martes, enero 31, 2023

Fernando Pessoa / Me meto adentro...




XLIX

Me meto adentro, y cierro la ventana.
Traen el candelabro y dan las buenas noches.
Y mi voz contenta da las buenas noches.
Ojalá mi vida sea siempre esto:
El día lleno de sol, o suave lluvia,
O tempestuoso como si se acabara el Mundo,
La tarde suave y las cuadrillas que pasan
Miradas con interés desde la ventana,
La última ojeada amiga al sosiego de los árboles,
Y después, cerrada la ventana, el candelabro encendido,
Sin leer nada, ni pensar en nada, ni dormir,
Sentir la vida correr en mí como un río por su lecho,
Y allá afuera un gran silencio como de un dios que duerme.

Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935), "Alberto Caeiro", Poemas, Compañía General Fabril Editora, Buenos Aires, 1972
Traducción de Rodolfo Alonso

Otra Iglesia Es Imposible - Archivo Pessoa - Eterna Cadencia - La Nación - Página 12 - Otra Parte - Infobae - Ensayo Pessoa - El Cultural - Fervor - Círculo de Poesía - De Sibilas y Pitias - UNAM - A Media Voz  

Imagen: Hermenegildo Sábat, Anónimo transparente. Una interpretación gráfica de Fernando Pessoa, Ediciones Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 2007

XLIX

Meto-me para dentro, e fecho a janela.
Trazem o candeeiro e dão as boas-noites.
E a minha voz contente dá as boas-noites.
Oxalá a minha vida seja sempre isto:
O dia cheio de sol, ou suave de chuva,
Ou tempestuoso como se acabasse o Mundo,
A tarde suave e os ranchos que passam
Fitados com interesse da janela,
O último olhar amigo dado ao sossego das árvores,
E depois, fechada a janela, o candeeiro aceso,
Sem ler nada, sem pensar em nada, nem dormir,
Sentir a vida correr por mim como um rio por seu leito,
E lá fora um grande silêncio como um deus que dorme.

Arquivo Pessoa: “O Guardador de Rebanhos”, 1ª publ. in Athena, nº 4. Lisboa: Jan. 1925

lunes, enero 30, 2023

Constantino Cavafis / Una noche




Era un cuarto corriente y miserable,
oculto en el desván de una taberna.
Su única vista daba a un callejón
sucio, asfixiante. Del local subían
las voces de los clientes que jugaban.

Pero en ese lugar abyecto y ruin
conocí el cuerpo del amor; sus labios
rojos, ebrios, intensos, voluptuosos;
a tal punto que ahora cuando escribo
después de tantos años y estoy solo
hasta mi casa vienen a embriagarme.

Constantino Cavafis (Alejandría, Egipto, 1863-1933), Una noche. Aproximación de José Emilio Pacheco, prólogo de Minerva Margarita Villarreal, El Oro de los Tigres III, Universidad Autónoma de Nuevo León, México, 2011


domingo, enero 29, 2023

Gabriela Bejerman / Chinchín



busco un cielo de té, cielo de hierbas
busco dos o tres palabras, las que ahí
sumergidas, calmen el silencio parlanchín
que persigue mi lamento desde ayer, busco
en la mañana gris, la verdad cantarina de unos pájaros
no les importa más que el alba, en una taza
grande y blanca, del color tangible de este día
están sirviendo lo que yo buscaba, chinchín

Gabriela Bejerman (Buenos Aires, 1973) Op. Cit. agosto 28, 2022

Pompa (obra reunida 1999-2022),
Mansalva, 
Buenos Aires, 2022










Foto: Eterna Cadencia

sábado, enero 28, 2023

Katherine Mansfield / Cuando fui pájaro



Me trepé al árbol de karaka 
y llegué hasta un nido hecho todo de hojas 
pero suaves como plumas. 
Inventé una canción que siguió cantándose sola 
y sin palabras, aunque se volvía triste al final. 
Había margaritas en el pasto bajo el árbol. 
Les dije, para ponerlas a prueba: 
"Les sacaré las cabezas de un mordisco 
para darles de comer a mis hijitos". 
Pero no creyeron que yo fuera un pájaro, 
y siguieron bien abiertas. 
El cielo parecía un nido azul con plumas blancas 
y el sol era la madre pájaro que lo mantenía tibio. 
Eso decía mi canción: aun sin palabras. 
Mi Hermanito llegó por el campo empujando su carretilla. 
Convertí mi vestido en alas y me quedé muy quieta. 
Y cuando estuvo cerca dije: "Pío, pío!" 
por un momento pareció sorprendido; 
luego dijo: "Bah, no sos un pájaro; se te ven las piernas". 
Pero las margaritas realmente no importaban, 
y mi Hermanito realmente no importaba; 
yo me sentía igual a un pájaro. 

Katherine Mansfield (Wellington, Nueva Zelanda, 1888-Fontainebleau, Francia, 1923), Vía Humo de Damasco, de Silvia Dabul, 25.1.14
Versión: Cristina Negri



When I was a Bird

I climbed up the karaka tree
Into a nest all made of leaves
But soft as feathers.
I made up a song that went on singing all by itself
And hadn't any words, but got sad at the end.
There were daisies in the grass under the tree.
I said just to try them :
“I'll bite off your heads and give them to my little children to eat.”
But they didn't believe I was a bird;
They stayed quite open.
The sky was like a blue nest with white feathers
And the sun was the mother bird keeping it warm.
That's what my song said : though it hadn't any words.
Little Brother came up the path, wheeling his barrow.
I made my dress into wings and kept very quiet.
Then when he was quite near I said : “Sweet, sweet !”
For a moment he looked quite startled;
Then he said : “Pooh, you're not a bird; I can see your legs.”
But the daisies didn't really matter,
And Little Brother didn't really matter;
I felt just like a bird.

Poems by Katherine Mansfield, Constable & Co., Londres, 1923, 1930. Victoria University Wellington

viernes, enero 27, 2023

Alfredo Veiravé / de "El ángel y las redes"



La mano

Las líneas que cruzan la palma de la mano
tejen una alfombra de hilos cruzados,
triángulos y montes. Estos huesos cubiertos, 
los abismos y las venas, las tormentas
y el pergamino ajado y brillante de la piel,
allí, sobre la palma de la mano, parecen decir algo, 
llamarnos hacia el fondo de seres queridos,
de tardes anteriores, hacia el rostro
de la pequeña muerta
cuyas mejillas estarán ya caídas en el polvo;
y nos quedamos mirando allí
las hojas de la vida y de la muerte. El pálido
amarillo de las caras que ya no tenemos,
el odio o la miseria enredados
bajo estas aguas casi soñadas, bajo el tejido
astral y señalado que en un momento cae
como un relámpago sobre la memoria, y dice cosas
que ella sola descifra adentro del cuerpo,
de las distintas personas, de la sal, del agua,
y de la sangre
circulando por nosotros, y dice algo, algo
que ya hemos olvidado.
Una estrella se ha formado en la palma
de la mano, en la noche ha surgido
Y cruzando el cielo
ha desaparecido.


Los paraísos del cementerio de Gualeguay

Fuimos tomados de la mano, bajo los paraísos
al lugar donde un día enterrarán mi cuerpo,
sumergidos en preguntas y silencios, dulces aguas,
la vida sonreía, y el otoño 
derribaba sus hojas y sus flores
entre el canto de los pájaros.
Bella luz, gracia caída en medio de los cuerpos,
la muerte impulsa sus dedos victoriosos
sobre nuestros ojos, viajeros de la dicha.
Desde la infancia llevamos los días
como burbujas de inmensas llanuras,
de infinitos sueños, hasta que la infinitud
se abre, dentro nuestro.
Desde el nacimiento, desde los vientres germinados
esparcimos las semillas henchidas y fragantes, 
y el no morir del todo está en nosotros
como un grito, o el destello de un hambre insatisfecha
hasta el amor, como estos árboles eternos
que contemplan el suave descenso de las estaciones
sobre el canto de sus flores celestes,
caídas entre tumbas
y vueltas al vientre de la tierra creadora
y del Dios
que las convierte en lecho de nuestro sueño, en ella.


Oración en el alma del poeta

Oh, Señor, te ruego
envíes a mi alma, tan turbia a veces,
el aliento celeste de los linares
o la maravilla que limpia y purifica.
Y limpies, Señor, mis palabras y antes el pecho
de donde vienen, y que él sea manso y dulce
hasta restituir la perdida evidencia
de las cosas que nombra
cuando no reposa en el grave silencio.
Y así, Señor, quiero una canción de alabanza
no tan numerosa
como verdadera, y en ella estar siempre, siempre,
iluminado de amor, en cuerpo terrestre
y en verdor eterno.

Alfredo Veiravé (Gualeguay, Argentina, 1928- Resistencia, Argentina, 1991), vía Carles Tàvec

El ángel y las redes
,
Editorial Norte Argentino,
Resistencia, Chaco, 1959










jueves, enero 26, 2023

Gili Haimovich / Dos poemas




Como el perdón

Aunque mis manos estén estropeadas
conservan su talento para sentir 
solamente se ha enturbiado su precisión
como quien deja su rastro entre las páginas 


Pétalos

Escudada en el letargo
cruzo el océano llameante
de los sueños impronunciados.
El lenguaje me abandona
con la edad
dejándome desnuda,
dejándome apenas
ser lo que soy,
testigo de aquello que fue expulsado de las palabras.
Caen los pétalos de su belleza.
Anhelo venganzas 
hacerle a alguien más
exactamente lo mismo
pero ya no queda nadie alrededor.

No como esa gata extraviada
clavándote las uñas al ritmo de tus caricias,
para que no fueras a abandonarla.
“Déjala en paz”, respondiste,
tu mano surcando el brillante pelaje,
como si también cruzara el océano entre tú y yo.

Gili Haimovich (Israel, 1974)
Traducciones de Gabriel Payares *

* Gili Haimovich escribe en hebreo e inglés. Estas traducciones son de poemas originariamente escritos en inglés (N. del Ad.)


Foto: Altazor

miércoles, enero 25, 2023

Judith Filc / De "Lo inesperado"



Luciérnagas

Cuando declina el día 
una luz empieza a titilar.

Otros parpadeos brotan 
junto a los arbustos
entre las ramas de los árboles
sobre las briznas de pasto.

Más y más luces se prenden y apagan

en los jardines vacíos.


Final

Las calles serpentean entre casas de ladrillo.
Hay jardines delante de las casas
jardines desprolijos de flores que
casi marchitas
preludian el otoño.

Pétalos secos se acumulan sobre el pasto.

El crepúsculo se inunda de un aroma
dulce y penetrante.

Judith Filc (Buenos Aires, 1962)

Lo inesperado
Barnacle,
Buenos Aires, 2023










martes, enero 24, 2023

Christophe Manon / De "Testamento"




Balada de las damas de antaño

díganme dónde en qué país
está Ava la bella estadounidense
Gertrude y Alice su concubina
Callas la divina diva
cuyo destino conmovió al mundo entero
y cuyo canto era más que humano
pero dónde están las nieves de antaño *

dónde está la muy prudente Eloísa
por cuyo amor fue castrado
luego hecho monje Pedro Abelardo en Saint-Denis
del mismo modo dónde está Lady Di
que condujo al apuesto Dodi
contra un pilar del puente del Alma
pero dónde están las nieves de antaño

Grace Kelly la princesa rubia
que actuaba casi como una diosa
Cleopatra de la gran nariz Calamity Jane
Anna la poetisa de Petersburgo
y Rosa la valiente germana
que los cuerpos libres arrojaron al Spree
dónde están mujeres sublimes todas
pero dónde están las nieves de antaño

camarada no pierdas tu tiempo
preguntándome dónde están
siempre te repetiré este estribillo: 
pero dónde están las nieves de antaño


Balada de los señores de antaño 
siguiendo el tema anterior

mas aún dónde está Juan Pablo II
último con ese nombre en morir
que fue papa durante veinte años
Franco el cruel español
Léon Zitrone de la tele
Ceausescu el genio de los Cárpatos
y Charles Tillon de los FTP
pero dónde está el bello James Dean

también dónde está Elvis apodado el Rey
que poseía, se dice,
al final una triple papada
y trajes con lentejuelas para poner 
rojas de envidia a sus fanáticas
Kurt Cobain tan famoso qué pena
y ese actor célebre cuyo nombre olvidé
pero dónde está el bello James Dean

renuncio a decir más sobre esto
todo no es más que ilusión
nadie resiste a la muerte
ni sabría cuidarse de ella
hago una última pregunta:
Pinochet el pequeño chileno de bigote
dónde está, dónde están sus ancestros
pero dónde está el bello James Dean

dónde está John Lennon el pacifista
dónde el explosivo Jim Morrison
y el difunto François Mitterrand nuestro presidente
pero dónde está el bello James Dean

Christophe Manon (Burdeos, Francia, 1971)

Testamento (siguiendo a François Villon)
traducción, prólogo y notas de Mariano Rolando Andrade, 
Leviatán, Buenos Aires, 2022










Del prólogo:
Para el frío resumen bibliográfico, Testament (d’après François Villon), de Christophe Manon, publicado originalmente en 2011 y reeditado en 2020, reescribe, cinco siglos y medio más tarde, uno de los clásicos de la literatura francesa, fechado en 1461, dando vida al mismo tiempo a una obra nueva y moderna en la que se entrelazan la historia, la política y el arte contemporáneos. 

* Uno de los versos más recordados y citados de Villon: “Mais ou sont les neiges d’anten?” N. del T.




et dont le chant était plus qu’humain / mais où sont les neiges d’antan // où est la très sage Héloïse / pour l’amour de qui fut châtré / puis fait moine Pierre Abélard à Saint-Denis / de même où est Lady Di / qui conduisit le beau Dodi / contre un pilier du pont de l’Alma / mais où sont les neiges d’antan // Grace Kelly la blonde princesse / qui jouait presque comme une déesse / Cléopâtre au grand nez Calamity Jane / Anna la poétesse de Pétersbourg / et Rosa la vaillante Germaine / que le corps francs jetèrent dans la Spree / où sont-elles toutes femmes sublimes /mais où sont les neiges d’antan // camarade ne perds pas ton temps / à me demander où elles sont / toujours je te ressortirai cette rengaine : / mais où sont les neiges d’antan


qui plus est où est Jean-Paul II / dernier de ce nom à mourir / qui fut pape pendant vingt ans / Franco le cruel Espagnol / Léon Zitrone de la TV / Ceausescu le génie des Carpates / et Charles Tillon des FTP / mais où est le beau James Dean // du même où est Elvis surnommé le King / qui possédait dit-on / sur la fin un triple menton / et des costards paillettes / à faire pâlir les midinettes / Kurt Cobain si renommé hélas / et cet acteur célèbre dont j’ai oublié le nom / mais où est le beau James Dean // je renonce à en dire plus / tout n’est qu’illusion / personne ne résiste à la mort / ni ne saurait s’en protéger / je pose une dernière question : /Pinochet le petit Chilien à moustache / où est-il où sont ses aïeux / mais où est le beau James Dean // où est John Lennon le pacifiste / où l’explosif Jim Morrison / et feu François Mitterrand notre président / mais où est le beau James Dean

lunes, enero 23, 2023

Thomas Merton / Noche de invierno



Cuando en la oscuridad la escarcha se resquebraja en la ventana
los niños despiertan y susurran.
Uno dice la luz de la luna chirriaba como un patín
a través del río helado.
Otro oye la luz de las estrellas romperse como la hoja de un cuchillo
sobre el silencioso, metalizado estanque.
Dicen los árboles están más quietos que el agua congelada
esperando los gritos de la luz, un mensaje celestial.

¡Todavía está lejos la Navidad, cuando una estrella
cantó en el cristal, tan quebradiza como la inocencia de esos niños!
Por ahora la luz de la Cuaresma
reluce sobre el escalón cubierto de hielo -
"Hemos llorado cartas para nuestros santos patronos",
dicen los niños, pero se durmieron antes de terminarlas.

Oh, ¿no hay esta noche sonido de cuerdas o cantores?
¿Nadie viene de la boda, ningún mensajero del novio?
(Las soñolientas vírgenes agitan y despabilan sus lámparas.)

La luz de la luna repica en el hielo tan repentinamente como una pisada;
la luz de las estrellas tintinea sobre las piedras del patio, también como un cerrojo,
y los niños están, otra vez, despiertos,
y todos llaman en voz baja a su ángel de la guardia.

Thomas Merton (Prades, Francia, 1915-Bangkok, Tailandia, 1968), Selected Poems, New Directions, Nueva York, 1949
Versión de Jonio González



THE WINTER’S NIGHT

When, in the dark, the frost cracks on the window 
The children awaken, and whisper.
One says the moonlight grated like a skate 
Across the freezing river.
Another hears the starlight breaking like a knifeblade 
Upon the silent, steelbright pond.
They say the trees are stiller than the frozen water
From waiting for a shouting light, a heavenly message.

Yet it is far from Christmas, when a star 
Sang in the pane, as brittle as their innocence! 
For now the light of early Lent
Glitters upon the icy step—
“We have wept letters to our patron saints, 
(The children say) yet slept before they ended.”

Oh, is there in this night no sound of strings, of singers?
None coming from the wedding, no, nor Bridegroom’s messenger?
(The sleepy virgins stir, and trim their lamps.)

The moonlight rings upon the ice as sudden as a footstep;
Starlight clinks upon the dooryard stone, too like a latch,
And the children are, again, awake,
And all call out in whispers to their guardian angels.

domingo, enero 22, 2023

Fernando Pessoa / Quítenme los dioses...



Quítenme los dioses
En su arbitrio
Superior y urdido a escondidas
El Amor, gloria y riqueza.

Quiten, pero déjenme,
Déjenme apenas,
La conciencia lúcida y solemne
De las cosas y los seres.

Poco importa
Amor o gloria.
La riqueza es un metal, la gloria un eco
Y el amor una sombra.

Pero la concisa
Atención dada
A las formas y maneras de los objetos
Tiene seguro abrigo.

Sus fundamentos 
Son todo el mundo,
Su amor es el plácido Universo,
Su riqueza es la vida.

Su gloria 
Es la suprema
Certeza de la solemne y clara posesión
De las formas de los objetos.

El resto pasa
Y teme la muerte,
Pero nada teme o sufre la visión clara
E inútil del Universo.

Ella a sí se basta,
Nada desea
Salvo el orgullo de ver siempre claro
Hasta dejar de ver.

Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935), "Ricardo Reis", Poemas, Compañía General Fabril Editora, Buenos Aires, 1972
Traducción de Rodolfo Alonso

Otra Iglesia Es Imposible - Archivo Pessoa - Eterna Cadencia - La Nación - Página 12 - Otra Parte - Infobae - Ensayo Pessoa - El Cultural - Fervor - Círculo de Poesía - De Sibilas y Pitias - UNAM - A Media Voz  

Foto: Fernando Pessoa en Lisboa Casa Fernando Pessoa

sábado, enero 21, 2023

María Calviño / De "Fin de semana largo"




Fin de semana largo para Dafne

                        Para Beatriz Bixio

I

Viernes

La noche se apodera del árbol donde vivo,
y como un fuego frío se lleva 
el viento y la sombra. 
No prendo la luz para leer porque 
atraería a los turistas y se vendrían
en grupos hasta acá para ver
este laurel viejo iluminado;
es fin de semana largo y después
quedarían las botellas de agua mineral,
las cintas rojas, patentes de motos,
alianzas de plástico y florcitas de tela
listas para el santuario.

¿Huiría en esa luz de leer, 
en esa luz ambarina que casi 
no deja ver el dorso de corteza?
Debo haberlo hecho quizás
sin darme cuenta. ¿Qué saben de mí
los traductores? Quisiera saber
lo que ellos saben: de dónde sacó
Pound datos de mi estatura. Son ramas,
no mis huesos. Vamos con libros
a todas partes. Son ramas,
y las más bajas, 
las que crecen más cerca 
del suelo tienen pocas hojas porque
las vecinas del barrio 
las cortan para hacer té o guisar
a la española. Vamos con libros
a todas partes, sí. Hoy es el día
de Venus pero tengo sueño,
no voy a salir,
paso la noche en casa.


Coda

2

El mosquito adherido a la pantalla
recorre su reflejo: 

es apenas un garabato oscuro
y con énfasis de pulso
tizna el brillo fluorescente
de la computadora, 
surca una red de párpados.
Sobre las teclas iguales
silba sin compañía,
y su talento de larva
suena inmodesto para ser
-como el nuestro- más de bicho
de cieno que otra cosa

María Calviño (Córdoba, Argentina, 1961)

Fin de semana largo
,
segunda edición,
Bardos,
Córdoba, Argentina, 2022







 - 

---
Foto: María Calviño por Julio César Audisio. Gentileza de la autora

viernes, enero 20, 2023

Luisa Futoransky / De "Los años peregrinos"




Israel revisited

Aquí los huesos de los gépidos
las polillas engordadas con maderamen
y sebo rancio de templarios
los gatos, salvajes, angurrientos
todos
los hunos
y los otros
ven las estrellas


Parténope

En Nápoles las calles caen como racimos de uva negra o moscatel sobre el golfo, de bruces al Mediterráneo. Las carnes palidecen de deseo, y por las imágenes de madera o escayola, corre el fuego aguachento del milagro.
Después de Jerusalén es el lugar más indicado para discutir en voz alta con Dios; Dios, a quien tanto agradan los productos perfumados de la tierra y los cantos corales melopeicos y estridentes.


Ervinio de Venecia

La rosa profunda y oculta de San Marco
borroneada hasta el infinito desprestigio
se desdobla en interminables llaveros de latón, tarjetas desteñidas
pasos que se arrastran, sobacos que huelen podredumbre
y se maquillan de Chanel número 5

La boda fugaz era en Torcello
cada dama recibió su ramo níveo y tan fresco
que dado el centro riguroso del invierno, jazmines y gardenias
parecían más bien obras debidas a prodigio
que a fatiga vulgar de los mortales

Los novios fueron celebrados con salvas de arroz y campanadas
las lámparas se adormilaron y la cera fundida de las velas
guardó lo lagañoso de sus cabos para recomponer anhelos 
de puro inconfesables
musitados en sordina

Las ligas de la esposa se salpicaron de coágulos verdastros
Y un pescador controlaba el orden longilíneo de sus redes

Multicolores, las paredes de Burano
acogían los ojos fatigados de las últimas encajeras
el rumor de los motores se confundía
con el delirio manifiesto de esas manos
que acarician órbitas, cejas peladas
de un nombre desaparecido en los vapores linfáticos
del cementerio Arcangelo Michele

Después de tanta urdimbre y congoja a la deriva
¡cómo no entrar subrepticia entonces en un sitio de plegarias 
     llamado San Felice!
Sorteaban una lotería en el oficio
y el cura repetía micrófono en mano
que el niño Ervinio había ganado un helado
el muchachito de domingo no conseguía arrancarse
su máscara antigua de arrebol, detalle cuanto más elocuente
dada la proverbial palidez de los nativos

Nunca sabré ya cuáles fueron los sabores preferidos por el niño
ni apreciaré con la frunción de un entomólogo
las venillas azulencas del reverso goloso de su lengua
antes de que, como a la mayoría de los ejemplares
de esta especie, se le vuelva escamosa
inerte y bífida
hasta la resurrección de la carne
y olvido para siempre del escarnio.

Funesto el roce impío del adiós, Ervinio

Luisa Futoransky (Buenos Aires, 1939), "Cortezas y fulgores", 1997

Los años peregrinos
(1976-1997),
prólogo y edición de 
Mariano Rolando Andrade, 
Leviatán,
Buenos Aires, 2022









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jueves, enero 19, 2023

Paolo Conte / Bajo las estrellas del jazz




Algunos entendían el jazz,
La platería desaparecía.
Ladrones de estrellas y jazz,
Así éramos nosotros...

Pocos entendían el jazz.
Demasiadas corbatas equivocadas.
Chicos-mono del jazz
Así éramos nosotros...

Bajo las estrellas del jazz
Cuánta noche ha pasado.
Marisa, despertame, abrazame.
Ha sido un sueño fortísimo:
Las mujeres odiaban el jazz,
No se entiende el motivo.

Bajo las estrellas del jazz
Un hombre-mono camina
O tal vez baila, quizá.

Dos mil enigmas en el jazz...
Ah, no se entiende el motivo
En el tiempo hecho de momentos
Y de semanas enigmáticas.

Bajo la luz del jazz.
And now here me jazz
I whisper, "I love you".
I whisper, "I love you".

Yes, sir

Paolo Conte (Asti, Italia, 1937), Sotto le stelle del jazz, Compagnia Generale del Disco (CGD), Milán, 1984 Discogs
Versión de Jorge Aulicino


Foto: Discogs


Sotto le stelle del jazz

Certi capivano il jazz
L'argenteria spariva
Ladri di stelle e di jazz
Così eravamo noi, così eravamo noi
Pochi capivano il jazz
Troppe cravatte sbagliate
Ragazzi-scimmia del jazz
Così eravamo noi, così eravamo noi

Sotto le stelle del jazz
Ma quanta notte è passata
Marisa, svegliami, abbracciami
È stato un sogno fortissimo
Le donne odiavano il jazz
Non si capisce il motivo

Sotto le stelle del jazz
Un uomo-scimmia cammina
O forse balla, chissà

Duemila enigmi nel jazz
Ai, non si capisce il motivo
Nel tempo fatto di attimi
E settimane enigmistiche

Sotto la luna del jazz
And now here me jazz
I whisper, "I love you"
I whisper, "I love you"

Yes, sir

miércoles, enero 18, 2023

Franz Wright / Un pensamiento feliz




Suponiendo que éste sea el último día de mi vida
(lo que podría significar que es casi el primero),
me estoy quedando ciego pero mi ceguera es luminosa. 

Preparado para lo que aquí se conoce como muerte;
sin miedo a esa extraña palabra, “siempre”.
Puedo ver incluso que ahí no hay nada 

que temer: habiendo estado ya
para siempre, soy incapaz de recordar
nada que me aterre, allí, o me lastime. 

Lo que me asustó, aparentemente, y lastimó
fue haber nacido. Pero me sobrepuse a ello
sin resentimientos. Morir, imagino, 

será lo mismo, me sentiré más solo, quizá,
pero seguramente no más impresionado o prolongado-
Es oscuro, según recuerdo, después brillante, tan brillante.
 
Franz Wright (Viena, Austria, 1953-Waltham, Massachusetts, Estados Unidos, 2015), God’s Silence, Alfred A. Knopf, Nueva York, 2006
Traducción de Jonio González.
 


A HAPPY THOUGHT 

Assuming this is the last day of my life
(which might mean it is almost the first),
I’m struck blind but my blindness is bright.
 
Prepare for what’s known here as death;
have no fear of that strange word forever.
Even I can see there’s nothing there 

to be afraid of:  having already been
to forever I’m unable to recall
anything that scared me there, or hurt—

what frightened me, apparently, and hurt
was being born.  But I got over that
with no hard feelings.  Dying, I imagine,
 
it will be the same deal, lonesomer maybe,
but surely no more shocking or prolonged—
it’s dark as I recall, then bright, so bright.

martes, enero 17, 2023

Víctor Rodríguez Núñez / Dos poemas




[La palabra cerrojo para salir del mundo]

 soy yo sin vos
 sin voz
 aquí yollando
             (Oliverio Girondo)

2

con tu aliento desempolvas los santos
predicas en iglesias que abandonan
tienes tu propia fe
está llena de nudos todavía la lijas

no le has dado barniz
con su resina se almizcla este sótano
otra frivolidad que reconforta
una por una besas las ansias esmaltadas

teólogo sin orden sin comulgar
crees lo que descreen
el haz de flores secas restituye la sed

y las sientes gotear en la razón
el apagón de vela desentume la tinta
la memoria del polvo puede hacerte toser

6

como lobos marinos apilados
en la silla lorquiana
afuera como siempre está nevando
se borran las orillas del canal

te falta el aire pero estás tranquila
disfrutas cada átomo
balbuceamos un himno
para llegar al cielo con los trabajadores

¿por que suena la alarma
me da de pronto sed quieres otro juguete?
¿por qué el viento confunde

las huellas de los pájaros?
¿por qué no nos quedamos
para siempre un instante?

Víctor Rodríguez Núñez (La Habana, 1955), Palabras de Poeta, año 7, n° 14, Córdoba, Argentina, noviembre 2022 

lunes, enero 16, 2023

Stanley Cooperman / Tiresias




Tú:

¿qué comiste anoche?
¿qué libros
te has tragado, qué
sueños, qué mujeres?

¿Qué camisa desgarraste
de los ojos de tu hermano
para colgarla
empapada
con botones escarlata
en esa cuerda de tender
que se extiende entre tus brazos?

caníbal...
pirata...

¿Qué palabras
atraviesan tu garganta
y por qué están tus bolsillos
llenos de oro
arrancado
de las bocas de otra gente?
Bajo tu cuello un gordo
Nerón
rasguea su violín
con las piernas de niñas
o abuelas,
y detrás de tu corpiño
un toro blanco
se lanza contra la luna
escupiendo
niños
con la roja arma
de su amor.

Stanley Cooperman (Nueva York, Estados Unidos, 1929-North Vancouver, Canadá, 1976), Cannibals, Oberon Press, Ottawa, 1972
Versión de Jonio González

Foto: Stanley Cooperman por Jack Cash en la contratapa de Canadian Gothic and Other Poems, Intermedia Press, Vancouver, 1976. Abajo: imágenes de la tapa y la contratapa de la obra Abe Books UK


Tiresias

You:

what did you eat last night?
what books
have you swallowed, which
dreams, whose women?

What shirt did you tear
from your brother's eyes
to hang
dripping
with scarlet buttons
on that clothes-line
stretched between your arms?

cannibal...
pirate...

Whose words
pierce your throat,
and why are your pockets
filled with gold
ripped
from other people's mouths?
Under your collar a fat
Nero
scrapes his fiddle
with the legs of girls
or grandmothers,
and behind your brasserie
a white bull
plunges at the moon,
spitting
children
with the red weapon
of his love