lunes, julio 31, 2023

Emily Brontë / Ven, el viento no soplará más...




La casa está en silencio

Ven, el viento no soplará más 
Como hoy sopla para nosotros;
Y las estrellas no brillarán más como hoy para nos lucen
Pasará tiempo hasta que vuelva octubre,
Mares de sangre nos separarán;
¡Y tu estrujarás el amor en tu pecho y yo en el mío! 

Emily Brontë (Thornton, Yorkshire, Inglaterra, 1818 - Haworth, Yorkshire, Inglaterra, 1848), "Silent is the House", The Complete Poems of Emily Brontë, Clement Shorter (editor), Hodder and Stoughton, Nueva York y Londres, 1908
Versión de Julio Orione


Imagen: Retrato restaurado de Emily Brontë, pintado por su hermano Patrick en 1833 Poetry Foundation / National Portrait Gallery, Londres


Silent is the House

Come, the wind may never again
Blow as now it blows for us;
And the stars may never again shine as now they shine;
Long before October returns,
Seas of blood will have parted us;
And you must crush the love in your heart, and I the love in mine!

domingo, julio 30, 2023

Octavio Paz / De "Salamandra", 2



Aquí

Mis pasos en esta calle 
Resuenan
               En otra calle
Donde
          Oigo mis pasos 
Pasar en esta calle 
Donde

Sólo es real la niebla

Octavio Paz (Ciudad de México, 1914-1998), "Salamandra" (1958-1961), La centena, Barral Editores, Barcelona, 1969


sábado, julio 29, 2023

Antonio Deltoro / El gato



El gato

Maestro en el sueño y en el salto,
el gato es una fiera bajo techo:
una chimenea.
Su piel y su dormir
son las llamas y el humo.
En el interior de las horas,
en la profundidad de los minutos,
en el último rincón,
no hay partículas de tiempo:
hay sólo un gato dormido.
Como los ojos por el fuego
paso mis dedos por su piel.

Antonio Deltoro (Ciudad de México, 1947 - 2023), El circo poético. Antología de poesía mexicana del siglo XX, selección de Rodolfo Fonseca, David Huerta y Gerardo Rod, S.M., México, 2003

Gatos, selección de Jorge Aulicino, Ediciones en Danza, 2021


Foto: Milenio

viernes, julio 28, 2023

Carlos Vitale / De "Duermevela"




Risas de cocodrilo

No te engañes.
El de la foto
tan sonriente
ya era infeliz
(tú lo sabes,
bien que lo sabes).

Contémplalo ahí detrás,
público o comparsa,
borroso
incluso en primer plano.

Sonríe
aunque esté muerto.

Si le pides
que se adelante
no da sombra.

Convéncete:
sólo la sombra
no da sombra.


Apariciones

El mar, pintado,
y la isla
que desaparece,
no del recuerdo
sino del instante.


Réquiem

Al final
sólo queda
una dirección
que borro.

Carlos Vitale (Buenos Aires, 1953), Duermevela, Candaya, Barcelona, 2017


jueves, julio 27, 2023

Hala Alyan / Verdad



Soy alérgica al cabello teñido y plateado. De entre todos los nativos
adoro a los aztecas, el modo en que encendían fuegos
en los abiertos pechos de los hombres para que el mundo siguiera girando.
He visto mujeres comer bolas de algodón y así no comían pan,
jamás seré tan maravillosa como la noche en que,
anoréxica, con botas negras, suéter negro, tejanos negros,
bailé hip hop en un garaje y una chica a la que no conocía apretó mis caderas
contra las suyas. El hambre es el hambre. Una noche me emborraché
y discutí con el Pacífico. Tenía veinte años. Irrumpía
en el cuerpo de los hombres como una ladrona de historieta. No había 
   cumplido los veinte.
En el invierno de esos años colgué luces de Navidad
alrededor de mi cama y discutí con la casera italiana
que vivía más abajo sobre apagar o no la calefacción,
y todas las noches quise beber, pero no lo hice.

Hala Alyan (Carbondale, Estados Unidos, 1986), Poetas norteamericanos en dos siglos.
Volumen II, Ediciones en Danza, e-Books, Buenos Aires, 2021
Versión de Jonio González



TRUTH

I’m allergic to hair dye and silver. Of the natives,
I love the Aztecs most of all, the way they lit fires
in the gouged chests of men to keep the world spinning.
I’ve seen women eat cotton balls so they wouldn’t eat bread
I will never be as beautiful as the night I danced in a garage,
anorexic, decked in black boots, black sweater, black jeans,
hip-hop music and a girl I didn’t know pulling my hips
to hers. Hunger is hunger. I got drunk one night
and argued with the Pacific. I was twenty. I broke
into the bodies of men like a cartoon burglar. I wasn’t twenty.
In the winter of those years I kept Christmas lights
strung around my bed and argued with the Italian landlady
who lived downstairs about turning the heat off,
and every night I wanted to drink but didn’t

miércoles, julio 26, 2023

Margherita Guidacci / Dos poemas




III

Pero tú de nosotros no conservas
huella. La nave más potente
no deja mayor rastro
que el desnudo cuerpo de ese nadador
bronceado o el paso de las gaviotas.
¿Para qué tu canto si no tienes memoria?
¿Y qué es lo que eternamente en ti buscamos
detrás de la memoria?


IV

No logramos impresionarte
navegando sobre ti que tragas e ignoras
tesoros y huesos; ni con nada
que hagamos en tus flageladas
orillas.
     ¿Sólo somos tus fantasmas
silenciosos?
     Y los pinos seculares
que tiemblan en el viento, pocos metros
más adentro, donde la breve playa
comienza, también ellos parecen
efímeros
ante esta tu compacta eternidad.

Margherita Guidacci (Florencia, Italia, 1921 - Roma, 1992), Poesía italiana contemporánea, Ediciones Guadarrama, Madrid, 1959 
Traducciones de Vintila Horia y Jesús López Pacheco, 


Foto: Avvenire


III

Ma tu non serbi traccia
di noi. La nave più possente
non lascia maggior segno
del nudo corpo de quel nuotatore
abbronzato o dei piedi dei gabbiani.
Perché il tuo canto se non hai memoria?
E cosa in te cerchiamo eternamente
de là dalla memoria?


IV

Noi non possiamo impressionarti
navigando su te che inghiotti e ignori
tesori ed ossa; nè può cosa alcuna
che noi facciamo sulle flagellate
tue rive.
        Siamo solo i tuoi fantasmi
silenziosi?
         Ed i pini secolari
che fremono nel vento, pochi metri
più addentro, là dove la breve spiaggia
ha inizio, anch'essi sembrano
effimeri al confronto
di questa tua compatta eternità.

martes, julio 25, 2023

Daniel Durand / De "Lupa de la inmersión"




Cinco de mayo

El inexorable destino de una pelota
de tenis es perderse, entre los pastos,
o embarrarse en el charco, salvo
aquellas que permanecen, de a tres,
peludas y brillantes
dentro del tubo que está en la estantería.

Lena tiene una muy vieja, que ya casi 
no rebota: la perra mastica la pelota.

Miro las hojas verde pastel del sauce,
no hay tanta angustia en las ramas
que bajan hasta el suelo, hojas viejas
de mayo que pronto, harán su último
número de color. 

Primero titilarán
hacia los amarillos, veré después
a mi padre barrerlas todas las tardes
acompañando su trabajo con protestas.

Negras y mojadas se amontonan en la zanja,
las usaremos como turba para esparcir
por los canteros, después vendrá lo peor.

Perdimos nuestra última pelota
de tenis, mi perra y yo. Lena huele
en los pastos, olfatea, pero la estela
olorosa de la pelota se desvaneció 
en el aire, ella me mira con la esperanza
de que todo sea otro engaño, quizás la pelota
aún esté escondida entre mis manos, pero no,
es la verdad. 

La pelotita de tenis se perdió
para siempre. Lena mira el muro
por donde la vimos cruzar al otro lado,
luego retorna su actividad olfativa
yo también vuelvo a la observación
de los árboles, pero preferiríamos,
los dos, no haber perdido nuestra pelota
para seguir jugando.


Dios

El microchip Intel core2 duo
6750 velocidad de bus 1333
fue instalado en una mother
Asus pn5 sli.
Tras siete años de funcionar
juntos, la cpu que compartían
fue sustituida y tres años más
quedó al costado de un ropero.
Una mañana fue arrojada
estruendosamente a un container.
Dios empieza después de la última idea.


Adjetivador Club

Qué pregunta la tuya
éter, que pregunta por la chatarra que se purifica
debajo del rocío.
Sí, vuelve a la tierra la música
del hierro pero, éter,
no pueden los insectos que a la flor
le orbitan hincarle su aguijón,
burbuja, jabón
se croma el pétalo,
estas pálidas naves que florecen
rotando van hacia la fábrica
para moldear al Ford.
Huele a jazmines la melodía de este convertible,
viene la hormiga de la rosa por el cable 
del acelerador.
Qué pregunta, éter, la tuya,
si que tienen insectos,
avispas de aroma, hincan su aguja dentro de la pulpa
donde se mulle el hierro,
en la pana porosa 
deja su baba la mariposa,
tras los cristales, éter, sin embargo continúa 
la endeble dalia
con poca luz durante el día
le orbita la mosca
y de repujados paños,
flores,
de chingadas carnes
hacen el esfuerzo,
la obligación de amar tras los cristales de la lluvia
magnética de un televisor descompuesto.
Golpean las puertas, éter, el cielo a los estaños.


Hay pasado podrido en todas partes

Hay recuerdo podrido en todas partes.
Hay futuro podrido en todas las fotos
que nacen diariamente.
Las fotos consumen toda la energía 
para su almacenamiento y existencia. 
Nuestras fotos nos están aniquilando

Daniel Durand (Concordia, Argentina, 1964)

Lupa de la inmersión,
Caleta Olivia,
Buenos Aires, 2023










lunes, julio 24, 2023

Ilya Kaminsky / Paul Celan



Él escribe para tu boca
con los dedos.

En la luz de la lámpara ve barro, viento sacudiendo árboles, 
ve hierba que todavía sobrevive a esta hora, 

página dura como un campo quemado:
"Luz fue. Salvación"

susurra. Las palabras dejan gusto de tierra
en sus labios.

Ilya Kaminsky (Odesa, Ucrania, 1977), Dancing in Odessa, Tupelo Press, North Adams, 2004
Traducción del original en inglés, Jonio González




PAUL CELAN

He writes towards your mouth
with his fingers.

In the lamplight he sees mud, wind bitten trees,
he sees grass still surviving this hour, page

stern as a burnt field:
"Light was. Salvation"

he whispers. The words leave the taste of soil
on his lips.

domingo, julio 23, 2023

Susana Cella / De "Estaciones"




Planto a la Argentina  

                    La patria es un dolor que aún no sabe su nombre.
                                                                             Marechal

En la orilla del canal la banda de aplastados y afuereados
con un tablón ancho tientan puente para cruzar 
engrupidos por una luz rebotando 
desde la lejana costa allende la General Paz.
De puro viento extensiones les rotan la vista del oeste
al mundo abierto del sur campo hasta montañas barruntadas   
   por invisibles
en el azul mugroso anochecer recién parido
por la espalda este del indiferente Río.

O es peor el norte inundado
la altura chata del pueblo blanco
paredes de piedra amputadas y barrotes encerrando
las muy enjutas las despobladas
caras secas que desde adentro miran
o desde afuera se apartan y arremeten
a cualquier sitio anegado de roña y verdín
asfalto ardiendo chapa agujereada 
ladrillo cementado techo plano y sostén
por donde pasan cables y alimañas 
sueltos inversos al tiznado bulto que desde dentro 
de los sucuchos enrejados nomás mira empalmado sin mover
mano o dedo por no agarrar el fierro
duro y frío en hebras calcinado por soles sin amanecer.


Una puerta de dos hojas y una columna

Dos hojas la puerta, honrando la memoria bifronte
no dejan ver rimado y recio el horizonte

Cuáles facetas figuran un tiempo luego, un presente y un miedo
siempre ahí nunca borrado, 
alzada del verdugo con inminente normalidad.

Se han truncado de las maderas las bisagras 
Y la columna no trajana 
ni mohosa ruina de nieblas tibias
odiosa raja de las dos puertas las hojas
por cimentarse
palo torcido sin jamás eslabonear 
aquellos cuerpos benditos que nunca se han de ver. 


Los puntos ordinales

Al raso, luceros clausurados
La estancia desagua inundaciones
por las hendeduras del techo fracturado

Al desnivel
terrenales disfonías y oraciones 
Un arado no pasa el garfio
de madera muy roída
en días de paganas expiaciones

Allá abajo
infección y opacidad
El gran canal zanja los ríos profundos
y los trastoca en mudas corrientes
a escala yerma y superficial

Por encima
oxidado hierro negro 
El puente encaramado sin gradas
convida a descifrar cómo ahí arriba se sube
siempre y cuando haya voluntad de escalar
por dejar lejos páramo y escarpado
y montar para alto o para hondo si por las dudas se da.

Susana Cella (Buenos Aires, 1954)

Estaciones
,
Barnacle,
Buenos Aires, 2023











sábado, julio 22, 2023

Paul Muldoon / Una ruina



Pudo haber sido un molino, un granero derruido o una granja
junto a la que pasé en auto hace unos sesenta años
y, con mi pequeño ojo, divisé
a través de un marco los helechos desgreñados
y los pelirrojos matojos
de muchachos de mi edad a quienes mandaron a jugar en la nieve,
sus bolas de nieve
tan específicas en el descampado.
Ahora sin ventanas, sin techo, encajado

bajo la primera colina protectora de una cordillera
que se extendía hasta México -
un país hasta el que aun confiábamos en llegar
a toda marcha, al cual aún esperábamos trasladarnos
después del atraco  -esta ruina presagia
no sólo las segadoras en cámara lenta
transformando la pradera en supermercado
sino la suerte que le espera
a los muchos que han sido etiquetados una y otra vez

en esos sesenta años. El paisaje está tan marcado por el cambio,
el estropeado proceso de paz, los falsos bungalows,
las granjas eólicas arrastrándonos en su paso acelerado,
tan marcado por todas las vueltas
que las cosas dieron
para esos niños a quienes ahora llaman de regreso de sus juegos
en la nieve, las ortigas casi tan altas
como el muro divisorio,
una ruina parece la única cosa intacta.

[Traducción de Omar Pérez]

Paul Muldoon (Portadown, condado de Armagh, Irlanda del Norte, 1951), Indecisiones. Antología (1968-1998), Visor, Madrid, 2004. Vía Ñ, Buenos Aires, 22.7.2023



A Ruin

It might have been a gristmill, a dilapidated granary, or grange
I first drove by some sixty years ago
and, with my little eye, espied
through a doorframe the tousled ferns
and red-haired dockens
of kids my own age sent out to play in the snow,
their snowballs
so specific in the sprawl.
Windowless now, roofless, tucked

under the first, sheltering hill of a range
that ran all the way to Mexico—
a country into which we still hoped to ride
hell-for-leather, still hoped to adjourn
after the stickup—this ruin betokens
not only the slo-mo-
mowing of a meadow for a shopping mall
but the fate that would befall
the many tagged and retagged

over those sixty years. The landscape is so marked by change,
the bungled peace process, the shoddy bungalows,
the wind farms taking us in their stride,
so marked by all the turns
things have indeed taken
for kids now summoned back from playing in the snow,
the nettles almost as tall
as its dividing wall,
a ruin seems the only thing intact.

Howdie-Skelp, Farrar, Straus and Giroux, 2021

viernes, julio 21, 2023

Judd Teller / Tres niños judíos escriben a un viejo poeta chino




Li Tai Po, tres niños judíos
se toman la libertad de saludarlo.
Han debatido acerca de sus poemas 
mientras el sol se ponía
sobre el Nalevski, en Varsovia.

Una luz extraña acariciaba
los restos de castillos en ruinas;
un cochero se balanceaba
en su asiento, y echaban
estudiantes de las tabernas.

Una judía se agarraba las manos
y se desvanecía en la sombra
de una puerta.
Como un pájaro perdido–
entre dos paredes
ondeaba una barba.

Un brillo tierno calentaba
las viejas ruinas
y una luna distante brillaba
como un aro en la oreja
de un pirata.

Ahí estaba el Vístula, cubierto
de la nocturna maleza de
ondas y hojas.

Los niños simplemente
desearían pedirle
que añadiera dos versos de miedo
a la puesta de sol.

Judd Teller (Tarnopol, Imperio Austrohúngaro, actualmente Ucrania, 1912 - Nueva York, Estados Unidos, 1972), The Wall, n.º1, vol. 1, invierno 2016-2017, edición digital
Traducción del yiddish al inglés: Dror Abend-David
Versión del inglés al castellano: Jonio González




THREE JEWISH BOYS WRITE TO AN ANCIENT CHINESE POET

Li-T’ai-Pe, three Jewish boys
take the liberty of greeting you.
They discussed your poem as the sun set
over the Nalevki, in Warsaw.

Strange light caressed
the remains of ruined castles;
a coachman swayed in
his seat; and students
squeezed out of the taverns.
A Jew clutched her hands
and faded into a shadow
in a door.

Like a lost bird –
between two walls
fluttered a beard.

Tender shine warmed up
the old ruins
and a distant moon flickered
like a ringlet in a pirate’s ear.

To be sure, the Vistula was filled
with evening’s underbrush of streams and leaves.

The boys would have merely wished to ask
that you would add two lines of fear
to the sunset.

דריי יידישע יינגלעך שרייבן
צו אן אלטן כינעזישן פאעט
לי-טאי-פע, דריי יידישע יינגלעך
לאזן זיך גריסן. זיי האבן גערעדט
פון דיין ליד היינט ביי זונפארגאנג
אויף די ווארשעווער נאלעווקעס.
אויסטערליש ליכט האט געלאשטשעט
די געזימסן פון חרובע שלעסער,
א פורמאן האט זיך גהוידעט אויף
דער קעלניע און סטודענטן האבן
געשפארט פון דער שענקגאס.
א יידענע האט פארפאטשט די הענט
אוך זיך אריינגעשאטנט
אין א טויער.
ווי א פארבלאנדזשעטער פויגל –
האט צווישן צוויי מויערן
געפלאטערט א בארד.
צארטע שיין הוא געווארעמט
די געזימסן.
א ווייטע לבנה האט געפינקלט
ווי א רייפל ביי א פיראט
אין אויער.
מסתמא האט די ווייסל פול געווען
מיט אוונטיקן רויש פון שטראם און בלעטער.
די יינגלעך וואלטן בלויז געוואלט
דו זאלסט צושרייבן צוויי שורות שרעק
צו דער שקיעה. 

jueves, julio 20, 2023

Inés Legarreta / "De lejos y de cerca"




I

La lámpara caída los yuyos crecidos el mal
                                          trago 
de la herrumbre
vienen a nosotros desde el primer momento
pero la opacidad límpida de las manos que nos
                              reciben y acunan
provocan ese equívoco
de creernos
a salvo
al cual adherimos 
con inocencia
a medida que empezamos 
a hablar


VII

La frutera en la mesa   el canasto con verduras 
el pan y el queso un vaso de vino tinto
podrían haber compuesto un cuadro 
de Velázquez Rembrandt o Caravaggio
según la luz y la fuerza de la pincelada
según el hambre o el ansia de eternidad 
de quien observara la escena
pero ninguno de los que merodeábamos 
en la cocina   cuchara en mano 
pensaba en las posibilidades 
cotidianas 
del arte.

Hubiera hecho falta
–entre otras cosas– 
alejarse
para alimentar
esa indiferente avidez de la memoria
que pone flores 
en floreros delicados
y en tumbas.


XXIV

Mi hermano volvió a casa 
con un aparato de hierro y cuero
aferrado 
a su pierna derecha.

A mi hermano perseguido 
por un afán por un ansia que deglutiera 
las operaciones tratamientos regímenes ejercicios
le faltaron palabras
le faltó vocabulario.

Entonces 
              comió.

Mi hermano comió y comió.
Comió el vendaval y la tenaza
el metal en la pierna   cada tajo cada herida 
el yeso los vendajes las ausencias 
y tomó todo el alcohol necesario 
para apurar la digestión. 

Mi hermano   escrito por Baudelaire.

Inés Legarreta (Chivilcoy, Argentina, 1951)

De lejos y de cerca
,
Ediciones en Danza,
Buenos Aires, 2023










miércoles, julio 19, 2023

Verónica Zondek / Zorzal



Me agrada este árbol                árbol                            árbol.


Me agrada su rama temblorosa
       su cante despojado y frágil.
Me agrada la memoria del verdor.
Me agrada cuando el viento su temblor 
y me agradan sus perladas gotas pasmadas.
Me agrada el entramado fino
       y su calado presumido.
Me agrada el pelón de la rama encumbrada  
que está ahí y en sol sostenido y firme
aguanta a ese extraño pico dorado

                       tan agarrado 
                       tan zorzal de cualquier lado

tan gris 
tan como el día por mí amado.


Ese pajarillo que veo 
          sueña con ojos fijos en la lejanía
                            abajo                muy en lo hondo
donde duerme su pulso exaltado     
y no respira y no                  nunca toca fondo.


Me agrada ese zorzal que sólo mira.

Me agrada ese punto amarillo y fijo
       ese punto que es ofrenda al azulino.
Me agrada 
      porque sólo es manto y recuerdo         agua y duelo.


Me agrada ese pico desmedido y áureo 
        y el leve temblor que le veo.


Me agrada la sonrisa que aflora en mis labios
cuando viene la vida                  y fresca
se yergue escueta
         cabecea un poco
         encuentra su punto        y atenta                                 
abre la escucha al pulso.


Me agrada el desafío fosforescente del pico cerrado
           su comentario incisivo cogote adentro
           su brillo detenido en su muy opaco velo.
Me agrada su distinción inmisericorde.
Me agrada la lluvia que cae por sus plumas.
Me agrada la mirada adherida al plateado.
Me agrada el canto que ejecuta de vez en vez.


Y para terminar: 
    
      digo que cuando el pico dorado de ese zorzal
viene y se planta de cuerpo entero y sin bozal 
sobre mi rama desnuda frente al ventanal
no puedo sino 
observarlo/ ampararlo/ festejarlo
por ser un loco embrujado/ un loco del cielo abajado
por ser guardián    por romper las aguas encendidas y cetrinas
por habitar este jardín con presencia de río
por ser el recién llegado/ el más común de entre todos los alados 
por ser el que me protege/ el que me arropa el corazón
y el que sin titubear          me habla/me tararea /me dice                                  

con un canto hondo       y                         un esplendor

- oye tú- niña vieja 
-ven, no lo dudes- plántate aquí 

en el entero        mero        medio
    de este muy añoso y misterio.
  
                                                   
                                                                             junio 2021 agosto 2022
   
Verónica Zondek (Santiago de Chile, 1953), revista Elipsis. Poesía y Literatura desde el Sur, Temuco, 10 de agosto de 2022


martes, julio 18, 2023

Liliana Campazzo / Tres poemas




2

Los aparatos eléctricos
no sirven
las pantallas 
me muestran cosas
que no sé
las voces humanas
se han limitado
a cortes plenos
con sonidos
ásperos 
casi guturales
todo el decir
se transporta por una fibra óptica
microscópicos
monosílabos
que no pronuncian
nunca 
la palabra
ni taza blanca
y mucho menos
amor.


3

Hay un viento/ que no trae / ni lleva.
Un viento que te deja/ dando vueltas/
 como un trompo/todo lo que fuiste y serás/
 atravesado en la luz.

Los demás caminan
con su cabeza enroscada
sobre el propio pecho.
Incapaces de ver 
ese viento
que revuelve 
lo ido y lo por venir.
Sigo afirmando
mientras tanto
que nada somos sin la luz.
Gira una flor y saca chispas
su amarillo.


9                     
                                        al poeta Fritz


Hace dos noches que sueño con la casa.
Tiene una puerta de chapa al costado,
no es la puerta principal
esa, la principal,
se llama la puerta de adelante , es de madera 
y está pintada de celeste.
La del costado es de chapa 
quizás fue celeste
ahora está oxidada y alguien la ha doblado
de una patada.
Me dice un hombre
que han robado la casa
que vaya y revise
que no llame a nadie
que busque en los cajones
lo que queda
que lo guarde.
Ese hombre era un poeta.
Escribía versos en la cocina
de la casa de su madre.
Está muerto.
Era amigo del dueño de la casa.
Yo sueño esa casa, sueño con la voz
y las indicaciones que me da el hombre muerto.
La casa está un poco abandonada,
el pasto ha crecido
un musgo verde oscuro se sube al revoque
del muro del frente.
Su dueño no está
o está de viaje
en una cama de hospital.
El otro, el que me visita en el sueño
me da encargos, ordenes
que debo llevar a cabo
dentro de la casa que huele a libro.
Hay un ropero con cajones 
todos desperdigados por el piso
ropas, papelitos, unas llaves
todo está revuelto.
Sólo la biblioteca esta ordenada
cada libro al lado de su compañero
todos los lomos en exacta simetría.
Ahora espero la noche.
Dejo la luz pequeña encendida
 para cuando vuelva ese poeta muerto
 a ordenar otra vez
mi sueño.
Estoy segura
que me pedirá que lea
cada uno de los cientos de libros 
salvados de ese robo.
Que busque allí el germen
la palabra que anduvo tejida
entre los dedos 
del que viaja hoy
en la cama de hospital,
me exigirá que encuentre ese talismán
para que el otro despierte
de una vez 
y acabe el sueño.

Liliana Campazzo (Buenos Aires, 1959), Hotel Triunfo, inédito


lunes, julio 17, 2023

Pedro Donangelo / Escrito aún provisorio




Mira la pared y el verso que escribo no se anima. 

Después del primer aliento, el Gran Abismo.

Los versos no circulan nada, 
parten y retornan siempre por el mismo punto, 

una lenta estela
que repentinamente oscurecen los nubarrones.

Las paredes se alzan como olas
y una chica en el Rosedal parece Merle Oberon, la del cine.

Mira la pared. Los versos que no circulan nada 
poco la reflejan.

¿Y si apaga la luz que acompaña la espera? 
Si apaga el miedo a la gigantesca oruga
             que se abalanza hacia el andén en fuga, si

apaga el miedo a las noches del redoblante ¿la muerte continúa?

Las aguas desembocan en el Gran Abismo. 
"Nunca me habla", le comenta a mi padre.

Las aguas caen,
ensordecen.

Pedro Donangelo (Buenos Aires, 1949), El Poeta Ocasional / Fin del episodio, octubre 17 de 2021


domingo, julio 16, 2023

Gabrielle Althen / El enigma



El frío del corazón en la frente mordida por el frío del cristal 
–¿quién salvará el corazón de su propio caos?– 
Mirando la alegría por el cristal de la pena 
el enfermo se posaba en un jardín de hierro 
donde florecían todavía flores de nieve antigua 
Oh tú cuya sangre no es bastante roja 
y que el ave acaricia entre estas dos imágenes 
Mira la palabra alada planear sobre el valle 
y la promesa cerca del mal 
Supe que una mano pálida apartaba el visillo 
y el cristal se destacaba del corazón 
El ave del paisaje tejía su pasarela 
Mirábamos, ¿recuerdas?, cómo sonaba la mañana 
cuando la suerte vuelve a abrir sus alas rojas 
y la claridad volvía a peinar la hierba 
Después de atravesar el bosque del hierro y de las malas palabras 
    sonreiremos 
hasta que el cristal sea puro por ambos lados 
–murmullo de ángel entre las estrellas 
con la sangre pensativa que se enciende– 
Pero la sirviente pálida quiere reclamar el destello 
el amén del ángel bordeando el fragor 
sin que el viento los separe 
sino sólo el cristal vivo de la pena 

[1995]

Gabrielle Althen (París, 1939), Zugait, nº 12, diciembre de 2005
Traducción de François-Michel Durazzo
Envío de Jonio González