viernes, agosto 31, 2012

Mercedes Cebrián / Hablemos con el clero


Hablemos con el clero

¿Nunca os habéis sentado a charlar con el clero?
¿Nunca habéis compartido un rato minucioso con los sucesores de Pedro?
Os insto a abrir la cremallera de su estuchito de pasiones,
a prestar atención a su breve abanico emocional
     (tristeza diminuta, somnolencia, pereza).

No los verás eufóricos, lascivos o coléricos, pero sí
alegres ante las maravillas que el Señor ha creado.
Ellos también son contemporáneos,
llevan una tira
de plástico en el cuello
(materiales postconciliares, derivados del petróleo).

Os garantizo que se aprende con ellos: te hablan
de la Europa del Barroco, de arte sacro, de Tiépolo,
                                         de Giotto,
                                         de Fra Filippo Lippi.

Conocen el apellido griego de Doménico,
de todos los Doménicos, en serio:
                        Theotokópulos
                        Scarlatti
                        Ghirlandaio.

Te vuelven incorpóreo, te limitan a ser
conversación.
No rechaces el espacio de niñez permanente
que te ofrecen.
Son maestros en el arte de sortear excesos
(y a mí a veces me gusta
que me mantengan en un área carente de impulsos y apetitos):

           Sin peligros,
           sin ruidos.
           Con el catálogo de obras de misericordia
           abierto al mismo tiempo por todos los capítulos.

Mercedes Cebrián (Madrid, 1971), "El malestar al alcance de todos" (2004), Oremos por nuestros pasaportes, Mondadori, Buenos Aires, 2012

Ilustración: Nuit de Noël, 1952, Henri Matisse

jueves, agosto 30, 2012

Armando Roa Vial / Dos poemas




Y el sobrepeso de la palabra amor

Y el sobrepeso de la palabra amor
hundió a los amantes.
Deslucida de todo sentimiento,
doliéndose de sí,
lastrando una retórica en desuso,
con hambre de olvido,
bajo un inventario de culpas
que se arañan unas a otras,
hijas de una misma decepción.
Nada baja ya
a los osarios de este corazón:
porque el sobrepeso de la palabra amor
hundió a los amantes.


Escala al infinito, relectura de Leopardi

Entre hontanares y marjales
el tenue clamor del viento
despeina estas orillas
dispersando las gaviotas.

El horizonte se agolpa indeciso
sobre la quilla impaciente del atardecer:
olas remolcadas bajo la estela del sol
en los arrecifes de un litoral adormecido.

El flujo y reflujo de la marea:
sargazos, tumultos de espuma,
la sal silenciosa de los días
en los archipiélagos de la soledad.

Y todo para que mares de otros tiempos
bañen mi silueta
con el dulce naufragio de un hombre.

Cuando las riberas del lenguaje han dejado de abrevar.


Armando Roa Vial (Santiago de Chile, 1966), Shakesperean Blues, Uqbar Editores, Santiago de Chile, 2012

Foto: Armando Roa Vial en Poetas Siglo XXI

martes, agosto 28, 2012

Sergio Raimondi / La literatura será sometida a investigación




La literatura será sometida a investigación (Brecht, 1939)

Se trata de poner en tela de juicio la literatura
con criterios no creados por ella; o sea:
de tensar los versos ante la acción del fuego
y de calificarlos no con el lápiz sino con el cuchillo,
por ejemplo, o una sierra cariada o el carozo
de un durazno. Poesía y ferretería, destornillador
y vocal, metonimia a 220, en morsa la metáfora
a ser por el toc ajustada del martillo.
Las herramientas no están terminadas aún.
Y quien cree que se trabaja día a día en ellas,
chispas de la soldadora entre almanaques amarillos,
vidrio y alcohol entre fórmulas erradas,
salsa y serrucho en patios, galpones y cocinas
de casas ubicadas fuera del radio de la urbe
o en el centro mismo de su fragor cotidiano
un poco desvaría y se engaña.

Sergio Raimondi (Bahía Blanca, 1968), de "Poesía civil", 2001, 2010, Kesselman, Mazzoni, Selci, La tendencia materialista. Antología crítica de la poesía de los 90, Paradiso, Buenos Aires, 2012



Ilustración: Composizione, c.1938, Mario Sironi

lunes, agosto 27, 2012

Roxana Palacios / In memoriam



In memorian

En esta humedad, decís, envejecemos.
Los chicos al otro lado de los árboles
tienen botas altas y ramas como fusiles.
Corren a los gansos,
los alejan de las crías con pedazos de pan.
De a ratos miran hacia adentro.
Vos hacés un gesto con la mano,
revolvés la yerba;
esta humedad, decís, hace crecer
flores venenosas.
El viento mueve el agua
en el mismo sentido de los barcos.
Vemos las maderas apiladas,
pequeños fajos de junco verde.
El nogal se salva, decís,
su leche amarga, las frutas del invierno.
La segunda visión descompone tu cara,
los gritos de los chicos y los gansos.

Roxana Palacios (Buenos Aires, 1957), Delta, Ediciones del Dock, 2012

Ilustración: Paesaggio, 1957, Giorgio Morandi

domingo, agosto 26, 2012

Jorie Graham / Mente



Mente


La lenta obertura de la lluvia,
cada gota se rompe
sin romperse dentro
de la siguiente, describe
la mente implacable, sincopada.
No de modo diferente de
los colibríes,
que imaginan que sus alas
son su corazón, y de las golondrinas,
que creen que el horizonte
es una línea que levantan
y dejan caer. ¿Qué
buscan? Los álamos,
avanzando o retirándose,
pierden su estatura
de todos modos, y sin embargo permanecen firmes
y hacen lo necesario
para volverse
imaginarios. La ciudad
dibuja la mente en las calles,
y las calles la obligan
desde sus intersecciones
donde un poco
no pertenece a nadie. Es
lo que se conduce a través
de todas las porciones inmóviles
del mundo, el papel
de la gravedad en las cosas, las hojas,
apretadas contra la fría y húmeda
ventana del suelo de noviembre,
continúan siendo inoportunas
hasta que se transforman, piezas
de un rompecabezas irresoluble
hasta que los bordes ceden un poco
y se ablandan. Mirad entonces
el modo en que el dibujo se vuelve claro,
la mente que en trozos
entra en la tierra con mayor facilidad,
y es más fértil por ello.

Jorie Graham (Nueva York, 1950), Hybrids of Plants and Ghosts, Princeton University Press, Princeton, 2008
Versión de Jonio González


Mind

The slow overture of rain, 
each drop breaking 
without breaking into 
the next, describes 
the unrelenting, syncopated 
mind. Not unlike 
the hummingbirds 
imagining their wings 
to be their heart, and swallows 
believing the horizon 
to be a line they lift 
and drop. What is it 
they cast for? The poplars, 
advancing or retreating, 
lose their stature 
equally, and yet stand firm, 
making arrangements 
in order to become 
imaginary. The city 
draws the mind in streets, 
and streets compel it 
from their intersections 
where a little 
belongs to no one. It is 
what is driven through 
all stationary portions 
of the world, gravity's 
stake in things, the leaves, 
pressed against the dank 
window of November 
soil, remain unwelcome 
till transformed, parts 
of a puzzle unsolvable 
till the edges give a bit 
and soften. See how 
then the picture becomes clear, 
the mind entering the ground 
more easily in pieces, 
and all the richer for it.

Foto: Jorie Graham, 2008 en el website de Jorie Graham

sábado, agosto 25, 2012

Sharon Olds / De "El padre"



El nadador

Así como la semilla que me creó avanzaba
delante de las demás, brazos a los lados,
cabeza redonda y vigorosa, la cola
dando latigazos, así me gusta arrojarme
al mar: una mano gigante,
helada, envuelve mi cráneo,
abro los ojos, me dejo llevar por el agua
que envuelve la tierra, estoy suspendida en ella
como un esperma. Nado despacio,
estoy en el centro de la vida,
dentro de Dios, hay madejas de acederas
como sangre junto a mi cabeza. Desde la playa
sólo se ve el océano, un mar
rizado. Aquí soy como un ser verdadero,
invisible, una ameba que galopa en el rocío,
como esos elementos en los que se transformó mi padre,
humo, hueso, sal.
Es una de las únicas cosas que aún me gusta hacer,
sumergirme en el horizonte
y descubrir un atisbo de su nueva vida,
limpia, en blanco, indolora, sin error:
el éxtasis de la materia.


El barquero

Tres años después de su muerte, mi padre
vuelve a trabajar. Después de veinticinco años
desempleado, está muy contento
de haber sido contratado, llega puntual,
trabajador incansable. Se sienta
en la proa de la barca, dulce timonel,
de espalda a los pasajeros. Está muerto,
pero se arrodilla erguido, mirando hacia delante,
a la otra orilla. Alguien ha cerrado
su boca, de modo que se lo ve más cómodo
—ni sediento, ni necesitado— los ojos        
abiertos, bajo el iris la línea negra
que apareció con su muerte. Está tranquilo.
Su nuevo empleo es una broma entre los dos,
le encanta bromear conmigo, no ha perdido
su cara de póquer. Mascarón de proa de marfil,
hombre alto, demacrado, costillas, pezones, labios,
cada vez que traigo a alguien
y lo pongo en el barco y lo empujo,
mi padre lo lleva remando a través del río
hacia la lejana orilla. No hablamos:
él sabe que se trata de alguien
de quien me quiero deshacer, alguien
que me hace sentir fea y asustada. No le digo
como lo hacías tú. Él conoce el oficio
y lo disfruta. Cuando arrojo a alguien dentro
él no mira hacia atrás: lo lleva directamente
al infierno. Quiere trabajar para mí
hasta que yo muera. Sabe que entonces
iré hasta él, subiré a su barca
y me dejaré llevar, estiraré mi mano amplia
hacia la suya, lo ayudaré a desembarcar,
nos abrazaremos como dos que nunca nacieron,
desnudos, sin respirar, nos cubriremos
hasta los labios con el oscuro manto de la tierra
y descansaremos juntos al final de la jornada.

Sharon Olds (San Francisco, 1942), El padre, traducción de Mori Ponsowy, Bartleby Editores, Madrid, 2004


THE SWIMMER
The way the seed that made me raced / ahead of the others, arms held to her sides, / round head humming, spine / whipping, I love to throw myself / into the sea—cold fresh / enormous palm around my scalp, / I open my eyes, and drift through the water that lies / heavy on the earth, I am suspended in it / like a sperm. Then I love to swim slowly, / I feel I am at the center of life, I am / inside God, there is sourweed in skeins like / blood beside my head. From the beach / you would see only the ocean, the swellvcurling—so I am like a real being, / invisible, an amoeba that rides in spit, I am like those elements my father turned into, / smoke, bone, salt. It is one of / the only things I like to do / anymore, get down inside the horizon / and feel what his new life is like, how / clean, how blank, how griefless, how without error— / the trance of matter.

THE FERRYER
Three years after my father’s death / he goes back to work. Unemployed / for twenty-five years, he’s very glad / to be taken on again, shows up / on time, tireless worker. He sits / in the prow of the boat, sweet cox, turned / with his back to the carried. He is dead, but able / to kneel upright, facing forward / toward the other shore. Someone has closed / his mouth, so he looks more comfortable, not / thirsty or calling out, and his eyes / are open, there under the iris the black / line that appeared there in death. He is calm, / he is happy to be hired, he’s in business again, / his new job is a joke between us and he / loves to have a joke with me, he keeps / a straight face. He waits, naked, / ivory bow figurehead, / ribs, nipples, lips, a gaunt / tall man, and when I bring people / and set them in the boat and push them off / my father poles them across the river / to the far bank. We don’t speak, // he knows that this is simply someone / I want to get rid of, who makes me feel / ugly and afraid. I do not say / the way you did. He knows the labor / and loves it. When I dump someone in / he does not look back, he takes them straight / to hell. He wants to work for me / until I die. Then, he knows, I will / come to him, get in his boat / and be taken across, then hold out my broad / hand to his, help him ashore, we will / embrace like two who were never born, / naked, not breathing, then up to our chins we will / pull the dark blanket of earth and / rest together at the end of the working day

Ilustración: Tutto si muove, 1914, Giacomo Balla

viernes, agosto 24, 2012

Silvina López Medin / Como y duermo con un desconocido





Como y duermo con un desconocido

Lo que un avión permite:
el filo moderado de un cuchillo,
dos o tres formas de acomodar el papel metal
plegado prolijamente o hecho un bollo, las mismas formas
de acomodar el cuerpo en el asiento
ahora que la azafata apaga las luces sin palabras de despedida
como una madre severa o muda,
esta cabeza desconocida no encuentra el lugar
no se entrega al sueño
cae en mi hombro, se levanta
prudente oscilación
del vino en la copa descartable
no cruzamos palabra
pero algo cruza cada tanto
la frontera del apoyabrazos
mi mano que alcanza
la copa a la azafata, o el ritmo de esa respiración
que se agrava, se resigna
se quedó dormido, pienso
pero quién
se quedó dormido
no tiene nombre
se quedó dormido
insisto y mis párpados
se van cerrando
como una madre cierra
lentamente la puerta
hasta escuchar el click
mi cabeza cae, estoy
en el hueco de un hombro.

Silvina López Medin (Buenos Aires, 1976)

Ilustración: Volo di una rondine, 1913, Giacomo Balla

jueves, agosto 23, 2012

Tiffany Atkinson / Sin aviso




estamos ferozmente borrachos, y las crueldades crepitan
como rosas viejas. Cama de espinas. Qué poco
se necesita para derribar las maleables geometrías
del sexo, para perder el valor de amar. No

el amor en sí. El valor necesario. El elástico empuje
del salmón contra el río-músculo, la fe
loca del pimpollo. Todas las cosas que empujan contra
lo privado y lo singular. Es el camino
de botas usadas, tu partida; pero no te

quiero menos por eso. La luna toma un punto de vista
objetivo, manda comunicados a través
de la cama. Y la madrugada es pura boca. Vuelve,
y transplantemos los viejos resentimientos. Elaboremos
vinos de mala calidad en el otoño. Riamos. Engordemos.

Tiffany Atkinson (Berlín, 1972, vive en Cardiff), Kink and Particle, Seren, 2006
Traducción de Inés Garland


No Warning

we are fiercely drunk, and cruelties crackle
like old roses. Bed of thorns. How little
it takes to overturn the pliant geometries
of sex, to lose the nerve of loving. Not

the love itself. The nerve of it. The salmon’s
flex against the river-muscle, the insane
faith of the bud. All things that push against
the private and particular. It’s the tread
of borrowed boots, your leaving; but I do

not love you less for that.The moon takes
the objective view, posts bulletins across
the bed. And dawn is all mouth. Come back,
and we’ll plant the old resentments out. Brew
dodgy wines come autumn. Laugh. Grow fat.

Foto: The Guardian

miércoles, agosto 22, 2012

Mauro Viñuela / Fotografías




Fotografías

Sujetas verdes aguas
y vas del vértice del cobre infinito,
a nubes.

Pesada la maquinaria del cielo.

Luego, movimiento de  fábulas: niños como palmeras blancas en oleajes.

Y más allá, el lejano "ven, ven" de los tanques: ruedas que ruedan.
Y esas cosas. Lo claro y distinto. El beso del horizonte deslizado en el asfalto.
Un  Descartes que nunca pregunta por los escombros.

Tú y yo y esas cosas.
Nosotros y esas cosas.

Más tarde rastreas engranajes de  esperanzas, como un Aristófanes apocalíptico,
/ elevando divergencias al reino de las aves.
Primer hallazgo: la traición: la piedra del hubiera, o  hubiese, que recoges.
Segundo: siete sibilas mugrientas medio cuerpo
fuera medio cuerpo en el pasado medio cuerpo hacia el futuro en el futuro
proclamando la invisible ventaja de lo inmóvil,
el despiece de este sucio otoño de fin del mundo.

Mauro Viñuela (Resistencia, Argentina, 1971)

Ilustración: La memoria, Luis Felipe Noé

martes, agosto 21, 2012

Anton Vallet / Tres poemas



Dicho de otra manera

Hay cosas que de ningún modo se dejan decir
dicho de otra manera hay significados
condenados a no ser enunciados jamás
dicho de otra manera los fantasmas y los animales salvajes
también existen en el lenguaje
dicho de otra manera nadie sabe cuánta poesía podría soportar
un solo verso


Faîtes vos jeux

Cuando se aleja el momento de las heridas
se instala el de las cicatrices:

Es el abrazo
del oso del tiempo

Antes de que la función
alcance su final
en pleno soliloquio del actor
con tanto desparpajo como estrépito
los obreros entran en escena
y empiezan a desmontar el decorado


Réquiem agnóstico

La religión es un asunto esencialmente familiar
La herencia y el ambiente determinan
la importancia de un dios
y su posición jerárquica en el escalafón
Su carácter más o menos irascible
su sed de ofrendas y sacrificios
y su tendencia a ordenarte matar
o a mandarte morir
El cielo el olimpo el walhalla
los diversos paraísos de terrible peaje

Tener que morir para saber
si tu infierno era cierto

Anton Vallet (Barcelona, 1957), Diarios de robinson, Plaza y Janés, Barcelona, 2006

Ilustración: Gran pintura, 1958, Antoni Tàpies Guggenheim Bilbao

lunes, agosto 20, 2012

Pier Paolo Pasolini / Tres de "Nuovi epigrammi"



IV

A Bertolucci

Sobrevivencia: también ella. Ella, la vieja campaña
     reencontrada, aquí en el norte, donde, para nosotros, es más eterna.
Son los últimos días, o, es igual, los últimos años,
     de los campos arados con las hileras de troncos sobre las zanjas,
del fango blanco alrededor de las moreras recién podadas,
     de los terraplenes aún verdes sobre los embalses secos.
También aquí, donde el pagano fue cristiano, y con él
     su tierra, su campo cultivado.
Un nuevo tiempo reducirá todo esto a no ser;
     y por eso podemos llorarlo: con sus oscuros
años bárbaros, sus románicos abriles.
     Quien no conozca esta tierra sobreviviente,
¿cómo nos podrá entender? ¿Decir quiénes hemos sido?
     Pero somos nosotros quienes debemos entenderlo,
para que nazca, sea, aun perdido en estos claros días,
     en esta estupenda suspensión de invierno,
en el sur dulce y tempestuoso, en el norte cubierto de sombra.


(aquí, la respuesta de Attilio Bertolucci a este epigrama)


XV

A mi nación

No pueblo árabe, no pueblo balcánico, no pueblo antiguo,
     sino nación viva, nación europea:
¿y qué eres? ¡Tierra de infantes, hambrientos, corruptos,
     gobernantes empleados de terratenientes, prefectos reaccionarios,
abogaditos untados de gomina y los pies sucios,
     funcionarios liberales, canallas como los tíos beatos,
un cuartel, un seminario, una playa liberada, un casino!
     Millones de pequeños burgueses como millones de puercos
pastorean empujándose bajo las incólumes residencias,
     entre casas coloniales ya descascaradas como iglesias.
Justamente porque has existido, ahora no existes,
     y porque fuiste consciente, eres inconsciente.
Y porque eres católica, no puedes pensar
     que tu mal es todo el mal: culpa de cada mal.
Húndete en tu bello mar, libera al mundo.


XVI

A un espíritu

Sólo porque estás muerto he podido hablarte como a un hombre:
     de otra manera, tus leyes me lo habrían impedido.
Nadie te defiende ahora: el mundo muerto e instituido,
     del que eras hijo y patrón, te deja solo.
Atónitos restos de viejo hombre, tartamudeante fantasma
     que comienzas, extraviado, a hundirte en los tiempos:
finalmente, eres un hermano, odio y amor nos unen,
     mi cuerpo todavía vivo y el tuyo ya cadáver
están atados por un lazo que nos vuelve espíritus.
     Pero por una palabra de condena dicha en tu contra,
pobre pecador, despojado, degradado por la muerte,
    desnudo e implorante como un implume,
¡cuántas palabras debo reprimir todavía en el corazón!
      Has dejado un lugar vacío, y, en ese lugar,
otro, intocable porque está vivo, comienza a reinar.
     ¡Pero "la muerte no reinará"! Solo en este absurdo estado
en el que sobreviven, sobre nosotros, Bizancio y Trento,
     reina la muerte: pero yo no estoy muerto y hablaré.

Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 1922-Ostia, 1975) "La religione del mio tempo. Nuovi epigrammi" (1958-1959), Tutte le poesie, Mondadori, Milán, 2003
Versiones Jorge Aulicino


IV

A Bertolucci

Sopravvivenza: anch'essa. Essa, la vecchia campagna,
   ritrovata, quassù, dove, per noi, è più eterna.
Sono gli ultimi giorni, o, è uguale, gli ultimi anni,
   dei campi arati con le file dei tronchi sui fossi,
del fango bianco intorno ai gelsi appena potati,
   degli argini ancora verdi sulle rogge asciutte.
Anche qui: dove il pagano fue cristiano, e con lui
   la sua terra, il suo campo coltivato.
Un nuovo tempo ridurrà a non essere tutto questo:
   e perciò possiamo piangerlo: con i suoi bui
anni barbarici, i suoi romanici aprili.
   Chi non la conoscerà, questa superstite terra,
como ci potrà capire? Dire chi siamo stati?
   Ma siamo noi che dobbiamo capire lui,
perché lui nasca, sia pure perso a questi chiari giorni,
   a queste stupende stasi dell'inverno,
nel Sud dolce e tempestoso, nel Nord coperto d'ombra.



XV

Alla mia nazione

Non popolo arabo, non popolo balcanico, non popolo antico,
   ma nazione vivente, ma nazione europea:
e cosa sei? Terra di infanti, affamati, corrotti,
   governanti impiegati di agrari, prefetti codini,
avvocatucci unti di brillantina e i piedi sporchi,
   funzionari liberali carogne como gli zii bigotti,
una caserma, un seminario, una spiaggia libera, un casino!
   Milioni di piccoli borghesi como milioni di porci
pascolano sospingendosi sotto gli illesi palazzotti,
   tra case coloniali scrostate ormai come chiese.
Proprio perché tu sei esistita, ora non esisti,
   proprio perché fosti cosciente, sei incosciente.
E solo perché fosti cattolica, non puoi pensare
   che il tuo male è tutto il male: colpa de ogni male.
Sprofonda in questo tuo bel mare, libera il mondo.


XVI

A uno spirito

Solo perché sei morto, ho potuto parlarti come a un uomo:
   altrimenti le tue leggi me l'avrebbero impedito.
Nessuno ti difende, adesso: il mondo morto e istituito
   di cui eri figlio e padrone, ti lascia solo.
Attonita salma di vecchio uomo, balbettante fantasma,
   che cominci, sperduto, a affondare nei tempi:
finalmente mi sei fratello, odio e amore ci uniscono,
   il mio corpo ancora vivo e il tuo cadavere
sono stretti da un legame che ci rende spiriti.
   Me per una parola di condanna detta contro di te,
povero peccatore, spogliato, degradato dalla morte,
   reso nudo e implorante come un implume,
quante parole devo comprimermi ancora in cuore!
   Hai lasciato un posto vuoto, e, in questo posto,
un altro, intoccabile perché vivo, comincia a regnare.
   Ma "morte non regnerà!" Solo in questo assurdo stato
dove sopravvivono, sopra di noi, Bisanzio e Trento,
   regna la morte: ma io non sono morto, e parlerò.   


Ilustración: Estudio para Otoño, 1909, Vassily Kandisnky

domingo, agosto 19, 2012

Francisco Urondo / Romana puttana



Romana puttana

Una media de seda ha caído sobre el mar. Una multitud
     clamará por el regreso del caudillo y yo miraré
     tristemente sus carnes rosadas y nuevas: ha nacido en
     mí la gorda literatura.

Afuera el viento agita, árboles y caderas. Son los arcos del
     amor, la leyenda; el aire y la tierra de los hombres.

La italiana sonríe suavemente. Su ternura es grande como
     los pájaros, honda como su violencia.

La habitación se ha llenado de olores concretos.

Francisco Urondo (Santa Fe, 1930-Mendoza, 1976),"Historia antigua" (1950-1957), Obra poética, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2006


Ilustración: Retrato de Lydia Delectorskaya, 1947, Henri Matisse

sábado, agosto 18, 2012

Roberto Pasquali / Inmenso silencio de..., 2






1

Patagonia, enero 2012
......
Inmenso silencio de la dimensión celeste
líneas rectas cortadas rectas corren sobre el asfalto gris
como indescifrables signos de un antiguo oráculo chino
respuestas de otro lugar que se aleja de nuestra mirada
Sara pregunta si puede volar entre las nubes
Y en todas partes este cielo que parece haber hallado su pareja terrestre
desierto y cielo sustraídos de la escala humana
suma infinita de espacios
pura sustracción
guío con la mente ligera mirando infinitos campos de girasol
mientras en la radio un cuarteto uruguayo canta:
"sé que morís por descubrir
que lugar ocupás en mi cabeza..."

2
los animales habitan los bordes de la fiel oscuridad
nos dejan bajo los reflectores
cautivados como falenas por el brillo del progreso
la medida no está en los pasos
el horizonte no es más la distancia
quedan deseos e ilusiones
para el aniversario del mañana

3
el sueño es un pasado oscuro
donde las imágenes se repiten a sí mismas

4
cada cosa se desvanece y retrocede
también la dura piedra frente
a la leve implacable constancia del viento
la límpida piel la sonrisa y la sangre
el deseo el éxito
la entera materia y su concreta geometría
todo se desvanece y retrocede
la idea y la obra
la fatigosa construcción y la abstracta sustancia
la mano y su nota
esta misma palabra
cada cosa se desvanece y retrocede
en el invisible corazón de la luz

5
Escucho la hierba crecer
su cita con el tiempo
un tiempo hoy contaminado del exceso
del futuro ya aquí
escucho la lentitud, la verde respiración de la tierra
que une raíz y hoja
en esta antigua distancia
su fidelidad a la luz

6
tenemos necesidad de esta protección
de este hilo entre tierra y cielo
mientras vivimos bajo la línea de la sombra
tenemos necesidad de esta vida
tercamente obstinada
para creer en el nacimiento
en la mentira de la muerte
tenemos necesidad de esta flor
rebelde que sin temor
vuelve la mirada al sol

Roberto Pasquali (Boloña, 1955)
Versión de Jorge Aulicino


1

Patagonia, gennaio 2012
......
Immenso silenzio della dimensione celeste
linee rette spezzate rette scorrono sull'asfalto grigio
come indecifrabili segni di un antico oracolo cinese
risposte di un altrove che si allontana dal nostro sguardo
Sarà domanda se può volare tra le nuvole
E ovunque questo cielo che sembra aver trovato la sua coppia terrestre
deserto e cielo sottratti alla misura umana
somma infinita di spazi
pura sottrazione
guido con la mente leggera fissando infiniti campi di girasole
mentre alla radio un quartetto uruguaiano canta:
“sé que morís por descubrir
que lugar ocupás en mi cabeza...”

2
gli animali abitano i bordi della fedele oscurità
ci lasciano sotto i riflettori
rapiti come falene dall'abbaglio del progresso
la misura non è più nei passi
l'orizzonte non è più la distanza
restano desideri e illusioni
per l'anniversario di domani

3
il sogno è un passato oscuro
dove le immagini ripetono sè stesse

4
ogni cosa svanisce e arretra
anche la dura pietra di fronte
alla lieve implacabile costanza del vento
la limpida pelle il sorriso e il sangue
il desiderio il successo
l'intera materia e la sua concreta geometria
tutto svanisce e arretra
l'idea e l'opera
la faticosa costruzione e l'astratta sostanza
la mano e la sua nota
questa stessa parola
ogni cosa svanisce e arretra
nell'invisibile cuore
della luce.

5
Ascolto l'erba crescere
il suo appuntamento con il tempo
un tempo oggi contaminato dall'eccesso
dal futuro già qui
ascolto la lentezza, il verde respiro della terra
che unisce radice a foglia
in questa antica distanza
la sua fedeltà alla luce

6
abbiamo bisogno di questa protezione
di questo filo tra terra e cielo
finchè viviamo sotto la linea dell'ombra
abbiamo bisogno di questa vita
cocciutamente ostinata
per credere alla nascita
alla menzogna della morte
abbiamo bisogno di questo fiore
ribelle che senza timore
volge lo sguardo al sole 


Ilustración: Círculos, 1926, Vassily Kandinsky

viernes, agosto 17, 2012

Roberto Pasquali / Inmenso silencio de la dimensión celeste



1

Patagonia, enero 2012
......
Inmenso silencio de la dimensión celeste
líneas rectas cortadas rectas corren sobre el asfalto gris
como indescifrables signos de un antiguo oráculo chino
respuestas de otro lugar que se aleja de nuestra mirada
Será la pregunta si puedo volar entre las nubes
Y en todas partes este cielo que parece haber hallado su pareja terrestre
desierto y cielo sustraídos de la escala humana
suma infinita de espacios
pura sustracción
guío con la mente ligera mirando infinitos campos de girasol
mientras en la radio un cuarteto uruguayo canta:
"sé que morís por descubrir
que lugar ocupás en mi cabeza..."

Roberto Pasquali (Boloña, 1955)
Versión de Jorge Aulicino



1

Patagonia, gennaio 2012
......
Immenso silenzio della dimensione celeste
linee rette spezzate rette scorrono sull'asfalto grigio
come indecifrabili segni di un antico oracolo cinese
risposte di un altrove che si allontana dal nostro sguardo
Sarà domanda se può volare tra le nuvole
E ovunque questo cielo che sembra aver trovato la sua coppia terrestre
deserto e cielo sottratti alla misura umana
somma infinita di spazi
pura sottrazione
guido con la mente leggera fissando infiniti campi di girasole
mentre alla radio un quartetto uruguaiano canta:
“sé que morís por descubrir
que lugar ocupás en mi cabeza...”

Ilustración: In the car, 1963, Roy Lichtenstein

miércoles, agosto 15, 2012

Billy Collins / Olvido







Olvido

El nombre del autor es lo primero que se va
seguido obedientemente por el título, la trama,
la conclusión desgarradora, la novela entera
que de pronto se vuelve una que no has leído nunca,
de la que ni siquiera has oído.

Como si, uno por uno, los recuerdos los que solías aferrarte
decidieran retirarse al hemisferio sur del cerebro,
a una pequeña villa pesquera donde no hay teléfonos.

Hace tiempo besaste por última vez los nombres de las nueve Musas
y viste a las ecuaciones cuadráticas empacar
y ahora aún cuando memorizas el orden de los planetas,

algo más se te está escapando, la flor de un estado, quizás
la dirección de un tío, la capital de Paraguay.

Lo que sea que estás tratando de recordar
no está en la punta de tu lengua
tampoco merodeando en una esquina recóndita de tu bazo,

se ha desvanecido en un oscuro río mitológico
cuyo nombre empieza con una L, es lo que recuerdas, en tu propio
camino hacia el olvido donde te reunirás
con los que ya no saben cómo nadar o andar en bicicleta.

No importa si te levantas a medianoche
para buscar la fecha de una batalla en un libro sobre guerras
No importa si la luna en la ventana pareciera haberse desviado
de un poema de amor que solías saber de memoria.

Billy Collins (Nueva York, 1941), Questions about Angels, University of Pittsburg Press, 1999
Versión de Marina Kohon


Forgetfulness

The name of the author is the first to go
followed obediently by the title, the plot,
the heartbreaking conclusion, the entire novel
which suddenly becomes one you have never read,
never even heard of,

as if, one by one, the memories you used to harbor
decided to retire to the southern hemisphere of the brain,
to a little fishing village where there are no phones.

Long ago you kissed the names of the nine Muses goodbye
and watched the quadratic equation pack its bag,
and even now as you memorize the order of the planets,

something else is slipping away, a state flower perhaps,
the address of an uncle, the capital of Paraguay.

Whatever it is you are struggling to remember,
it is not poised on the tip of your tongue,
not even lurking in some obscure corner of your spleen.

It has floated away down a dark mythological river
whose name begins with an L as far as you can recall,
well on your own way to oblivion where you will join those
who have even forgotten how to swim and how to ride a bicycle.

No wonder you rise in the middle of the night
to look up the date of a famous battle in a book on war.
No wonder the moon in the window seems to have drifted
out of a love poem that you used to know by heart. 

Ilustración: Broadway Boogie Woogie, 1943, Piet Mondrian

martes, agosto 14, 2012

Pier Paolo Pasolini / De "La Divina Mímesis"



 
La Divina Mímesis

Apuntes y fragmentos para el IV canto *

1

Nuestra pareja descendió aún más, como una pareja de ciegos. Nosotros dos sabíamos bien qué cosa era la Irrealidad, dado que vivíamos todos los días en medio de ella. Y precisamente por eso estábamos pálidos como muertos. Todos los gestos inauténticos, las palabras inciertas y sumarias, las vilezas, las omisiones: el hecho de saber cómo ser santos y no serlo.
    Yo veía el color de esas mejillas: tenía por cierto una mala digestión, mi Conciencia: o tal vez no me sentía bien del estómago o del hígado. O estaba agotado. O todas esas cosas al mismo tiempo. Cuánto trabajo, y cuánta pasión, para después no vivir más que un instante de sinceridad en todo el día.
    "Maintenant c'est la nuit que je travaince. De minuit à cinq heures du matin". Yo veía pues en él ese color del trabajo insano. Y le pregunté cómo habría podido ir hacia abajo con él, si también él, a menudo tan corajudo -casi invulnerable- estaba contaminado por esa palidez que distingue a los explotados, a los pobres, a los pasivos, a los cristos que se encuentran tan de repente sin vida luego de no haber vivido jamás.
    Respondió: "Esta palidez mía no es más que la piedad hacia toda esa gente de allí abajo, que vive en confusión. Está bien, tal vez sea una excusa, pero también es la verdad. En efecto, la piedad en mí es tan sólo el aspecto que asume la falta de libertad...".

Pier Paolo Pasolini  (Bolonia, 1922-Ostia, 1975) , La Divina Mímesis, traducción de Diego Bentivegna, El Cuenco de Plata, Buenos Aires, 2011

* Este fragmento de La Divina Mímesis, de Pasolini, refiere al comienzo del Canto IV del Infierno, de Dante Alighieri -cuya versión y texto original se reproducen más abajo-, donde se narra el comienzo del descenso de Dante y Virgilio hacia el Limbo.


Rompió el alto sueño en la cabeza
un grave trueno, tal que me repuso
como persona a la fuerza despertada,

y el ojo recobrado moví en torno,
derechamente levantado, y observaba
para saber en qué lugar había caído.

Verdad es que en el borde me encontraba
del valle del abismo doloroso
que el sonido acoge de infinitas quejas.

Oscuro y profundo era, y nebuloso,
tanto que, pese a fijar la vista a fondo,
yo no discernía objeto alguno.

"Descendamos ahora al ciego mundo",
comenzó el poeta, mortalmente pálido,
"yo iré primero, tú lo harás segundo".

Y yo, que su color había notado,
dije: "¿Cómo querría, si tú temes,
y eres el que a mis dudas das consuelo?"

Y él a mí: "La angustia de las gentes
de allá abajo mi rostro cubre
de la piedad que tú como temor sientes.

"¡Vamos, que larga vía nos requiere!"
Así movióse, y así hizo que entrara
en el primer círculo que al abismo ciñe.

(versión de Jorge Aulicino)


Ruppemi l'alto sonno ne la testa
 un greve truono, sì ch'io mi riscossi
 come persona ch'è per forza desta;

 e l'occhio riposato intorno mossi,
 dritto levato, e fiso riguardai
 per conoscer lo loco dov'io fossi.

 Vero è che 'n su la proda mi trovai
 de la valle d'abisso dolorosa
 che 'ntrono accoglie d'infiniti guai.

 Oscura e profonda era e nebulosa
 tanto che, per ficcar lo viso a fondo,
 io non vi discernea alcuna cosa.

 «Or discendiam qua giù nel cieco mondo»,
 cominciò il poeta tutto smorto.
 «Io sarò primo, e tu sarai secondo».

 E io, che del color mi fui accorto,
 dissi: «Come verrò, se tu paventi
 che suoli al mio dubbiare esser conforto?».

 Ed elli a me: «L'angoscia de le genti
 che son qua giù, nel viso mi dipigne
 quella pietà che tu per tema senti.

 Andiam, ché la via lunga ne sospigne».
 Così si mise e così mi fé intrare
 nel primo cerchio che l'abisso cigne.

Ilustración: De la serie Carlos Alonso en el Infierno (detalle), 2005, Carlos Alonso

Pere Quart / Espero sospecho temo querría


Espero sospecho temo querría

Espero que no me mire
que no me vea.

Sospecho que está siempre,
que no falla,
que me tiene fichado,
que no hay escapatoria
.
Temo que me amenace,
que me riña,
que me castigue,
o que me espíe
y me siga.

Me desazonan los misterios,
los oráculos,
los enigmas,
los dones, los privilegios,
los éxtasis.

Las ceremonias me desasosiegan:
el culto,
la nube sagrada.

Y querría sentirlo y verlo,
hablarle, entenderlo,
servirlo como un hombre
siempre.

Querría que me tomase de una vez
o que me transformase en hoja,
en una cosa pura, estúpida,
en piedra o agua,
en aire, en mota,
en átomo,
de su reino total.

Quiero amor o reposo.

Pere Quart (sudónimo de Joan Oliver; Sabadell, 1899-Barcelona, 1986), Vacances pagades, Ediciones Proa, Barcelona, 2007
Versión de Jonio González


Espero sospito temo voldria

Espero que no em miri,
que no em vegi.


Sospito que hi és sempre,
que no falla,
que em té fitxat,
que no hi ha escapatòria.


Temo que m´amenaci,
que em renyi,
que em castigui,
o que m´espiï,
i em segueixi.


Em desficien els misteris,
els oracles,
els enigmes,
els dons, els privilegis,
els èxtasis.


Les cerimònies em desassosseguen:
el culte,
el núvol sacre.


I voldria sentir-lo i veure´l,
parlar-hi, entendre´l,
servir-lo com un home
sempre.


Voldria que em prengués d´una vegada
o que em mudés en fulla,
en cosa pura, estúpida,
en pedra o aigua,
en aire, en volva,
en àtom,
del seu total reialme.


Vull amor o repòs.

Ilustracion: El sombrero hace al hombre, 1920, Max Ernst 

lunes, agosto 13, 2012

Antonella Anedda / De "Notti di pace occidentale", 3




Cómo pesa la ausencia, cómo nos nutre de frialdad
cómo nos empuja hacia abajo -lentamente-
hacia un lugar del cuerpo sin luz:
una habitación un tiempo de refugio
hora detenida en el tiempo de la historia.
Fría -amor- es esta calma indivisa, fría
la barrera de las colinas. Nada es lejano
sólo el aire empozado en la oscuridad de la garganta
tu tiempo distinto, veloz
-más veloz- altísimo
que trascurriendo me oscurece.

Es justo. Debo -para vadear por la tierra restante-
ser ese hueso breve
que cae sobre la arena
el mínimo sonido de vida
el tintineo de serpiente
que huyendo -sola- se sostiene.


Antonella Anedda (Roma, 1958), Notti di pace occidentale, Donzelli, Roma, 2001
Versión de Jorge Aulicino

Come pesa l'assenza come con fredezza ci nutre
come ci spinge in basso -lentamente-
in un luogo di corpo senza luce:
una stanza un tempo di rifugio
ora ferma nel freddo della storia.
Fredda -amore- è questa quiete indivisa, fredda
la barriera dei colli. Nulla è lontano
solo l'aria affossata nel buio della gola
il tuo tempo diverso, veloce
-più veloce- altissimo
che correndo mi oscura.

Così è giusto. Devo -per varcare la terra che rimane-
essere l'osso breve
quello che cade sulla sabbia
il suono minimo di vita
lo scampanio di serpe
che fuggendo -da sola- si sostiene.

Ilustración: Concetto spaziale. Attesa, 1964-65, Lucio Fontana

sábado, agosto 11, 2012

Giacomo Leopardi / La calma después de la tormenta



La calma después de la tormenta

Ha pasado la tormenta:
oigo pájaros festejar, y la gallina
de regreso a la calle,
que repite su verso. Y ahora el cielo puro
rompe más allá del poniente en la montaña;
se aclara la campaña
y limpio en el valle aparece el río.
Cada corazón vuelve a alegrarse, en todo sitio
resurge el rumor,
vuelve el trabajo cotidiano.
El artesano mira el húmedo cielo
y su obra entre las manos, cantando,
hace en el umbral. A probar
sale la mujercita el agua
de la lluvia nueva;
el herborista renueva
de sendero en sendero
el grito jornalero.
Y he aquí el Sol que retorna, que sonríe
por colinas y aldeas. Abren los balcones,
abre la familia terrazas y galerías;
y de la calle principal sube lejano
tintineo de cencerros; el carruaje chirría
con los pasajeros que retoman su camino.

Vuelve a alegrarse cada corazón.
Tan dulce, tan grata,
¿cuándo como ahora es la vida?,
¿cuándo con mayor amor
el hombre sus estudios recomieza,
o vuelve a las obras o algo nuevo emprende
y la mente se olvida de los males?
Placer, hijo del afán;
alegría vana que es fruto
del temor pasado cuando se estremeció
y espantó de la muerte
quien aborrece la vida;
cuando en largo tormento
frías, pálidas, silenciosas,
sudaron gentes y se agitaron viendo
venir para ofendernos
fulgores, nubarrones, viento.

Oh cortés naturaleza,
estos son tus dones,
estos los deleites son
que tú das a los mortales. Salir de la pena
es para nosotros el goce.
Con larga mano penas esparces; surge
espontáneo el dolor: y el placer que como
monstruo o milagro a veces
nace del afán, es la gran ganancia. ¡Humana
prole, querida por los dioses!, tan feliz
si respirar te permiten
en algún dolor; dichosa
si de todo dolor muerte te sana.

Giacomo Leopardi (Recanati, 1798-Nápoles, 1837) Canti, Asociación Dante Alighieri, Buenos Aires, 1987
Versión: J. Aulicino

La quiete dopo la tempesta

Passata è la tempesta:
odo augelli far festa, e la gallina,
tornata in su la via,
che ripete il suo verso. Ecco il sereno
rompe là da ponente, alla montagna;
sgombrasi la campagna,
e chiaro nella valle il fiume appare.
Ogni cor si rallegra, in ogni lato
risorge il romorio
torna il lavoro usato.
L'artigiano a mirar l'umido cielo,
con l'opra in man, cantando,
fassi in su l'uscio; a prova
vien fuor la femminetta a còr dell'acqua
della novella piova;
e l'erbaiuol rinnova
di sentiero in sentiero
il grido giornaliero.
Ecco il Sol che ritorna, ecco sorride
per li poggi e le ville. Apre i balconi,
apre terrazzi e logge la famiglia:
e, dalla via corrente, odi lontano
tintinnio di sonagli; il carro stride
del passegger che il suo cammin ripiglia.

Si rallegra ogni core.
Sì dolce, sì gradita
quand'è, com'or, la vita?
quando con tanto amore
l'uomo a' suoi studi intende?
o torna all'opre? o cosa nova imprende?
quando de' mali suoi men si ricorda?
Piacer figlio d'affanno;
gioia vana, ch'è frutto
del passato timore, onde si scosse
e paventò la morte
chi la vita abborria;
onde in lungo tormento,
fredde, tacite, smorte,
sudàr le genti e palpitàr, vedendo
mossi alle nostre offese
folgori, nembi e vento.

O natura cortese,
son questi i doni tuoi,
questi i diletti sono
che tu porgi ai mortali. Uscir di pena
è diletto fra noi.
Pene tu spargi a larga mano; il duolo
spontaneo sorge: e di piacer, quel tanto
che per mostro e miracolo talvolta
nasce d'affanno, è gran guadagno. Umana
prole cara agli eterni! assai felice
se respirar ti lice
d'alcun dolor: beata
se te d'ogni dolor morte risana.


Ilustración: Campo de trigo con segador, 1889, Vincent Van Gogh

viernes, agosto 10, 2012

Silvina Ocampo / La visión



La visión

     a J.L.B.

Caminábamos lejos de la noche,
citando versos al azar,
no muy lejos del mar.
Cruzábamos de vez en cuando un coche.

Había un eucalipto, un pino oscuro
y las huellas de un carro
donde el cemento se volvía barro.
Cruzábamos de vez en cuando un muro.

Íbamos a ninguna parte, es cierto,
y estábamos perdidos: no importaba.
La calle nos llevaba
junto a un caballo negro casi muerto.

Era de noche -esto será mentira.
Tal vez, pero en mis versos es verdad-.
Una arcana deidad
casi siempre nocturna que nos mira

vio que nos deteníamos y el día
suspendió sus fanáticos honores,
clausuró sus colores
pues también el caballo nos veía.

No digas que no es cierto: nos miraba.
Con la atónita piedra de sus ojos,
bajo los astros rojos,
nos vio como los dioses que esperaba.

Silvina Ocampo (Buenos Aires, 1903-1993), "Los nombres", 1953, Poesía completa I, Emecé, Buenos Aires, 2002

Ilustración: Cavalli e tempio, 1949, Giorgio de Chirico

jueves, agosto 09, 2012

Valery Larbaud / Imágenes





                                 
I
Un día, en Jarkov, en un barrio popular
(¡oh esa Rusia meridional, donde todas las mujeres,
con el chal blanco cubriéndoles la cabeza, tienen aires de madona!),
vi a una joven que volvía de la fuente,
llevando, según la moda que tienen allí, como en tiempos de Ovidio,
dos baldes suspendidos de los extremos de un madero
en equilibrio sobre el cuello y los hombros.
Y vi que un niño harapiento se acercó a ella y le habló.
Entonces, inclinando amablemente su cuerpo a la derecha,
ella hizo que el balde lleno de agua pura tocara el empedrado
a nivel de los labios del niño que se había puesto de rodillas para beber.


II
Una mañana, en Rotterdam, en el muelle de los Boompjes
(era el 18 de septiembre de 1900, hacia las ocho),
observaba yo a dos muchachas que iban a sus talleres
y, frente a uno de los grandes puentes de hierro, se dijeron hasta luego,
porque sus caminos eran diferentes.
Se besaron tiernamente; sus manos temblorosas
querían y no querían separarse; sus bocas
se alejaban dolorosamente para acercarse nuevamente
mientras que sus ojos fijos se contemplaban…
Así permanecieron un largo momento muy juntas,
de pie e inmóviles en medio de los atareados transeúntes,
mientras retumbaban los remolcadores en el río
y los trenes maniobraban silbando en los puentes de hierro.


III
Entre Córdoba y Sevilla
hay una pequeña estación en la cual, sin razón aparente,
El Expreso del Sud se detiene siempre.
En vano busca el viajero un pueblo con la mirada
más allá de esa pequeña estación dormida bajo los eucaliptos.
Sólo ve la campiña andaluza: verde y dorada.
Sin embargo, cruzando la vía, enfrente,
hay una choza hecha con ramajes ennegrecidos y tierra.
Y, al ruido del tren, sale de ella un chiquillerío harapiento.
Los precede la hermana mayor, quien avanza hasta el borde del andén
y, sin decir palabra, pero sonriendo, baila para que le den monedas.
Sus pies en el polvo parecen negros;
su rostro oscuro y sucio carece de belleza;
baila, y por los anchos agujeros de su pollera de color ceniciento
se ve cómo se agitan, desnudos, sus muslos flacos
y cómo rueda su pequeño vientre amarillo;
y cada vez, por eso, algunos señores se ríen burlándose,
en el olor de los cigarros, en el vagón restorán…


POST DATA

Oh, Dios mío, ¿me será posible alguna vez
conocer a esa dulce mujer de Rusia Menor
y a esas dos amigas de Rotterdam
y a la pequeña mendiga de Andalucía
y unirme a ellas
con una indisoluble amistad?
(Ah, ellas no leerán estos poemas,
no sabrán ni mi nombre ni la ternura de mi corazón;
y sin embargo ellas existen, viven ahora )
¿Será posible que alguna vez me sea dada la gran dicha
de conocerlas?
Porque no sé por qué, Dios mío, me parece que con ellas cuatro
¡podría conquistar un mundo!

Valery Larbaud (Vichy, Francia, 1881-1957), Les Poésies de A.O. Barnabooth [1913]. Gallimard, París, 1966
Traducción de Rubén Reches


Images

I
(O cette Russie méridionale, oü toutes les femmes
Avec leur chale blanc sur la tête, ont des airs de Madone!)
Je vis une jeune femme revenir de la fontaine
Portant, a la mode de la-bas, comme du temps d'Ovide,
Deux seaux suspendus aux extrémités d'un bois 
   en équilibre sur le cou et les épaules.
Et je vis un enfant en haillons s'approcher d'elle et lui parler.
Alors, inclinant aimablement son corps a droite,
Elle fit en sorte que le seau plein d'eau pure touchatle pavé
Au niveau des lèvres de l'enfant qui s'étais mis a genoux pour boire.

II
Un matin, a Rotterdam, sur le quai des Boompjes,
(C'était le 18 septembre 1900, vers huit heures),
J'observais deux jeunes filles qui se rendaient a leurs ateliers;
Et en face d'un des grands ponts de fer, elles se dirent au revoir,
Leurs routes n'étant pas les mêmes.
Elles s'embrassèrent tendrement; leurs mains tremblantes
Voulaient et ne voulaient pas se séparer; leurs bouches
S'éloignaient douloureusement pour se rapprocher aussitót
Tandis que leurs yeux fixes se contemplaient...
Ainsi elles se tinrent un long moment tout prés l'une de l'autre,
Debout et immobiles au milieu des passants affaires,
Tandis que les remorqueurs grondaient sur le fleuve,
Et que des trains manceuvraient en sifflant sur les ponts de fer.

III
Entre Cordoue et Seville
Est une petite station, oü, sans raisons apparentes,
Le Sud-Express s'arrête tou jours.
En vain le voyageur cherche des yeux un village
Au-dela de cette petite gare endormie sous les eucalyptus:
II ne voit que la campagne andalouse: verte et dorée.
Pourtant, de l'autre cóté de la voie, en face,
II y a une hutte faite de branchages noircis et de terre.
Et au bruit du train une marmaille loqueteuse en sort.
La soeur ainée les precede, et s'avance tout prés sur le quai
Et, sans dire un mot, mais en souriant,
Elle danse pour avoir des sous.
Ses pieds dans la poussière paraissent noirs;
Son visage obscur et sale est sans beauté;
Elle danse, et par les larges trous de sa jupe cou leur de cendre,
On voit, nues, s'agiter ses cuisses maigres,
Et rouler son petit ventre jaune;
Et chaque fois, pour cela, quelques messieurs ricanent,
Dans l'odeur des cigares, au wagon-restaurant... 


Post-Scriptum

O mon Dieu, ne sera-t-il jamais possible
Que je connaisse cette douce femme, la-bas, en Petite-Russie,
Et ces deux amies de Rotterdam,
Et la jeune mendiante d'Andalousie
Et que je me lie avec elles
D'une indissoluble amitié?
(Hélas, elles ne liront pas ces poëmes,
Elles ne sauront ni mon nom, ni la tendresse de mon coeur;
Et pourtant elles existent, elles vivent maitttenant.)
Ne sera-t-il jamais possible que cette grande joie me soit donnée,
De les connaitre?
Car, je ne sais pourquoi, mon Dieu, il me semble
   qu'avec elles quatre,
Je pourrais conquérir un monde!

Ilustración: Llegada de un tren suburbano a París, 1915, Gino Severini

miércoles, agosto 08, 2012

Giuseppe Ungaretti / Día por día, Alegría de náufragos



Día por día

1
"Nadie, mamá, ha sufrido nunca tanto..."
Y el rostro ya muerto
Pero los ojos todavía vivos
De la almohada volvía a la ventana,
Y se llenaba de gorriones el cuarto
Hacia las migas esparcidas por el padre
Para distraer a su chico.

2
Ahora podré besar sólo en sueños
Las confiadas manos...
Y charlo, trabajo,
Apenas he cambiado, temo, fumo...
¿Cómo es posible que aguante tanta noche?...

4
Nunca, no sabrán nunca cómo me ilumina
La sombra que se me pone al lado, tímida,
Cuando no espero más...

8
¡Y te amo, te amo y es continuo dolor!

10
He vuelto a las colinas, a los pinos amados
Y al ritmo del aire el paterno acento
Que no volveré a oír contigo,
Me deshace en cada soplo.

11
Pasa la golondrina y con ella el verano.
También yo, me digo, pasaré...
Pero quede del amor que me desgarra
Por toda huella un breve empañamiento
Si en el infierno llego a algún reposo...

13
No más ardor trae a mí el verano,
Ni la primavera sus presentimientos;
Puedes declinar, otoño,
Con tus estúpidas glorias:
¡Para un despojado deseo, invierno,
Despliega la estación benigna!

17
Buen tiempo, y tal vez por aquí cerca pasas
Diciendo: "Este sol y tanto espacio
Te calmen. En el puro viento puedes
Oír el tiempo caminar y mi voz.
Guardo en mí concentrado poco a poco y cerrado
El impulso mudo de tu esperanza.
Soy para ti la aurora y el día intacto".

de Il dolore



Alegría de náufragos

Y de pronto sigue
viaje
después del naufragio
como
un sobreviviente
lobo de mar.

de L'allegria


Giuseppe Ungaretti (Alejandría, 1888-Roma, 1970), Vita d'un uomo. Tutte le poesie, Mondadori, Milán, 1969
Versiones de Jorge Aulicino



Giorno per giorno

1.
"Nessuno, mamma, ha mai sofferto tanto..."
E il volto già scomparso
Ma gli occhi ancora vivi
Dal guanciale volgeva alla finestra,
E riempivano passeri la stanza
Verso le briciole dal babbo sparse
Per distrarre il suo bimbo...

2.
Ora potrò baciare solo in sogno
Le fiduciose mani...
E discorro, lavoro,
Sonno appena mutato, temo, fumo...
Come si può ch'io regga a tanta notte?...

4.
Mai, non saprete mai come m'illumina
L'ombra che mi si pone a lato, timida,
Quando non spero più...

8.
E t'amo, t'amo, ed è continuo schianto!...

10.
Sono tornato ai colli, ai pini amati
E del ritmo dell'aria il patrio accento
Che non riudrò con te,
Mi spezza ad ogni soffio...

11.
Passa la rondine e con essa estate,
E anch'io, mi dico, passerò...
Ma resti dell'amore che mi strazia
Non solo segno un breve appannamento
Se dall'inferno arrivo a qualche quiete..

13.
Non più furori reca a me l'estate,
Né primavera i suoi presentimenti;
Puoi declinare, autunno,
Con le tue stolte glorie:
Per uno spoglio desiderio, inverno
Distende la stagione più clemente!...

17.
Fa dolce e forse qui vicino passi
Dicendo: "Questo sole e tanto spazio
Ti calmino. Nel puro vento udire
Puoi il tempo camminare e la mia voce.
Ho in me raccolto a poco a poco e chiuso
Lo slancio muto della tua speranza.
Sono per te l'aurora e intatto giorno".


Allegria di naufraghi

E subito riprende
il viaggio
come
dopo il naufragio
un superstite
lupo di mare

Ilustración. Modelo masculino, c.1900, Henri Matisse

martes, agosto 07, 2012

Franco Fortini / Es el temporal



Es el temporal...

Es el temporal no el interruptor.
La antigüedad de los árboles acoge a Edgardo fugitivo.
Y sobre el sombrerón del hongo
el sapo se agita.

Les ruego considerar las escamas
que la serpiente cuelga a la maleza,
con esa singular crepitación suya.
Ahora, sin escamas, se las llevará el aguacero,
abajo, hacia la ríada y los mugiles atontados.
Todo esto nos dice adiós de una vez para siempre.
¿Por qué irritarse? Los sobrevivientes transitan
uno tras otro buscando reparo.
Es maravillosa la resistencia mental
del joven que reparaba la cucha del perro, del viejo
que, seguro, conducía en bajada,
de la madre que espera la ablación.

Vayan, pensativas antiguas plantas,
encinas fresnos hayas carpes alerces olmos.
A todos en cadencia les conozco
los nombres de escarnio que el relámpago reanima.
Desde las corrientes del desván, desde los trapecios
de los rincones, las arañas geómetras me
prometían ayuda
para cuando hubiese crecido. Trabajaban
pacientes para este infame idilio.
Era una casa de campesinos
de los tiempos del Gran Duque,
en alquiler por agosto. Agosto esta noche terminaba.

"Escucha qué agua", decía una voz desde la oscuridad.

Franco Fortini (Florencia, 1917–Milán, 1994), Composita solvantur, Einaudi, Turín, 1994
Versión de Jorge Aulicino

È il temporale...

È il temporale non l'interruttore.
L'antichità degli alberi accoglie Edgardo fuggiasco.
E sul cappellaccio del fungo
il rospo batticuore.

Vi prego di considerare le squame
che alla pianta di stipa il serpe appese
con quel suo singolare crepitio.
Ora smagliate l'acquata le porterà via
fino giù alla fiumara e ai muggini inebetti.
Tutto questo una volta per sempre ci dice addio.
Perché irritarsi? I superstiti trafficano,
a uno a uno cercando riparo.
Meravigliosa è la resistenza mentale
del giovane che riparava il casotto del cane, del vecchio
che sicuro guidava in discesa,
della madre che aspetta l'ablazione.

Andate via, pensose antiche piante,
elci frassini faggi carpini larici olmi.
Tutti in cadenza li conosco i vostri
nomi di scherno che il lampo rianima.
Dai correnti del soffitto, dai trapezi
degli angoli i ragni geometri a me
promettevano aiuto
quando fossi cresciuto. Lavoravano
pero questo infame idillio pazienti.
Era una casa di contadini,
dei tempi del Granduca,
a pigione per l'agosto. L'agosto stanotte finiva.

"Senti che acqua", diceva una voce dal buio.

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Ilustración: Paisaje, 1908, Pablo Picasso

domingo, agosto 05, 2012

James Wright / Comienzo




Comienzo

La luna deja caer una o dos plumas en el campo.
El oscuro trigo escucha.
Permanece inmóvil.
Ahora.
Ahí están, las crías de la luna, probando
Sus alas.
Entre árboles, una mujer esbelta alza la amorosa sombra
De su rostro, y ahora da un paso en el aire, y ahora se ha ido
Por completo, en el aire.
Estoy de pie, solo, junto a un saúco, no me atrevo a respirar
Ni a moverme.
Escucho.
El trigo se inclina sobre su propia oscuridad,
Y yo me inclino sobre la mía.

James Wright (Martin Ferry, Ohio, 1927-Nueva York, 1980), Above the River: The Complete Poems, Farrar, Straus and Giroux, Nueva York, 1992
Versión de Jonio González


Beginning

The moon drops one or two feathers into the field.
The dark wheat listens.
Be still.
Now.
There they are, the moon's young, trying
Their wings.
Between trees, a slender woman lifts up the lovely shadow
Of her face, and now she steps into the air, now she is gone
Wholly, into the air.
I stand alone, by an elder tree, I do not dare breathe
Or move.
I listen.
The wheat leans back toward its own darkness,
And I lean toward mine.


Ilustración: Petit cadre de pin, 1922, Paul Klee

sábado, agosto 04, 2012

Alberto Cisnero / Escribir



Escribir

Escribir o pasear por el camposanto,
de acuerdo, es estar solo para
siempre, no hallar más a donde volver,
aunque me expida a usted, padre,
como a una lluvia cercanísima,
o que yo implique la única sílaba
por la cual sacar el facón; lo cite.

Alberto Cisnero (La Matanza, 1975), "Los dados de la muerte", El límite de la materia, Ediciones Ruinas Circulares, Buenos Aires, 2012

Ilustración: Oda a Lluís Maria Xirinacs, 1976, Joan Brossa y Antoni Tàpies

viernes, agosto 03, 2012

Luis Cernuda / Soñando la muerte




Soñando la muerte

Como una blanca rosa
Cuyo halo en lo oscuro los ojos no perciben;
Como un blanco deseo
Que ante el amor caído invisible se alzara;
Como una blanca llama
Que en aire torna siempre la mentira del cuerpo,
Por el día solitario y la noche callada
Pasas tú, sombra eterna,
Con un dedo en los labios.

Vas en la blanca nube que orlándose de fuego
De un dios es ya el ala transparente;
En la blanca ladera, por el valle
Donde velan, verdes lebreles místicos, los chopos;
En la blanca figura de los hombres
De vivir olvidados con su sueño y locura;
En todo pasas tú, sombra enigmática,
Y quedamente suenas
Tal un agua a esta fiebre de la vida.

Cuando la blanca juventud miro caída,
Manchada y rota entre las grises horas;
Cuando la blanca verdad veo traicionada
Por manos ambiciosas y bocas elocuentes;
Cuando la blanca inspiración siento perdida
Ante los duros siglos en el dolor pasados,
Sólo en ti creo entonces, vasta sombra,
Tras los sombríos mirtos de tu pórtico
Única realidad clara del mundo.

Luis Cernuda (Sevilla, 1902-Ciudad de México, 1963),  "Las nubes" (1937-1940), La realidad y el deseo (1924-1962), Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1992

Ilustración: Teatrino, 1968, Lucio Fontana

jueves, agosto 02, 2012

Antonella Anedda / De "Notti di pace occidentale", 2








                       Irgendwo in Rußland ist meine Seele.
                                                          Gertrud Kolmar

En algún lugar de Rusia existe mi alma
si se llama alma
esta escucha del cuerpo a pleno: voz - y libros
libros parecidos a hierros entre las piedras de un monte
metales sobre los que posar los pies lentamente.
Entonces no solo papel - imágenes:
estepa, trineo, cencerros
pero en aquel salir del cuerpo de la infancia
colores netos como nunca ocurre desde niños
no un dios sino una huella en las cosas
como si a cada forma pudiésemos quitarle su sello.

Tal vez el alma no existe, pero existen sus lugares
la distancia: verstas a recorrer en sentido opuesto
una lengua capaz de decir lo que oprime
sonido, frontalidad, selváticas raíces
aliento de llanura
tanto aliento -por la estrechez de una isla
y en el lugar de las rimas
el ritmo de un pensamiento
jamás oído
inaudito
como es siempre buscar concisión en la altura.

Antonella Anedda (Roma, 1958), Notti di pace occidentale, Donzelli, Roma, 2001
Versión de Jorge Aulicino



                                Irgendwo in Rußland ist meine Seele.
                                                               Gertrud Kolmar

In qualche luoco in Russia esiste la mia anima
se anima si chiama
questo ascolto del corpo a gola tesa: voce - e libri
libri simili a ferri tra le pietre di un monte
metalli su cui posare i piedi lentamente.
Dunque non solo carta - immagini:
steppa, slitta, sonagliera
ma in quell'uscire del corpo dall'infanzia
colori netti come mai accade da bambini
non un dio ma un'orma nelle cose
come se a ogni forma potessimo levare il suo sigillo.

Forse l'anima non esiste ma esistono i suoi luoghi
la distanza: verstre da percorrere a ritroso
una lingua capace di dire ciò che preme
suono, frontalità, selvatiche radici
respiro di pianure
sì respiro - per lo stretto di un'isola
e al posto delle rime
il ritmo di un pensiero
mai udito
inaudito
como sempre è cercare concisione nell'altezza.

Ilustración: Vasos y botellas, 1948, Giorgio Morandi

miércoles, agosto 01, 2012

Elizabeth Jennings / Tributo




A veces el gran poema se inclina sobre la hoja
y el mundo entero parece cercano, una cosa simple
Luego todas las artes de la mente y la mano se involucran
para hacer a la sombra tangible. Oh, blanca
como el silencio es la hoja donde las palabras cantarán
y donde todas las sombras se volverán luz.

Después, nadie más es necesario.
El poema es tan suficiente que me une
al mundo que pareciera demasiado distante para ser tomado cuando
las imágenes no alcanzan y las palabras son discursos incoherentes:
En esos momentos la claridad aparece en vos,
tu mente retiene significados que mi mente puede alcanzar

¿Sos remoto entonces, cuando las palabras cobran sentido
con una fina arrogancia dentro del poema?
¿Guardarán ellas todo lo que está alrededor de mi corazón,
inclusive a vos, mi prueba de vida y medida?
No, para vos es ese lugar donde los poemas hallan espacio,
la alta y abundante sombra sobre mi hoja.

Elizabeth Jennings (Boston, Inglaterra, 1926 - Oxford, Inglaterra, 2001), A Way of Looking, 1955 / The Time Literary Supplement, 20.7.2012
Versión de Marina Kohon


Tribute 

Sometimes the tall poem leans across the page 
And the whole world seems near, a simple thing.
Then all the arts of mind and hand engage 
To make the shadow tangible. O white 
As silence is the page where words shall sing 
And all the shadows be drawn into light.

And no-one else is necessary then.
The poem is enough that joins me to 
The world that seems too far to grasp at when 
Images fail and words are gabbled speech:
At those times clarity appears in you, 
Your mind holds meanings that my mind can reach.

Are you remote, then, when words play their part 
With a fine arrogance within the poem?
Will the words keep all else outside my heart, 
Even you, my test of life and gauge?
No, for you are that place where poems find room, 
The tall abundant shadow on my page.

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