martes, octubre 31, 2023

Olvido García Valdés / Tres poemas


[Formas rapaces volaron en el lienzo]

                                     a M. von Trotta

Formas rapaces volaron en el lienzo
antes de la quietud.
La quietud: el mundo se ha dormido.
Has estado pintando -ahora sólo copias-
la barca, el castillo en la playa,
el lago -¿el mar?-.
Ambrogio Lorenzetti en blanco y negro.
Es gris el mar, es gris en tu pintura
el agua verde que dura ya seis siglos,
negra la barca, negro
el castillo y los viñedos al fondo.
El mundo se ha dormido y tú lo pintas;
es todo como un cuento,
pero no existe una bella durmiente
y está lejos el bosque;
no es un mundo de sueño el que describes
sino un mundo de ausencia:
ni una figura humana, nada animal o móvil
en el quieto paisaje.
Formas rapaces volaron en el lienzo
antes de la quietud. La quietud
de la vida, de lo que permanece
en lo deshabitado.


La caída de Ícaro

1

Los atardeceres se suceden,
hace frío
y las casas de adobe en las afueras
se reflejan sobre charcos quietos.
Tierra removida.

Cézanne elevó la nature morte
a una altura
en que las cosas exteriormente muertas
cobran vida, dice Kandinsky.
Vida es emoción.
Pero quedará de vosotros
lo que ha quedado de los hombres
que vivieron antes, previene Lucrecio.
Es poco: polvo, alguna imagen tópica
y restos de edificios.
El alma muere con el cuerpo.
El alma es el cuerpo. O tres fotografías
quedan, si alguien muere.

También un gesto inexplicable,
díscolo para los ojos, desafío,
erizado. Cuerpo es lo otro.
Irreconocible. Dolor.
Sólo cuerpo. Cuerpo es no yo.
No yo.

Lo quieto de las cosas
en el atardecer. La quietud,
por ejemplo, de los edificios.
El ensombrecimiento
mudo y apagado.

Como ojos,
dos piedras azules me miran
desde un anillo.
Los anillos
cuidadosamente extraídos
al final.
Como aquel de azabache y plata
o este otro de un pálido, pálido rosa.
Rostros y luces
nítidamente se reflejan en él.

En la noche corro por un campo
que desciende, corro entre arbustos
y choco con algo vivo
que trata de ovillarse, de encogerse.
Es un niño pequeño, le pregunto
quién es y contesta que nadie.

Esta respiración honda
y este nudo en la pelvis
que se deshace y fluye. Esto soy yo
y al mismo tiempo
dolor en la nuca y en los ojos.

Terminada la juventud,
se está a merced del miedo.

2

Verde. Verde. Agua. Marrón.
Todo mojado, embarrado.
Es invierno. Es perceptible
en el silencio y en brillos
como del aire.
Yo soy muy pequeña.

Un cuerpo caminando.
Un cuerpo solo;
lo enfermo en la piel, en la mirada.
El asombro, la dureza absoluta
en los ojos. Lo impenetrable.
La descompensación
entre lo interno y lo externo.
Un cuerpo enfermo que avanza.

Desde un interior de cristales muy amplios
contemplo los árboles.
Hay un viento ligero, un movimiento
silencioso de hojas y ramas.
Como algo desconocido
y en suspenso. Más allá.
Como una luz
sesgada y quieta. Lo verde
que hiere o acaricia. Brisa
verde. Y si yo hubiera muerto
eso sería también así.


[La distancia entre quien habla]

La distancia entre quien habla
y por ejemplo dice mi pecho y quien sirve
de soporte a esa habla
y dice por ejemplo yo es la que atraviesa
la retórica, toda la lengua. El sonido
que bandadas producen
es externo, el encharcamiento
estacional de las tierras
llanas, ese espejo, pecho desnudo,
graznidos para lo vulnerable.

Olvido García Valdés (Santianes de Pravia, Asturias, España, 1950), Antología poética, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2006


Foto: Olvido García Valdés, 2018 Isabel Permuy/ABC España

lunes, octubre 30, 2023

Jean Thiercelin / Dos poemas

 


Poema


¿Volverá a sentarse ante nosotros esa gran Caracola de piel azul, presencia de los Océanos y potencia del espejo?

Los personajes agrupados en la más sombría anfractuosidad de una piedra lunar intercambian sus silencios que separa la voz del gran Escarlata.

Oh Guardián, sapo de mi sed nocturna, las razones innumerables se pudren ahora en las tierras para el trigo, bajo el ojo vigilante del guardián de las cizañas.

Los caballeros prueban por turno sus armas, se abalanzan, y pueden erguirse, como en una mano las líneas de la vida, las palidísimas siluetas que se aproximan y se chocan. Pero ni un rumor.

El espejo cortinado de follaje recubre la frente de esos ancianos: los escarabajos negros del roble son los únicos encargados de destilar el ópalo pálido, testimonio de las voces de ese pueblo a sus orejas canas.

Sinilborón, oh personaje, no en vano el basilisco habrá florecido tres veces y el viento, portador del muy puro mensaje, habrá impulsado tu casco a través de esos mares, donde el conocimiento del pez Leviathan habrá hecho progresar nuestro amor, cualesquiera sean los conocimientos en punta de sílex.

Edda, n° 2, París, marzo de 1960


Espejo del estanque

Así el memorable vuelve a tomar las de Villadiego y se complace en el espejo.

La Extraña (ese escarabajo de piel roja) precede a la Encíclica de trompas de plata.

Después siguen los Benignos, los Genuflexos y las Fiebres.

Pero ¿y la puerta?

Las seis retamas están allí para abrirla.

Tal como una imagen sigue con gracia a una imagen, las volutas del humo se dispersan con absoluta seguridad.

Acercan los espejos...

Entonces ese alguien que sale de su lentitud se acicala, y lo lagos, los lagos son absolutamente bellos.

Con la pequeña lupa, puedo acompañar el movimiento de ámbar del espejo que se abre, hoja sobre hoja, en el plano de la noche.

De ahora en adelante poseemos un mismo lenguaje en gancho que nos permite seccionar, además de los arabescos, la hiedra, el cornesmalte y el azufre. Los detalles en forma de llamado de doble silbido. Acompañados o no, nosotros formamos un ojo sobre la pared vitrificada del invierno de las edades.

Sin asentarnos jamás.

Phases, n° 5-6, París, enero de 1960

Jean Thiercelin (París, 1927 - Pertuis, Francia, 1999), Antología de la poesía surrealista [1961], Editorial Argonauta, Buenos Aires, 2006


domingo, octubre 29, 2023

Charles Hamilton Sorley / Grajos



Allí, donde yace el hierro herrumbroso,
                 Los grajos se pasan el día graznando.

Quizá ningún hombre, antes de morir,
                 Los entienda, entienda lo que dicen.

La tarde hace que el cielo parezca arcilla.
                 El viento suave espera la noche para arreciar.
El mundo está a medias contento. Pero ellos

Siguen alborotando a los árboles con gritos,
                 Que conocen, y no pueden ocultar,
El anhelo del alma que vuela
                 Del día a la noche, de la noche al día.

Charles Hamilton Sorley (Aberdeen, Escocia, Reino Unido, 1895 - Hulluch, Francia, batalla de Loos, 1915), Death and the Downs. The Poetry of Charles Hamilton Sorley, Brett Rutherford, ed., Yogh & Thorn Books, Pittsburgh, 2010
Versión de Jonio González


Foto: Charles Hamilton Sorley c.1915 (fotógrafo desconocido) Cambridge at University Press, 1919
                                                     
ROOKS

There where the rusty iron lies,
                 The rooks are cawing all the day.
Perhaps no man, until he dies,
                 Will understand them, what they say.

The evening makes the sky like clay.
                 The slow wind waits for night to rise.
The world is half content. But they

Still trouble all the trees with cries,
                 That know, and cannot put away,
The yearning to the soul that flies
                 From day to night, from night to day.

sábado, octubre 28, 2023

Mario Montalbetti / La teoría del poema de Juan Román Riquelme



“el cuatro está solo” dice Juan Román Riquelme

y esa frase es la primera parte de su teoría del poema.

No se trata de un elogio de la soledad del cuatro

sino de un elogio de la soledad del espacio
que se abre
alrededor del cuatro.

Es en la soledad que se juega el poema,

pero no en la soledad de las palabras
sino en la soledad de los espacios
por donde se van a mover las palabras.

Cuando Juan Román Riquelme dice “el cuatro está solo”

el cuatro no está solo para orar en una ermita
ni para meditar sobre la futilidad del juego.

“el cuatro está solo” es que el espacio
delante del cuatro
se puede abrir.
¿A qué? al movimiento, dice Juan Román Riquelme.

El movimiento exige la soledad de espacio.

Esa es la primera parte.
La segunda parte de la teoría del poema de Juan Román Riquelme
es un símil:

si vas por la autopista y hay un atolladero
entonces doblás, dice Juan Román Riquelme

y vas por donde no hay congestión.

El símil es con el poema: si estás escribiendo
un poema
y ves que hay muchas palabras delante de ti,
te desviás y vas por donde hay pocas.

Hay quienes (a veces locos, a veces genios)
ven un atolladero
y se meten por ahí, Messi, Góngora,

gente rara que aborrece la soledad
del espacio.

La dificultad del poema
es que hay muchas palabras juntas
y entonces
nada se mueve

y todo apunta al 0-0,

al aburrimiento radical de 47 pases horizontales
para que nada realmente ocurra.

Esa es la teoría del poema de Juan Román Riquelme.

Zinedine Zidane (debo buscar la referencia)
había dicho algo similar:

“si te dan dos metros
cualquiera escribe bien”.

Mario Montalbetti (Lima, 1953), Cara de Perro n° 4, diciembre de 2020; Cabe la forma, Pre-Textos, Valencia, España, 2021


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viernes, octubre 27, 2023

Pedro Serrano / De "El miedo"




Devoción

Desde el vacío
el ruido de la noche
se hace espacio.
Pertinaz la cigarra
suelta su cascabel
de oscuridad
y el viento deja
un peso
en las paredes.
La noche es un secreto.
Nada aplaca
su sed de confusión.
En ella
la verdad y el pecado
se parecen.


Dibujo de las cosas

Las cuatro. Alguien pasa corriendo por la calle.
La música y la soledad de esta tarde 
que empieza a oscurecer.
La ventana.
Un árbol ya sin hojas en que inicia el invierno.
La calma y las chimeneas en la casa de enfrente.
El cielo, pesadamente gris, abandonando el día.
El cigarro que consume la música y la tarde y el poema.
Una manzana en el frutero.
La dama de Shalott en la pared.
Unos helechos secos de los fríos de Gales. Una muñeca.
El secreto y perdurable estar de las cosas,
en su reposo,
en su lento ir aconteciendo cada día,
en la mirada que ponen en mí,
en el callado poema que depositan.


Pintura de un grabado

                     a Mario Rangel

En la miseria de la amistad
quedan brotes, trabajos.

Tardes encabalgadas en cafés,
conversaciones y soledades compartidas, actos.

Por el secreto a voces del poema
van fijando sus modos, su costumbre.

Así las tardes, así el anochecer que nos reunía,
la medida de ron de oscuridad.

Ahora sólo esta imagen, esta página,
esta breve humareda del poema.

Pedro Serrano (Montreal, Canadá, 1957), "El miedo" (1986), Abertal. Poemas reunidos (1986-2019)


jueves, octubre 26, 2023

André Pieyre de Mandiargues / Dos poemas



La roca negra lleva un borceguí rosa

La roca negra lleva un borceguí rosa
Zócalo de faro cuya pantorrilla se comba
Destella oro y ámbar en finas mallas
Por debajo de la liga que ciñe la plataforma

Donde asienta el fuego protector de los navíos
Fue así como por orden expresa del soberano
El real arquitecto de las costas
Modeló el más audaz de sus faros
Sobre la misma pierna de la favorita
                                                                Les incongruités monumentales [1948]


La belleza escandalosa

"La reina, señores..." anunció un fulano, sombríamente grotesco. Empujada por la calle a patadas, Su Graciosa Majestad rodó con un ruido de tonel sobre el pavimento azul. Por lo demás, era solo una forma hueca, vestida con piel de trucha, que contenía un ratoncito chillón.

Bajo un cielo todo de gas, el muro del palacio se desgarró como una viejísima cortina, y quedaron paños deshechos, la ropa interior, la ceniza. Los rostros postizos y las desnudeces postizas dejadas por los comensales provocan una galante turbación, bajo un pelo de perro y un cabello de mujer. En la avenida están rugiendo los leones; la lluvia es cálida, a pesar del invierno.

Sea lo que fuere. En cuanto a vosotros, transeúntes y flores públicas, débiles mentales, fieles, protegidos por la apostura y la canción, vosotros habéis seguido con precisión las órdenes impartidas que hablaban de husmear y discernir la belleza escandalosa.

                                                                                                       Astyanax [1957]

André Pieyre de Mandiargues (París, 1909 - 1991), Antología de la poesía surrealista [1961], Editorial Argonauta, Buenos Aires, 2006
Traducciones de Aldo Pellegrini

La PoéthèquePoèmes - Altazor - Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) - Isliada (varios poemas sin mención de traductor, abundante publicidad) - El Cuerpo de la Duda

Foto: André Pieyre de Mandiargues, París, 1984 Robert Doisneau / Gamma-Rapho / Getty Images

miércoles, octubre 25, 2023

Mario Trejo / Convivir con los muertos




            Para Drummond de Andrade, un maestro. *

Mario amaba a Mariana que amaba a Milton
que amaba a Irene
que amaba a Víctor
que amaba a Dolores
que amaba a nadie.

Hoy, Mario gitanea.
Mariana vive con un hijo en Andorra.
Milton trafica coca de Santa Cruz de la Sierra
     a Buenos Aires.
Irene murió en un secuestro aéreo.
Víctor se hizo mierda.
Dolores se casó con el doctor Braun,
un suizo que la dejó -harto de sus melancolías-
y luego se juntó con un fechorista griego
con quien vive ahora -loco y feliz-
en el Hotel Belvedere de Taormina.
Aún suelo verlos, dispersos sobrevivientes.
Hablamos de nosotros como de otra película.
Hemos aprendido a convivir con los muertos.

Mario Trejo (Buenos Aires o La Plata, Argentina, 1926 - Buenos Aires, 2012), Los pájaros perdidos, Ediciones Continente, Buenos Aires, 2010

* Este poema evoca "Quadrilha", de brasileño Carlos Drummond de Andrade (1902-1987), incluido en Sentimento do mundo, 1940 (N.del Ad.): 

Pandilla

Joâo amaba a Teresa que amaba a Raimundo
que amaba a Maria que amaba a Joaquim que amaba a Lili
que no amaba a nadie.
Joâo se fue a Estados Unidos, Teresa al convento,
Raimundo murió en un accidente, Maria se quedó soltera,
Joaquim se suicidó y Lili se casó con J. Pinto Fernandes
que no tenía nada que ver con esta historia.

(Versión de Carlos Vitale)


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martes, octubre 24, 2023

Dylan Thomas / Poema en su cumpleaños



En el sol de mostaza,
junto al río en plena corriente y mar zigzagueante
de donde huyen los cormoranes,
en esta casa levantada sobre pilotes
y parloteos de aves
este día de grano de arena en la tumba inclinada de la bahía
él celebra y desprecia
la madera a la deriva que el viento convirtiera en treinta y cinco años;
garzas giran y se clavan.

Debajo y alrededor suyo van
lenguados, gaviotas, en sus estelas agónicas y frías,
haciendo lo que se les dice,
zarapitos gritones en las olas de congrios
trabajan su camino hacia la muerte,
y el coplero en la habitación de lengua larga,
que tañe su campana de cumpleaños,
se esfuerza hacia la emboscada de sus heridas;
garzas, campanarios retenidos, bendicen.

En el otoño de los cardos,
él canta hacia la angustia; vuelan pinzones
entre las huellas de las patas de los halcones
en un cielo poderoso; pequeños peces se deslizan
entre gargantas y cascos de ciudades
de barcos hundidos hacia praderas de nutrias marinas. Él
en su ladeada, cruel casa
y en las hélices cercenadas de su oficio percibe
como las garzas caminan en sus mortajas,

el interminable manto del río
de mojarras enroscadas a su oración,
y lejos en el mar él sabe,
quien se esclaviza a su agazapado, eterno final
bajo una nube de serpientes,
los delfines se sumergen en el polvo de su zozobra,
las focas ondulantes corren veloces
a matar y su propia marea bañada de sangre
se desliza bondadosa en la boca satinada.

En el cavernoso silencio de la ola que se mece, 
lloran las campanadas blancas del ángelus.
Treinta y cinco campanas cantan tañidas en el cráneo 
y en la cicatriz donde yacen los naufragios de sus amores,
timoneados por las estrellas fugaces.
Y el mañana llora en una jaula ciega
que desatará el terror
antes de que las cadenas se rompan bajo la llama del martillo
y el amor libere la oscuridad

y él se pierda en libertad
hacia la famosa luz desconocida del grande
y fabuloso Dios amado.
La oscuridad es un modo y la luz es un lugar,
el cielo que no fue
ni será es siempre cierto,
y, en ese vacío de zarzas,
pleno como las moras en el bosque
los muertos crecen para Su alegría.

Allí podría vagar desnudo
con los espíritus de la bahía con forma de herradura
o con los muertos en la playa de estrellas,
médula de águilas, raíces de ballenas
y huesos de gansos salvajes,
con el bendito Dios no nacido y su Espíritu,
y cada alma es Su sacerdote,
engañada y cantando en la iglesia del Cielo
en la nube temblando de paz,

pero la oscuridad es un largo camino.
Él, en la tierra de la noche, solo
con todo lo vivo, reza,
quien sabe de la agitación del viento arrojará
los huesos de las colinas
y los peñascos cercenados por la guadaña sangrarán, y las últimas
aguas furiosas hechas polvo patearán
mástiles y peces hacia las estrellas fugaces,
sin ninguna fe en Él

que es la luz del antiguo
y aireado Cielo donde las almas se vuelven salvajes
como caballos en la espuma:
oh, deja que me lamente a mi edad mediana junto a los relicarios
y los juramentos de las garzas druidas
del viaje a la ruina que debo emprender,
barcos del amanecer encallados,
sin embargo, aunque grite aun con mi lengua confusa,
cuento mis bendiciones en voz alta:

cuatro elementos y cinco
sentidos, el hombre un espíritu enamorado
enredándose en este limo enlazado
bienvenido sea el reino a su campana de nimbo
y las perdidas cúpulas iluminadas por la luna,
y el mar que esconde sus íntimos secretos
en lo profundo de estos negros huesos vulgares,
arrullando las órbitas en la carne de la concha,
y esta última bendición más,

cuanto más me acerco a la muerte, un hombre a través de sus cascos rotos,
cuanto más fuerte sale el sol
y el mar destartalado e incisivo se regocija;
y cada ola del camino
y cada vendaval que domino, el mundo todo entonces,
con fe más triunfante
que nunca desde que el mundo fue dicho,
da vueltas en su mañana de alabanza,

escucho las colinas que rebotan
criar alondras y reverdecer el marrón de las bayas
que caen y las alondras del rocío cantan
más alto esta primavera tronante, y ¡cuánto 
más cerca de los ángeles cabalgan las feroces islas de almas! Oh,
más santas que sus ojos,
y mis radiantes hombres ya no están solos
mientras yo navego hacia la muerte.

Dylan Thomas (Swansea, Gales, 1914 – Nueva York, Estados Unidos, 1953), The Collected Poems of Dylan Thomas 1934-1952, New Directions, Nueva York, 1971
Versión de Silvia Camerotto



Poem on His Birthday

In the mustard seed sun,
By full tilt river and switchback sea
Where the cormorants scud,
In his house on stilts high among beaks
And palavers of birds
This sandgrain day in the bent bay's grave
He celebrates and spurns
His driftwood thirty-fifth wind turned age;
Herons spire and spear.

Under and round him go
Flounders, gulls, on their cold, dying trails,
Doing what they are told,
Curlews aloud in the congered waves 
Work at their ways to death,
And the rhymer in the long tongued room,
Who tolls his birthday bell,
Toils towards the ambush of his wounds;
Herons, steeple stemmed, bless.

In the thistledown fall,
He sings towards anguish; finches fly
In the claw tracks of hawks
On a seizing sky; small fishes glide
Through wynds and shells of drowned
Ship towns to pastures of otters. He
In his slant, racking house
And the hewn coils of his trade perceives
Herons walk in their shroud,

The livelong river's robe
Of minnows wreathing around their prayer;
And far at sea he knows,
Who slaves to his crouched, eternal end
Under a serpent cloud,
Dolphins dive in their turnturtle dust,
The rippled seals streak down
To kill and their own tide daubing blood
Slides good in the sleek mouth.

In a cavernous, swung
Wave's silence, wept white angelus knells.
Thirty-five bells sing struck
On skull and scar where his loves lie wrecked,
Steered by the falling stars.
And to-morrow weeps in a blind cage
Terror will rage apart
Before chains break to a hammer flame
And love unbolts the dark

And freely he goes lost
In the unknown, famous light of great
And fabulous, dear God.
Dark is a way and light is a place,
Heaven that never was
Nor will be ever is always true,
And, in that brambled void,
Plenty as blackberries in the woods
The dead grow for His joy.

There he might wander bare
With the spirits of the horseshoe bay
Or the stars' seashore dead,
Marrow of eagles, the roots of whales
And wishbones of wild geese,
With blessed, unborn God and His Ghost,
And every soul His priest,
Gulled and chanter in young Heaven's fold
Be at cloud quaking peace,

But dark is a long way.
He, on the earth of the night, alone
With all the living, prays,
Who knows the rocketing wind will blow
The bones out of the hills,
And the scythed boulders bleed, and the last
Rage shattered waters kick
Masts and fishes to the still quick stars,
Faithlessly unto Him

Who is the light of old
And air shaped Heaven where souls grow wild
As horses in the foam:
Oh, let me midlife mourn by the shrined
And druid herons' vows
The voyage to ruin I must run,
Dawn ships clouted aground,
Yet, though I cry with tumbledown tongue,
Count my blessings aloud:

Four elements and five
Senses, and man a spirit in love
Tangling through this spun slime
To his nimbus bell cool kingdom come
And the lost, moonshine domes,
And the sea that hides his secret selves
Deep in its black, base bones,
Lulling of spheres in the seashell flesh,
And this last blessing most,

That the closer I move
To death, one man through his sundered hulks,
The louder the sun blooms
And the tusked, ramshackling sea exults;
And every wave of the way
And gale I tackle, the whole world then,
With more triumphant faith
Than ever was since the world was said,
Spins its morning of praise,

I hear the bouncing hills
Grow larked and greener at berry brown
Fall and the dew larks sing
Taller this thunderclap spring, and how
More spanned with angles ride
The mansouled fiery islands! Oh,
Holier then their eyes,
And my shining men no more alone
As I sail out to die.
---
Foto: Dylan Thomas, Nueva York, c. 1952 Hulton Archive/Getty Images

lunes, octubre 23, 2023

Mircea Cărtărescu / Nubes sobre el edificio de enfrente



No puedo mover la aguja de la brújula sólo concentrándome.
Lo he intentado. No soy capaz.
No puedo transmitir la imagen de un naipe. Lo he intentado.
Quise levitar y, echado boca arriba, en el sudor de la cama, inmóvil,
me concentré media hora hasta sentir que enloquecía
En el metro intenté hacer que una chica me mirara
y por supuesto que no me miró.
¡Dios, no soy tu elegido!

Mi mente no puede cambiar el mundo.
No tengo bastante amor, bastante fe.
No tengo un aura alrededor de la cabeza.
No te me has mostrado ni me has dado alguna señal.

Palpo el mantel de hule:
no cede, no se convierte en vapor rojizo.
Toco los rizos de mi hija:
son suaves de un dorado intenso.
Nada es distinto a lo que me dicen los sentidos. La ilusión no existe.
Mi mente es el espejo plano del mundo.

Plano, llano. Ningún rasguño
Ninguna vida anterior, ningún ser ectoplasmático.
Ni Agarthi, ni Shambala
ni Maya, en cuanto a los sueños
son sólo cosméticos sobre nada.

Miro hacia la llama de la hornalla como si estuviera hipnotizado.
Sé que estuve en un útero.
Sé que estaré en un féretro. O que mancharé la tierra con mi sangre.
No entraré yo a la fisura.
No voltearé yo la cabeza en la fotografía del grupo.

Mircea Cărtărescu (Bucarest, 1956), Semillas de Piedra. Poesía rumana contemporánea, Círculo de Poesía, México, 2020
Versión de Gabriela Căprăroiu


domingo, octubre 22, 2023

Paul Eluard / La tierra es azul como una naranja




La tierra es azul como una naranja.
Jamás un error las palabras no mienten
Ya no te dan nada para cantar
A la hora de los besos en que se entienden
Tontos y amores
Ella su boca de alianza
Todos los secretos todas las sonrisas
Y esa ropa de indulgencia
Que parece toda desnuda.

Las avispas florecen de color verde
El amanecer se envuelve el cuello
Con un collar de ventanas
Las alas cubren las hojas
Tienes todas las alegrías solares
Todo el sol en la tierra
Sobre los caminos de tu belleza.

Eugène Émile Paul Grindel, Paul Éluard (Saint Denis, Francia, 1895-Charenton-le-Pont, Francia, 1952), L' Amour la poésie, Gallimard, París, 1929, vía Éternels Éclairs / Poèmes
Versión de Hélène Robespierre



La terre est bleue

La terre est bleue comme une orange
Jamais une erreur les mots ne mentent pas
Ils ne vous donnent plus à chanter
Au tour des baisers de s’entendre
Les fous et les amours
Elle sa bouche d’alliance
Tous les secrets tous les sourires
Et quels vêtements d’indulgence
À la croire toute nue.

Les guêpes fleurissent vert
L’aube se passe autour du cou
Un collier de fenêtres
Des ailes couvrent les feuilles
Tu as toutes les joies solaires
Tout le soleil sur la terre
Sur les chemins de ta beauté.

sábado, octubre 21, 2023

Rosemary Sullivan / Un guión argentino




Hablas de una tarde -
el sol bailaba su danza amarilla
sobre la mesa del bar.
Por encima del borde de tu taza
se detuvo un coche. Dos hombres
bajaban por una calle como en una película -
en la que los extras están ocupados en sus cosas
fingiendo no advertir nada
y la calle sólo es un pretexto
para dar coherencia a la trama -
y de pronto conociste el guion
Toda la vida
has arrastrado
a esos hombres.
Este es el momento
con el que sueñas, noche tras noche, con variantes.
Pero siempre la misma pared,
el mismo silbido del plomo,
despertando, cuando te quitan la venda,
entre los muertos
y aquellos cuyo cabello se ha vuelto blanco,
cinco veces, cinco muertes,
sin morir,
gritando dentro de tu cabeza.

Rosemary Sullivan (Valois, Canadá, 1947), The Space A Name Makes, Black Moss Press, Windsor, Ontario, 1986  
Versión de Jonio González



 
AN ARGENTINIAN SCRIPT 

(for N. F.)

You speak of one afternoon—
the sun was doing its yellow dance
across the cafe table.
Above the rim of your cup
a car stopped. Two men
descended a street as in a film—
where the extras go on with their business
pretending not to notice
and the street is just a pretext
to pull the plot together—
suddenly you knew the script.
All your life
you've dragged these men
behind you.
This is the moment
you dream each night, differently.
But always the same wall,
the same hot hiss of lead,
waking, when the blindfold's off,
among the dead
and the ones whose hair turned white,
five times, five deaths,
undied,
screaming inside your head.

viernes, octubre 20, 2023

Wallace Stevens / Anécdota del Príncipe de los Pavos Reales



A la luz de la luna
Conocí a Berserk, *
A la luz de la luna
En la espesa llanura.
 
Oh, era brusco
¡Como los desvelados!
 
Y "¿Por qué estás rojo"
En este azul lechoso?
Yo dije.
“¿Por qué ese color solar
Como si despertaras
En medio del sueño?"
 
“Tú que andas vagando”
Así dijo él,
“En la llanura espesa
Olvida esto pronto.
Puse mis trampas
En medio de los sueños”.
 
Supe por esto
Que el suelo azul
Estaba pleno de bloques
Y bloqueante acero.
Conocí el miedo
De la llanura espesa,
Y la belleza
De la luz de la luna
Caía
Caía
Como cae el sueño
En el aire inocente.

[Harmonium, 1923]

Wallace Stevens (Reading, Estados Unidos, 1879 - Hartford, Estados Unidos, 1955), Collected Poetry and Prose, Frank Kermode y Joan Richardson, eds., The Library of America, Nueva York, 1997
Versión de Ernesto García Calle

* La mención de Berserk ha sido profusamente comentada por críticos estadounidenses como alegoría de algún tipo de irrupción real en la poesía lírica. El adjetivo "muy enojado, descontrolado", parece derivado del antiguo término germánico "berserker", que designaba a los guerreros vikingos de élite, los cuales combatían en trance, bajo el efecto de drogas naturales. La palabra significaba cubierto con piel de oso. Wallace Stevens llama con este nombre a un personaje imaginario. Puede verse The Dao of Wallace Stevens (N. del Ad.)



Anecdote of the Prince of Peacocks

In the moonlight
I met Berserk,
In the moonlight
On the bushy plain.
 
Oh, sharp he was
As the sleepless!
 
And, “Why are you red
In this milky blue?”
I said.
“Why sun-colored,
As if awake
In the midst of sleep?”
 
“You that wander,”
So he said,
“On the bushy plain,
Forget so soon.
But I set my traps
In the midst of dreams.”
 
I knew from this
That the blue ground
Was full of blocks
And blocking steel.
I knew the dread
Of the bushy plain,
And the beauty
Of the moonlight
Falling there,
Falling
As sleep falls
In the innocent air.

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jueves, octubre 19, 2023

Ray Durem / Premio: Un reloj de oro al hombre FBI que me ha seguido por 25 años





Bueno, viejo espía, 
parece que te
he guiado por lindas callejuelas,
te llevé a México varias veces,
pescamos en las altas Sierras,
jazz en la Filarmónica.
Me has espiado toda una vida
y he vestido a tu mujer,
he mandado tus dos hijos al colegio.
Y ¿qué bien has hecho?
El sol sigue saliendo cada mañana,
¿Alguna vez me viste comprando un asesor presidencial?
¿O cerrando una escuela?
¿O prestándole dinero a Somoza?
Compré algo de whisky a deshoras en Los Ángeles
pero el jefe de la seccional iba en el asunto.
No maté coreanos
ni chicos de 14 años en Mississippi
ni tampoco bombardée Guatemala
ni presté fusiles para matar argelinos.
Admito que llevé a una niña negra
a un baño blanco en Texas,
pero era mi hija de solo tres años
y tenía que hacer pis
y no supe qué hacer.
¿Sabrías tú?
Ves, yo soy de tez tan clara que no parece bien
que entre a un baño para los de color;
mi hija es marrón y la gente de Texas
frunce el ceño ante su presencia.
¡Es que yo no sé cómo ir al baño en el Mundo Libre!
Ahora, viejo hombre FBI,
has hecho todo lo que has podido,
me hiciste perder algunos empleos,
asustaste a dos o tres dueños de casa.
Me hiciste pelear por ese pan
pero no estoy muerto.
Y antes que todo termine,
Yo, en una de ésas, te estoy siguiendo a ti.

Ray Durem (Seattle, Estados Unidos, 1915 - Los Ángeles, Estados Unidos, 1963), Nueva poesía U.S.A., Ediciones de la Flor, 1970
Versión de Marcelo Covián




Award 
A Gold Watch to the FBI Man who Has Followed me for 25 Years.

Well, old spy
looks like I
led you down some pretty blind alleys,
took you on several trips to Mexico,
fishing in the high Sierras,
jazz at the Philharmonic.
You’ve watched me all your life,
I’ve clothed your wife,
put your two sons through college.
what good has it done?
the sun keeps rising every morning.
ever see me buy an Assistant President?
or close a school?
or lend money to Trujillo?
ever catch me rigging airplane prices?
I bought some after-hours whiskey in L.A.
but the Chief got his pay.
I ain’t killed no Koreans
or fourteen-year-old boys in Mississippi.
neither did I bomb Guatemala,
or lend guns to shoot Algerians.
I admit I took a Negro child
to a white rest room in Texas,
but she was my daughter, only three,
who had to pee
and I just didn’t know what to do,
would you?
see, I’m so light, it don’t seem right
to go to the colored rest room;
my daughter’s brown, and folks frown on that in Texas,
I just don’t know how to go to the bathroom in the free world!
Now, old FBI man,
you’ve done the best you can,
you lost me a few jobs,
scared a couple landlords,
You got me struggling for that bread,
but I ain’t dead.
and before it’s all through,
I may be following you!

Poems of Protest Old and New, Macmillan, Nueva York, 1968

miércoles, octubre 18, 2023

Antonia Pozzi / Funeral sin tristeza



Esto no es estar muerto,
esto es volver
al pueblo, a la cuna:
claro es el día
como la sonrisa de una madre
que esperaba.
Campos helados, árboles de plata, crisantemos
dorados: las niñas
vestidas de blanco,
con velo del color de la escarcha,
la voz color del agua
aún viva
entre terrosas orillas.
Las llamas de las velas, náufragas
en el esplendor de la mañana,
hablan de este desvanecerse
de las cosas terrenales
-dulce-,
este regreso de los humanos,
por aéreos puentes
celestes,
por blancas crestas de montes
soñados,
a la otra orilla, a los prados
de sol.

3 de diciembre de 1934

Antonia Pozzi (Milán, Italia, 1912 - 1938), en el sitio web Antonia Pozzi, 2 de octubre de 2011
Versión de Jorge Aulicino




Funerale senza tristezza

Questo non è esser morti,
questo è tornare
al paese, alla culla:
chiaro è il giorno
come il sorriso di una madre
che aspettava.
Campi brinati, alberi d’argento, crisantemi
biondi: le bimbe
vestite di bianco,
col velo color della brina,
la voce colore dell’acqua
ancora viva
fra terrose prode.
Le fiammelle dei ceri, naufragate
nello splendore del mattino,
dicono quel che sia
questo vanire
delle terrene cose
– dolce –,
questo tornare degli umani,
per aerei ponti
di cielo,
per candide creste di monti
sognati,
all’altra riva, ai prati
del sole.

3 dicembre 1934

martes, octubre 17, 2023

Leónidas Lamborghini / De "Circus", 2




Circus

Como el que
en círculos
-atento-
trota y da vueltas
en la pista.

Como el que
atento,
alrededor
de ese centro,
da vueltas 
y trota.

Como el que
trota y da vueltas
en la pista
atento:

olfateando su hocico
el terror del tormento.


El recluso

Como el que 
vive
adentro de la mente
de un loco.

Como el que
vive recluido
en la mente
de un loco.

Como el que
vive internándose
en la mente 
de un loco:

que es su propia mente
que es su propia mente
y la mente de un loco.


Sala de juego

Como el que
está 
en una sala de juego:

donde el dolor
deber ser mudo.

Como el que
está
en una sala de juego:

donde la miseria
debe ser alegre.

Como el que
está 
en una sala de juego:

donde la desesperación
debe ser decorosa. 

Leónidas Lamborghini (Buenos Aires, 1927 - 2009)

Circus,
México (1977-1983),
Seré Breve,
Buenos Aires, 2023










lunes, octubre 16, 2023

Mercedes Roffé / De "Composición: cristales"



El ojo sigue

y el valor
la sangre
y los perfiles

un alfil y una flecha
y un borrón

una fecha indecisa
un monte
unas ramitas

y un imponente báculo
de colores
en el que nada se afirma.

*

Ella tañe una escoba
como si fuera un laúd
-sus sones son etéreos.

Él sumerge los pies en falsas olas
colmadas de monedas.

Con la aureola puesta,
otro se agacha,

Otro ha juntado
la suma necesaria.

*

Dicen que el viejo Basho
recordando una tarde las grullas de Sotatsu
del regazo del mítico banano
se alzó
e increpó al viento:
"Anche'io sono pittore."

Mercedes Roffé (Buenos Aires, 1954),

Composición: cristales
,
Salta el Pez,
Buenos Aires, 2021










domingo, octubre 15, 2023

Lêdo Ivo / La hoguera



Quema cuanto puedas:
las cartas de amor
las cuentas telefónicas
el cesto de ropa sucia
las escrituras y certificados
la deslealtad de los colegas resentidos
la confesión interrumpida
el poema erótico que confirma la impotencia
y anuncia la arteriosclerosis
los recortes antiguos y las fotografías amarillentas.
No dejes a los voraces herederos
ninguna herencia de papel.

Sé como los lobos: muere en la madriguera
y sólo muestra tus afilados dientes a los canallas.
Vive y muere cerrado como un caracol.
Dile siempre no a la escoria electrónica.

Destruye los poemas inacabados, los borradores,
las variaciones y los fragmentos
que provocan el orgasmo tardío de filólogos y eruditos.
No dejes a los catadores de basura literaria ninguna migaja.
No confíes a nadie tu secreto.
La verdad no puede ser dicha.

[Curral de peixe, 1995]

Lêdo Ivo (Maceió, Brasil, 1924 - Sevilla, España, 2012), Omegalfa, Biblioteca LibreCuaderno de Poesía Crítica nº 83, agosto de 2014
Traducción de Lucas Sarasibar
Envío de Jonio González


Foto: Academia Brasileira de Letras


A QUEIMADA

Queime tudo o que puder:
as cartas de amor
as contas telefônicas
o rol de roupas sujas
as escrituras e certidões
as inconfidências dos confrades ressentidos
a confissão interrompida
o poema erótico que ratifica a impotência
e anuncia a arteriosclerose
os recortes antigos e as fotografias amareladas.
Não deixe aos herdeiros esfaimados
nenhuma herança de papel.

Seja como os lobos: more num covil
e só mostre à canalha das ruas os seus dentes afiados.
Viva e morra fechado como um caracol.
Diga sempre não à escória eletrônica.

Destrua os poemas inacabados, os rascunhos,
as variantes e os fragmentos
que provocam o orgasmo tardio dos filólogos e escoliastas.
Não deixe aos catadores do lixo literário nenhuma migalha.
Não confie a ninguém o seu segredo.
A verdade não pode ser dita.

sábado, octubre 14, 2023

Antonia Pozzi / Voz de mujer



Nací como tu esposa, soldado.
Sé que en marchas y guerras
largas temporadas te arrancan de mí.

Inclinada sobre el hogar, reúno las brasas,
sobre tu cama extendí una bandera –
pero si pienso en ti al aire libre
llueve sobre mi cuerpo otoñal
como sobre un bosque talado.

Cuando relampaguea el cielo de septiembre
y parece un arma gigantesca en los montes,
la salvia roja florece en mi corazón:
que me llames,
que me uses
con la confianza que le das a las cosas,
como agua que viertes sobre tus manos
o lana que con que te envuelves el pecho.

Soy el magro arbusto de tu jardín
que calla florecer,
bajo convoyes de estrellas gitanas.

18 de septiembre de 1937

Antonia Pozzi (Milán, Italia, 1912 - 1938), en el sitio web Antonia Pozzi, 2 de octubre de 2011
Versión de Jorge Aulicino


 

Voce di donna

Io nacqui sposa di te soldato.
So che a marce e a guerre
lunghe stagioni ti divelgon da me.

Curva sul focolare aduno bragi,
sopra il tuo letto ho disteso un vessillo –
ma se ti penso all’addiaccio
piove sul mio corpo autunnale
come su un bosco tagliato.

Quando balena il cielo di settembre
e pare un’arma gigantesca sui monti,
salvie rosse mi sbocciano sul cuore:
che tu mi chiami,
che tu mi usi
con la fiducia che dai alle cose,
come acqua che versi sulle mani
o lana che ti avvolgi intorno al petto.

Sono la scarna siepe del tuo orto
che sta muta a fiorire
sotto convogli di zingare stelle.

18 settembre 1937

viernes, octubre 13, 2023

Carlos Bustamante / Tu pie desnudo




Emula tu pie descalzo y frío
Ya la luna menguante -pez de nieve-
Su dorso de marfil, arqueado y breve,
Hunde en las linfas de celeste río.

También tu pie, en idéntico desvío,
Mútilo de las alas, blanco y leve,
Con escorzo de pájaro se atreve
A bañarse en un lago de rocío.

Refractando un relámpago nervioso
Riela sobre la escarcha, cauteloso,
Tu pie de jaspe inmaterial. No eludo

Decir que, como el pez que se constela
De luna y concha nácar, su alba estela
Deja en mi corazón tu pie desnudo.

Carlos Bustamante (San Salvador, 1891 - Delgado, El Salvador, 1952), Antología general de la poesía salvadoreña, edición de Roberto Cea, Editorial Universitaria, El Salvador, 1971