêle au noir la brume sale du jour couleur de venelles.
 D’un double cri, la nuit, il te salue, Crusoé, quand, remontant des fosses à la cour, tu pousses la porte du couloir et élèves devant toi l’astre précaire de ta lampe. Il tourne sa tête pour tourner son regard. Homme à la lampe! que lui veux-tu?… Tu regardes l’œil rond sous le pollen gâté de la paupière; tu regardes le deuxième cercle comme un anneau de sève morte.  Et la plume malade trempe dans l’eau de fiente.
  Ô misère ! Souffle ta lampe. L’oiseau pousse son cri.