sábado, diciembre 31, 2022

Patricio Rodríguez Graham / De "La leche derramada"




Borzuk es el nombre del sastre de mi barrio
el que murió hace tiempo 
y su mujer mira desde la ventana
el tránsito diario de la calle
Es el nombre de un fulano Borzuk
que saca fotos
a moteles grises del medio oeste de un país
y las guarda en cajas de cartón
Borzuk es el nombre del teniente ruso
en un bosque de fresnos y otros árboles
que hunde las botas en la nieve 
blanda
sucia
uno a uno a soldados polacos
en fila
con ojos cerrados
les dispara en la nuca
olmos
robles
¿has visto mujer del sastre
alguna vez
transitar el mar rojo por la nieve 
ajustar su cauce a los pliegues de baldosa
teñir la tierra que chupa la sangre del cordero?
Borzuk es el nombre de un viajante
con área asignada
al sur del Colorado a la pampa
de polvo
de pueblos
que se deshilachan y compran cafeteras
en la ruta el viajante en la loma 
al costado de la franja de asfalto los guanacos
Borzuk soy en el motel de Omaha
con su kodak
en el bosque que transpira
tilos
los pasajeros soy
los muertos polacos
la mujer del zeide
que mira Aráoz y que sonríe
los animales de la estepa soy junto a la ruta
¿has visto mujer del sastre hembra vieja 
alguna vez 
la verdad en tus ruleros
en los botones partidos
en los retazos que te inundan y te ahogan
en los puños gastados
en los peatones ciegos que pisan la vereda
alguna vez la cara de tu hombre en los zapatos
de los oficinistas de las cajeras?
Borzuk soy el sastre de tu barrio
el fotógrafo
el teniente letal 
el viajante soy Borzuk soy
en voz baja pregunto
mañana
quién va a llevar mi nombre


*

colgadas de una rama la más larga 
crecida horizontal al limón árbol   
del patio suburbano 
duermen cabeza abajo 
como murciélagos 
las cosas que soñaste 
las arquitecturas 
el horizonte largo 
las mujeres urbanas que crecen
en los árboles
colgadas de una rama
revoluciones limón cabeza abajo 
como murciélagos

Patricio Rodríguez Graham (Buenos Aires, 1971)

La leche derramada
,
Tren Instantáneo,
Buenos Aires, 2022











Foto: María Lefebvre/Tren Instantáneo

viernes, diciembre 30, 2022

Roberto Themis Speroni / Elegía N




Botánica de amor, tus arboledas,
las hamacas de oro, los helechos,
las hojas de tu frente, tantas hojas,
tuyas de verde trémulo. La pulpa,
la noche, con sus bornes de diamante.
El ruido de los ojos. Esa puerta
cerrada desde abril. Un perro frío;
el error de la música moviendo
tantas habitaciones, tanto espacio
de sollozo interior. Amabas limpia.
Convencida de amor entre las cosas
de enlace cotidiano; no importaban
los días pulmonares, los volantes
cajones del invierno.
Sola, sola,
botánica inaudita, flor ilustre,
aristócrata dulce de la lluvia
mirando desde el último conflicto,
desde el último pájaro. Y los meses.
Y la ciudad crujiendo lejos de ti,
sudando como un muerto envuelto en lana,
paralítica, triste.
No despiertes.
Aquí soy un alambre de cianuro,
Un eléctrico enfermo que vigila,
ulcerado, comido por el tiempo,
mientras me inyectan agua de tu sombra,
luz de tu corazón, perdido siempre.

"Elegías alfabéticas", Poesía completa, ed. Ana Emilia Lahitte, 1975

Roberto Themis Speroni (La Plata, Argentina, 1922-City Bell, Argentina, 1967), Naranjos de fascinante música: poesía de amor en La Plata, Libros de la Talita Dorada, 2003. La Talita Dorada. Boletín de Poesía y Literatura, año 1, número 2, diciembre de 2022


jueves, diciembre 29, 2022

Simone Brantes / Tres poemas



Si no viajaste en las vacaciones
y te quedaste escribiendo en casa
después sentirás que es como si hubieses viajado
si escribiste y te gustó escribir
aunque te haya pesado
la casa vacía (pues todos a diferencia tuya
viajaron), el calor, el barullo de la calle,
del bar donde todos los caminos del barrio
confluyen, el miedo a no dar abasto con la tarea
Si escribiste, si te
gustó escribir, si temiste
si gozaste, si el punto final
llegó sólo cuando era necesario
ahora mirás y sentís
que hiciste el viaje, el texto es aquel paisaje
distante que atravesaste
sin poder siquiera sacar un retrato

                   para Flávia Trocoli y Alberto Pucheu



Brote

Yo estaba en un brote. Y el brote se manifestaba así: la lengua 
había crecido dentro de la boca y no tenía control sobre ella. 
Tanto se podía doblar hacia la garganta causando la horrorosa 
sensación de asfixia cuanto avanzar y salir por la boca. El hecho 
es que no conseguía usarla para expresarme y eso repercutía 
no sólo en las palabras, también en los gestos (como si fuesen 
concebidos y ejecutados dentro de la boca) atropellados, 
emperrados. La sensación era horrible y no entendí como no 
me desperté gritando, como sólo fui recordando el sueño a lo 
largo de la mañana. Ya estaba en camino al mercado cuando, 
acompañada de algunos fragmentos de ese sueño, me crucé 
con una moto vieja y desplumada que ostentaba en el motor 
un adhesivo brillante con el siguiente dicho: “Dé vacaciones 
a su lengua. Use la cabeza”. 


*

Me paré debajo de un almendro 
de hojas recién nacidas
era increíble que estuviesen allí
tan frágiles y ya tan capaces
de soportar el golpe del viento y de la luz
de aquella mañana en Copacabana
Me quedé parada mirando
pasmada hacia arriba
cuando una mendiga
se irguió de un banco
oculto en alguna 
sombra gritando
muy irritada

Después la loca soy yo
Después yo soy la loca

Simone Brantes (Nova Friburgo, Brasil, 1963), Tejer y destejer, 7 poetas contemporáneas del Brasil *, selección y traducción de Agustina Roca, Bajo la Luna, Buenos Aires, 2020



* La antología la integran poemas de Ana Martins Marques, Annita Costa Malufe, Claudia Roquette-Pinto, Izabela Leal, Josely Vianna Baptista, Lu Menezes y Simone Brantes, algunos de ellos pubicados en este blog [N. del Ad.]


Se você não viajou nas férias
mas ficou escrevendo em casa
depois você vai ver é como se tivesse viajado
se você escreveu e gostou de escrever
mesmo que sobre você tenha pesado
a casa vazia (pois todos ao contrário de você
viajaram), o calor, o barulho da rua,
do bar aonde todos os caminhos do bairro
vêm dar, o medo de não dar conta do recado
Se você escreveu, se você
gostou de escrever, se você temeu
se você gozou, se o ponto final
veio só quando era necessário
você agora olha e sente
que fez a viagem, o texto é aquela paisagem
distante que você atravessou
sem poder sequer tirar um retrato

                        para Flávia Trocoli y Alberto Pucheu


Surto

Eu estava em surto. E o surto se manifestava assim: dentro 
da boca a língua havia crescido e eu não tinha mais controle 
sobre ela. Tanto podia recuar na direção da garganta causando 
a horrorosa sensação de sufocamento quanto podia avançar 
e sair da boca. O fato é que não conseguia usá-la para me 
expressar e isso tornava não apenas as palavras, mas também 
os gestos (como se fossem concebidos e executados dentro 
da boca) engrolados, perros. A sensação era horrível e não 
entendi como não acordei gritando, como só ao longo da 
manhã fui me lembrando do sonho. Já estava a caminho do 
mercado quando, acompanhada de alguns fragmentos desse 
sonho, passei por uma moto velha e depenada que ostentava 
no motor um adesivo brilhante com o seguinte dizer: “Dê 
férias à sua língua. Use a cabeça”.

*

Parei debaixo de uma amendoeira
de folhas recém-nascidas
era incrível que estivessem ali
tão frágeis e já tão capazes
de suportar o tranco do vento e da luz
daquela manhã de Copacabana
Fiquei parada olhando
pasma para o alto
quando então uma mendiga
se ergueu de um banco
oculto em alguma 
sombra gritando 
muito revoltada

Depois a louca sou eu
Depois eu sou a louca

miércoles, diciembre 28, 2022

Hugo Luna / de "Amo su voz"




El uso del nombre propio. Los límites de la privacidad. Lo arcano de los cuerpos en la 
inclinación de la vara del sauce. Lo que puede el canto de un pájaro en la luz del patio. 
Regar las plantas para ser lluvia. La acción de bendecir con la manguera en la mano y la 
imaginación arrastrada por el viento. La piel de lo inabarcable en la pureza de un durazno. 
Demasiados elementos compositivos en el lienzo. Un escenario de actores principales que 
se abrazan para salir juntos a la luz principal.

*

Se trata de lo rastrero en lo fértil de la tierra.
Cabellera mínima de la pequeña selva. 
Quitar para poner la mesa. (Somos juntos).

Mi huerta de verbos repentinos. De frutos imposibles de conjugar. De yuyos casi verdes 
manchando la conciencia.

Nace de semilla la primera vocal siempre desierta

*

El nogal guarda en el caparazón rugoso de su fruto. Pero es la brisa la decidora de toda 
poesía.
Con la cortina celeste impávida en el cielo de fondo se pueden adivinar asperezas en la 
frente de la nuez. 
Recién desembarcada la drupa sueña con Constantinopla y su pasado real.
La naturaleza ignora cuánto tiempo ha dormido mudando arena del Edén.
Estiramos el brazo para alcanzar lo remoto al son de una música que no alcanza a ser, 
frotada entre tabiques y altísimos tapiales en la distancia.

Hugo Luna (Concepción del Uruguay, Argentina, 1959), Amo su voz, Lago Editora, Córdoba, Argentina, 2022

martes, diciembre 27, 2022

Max Michelson / Un himno a la noche


























Ven, noche misteriosa;
desciende y anida en nosotros.

Desciende suavemente sobre las casas
que construimos con orgullo,
sin reverencia.
ocúltalas con tu velo,
derrama tus sombras.

Cae sobre nuestros comercios y fábricas:
oculta nuestro orgullo -nuestra vergüenza-
con tus alas nebulosas.

Cae sobre nuestras calles empedradas:
libera a tus etéreos sabuesos.
Cae sobre los que duermen, noche;
enciende tus fuegos en ellos.

Max Michelson (Lituania, 1880-Seattle, Estados Unidos, 1953), Poetry: A Magazine of Verse, vol. VIII, n° 2, mayo de 1916
Versión de Jonio González

Nota del traductor: Max Michelson es sin duda el más olvidado de los poetas imaginistas, nos recuerda Michael Copp en el blog de la New Canterbury Literary Society, y añade, como prueba de ello, que no fue incluido por Peter Jones en su Imagist Poetry (1972) ni por Bob Blaisdell en Imagist PoetryAn Anthology (1999). La única antología moderna en que aparece es The Imagist Poem: Modern Poetry in Miniature (2001), de William Pratt. Michelson publicó de hecho pocos poemas, principalmente en Poetry: A Magazine of Verse, en 1915, 1916 y 1918. En diciembre de 1916 aparecieron siete poemas suyos en The Egoist, y tres en el número de enero de 1917 de la misma revista. Fue asimismo incluido por Harriet Monroe (fundadora y editora de Poetry) y Alice Corbin Henderson en The New Poetry. An Anthology (Macmillan, Nueva York, 1918). Sólo un libro suyo vio la luz, The Extant Poetry and Prose of Max MichelsonImagist (Edwin Mellen Press, Lewinson, NY, 2000), y ello gracias a Peter Michelson, su nieto, quien en el prólogo explica que su abuelo tuvo graves problemas mentales que en 1920 obligaron a ingresarlo en una institución psiquiátrica hasta el final de sus días.


Imagen: La portada de Poetry Magazine de mayo de 1916 Poetry Foundation

A HYMN TO NIGHT

Come, mysterious night;
Descend and nestle to us.

Descend softly on the houses
We built with pride,
Without worship.
Fold them in your veil,
Spill your shadows.

Come over our stores and factories,
Hide our pride—our shame—
With your nebulous wings.

Come down on our cobbled streets:
Unleash your airy hounds.
Come to the sleepers, night;
Light in them your fires.

lunes, diciembre 26, 2022

Jan de Jager / Navidad 2022



Afuera llueve y Bruselas.
El bar de los sin techo, mafiosos
y putas viejas es el único que está
abierto. La mesera rumana se toma
un respiro para sentarse a deshojar
ramitas de hierbabuena:
para los mojitos
y para el té de los árabes.
Todo el bar huele a verde y menta
Suenan Rosalía, Edith Piaf
y Camilo Sesto. Yo acabando y
entregando toda la poesía de Cummings:
sin duda en un entorno que le hubiese
gustado: death’s big rotten particular kiss.

[inédito]

Jan de Jager (Buenos Aires, 1959)


domingo, diciembre 25, 2022

Joaquín Giannuzzi / De "Señales de una causa personal"



Lázaro

Los granos de trigo egipcio germinaron
después de cuatro mil años de sombra.
Esto puede parecer demasiado hermoso.
Pero si la energía de la vida
soñó largamente en medio de la muerte
unas pocas gotas de agua y de luz
bastan para que Lázaro mueva los párpados.

Joaquín Giannuzzi (Buenos Aires, 1924-Campo Quijano, Salta, Argentina, 2004), "Señales de una causa personal" (1977), Obra completa, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2014

sábado, diciembre 24, 2022

Ishigaki Rin / Isla



Estoy de pie en un gran espejo.
Una isla solitaria
y pequeña.
Separada de todo.

Conozco
la historia de la isla.
Las dimensiones de la isla.
Cintura, busto y caderas.
Vestido de temporada.
El canto de los pájaros.
La primavera oculta.
El perfume de las flores.

En cuanto a mí
vivo en una isla.
La he cultivado, construido.
Sin embargo
es imposible conocerlo
todo acerca de la isla.
Imposible residir en ella de forma permanente.

En el espejo me miro
a mí misma: una isla distante.

Ishigaki Rin (Tokio, 1920-2004), Selected Poems, Vagabond Press, Sydney, 2006
Traducción del japonés al inglés, Leith Morton 
Trad. del inglés al castellano, Jonio González


Imagen: Kyodo/Nippon

ISLAND

I am standing in a large mirror.
A solitary
Small island.
Separated from everyone.

I know
The history of the island.
The dimensions of the island.
Waist, bust and hips.
Seasonal dress.
The singing of birds.
The hidden spring.
The flower’s fragrance.

As for me
I live on the island.
I have cultivated it, built it.
Yet
It is impossible to know
Everything about the island.
Impossible to take up permanent residence.

In the mirror staring at
Myself: A far-off island.

viernes, diciembre 23, 2022

Lu Menezes / Escafandra para Narciso



 
En el siglo de las luces, asombró un luminar de la razón 
que hasta al fondo del océano, “donde el ojo humano
raramente llega”,
llegase la belleza
Hoy
con nuestra mirada extra-humana
en troncos rocas ripios nubes,
en vasos sanguíneos
sumergiendo
hondo
– tan hondo que vía mapas
de Sherazades-geómetras
llegamos
al meollo, a los manantiales
de arabescos fractales –
hoy más 
que la propia 
serpenteante
belleza recién nacida
(proliferando bajo medida
de desbordante en desbordante
represa incontenible)
es intriga que ella ostente
a cada autosemejante 
salto de su 
catarata de sorpresas,
esa razón 
inagotable, una razón
obsesiva
como si
no de un siglo, y sí 
de todos, de todo,
del “duro núcleo de la belleza” *
chorreasen ya las luces

* William Carlos Williams: El duro núcleo de la belleza (The hard core of Beauty).

Lu Menezes (São Luís, Brasil, 1948), Tejer y destejer, 7 poetas contemporáneas del Brasil *, selección y traducción de Agustina Roca, Bajo la Luna, Buenos Aires, 2020

* La antología la integran poemas de Ana Martins Marques, Annita Costa Malufe, Claudia Roquette-Pinto, Izabela Leal, Josely Vianna Baptista, Lu Menezes y Simone Brantes, algunos de ellos pubicados en este blog [N. del Ad.]




Escafrando para Narciso

No século das luzes, assombrou um luminar da razão
que até no fundo do oceano, “onde o olho humano
raramente chega”,
chegasse a beleza
Hoje
com nosso olhar extra-humano
em troncos rochas seixos nuvens,
em vasos sanguíneos
mergulhando
fundo
– tão fundo que via mapas
de Sherazades-geômetras
chegamos
ao âmago, aos mananciais
de arabescos fractais –
hoje mais
que a própria
serpenteante
beleza recém-nascida
(proliferando sob medida
de transbordante em transbordante
represa incontida)
intriga é que ela ostente
a cada autossemelhante
salto da sua
correnteza de surpresas,
essa razão
inesgotável, uma razão
obsessiva
como se
não de um século, e sim
de todos, de tudo
do “duro cerne da beleza” *
jorrassem já as luzes

* William Carlos Williams: O duro cerne da beleza (“The hard core of Beauty”)

jueves, diciembre 22, 2022

Olga Sedakova / Ancianas




Como una artista vieja y paciente
me gusta contemplar los rostros
de ancianas piadosas y malévolas:

sus labios mortales
y el poder inmortal
que mantiene esos labios apretados

(como si un ángel estuviera sentado allí
disponiendo el dinero en pilas,
monedas de cinco kópecs, de un kópec...
"¡Fuera!", les dice a niños,
pájaros y mendigos,
"¡Fuera!", les dice, "Desapareced;
¿no veis lo que estoy haciendo?")

Miro, y hago un retrato mental:
como si fuera yo misma ante un espejo oscuro.

Olga Alexandrovna Sedakova (Moscú, 1949), Contemporary Russian Poetry: A Bilingual Anthology, Indiana University Press, 1993
Traducción de Gerald S. Smith
Traducción al castellano, Jonio González


Foto: Olga Sedakova, Florencia, Italia, 2008 Wikimedia Commons


OLD WOMEN

Like an old patient artist,
I like to look at the faces
of pious and nasty old women:

Their mortal lips
and the immortal power 
that draw those lips together, 
(as if an angel were sitting there 
and setting out money in piles,
five-kopek coins, lightweight one-kopeks…
“Shoo!” he says to children,
birds, and beggars,
“Shoo,” he says, “Go away;
can’t you see what I’m doing?”)

I look, and sketch in my mind:
like, as it were, myself before a dark mirror.

miércoles, diciembre 21, 2022

Alberto Girri / De "En la letra, ambigua selva", 2




Relaciones con gemas

Experimentalmente, por obsesiva
compulsión de lapidarios
sujetos a revelarlas, tallar
las sagas que atesoran, ancestrales
desarrollos del cristal bajo presiones
inimaginables, calor, petrificantes hielos,
volúmenes de tizas y carbones
recalando en armoniosos cosmos
de perfección, durabilidad.

Presas en coronas, engastadas
para la historia, inmunes
a si las hace desfilar
ensartando colecciones de lamentos,
escasos actos virtuosos,
          o como seguros con que el avaro
contrarresta la avaricia de los pobres.

Frívolamente, desde el hueco
homenaje del oficio de rimar
"diamantes" con "mutantes",
          y la alegría
y obstinación de los que anhelan
una dieta especial y habitual de luz
          y fantasiosos
que combinan majestad y augurios,
mezclan los excesos del orfebre
con credulidades activas, sin tregua,
y donde la malaquita, color
para descifrar lenguajes irracionales,
es puesta junto a la esmeralda, jardín, verde
resplandor de sombra verde,
         y el zafiro, ala de insecto,
convive con el lapislázuli, tono
que induce a contemplación devota.
Multiplicad de pasados,
nostalgias de Paraísos,
angélicas perpetuidades,
         tantas son
las provocaciones que suscitan
cuantas las de considerar un mirlo
(trece, enumeró Wallace Stevens,
frecuentador de mirlos),
aunque las gemas no silben, no griten
y su dureza y pureza atraigan por alusiones
y nunca alcancen, como el mirlo,
a fraguar una unidad con el hombre y la mujer.


El sentido más que la belleza de las manzanas

Perennes cosechas
cubren los suelos,
y por remoto, vigente hábito,
comparable al de pelar un uva,
         los dientes no dejan de morderlas,
sólo que excesivas mudanzas
acontecieron desde las bíblicas manzanas
que al enfermo de amor curaban,
desde la manzana de Newton,
y la que Cézanne lustró
y eternizó para asombrar
con que la íntima realidad de las manzanas
no cuelga de ningún árbol, no cabe
en la escrupulosidad naturalista,
         y los que todavía
se consagran a pintar manzanas,
a demostrar con manzanas
irrefutables leyes físicas,
son envueltos en sarcasmos,
         y quienes las comían
libremente, confiados
en que una manzana por noche
aleja de males,
soportan pesadillas, despiertan
sobresaltados, temblando,
se provocan úlceras,
malsanas obesidades,
alergias y depresiones,
                       tal como se suele dar
en el comportamiento de animales en cautiverio.

Alberto Girri (Buenos Aires, 1919-1991), "En la letra, ambigua selva", 1972, Obra poética II, Corregidor, Buenos Aires, 1978

martes, diciembre 20, 2022

Sara Bosoer / De "Afiliación obligatoria"




de repente aparecieron
los posavasos de he-man 

aunque me esfuerce
a ese jazmín que se forma en la maceta
no lo escucho
veo unas hojitas mínimas arrepolladas todavía
envolviendo algo que tal vez podría ser una flor
pero no sé nada de plantas
y si afirmás que ahí adentro está naciendo un monstruo o una babosa
me lo creo lo mismo 

*

el viernes 26 de octubre
colón consigna por primera
vez en su diario
la palabra canoa
o sea todo empezó con el nombre
de un barquito endeble

*
la subjetividad no es
una esencia que precede la subjetividad no es
lo que queda
después que la basura fue eliminada la subjetividad
es la basura la subjetividad es
un punto de prácticas apretadas
la subjetividad es un punto
te avisé ahora me gusta
ese color de esmalte

Sara Bosoer (Buenos Aires, 1972), "Afiliación obligatoria", selección de Valeria Cervero, Op. Cit. agosto 28 de 2022


lunes, diciembre 19, 2022

Enrique Lihn / De "Poesía de paso"




Market place

Cirios inmensos para siempre encendidos,
surtidores de piedra, torres de esta ciudad
en la que, para siempre, estoy de paso
como la muerte misma: poeta y extranjero;
maravilloso barco de piedra en que atalayan
los reyes y las gárgolas mi oscura inexistencia.
Los viejos tejedores de Europa todos juntos
beben, cantan y bailan sólo para sí mismos.
La noche, únicamente, no cambia de lugar,
en el barco lo saben los vigías nocturnos
de rostros mutilados. Ni aun la piedra escapa
-igual en todas partes- al paso de la noche.

Enrique Lihn (Santiago de Chile, 1929-1988) Vía Op. Cit.

Poesía de paso
[1966],
Ediciones Nebliplateada, 
Buenos Aires, 2022










Foto: Enrique Lihn en la portada de A partir de Manhattan [1979], UDP, Santiago de Chile, 2022

domingo, diciembre 18, 2022

Robert Creeley / La flor



Creo que cultivo tensiones
como flores
en un bosque al que
nadie va.

Cada herida es perfecta,
se encierra en sí misma en un diminuto
imperceptible capullo
que provoca dolor.

El dolor es una flor como ésa,
como ésta,
como ésta,
como ésa.

Robert Creeley (Arlington, Massachusetts, Estados Unidos, 1926-Odessa, Texas, Estados Unidos, 2005), The Collected Poems of Robert Creeley 1945-1975, University of California Press, Berkeley, 1982
Versión de Jonio González.


Foto: BODY s/d


THE FLOWER

I think I grow tensions
like flowers
in a wood where
nobody goes.

Each wound is perfect,
encloses itself in a tiny
imperceptible blossom,
making pain.

Pain is a flower like that one,
like this one,
like that one,
like this one.

sábado, diciembre 17, 2022

Aldona Gustas / Senderos hacia la escuela...




Senderos hacia la escuela en un paisaje
donde los niños jugaban bajo soles amarillos como yema de huevo
bajo nubes del color de las manzanas

vestíbulos con corrientes de aire
pechos cubiertos por trenzas
donde la noche penetraba
lentamente en nuestros deseos

éramos hijas e hijos
de Polonia y Lituania
ranas a las que habían pescado en charcas
pájaros atrapados en jaulas de aire
les ensenseñábamos a cantar a nuestra manera
nos enseñaban a volar

hundimos los dedos en el sol
pintamos el viento
nuestro simpático compañero de juegos
que corría por las calles
mostrando a todos sus ojos de mirada dulce

yo ponía cada noche
una luna en mi almohada
sorbía su frío
mecía y acariciaba su cuerpo
hasta que mis heladas manos
desaparecían en bolsillos de sueño

Aldona Gustas (Karceviskiai, Lituania, 1932-Berlín, 2022), "Luftkäfige: Eine litauische Kindheit" [Jaulas de aire: Una infancia lituana], Lituanus. Lithuanian Quarterly Journal of Arts and Science, vol. 27, n° 4, invierno de 1981
Traducción del original alemán al inglés, Audrone B. Willeke
Versión del inglés al castellano, Jonio González



SCHOOL PATHS...

School paths in a landscape 
where children played under yellow-yolked suns 
under apple-colored clouds 
drafty hallways  
breasts covered by braids  
where the night slowly  
forced itself into our longings 
we were daughters and sons  
from Poland and Lithuania  
fished frogs in ponds  
trapped birds in airy cages 
taught them to sing our way  
they taught us to fly 
we dipped our fingers in the sun 
painted the wind 
our friendly playmate 
who ran through the streets 
showing his gentle eyes to all 
I placed then every night 
a moon on my pillow
sucked on its coldness 
rocked and fondled its body 
until my cold hands 
disappeared into pockets of dream

viernes, diciembre 16, 2022

Paola Escobar / Esa vertiente...




esa vertiente
entre las rocas
no sabe
que recientemente un hombre 
caminó los pastos verdes 
que encienden los pies de las montañas

esa vertiente no sabe
que el hombre gritó su tragedia 
al lago de aguas profundas

esa vertiente 
no percibe -¿cómo podría?-
los saltitos de las cenizas
que el hombre arrojó 
a ese devenir de agua
ciega sorda muda

[inédito}

Paola Escobar (Buenos Aires, 1971)


jueves, diciembre 15, 2022

Biancamaria Frabotta / En los pliegues de un cielo de papel ...




En los pliegues de un cielo de papel
busca un hueco en el pesebre
pero no llena el vacío.
No enseguida, al menos. No antes
de haber colocado
trajinadas estatuitas de yeso
elegidas en un humilde muestrario
humano, con cambiantes telones
de ángeles suspendidos en el oro.
Un viandante mísero, a mitad de la cuesta,
sobre el pecho blanco la camisita abierta,
las manos en los ojos atravesados por el cometa, 
escruta el anuncio de tiempos futuros.
Un pastor profundamente dormido
sueña el fin de los tiempos pasados.

Biancamaria Frabotta (Roma, 1946-2022), Biancamaria Frabotta/Facebook, post a cura dell’Archivio, 8 de diciembre de 2022
Versión de Jorge Aulicino


Sui dossi di un cielo di carta 
cerca un vano alla greppia 
ma non ne riempie il vuoto. 
Non subito almeno. Non prima
di aver messo a dimora 
logorate statuine di gesso 
trascelte da un umile campionario 
umano con vario sfondo 
di angeli sospesi nell’oro. 
Un viandante lacero, a mezza costa 
la camiciola schiusa sul petto bianco 
la mano agli occhi trafitti dalla cometa 
scruta l’annuncio dei tempi futuri. 
Un pastore immerso nel sonno 
sogna la fine dei tempi andati.

miércoles, diciembre 14, 2022

Mario Jorge de Lellis / De "Hombres del vino, del álbum y del corazón"




Un Luis

Bismuto bígamo biliar,
sembrador de discordias,
refinador de llantos,
desanudando el nudo familiar
tuvo su foto.

Se sentaba a la mesa ceño en mano,
mordía testamentos,
pasaba por mal tipo en las cocinas,
se reía de viejos afrailados o judíos
y lo vivificaban las palabras feas.

A la hora del té prendía un cigarrillo.
Cuando partía el pan partía un cigarrillo.
Cuando hacía finanzas, cigarrillo.
Cuando dormía incluso cigarrillo.

Bismuto bígamo biliar terminó loco.
Cierto, de a poco.
Emulaba su luis de fumador,
miraba a sus hermanas.

Dejó, apenas,
una sonrisa leve que tenía para uso personal
en hora de oropéndola.


El sillón

Mañana gris y nadie quiere recogerte.

Junto al cordón de la vereda,
tu bordadura de años, tus escombros.

¿Quién descansó allí?
¿Qué fatiga encorvada de horno y pala?
¿Qué romántico amor caridolente
en tus primeras lunas de folletín y arpa?
¿Mi madre, con su rostro de hortensia entre las nubes?
(En las horas de siesta le gustaba
quedarse en una sala con retratos).
¿Mi abuelo? ¿O el primer gringo amigo de mi abuelo,
aquel que ahorraba moneditas para comprar postales?
Y en las veladas de peinetón y polca,
¿qué tornadizo azul torneado
coqueteó en tu estrechez de nido de abanicos?
¿Y qué cosas tuviste cerca tuyo?
¿Qué reloj de cucú, qué mirlo en jaula,
qué pecíolo rojo, que digno piano?
¿Qué reliquia clavada en la pared
te miró tanto tiempo con los ojos sonánbulos?
¿Qué torreones de sueños se veían
desde tu sitio? ¿Qué pesares borrados?

Mi madre no desconoció tu historia.
Cuando yo te llevé, se sonreía.
Una sonrisa llena de pasado.

Mañana gris y nadie quiere recogerte.

Todo tu tiempo ha terminado.


Yuri Gagarin

Mientras en Tokio un niño trinaba en un triciclo
y en Berlín un burdel lamentaba sus puertas
y en Chicago un negrito lustraba los zapatos
y otro negrito en Londres se moría de pena,
Yuri Gagarin todo con sus ojos desnudos
daba vuelta a la tierra.

Y mientras en Sevilla una muchacha
sangraba perfumada de miedo y de alhucema
y en México se enlazaba un toro al sol caliente
y en Paraguay un cabo requisaba conciencias,
Yuri Gagarin -que no estaba solo-
daba vuelta a la tierra.

Y en tanto sucedía el repunte del dólar,
la caja de caudales violada, la inocencia
del árbol, la moral católica, el zapato en perdón,
el humo, la ceniza, la lujuria industrial, la quema
del amor, el monopolio del hambre, los cuarteles
y tantas cosas más de esta tristona ciencia
de vivir, Yuri Gagarin, Jorge hasta nosotros,
daba vuelta a la tierra.

Este Yuri Gagarin tenía una mujer,
dos hijas, vecinos, una casa, una huerta,
acaso alguna pipa, acaso un sobrenombre,
era un muchacho azul como cualquiera.
Vivía en un país que en los mapas es verde.
Era un buen comunista. Porque en otoño
se emocionaba con las hojas secas.

Y este Yuri Gagarin se fue hasta el espacio.
Vio celeste a la tierra.
Casi la fue tocando con sus manos en molde.
Casi no comprendió su corazón de seda.

Y entretanto ocurría lo de siempre.
En Chicago un negrito lustraba los zapatos
y otro negrito en Londres se moría de pena.

Este Yuri Gagarin.
Este buen comunista. Este Jorge cualquiera.

Mario Jorge de Lellis (Buenos Aires, 1922-1966), Hombres del vino, del álbum y del corazón, Editorial Lautaro, Buenos Aires, 1962


Foto: Herederos de Lucina Álvarez/El Juguete Rabioso n° 2, Buenos Aires, 1972