viernes, mayo 31, 2024

Susana Thénon / Poema con traducción simultánea español-español

                        

                        Para ir hacia lo venidero,
                        para hacer, si no el paraíso,
                        la casa feliz del obrero
                        en la plenitud ciudadana,
                        vínculo íntimo eslabona
                        e ímpetu exterior hermana
                        a la raza anglosajona
                        con la latinoamericana.

                        Rubén Darío, Canto a la Argentina


Cristóforo
(el Portador de Cristo)
hijo de un humilde cardador de lana
(hijo de uno que iba por lana sin cardar)
zarpó del puerto de Palos
(palo en zarpa dejó el puerto)
no sin antes persuadir a Su Majestad la Reina
Isabel la Católica de las bondades de la empresa
por él concebida
(no sin antes persuadir a Her Royal Highness
die Konigin Chabela la Logística de empeñar
la corona en el figón de Blumenthal con-verso)
así se vertiesen litros y litros de
genuina sangre vieja factor RH negativo
(así costase sangre sudor y lágrimas
Antípodas)
se hicieron a la mar
(se hicieron alamares)
y tras meses y meses de yantar solo
oxímoron en busca de la esquiva redondez
(y tras días y días de marcar Yorkshire pudding
y un pingüino de añadidura los domingos)
alguno exclamó tierra
(ninguno exclamó thálassa)
desembarcaron
en 1492 a.D.
(pisaron 
en 1982 a. D.)
jefes esperaban
en pelota
genuflexos
(mandamases aguardaban
desnudos
de rodillas)
Cristóforo gatilló el misal
(Christopher disparó el misil)
dijo a sus pares
(murmuró a sus secuaces)
coño
(fuck)
ven aquí nuevos mundos
(ved aquí estos inmundos)
quedáoslos
(saqueadlos)
por Dios y Nuestra Reina
(por Dios y Nuestra Reina)
A M É N
(O M E N)

La morada imposible, tomo I, Corregidor, Buenos Aires, 2001

Susana Thénon (Buenos Aires, 1935-1991), Enrique Foffani y Victoria Torre, Poesía argentina y Malvinas: Una antología (1833-2022), Universidad Nacional de La Plata, La Plata, 2022

Vía Noticias Día x Día

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jueves, mayo 30, 2024

Manuel Bandeira / Chanchito de la India




Cuando yo tenía seis años
Gané un chanchito de la India.
¡Qué dolor al corazón me daba!
Porque el animalito sólo quería estar bajo la cocina
Lo llevaba a la sala
A los lugares más bonitos y limpios
A él no le gustaba:
Quería estar bajo la cocina.
No hacía ningún caso de mis atenciones.

- Mi chanchito de la India fue mi primera enamorada.

Libertinagem, 1930

Manuel Bandeira (Recife, Brasil, 1886 - Río de Janeiro, Brasil, 1968), Aeroplanos de Birmânia, 12.09-2021
Versión de Jorge Aulicino

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Nota del traductor: En la Argentina se llamaba Chachito de la India al que España impuso como Conejillo de Indias en el mundo de los lenguajes castellanos. La Argentina no utiliza el sufijo "illo/illa" para los diminutivos, sino "ito/ita", y a aquel "conejillo", lo veíamos más bien como "chanchito", que se corresponde casi literalmente con la denominación que usa Bandeira en este poema.


Porquinho-da-Índia 

Quando eu tinha seis anos
Ganhei um porquinho-da-índia.
Que dor de coração me dava
Porque o bichinho só queria estar debaixo do fogão!
Levava ele pra sala
Pra os lugares mais bonitos mais limpinhos
Ele não gostava:
Queria era estar debaixo do fogão.
Não fazia caso nenhum das minhas ternurinhas . . .
 
— O meu porquinho-da-índia foi minha primeira namorada.

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miércoles, mayo 29, 2024

Carlos Drummond de Andrade / Elegía 1938



Trabajas sin alegría para un mundo caduco,
donde las formas y las acciones no encierran ningún ejemplo.
Practicas laboriosamente los gestos universales,
sientes calor y frío, falta de dinero, hambre y deseo sexual.

Héroes llenan los parques de la ciudad en que te arrastras,
y preconizan la virtud, la renuncia, la sangre fría, la concepción.
A la noche, si hay neblina, abren paraguas de bronce
o se retiran a los volúmenes de siniestras bibliotecas.

Amas la noche por el poder de aniquilamiento que encierra
y sabes que, durmiendo, los problemas te dispensan de morir.
Mas el terrible despertar prueba la existencia de la Gran Máquina
y te repone, pequeñito, enfrente de indescifrables palmeras.

Caminas entre muertos y con ellos conversas
sobre cosas del tiempo futuro y negocios del espíritu.
La literatura estragó tus mejores horas de amor.
Al teléfono perdiste mucho, muchísimo tiempo de sembrar.

Corazón orgulloso, tienes prisa de confesar tu derrota
y dejar para otro siglo la felicidad colectiva.
Aceptas la lluvia, la guerra, el desempleo y la injusta distribución
porque no puedes, solo, dinamitar la isla de Manhattan.

Sentimento do mundo, 1940

Carlos Drummond de Andrade (Itabira, Minas Gerais, Brasil, 1902 - Rio de Janeiro, Brasil, 1987 )
Traducción de Ricardo Ruiz

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Elegia 1938

Trabalhas sem alegria para um mundo caduco,
onde as formas e as ações não encerram nenhum exemplo.
Praticas laboriosamente os gestos universais,
sentes calor e frio, falta de dinheiro, fome e desejo sexual.

Heróis enchem os parques da cidade em que te arrastas,
e preconizam a virtude, a renúncia, o sangue-frio, a concepção.
À noite, se neblina, abrem guarda-chuvas de bronze
ou se recolhem aos volumes de sinistras bibliotecas.

Amas a noite pelo poder de aniquilamento que encerra
e sabes que, dormindo, os problemas te dispensam de morrer.
Mas o terrível despertar prova a existência da Grande Máquina
e te repõe, pequenino, em face de indecifráveis palmeiras.

Caminhas entre mortos e com eles conversas
sobre coisas do tempo futuro e negócios do espírito.
A literatura estragou tuas melhores horas de amor.
Ao telefone perdeste muito, muitíssimo tempo de semear.

Coração orgulhoso, tens pressa de confessar tua derrota
e adiar para outro século a felicidade coletiva.
Aceitas a chuva, a guerra, o desemprego e a injusta distribuição
porque não podes, sozinho, dinamitar a ilha de Manhattan.

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Foto: Carlos Drummond de Andrade, c.1942 Instituto Moreira Salles (IMS)

martes, mayo 28, 2024

Gustavo Valle / De "La máquina de leer los pensamientos"

    


                     A Miguel Gomes

Montejo dice que
El poeta y la araña
Tienen en común
El arte de crear forma

Uno y otro alumbran la red
Deambulan sus quicios

Tenaces dígitos segregan
La materia y la técnica

La trama la celada el ardid
Son sus señoríos

Enmascarados veloces desaparecen

Hacia calles nacidas de sus salivas
Se precipitan.


*

Cavafis dice que
El tiempo somos nosotros
Tatuado en la piel de los días

Celoso inventario
En la corteza de la conciencia
De donde huye su tic tac

Escucha su eufonía
Chilla como las hienas

Se expande en un gong abismal

En el tañido del tímpano medra

No lo vemos ni olemos
Ni tocamos

Lo oímos


*

                          A Valentina

Océano gaseoso que emborracha
Ablanda los músculos 
Donde tu arco oscila

En el íntimo filamento de su nervio
Viajas como las estatuas 

Si su cuerpo no fuera invisible
Te aplastaría

La frotación fosforece en tu diafragma


*

La fachada es engañosa
Nuestro perfil es la cara
Que dice la verdad

Al no mirarnos 
Acontecemos
Como axiomas

Todo espejo es plagio 

De lado 
Soy más exacto que de frente

Gustavo Valle (Caracas, 1967)

La máquina de leer los pensamiento
s,
Luba Ediciones,
Buenos Aires, 2024









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Foto: Gustavo Valle en Facebook

lunes, mayo 27, 2024

Roberto Appratto / Es la voz de tu conciencia



Es la voz de tu conciencia la que te habla
Y te dice: no has de sufrir.
Has de pensar en ti sobre todas las cosas,
Es decir en mí: sin distraerte
Con las ansiedades y los sentimientos de pérdida
Que te acechan a cada paso. Escucha:
Es la voz de tu conciencia la que te pide
Concentración y seriedad
Para pensar en tu vida.
Ésta es la voz de tu conciencia que te exige,
Desde ahora,
Escribir un poema por día.
Un poema.
No es una broma
Ni una exageración: un poema por día
Te ayudará a limpiar tu espíritu
Para no sufrir. Repito: no has de sufrir
Por los problemas amorosos, sino
Amar a ese poema que escribirás
Para no sufrir. La voz de tu conciencia
Vuelve a hablar: escúchame: no te pierdas
En los trajines del día. No duermas tanto.
No vayas al cine
Sólo para pasar el rato.
Debí haberte hablado antes. Debí
Haberte prevenido contra todo eso,
Pero esperaba que actuaras
Por ti mismo. De modo
Que me mantuve en silencio. Hoy,
Con una voz ronca, tal vez por desuso,
Pero fuerte,
He decidido hablar, y por eso me estás escuchando,
¿Me estás escuchando?
Hablo con una voz pausada, serena, para decirte
Que te quedes así,
Sentado, si es posible, en actitud de cumplir
Estrictamente mis palabras: es en presente,
Es en imperativo, que te digo que te concentres,
Que te mantengas alejado del alcohol
Y de las malas compañías; que estés solo,
Profundamente solo,
Aun en presencia de los otros,
Que no harán sino molestarte
Con textos imprecisos, torpes, mal puntuados,
La expresión indirecta y borrosa de sus almas;
La voz de tu conciencia te dice que no los escuches,
Que limpies tus oídos,
Que te pongas de una vez
A escribir el poema. Ése es el llamado.
El poema permanece en ti como una fuerza invisible,
El ritmo de un contrabajo que va y viene
Sobre las inclinaciones de tu espíritu, hasta el otro día,
En que escribirás otro poema,
Como se nunca hubieras escrito antes:
Con una pose ingenua ante la salida libre,
Indómita, de tus palabras. Yo las guiaré, yo,
La voz de tu conciencia, capaz de ver el dolor
Y la imperfección en lo que has hecho.
Me dirás que es tu vida, pero es también la mía;
Tengo derecho, por tanto, a decirte que te calles.
La voz de tu conciencia exige, perentoria,
El respeto del silencio,
Del ejercicio espiritual
De un poema por día, y lo seguirás aun cuando
Los demás te indiquen otro camino:
Serás un hombre si puedes desoírlos y hacer
Solamente lo que te estoy diciendo:
No pienses en otra cosa; sobre todo,
No pienses en eso. La voz de tu conciencia
Piensa por ti
para que no confundas el ritmo de tu vida
con el de tu corazón. Te lo dice, sólo por hoy,
esta voz, que advierte el desorden
en el uso inútil, operático,
de la fantasía, de la memoria,
de la ensoñación.
Deja que tu pasado,
a menudo abrumado por el dolor,
por la incertidumbre,
por la entrega absoluta a causas imposibles,
se evapore. Por eso te dice, una vez más,
la voz de tu conciencia que te quedes así, quieto,
y no sufras. Escribe tu poema, firme, sólido,
impasible, galvanizado en tu soledad, y estarás bien.
Ahora, con un gesto desprendido y generoso,
Con una sonrisa de aceptación, sin otra cosa que tu propia fuerza,
Escribe lo que te dictaré: empieza así:

Roberto Appratto (Montevideo, 1950), Levemente ondulado, Linardi y Risso, Montevideo, 2005

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Foto: Minerva

domingo, mayo 26, 2024

Jadwiga Malina / Guerras y señales



Nunca llegaron de repente. A algunas
las precedieron cometas, 
a otras terneros con dos cabezas.
Esas señales agriaron la leche,
hicieron que dolieran dientes y oídos.
Tantas manzanas en los huertos como semillas de amapolas,
como hongos en los bosques,
como golondrinas volando, gatos en los tejados.
Y sólo nacen niños. Por millares.
Con ojos y frentes brillantes. De uniforme.
Y luego llega el silencio. El gran silencio.
Por el sendero caminan ancianas. La nieve cae sobre ellas.

Jadwiga Malina (Cracovia, Polonia, 1974), Solstice Literary Magazine, primavera de 2023
Traducción del polaco al inglés, Joanna Banach
Versión del inglés al castellano, Jonio González


WARS AND SIGNS

They never came suddenly. Some
Were preceded by comets, 
others by two-headed calves.
Those signs made milk go sour,
Made teeth and ears hurt.
Apples in orchards as many as poppy seeds,
As mushrooms in forests,
As swallows in flight, cats on rooftops.
And only boys are born. By thousands.
With bright eyes and foreheads. In uniforms.
And then silence comes. The great silencing.
Old women walk the road. Snow falls on them.

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Foto: Pisarze, Polonia

sábado, mayo 25, 2024

Umberto Saba / Dos poemas



Amé

Amé las gastadas palabras que nadie
osaba amar. Me encantó la rima flor
amor,
la más antigua, dificil del mundo.

Amé la verdad que yace en el fondo,
como un sueño olvidado, que el dolor.
redescubre amigable. Con miedo el corazón
se acerca a ella y nunca más la abandona.

Amo que me escuches y mi buena
carta dejada para el final de mi juego.


Ulises

En mi juventud navegué
a lo largo de la costa dálmata. Islotes
a flor de las olas emergían, donde raro
un pájaro posaba, pendiente de la caza;
cubiertos de algas, resbaladizos, al sol
bellos como las esmeraldas. Cuando la alta
marea y la noche los anulaba, velas
a sotavento bandeaban mar adentro,
para escapar del peligro. Hoy mi reino
es esa tierra de nadie. El puerto para otros
enciende sus luces; a mí, mar adentro
aún me empuja el no domado espíritu,
y de la vida el doloroso amor.

Umberto Saba (Trieste, Italia, 1883 - Gorizia, Italia, 1957), "Mediterranee", Il canzoniere (1900-1954), Einaudi, Turín, 2004
Versiones de Jorge Aulicino

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Amai

Amai trite parole che non uno
osava. M’incantò la rima fiore
amore,
la più antica, difficile del mondo

Amai la verità che giace al fondo,
quasi un sogno obliato, che il dolore
riscopre amica. Con paura il cuore
le si accosta, che più non l’abbandona.

Amo te che mi ascolti e la mia buona
carta lasciata al fine del mio gioco.


Ulisse

Nella mia giovinezza ho navigato
lungo le coste dalmate. Isolotti
a fior d’onda emergevano, ove raro
un uccello sostava intento a prede,
coperti d’alghe, scivolosi, al sole
belli come smeraldi. Quando l’alta
marea e la notte li annullava, vele
sottovento sbandavano più al largo,
per fuggirne l’insidia. Oggi il mio regno
è quella terra di nessuno. Il porto
accende ad altri i suoi lumi; me al largo
sospinge ancora il non domato spirito,
e della vita il doloroso amore.

---

viernes, mayo 24, 2024

Felipe Sáez Riquelme / Cuando dije que me iba




Tuve que hacer una lista
de todas las cosas que no tendría:
un lugar fijo, un número que cerrara
conmigo adentro, una pareja 
que aguantara mis largos paseos
por el bosque, un auto
de esos modernos
que se conectan a un panel solar.

A cambio tuve tiempo
y miedo a perderlo, tuve dinero
y miedo a perderlo
tuve amigos
aunque ahora hayan otros gestos
dando vueltas por mis manos.

Sólo perdí amantes, personas
que amé con paranoia
y más tarde que temprano
en otros cuerpos logré rearmar:
ojos tras un mostrador
en otros ojos, una espalda
en otra espalda
el borde una performance,
una voz 
en otra boca
que habla un idioma por teléfono.

No sé si para todos será así:
la escritura demanda una vida
para aprender a leer.
El canto obliga abandonarse
al silencio del mundo.

Felipe Sáez Riquelme (Santiago de Chile, 1986), Voces periféricas. Antología de poetas latinoamericanos en Alemania, edición de Timo Berger; Equidistancias, Buenos Aires, 2024
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Foto: Latinale

jueves, mayo 23, 2024

Santiago Venturini / De "En la colonia agrícola"



6.

Nunca más volví a ver
tantas luciérnagas juntas.
Nos gustaba agarrarlas
para mirar su luz fosforescente
dentro del puño.
En el campo
donde las cazábamos
se instaló una vez
un campamento gitano.
A la tardecita,
las gitanas venían en patota
a leer las manos de las mujeres
que cuidaban las casas.
Mi mamá se hizo leer la suya
en el portón del patio.
No me acuerdo qué le dijo
esa gitana,
pero después de darle un billete
nos metió a todos adentro
y se sentó a fumar.
Tal vez pensó
en lo que había escuchado
y tuvo miedo del futuro,
tal vez solamente pensaba
en lo que iba a cocinar
antes de que sus hijos termitas
atacaran la mesa o las sillas.



14.

Los habitantes
de la colonia agrícola
viven rodeados de campos
aunque a veces se olvidan.
Hasta que un domingo
ven desde la ruta
la forma verdadera de la tierra:
una extensión dividida
con postes de alambrado
que tienen dueño.
Acelerando sobre el asfalto
que pusieron otros colonos
pegan los ojos al horizonte,
aprenden la lección del paisaje.
El campo parece
demasiado elemental
pero esconde cosas.
A doscientos metros
alguien que levanta un brazo
no se ve.
De noche
lucecitas de autos ocupados
por dos personas
se hunden en la oscuridad.
Una vez
te internaste en los campos
con alguien.
Cuando terminaron
y te acomodabas la ropa
viste la ciudad desde lejos.
Era una masa naranja
hecha con la energía
de luces públicas,
brillando en el medio de lo negro.
Como si una nave nodriza
con la tripulación de todas
las caras que conocías
acabara de aterrizar
sobre la superficie nueva
de un planeta.

 
25.

En la mutación de la adolescencia
los fresnos de la colonia agrícola
nos parecían más verdes.
Algunos no pasaron de esa edad,
peleaban contra sí mismos
en el cuadrilátero de sus cabezas
y perdieron.
Como Natalia
mi compañera de escuela.
En la calle Chacabuco
está la ventana ovalada
de la pieza en la que se colgó.
No fue la única.
Pienso en el chico lindo
que todos vimos ese sábado
en la discoteca.
Cuando salió ya era de día
y se fue derecho a cazar
con su papá y unos amigos.
Cargó su rifle con resaca
y mientras los cazadores
avanzaban por el campo
se voló la cabeza.
A la hora en que se escuchó
el disparo
algunos dormíamos borrachos,
tres mujeres caminaban
con ropa deportiva,
una chica se sacaba el maquillaje
en el espejo del baño.
 
Santiago Venturini (Esperanza, Argentina, 1981), En la colonia agrícola, Iván Rosado, Rosario, 2016; Liliputienses, España, 2022
Op. Cit. octubre 18 de 2017

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Foto: Zenda 

miércoles, mayo 22, 2024

Hélène d'Oettingen / Dos poemas




Los dioses están hechos de mármol
En las profundidades de un museo
Un monstruo cuadrúpedo
Me hace señas de que me acerque.

*

Un ramo de flores amarillo como un remordimiento
Hiere mi vista
La caja
La rueda
El detestable tedio de toda la humanidad
Y nadie nadie que rompa mis cadenas.

Hélène d'Oettingen (Ucrania, 1887 - París, Francia, 1950), The Cubist Poets in Paris: An Anthology, L. C. Breuning editor y traductor, University of Nebraska Press, 1995
Traducción al castellano, Jonio González


The gods are made of marble
Deep inside a museum
A quadruped monster
Beckons me to approach

*
A bouquet yellow like remorse
Hurts my view
The cage
The wheel
The vile ennui of all mankind
And no one no one to break my chains

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Imagen: Hélène d'Oettingen, en la portada de Les cercles de la baronne, In Fine Éditions d’Art, Galerie A. Le Gaillard. Galerie le Minotaure, 2023

martes, mayo 21, 2024

Lord Byron / Epitafio a Castlereagh



No es posible que el mañana
sepulcro más noble vea.
Aquí yace un gran político:
detente, viajero, y m... [mea] 

George Gordon, sexto lord de Byron (Dover, Inglaterra, 1788 - Missolonghi, Grecia, 1824), revista Saltana : http://www.saltana.org/1/antg/114.html
Traducción de Ángel-Luis Pujante

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Posterity will ne'er survey
A noble grave than this:
Here lie the bones of Castlereagh: *
Stop, traveller, ... .... [and piss]

[1816]

* Robert Stewart Castlereagh, marqués de Londonderry (1769-1822) 
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Imagen: Lord Byron por Henry Meyer, grabado punteado, basado en una pintura de James Holmes, 1824 National Portrait Gallery

lunes, mayo 20, 2024

Osvaldo Aguirre / De "Vendaval"




El trasplante

De la casa familiar
con diez habitaciones,
vitrales en una sala
que se encendían
al atardecer,
del patio, la quinta,
el camino bajo las casuarinas,
guardé un poco de tierra
curtida por las heladas
en una linda maceta
con una planta
cuya especie ignoraba.
No era un lirio rojo,
como pensé en un momento
de entusiasmo,
porque dicen que el lirio rojo
favorece el amor
y la seducción,
sino una clivia
de hojas ásperas y esbeltas.
Diosa de la intemperie,
sé que aguanta
la falta de agua,
la soledad y el silencio
porque cada vez
que volvía de viaje
la encontraba de pie,
en el balcón
de un departamento
céntrico, a solas.
Ahora se la doy
a mi hijo,
para que la riegue
como conviene,
la ponga al sol
y espere, al final
del invierno,
su flor,
como una miniatura
de un mundo
que se perdió.


La herencia

El viaje fue cansador
y la medicación
previa al desayuno
la dejaba abombada
un buen rato,              
pero estuvo orientada
en tiempo y espacio
y tenía una expresión
de indiferencia,
como si no valiera la pena
fastidiarse con las personas
que la sometían a ese ajetreo, 
como si los camilleros
fueran sus pajes
y la ambulancia un trineo
real. Directo al quirófano
fue la orden del cirujano.
Ahora descansa en el cuarto
donde la recibí, perdida
por la anestesia,
por el estrés de la situación.
Nada que no sea normal.
Pero me reprocha
la demora en llegar
al hospital, y esa queja
se mezcla con la historia
de una mujer
que le revuelve la ropa
y la acusa de robarle
un interesado
en la colación de grado
del magisterio, en el Normal
de San Nicolás, cincuenta,
sesenta años atrás.
La enfermera no se da cuenta
o es cómplice, y ella insiste
con que la desconocida
le recrimina, la insulta,
y es una injusticia,
hasta que se olvida
y trata de dormir.
Me quedo a su lado
con la televisión encendida
y la cena que no ha probado.
Soy su heredero y tengo
una forma parecida de mirar
el mundo y el mismo orgullo
de una memoria intacta,
sin llegar al delirio. Por ahora.
Por ahora. Me reconozco
en esa mujer incapaz de moverse,
de hacer sola lo más mínimo,
ofendida por el trato que recibe,
y sé que heredar
es contraer una deuda
antes que suceder a alguien
o parecerse más o menos.
Un ruido la sobresalta,
está segura de lo que tiene
ante la vista desde la cama,     
pero no sabe cómo interpretar
lo que sospecha más allá.
¿Es aquella mujer que atraviesa
el salón hecha una furia,  
el escándalo de la graduación?
Le parece que viene la lluvia
y presta atención, le parece
que se levanta viento,
le parece que cae piedra
y se preocupa
como si estuviera
en el campo y la ventana
con rejas diera al patio
de rosas y azucenas,
como si aquello no fuera
tiempo pasado. Allá vamos,
ella con sus fantasmas
y yo con mi legado.


El día de Santa Rosa

La bandada hizo un alto
a un lado de la huella.
Qué sé yo de dónde,
cómo saber: de pasada
al potrero, por los últimos
fardos, ese fuego removía
el pasto muerto del invierno
y corría como centella
en la línea del alambrado.
Y no era la brisa,
no, esa caricia en el aire, 
sino la conversación
de éste con aquel, del otro
con su vecino y así.
Paraban por el descanso
y el repaso del traje carbón,
digo yo. O sería cosa
del día de Santa Rosa,
un olvido del agua
al disparar con el viento.
O la primera visita
de la primavera que viene:
sería, no soy adivino.
Hasta el toro aberdin angus,
lo más arisco que se ha visto,
se arrimó a preguntar
por los pechos colorados.
Al volver, bajo el cielo
plomizo, no sé hacia dónde, 
pero ni en los brazos del ceibo,
ni en la tierra escarchada:
el viento que desflecaba
las casuarinas, un silbido
como de alguien que llamara
cada vez más a la distancia
y enseguida, para donde
uno pusiera el oído,
el silencio,
    nada más que el silencio.


Osvaldo Aguirre (Colón, Buenos Aires, Argentina, 1964)

Vendaval
,
Mar del Plata, 2023










Más poemas de Osvaldo Aguirre en Otra Iglesia Es Imposible
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Imagen: Osvaldo Aguirre, sobre una foto de Clara Muschietti. Planeta de Libros

domingo, mayo 19, 2024

Marcel Duchamp / De "Rrose Sélavy" y otros textos




Rrose Sélavy

Rrose Sélavy encuentra que un insecticida debe acostarse con la madre antes de matarla; 
     las chinches son de rigor.

Pregunta de higiene íntima:
¿Es necesario poner la médula de la espada en el pelo de la amada?

Entre nuestros artículos de quincallería perezosa recomendamos un grifo por el que 
     el agua deja de correr cuando no se la escucha más.

La moda práctica, creación de Rrose Sélavy:
Vestido oblongo, dibujado exclusivamente para damas afectadas de hipo.

Cinema anémico.

Aguzar el oído (forma de tortura).

Tomar un centímetro cúbico de humo de tabaco y pintar sus superficies exteriores e
      interior de un color hidrófugo.

Rrose Sélavy [1939]


Textos

Por condescendencia, un peso es más pesado al caer que al ascender.

Las botellas de marca (del tipo de la del Benedictine) obedecen a un principio de 
     densidad oscilante.

La mariée mise a nu par ses célibataires, même [1934]

Marcel Duchamp (Blainville-Crevon, Francia, 1887 - Neuilly-sur-Seine, Francia, 1968), Antología de la poesía surrealista, Argonauta, Buenos Aires, 2006; Antología de la poesía surrealista en lengua francesa, Fabril Editora, 1961
Versiones de Aldo Pellegrini  

Más de Marcel Duchamp en Otra Iglesia Es Imposible
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Foto: Marcel Duchamp, Greenwich Village, Nueva York, c.1945 Berenice Abbott/Getty Images

sábado, mayo 18, 2024

Christophe Manon / Hemos soñado con apoderarnos



Hemos soñado con apoderarnos
de nuestro destino y ese sueño terminó
contra el muro de un cementerio hemos soñado
con una estrella roja al Este que se transformó
en muro y se derrumbó hemos soñado
con castillos en España y aquello fue una fosa
común donde fueron arrojados cuerpos por millares hemos soñado
con una larga marcha y esta marcha se terminó en una represa
             hidráulica ahora
hemos aprendido a estimar a nuestros semejantes y edificamos
moradas de sangre y hueso e inmortales
por tantos muertos proyectamos
la dicha hacia adelante
de nosotros mismos.

Christophe Manon (Burdeos, Francia, 1971)
Traducción Mariano Rolando Andrade
Envío de Ricardo Ruiz


Nous avons rêvé de nous saisir
de notre destin et ce rêve s’est achevé
contre le mur d’un cimetière nous avons rêvé
d’une étoile rouge à l’Est qui s’est transformée
en mur et s’est effondré nous avons rêvé
de châteaux en Espagne et ce fut une fosse
commune où furent balancés des corps par milliers nous avons rêvé
d’une longue marche et cette marche s’est échouée sur un barrage
          hydraulique maintenant
nous avons appris à estimer nos semblables et nous édifions
des demeures de sang et d’os et immortels
de tant de morts nous projetons
de la joie au-devant
de nous-mêmes.

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Foto: Agence Livre Cinéma & Audiovisuel en Nouvelle-Aquitaine (ALCA) null

viernes, mayo 17, 2024

Robert Desnos / Cric et crac




Mi querido González Tuñón
Cric et crac
Y el agua corre sin saber
adonde va 
Pero no hay manera de equivocarse
de camino.
Nosotros vamos en la misma dirección
Pero yo te digo no es a la muerte
Es a la vida adonde vamos
No a la vida eterna bien seguro
Pero a la vida
Y yo no daría un solo minuto
de nuestras vidas
Por un siglo.

Robert Desnos 1

Robert Desnos (París, 1900 - Campo de concentración alemán de Terezin, Checoslovaquia, 1945), Raúl González Tuñón, acápite de La veleta y la antena, Buenos Aires Leyendo, 1969


1. El gran poeta francés, uno de los fundadores del surrealismo, escribió este simple y tan expresivo poema en una taberna de París, a mediados de 1937, durante una de las pausas de las sesiones de clausura del Segundo Congreso Internacional de Escritores, las cuales se habían iniciado en Valencia, y proseguido en Madrid y Barcelona. Robert murió dos días después de la liberación de París, a causa de las torturas sufridas en el campo de concentración nazi. Lo habíamos conocido en 1935, en Madrid, gracias a García Lorca. Coincidimos y enseguida se estableció una cálida corriente de amistad. El "petit poème" se publicó años más tarde, en 1957, en Les Lettres Françaises, en un número de homenaje al poeta mártir. [Nota de Raúl González Tuñón]

Mon cher González Tuñón
Cric et Crac
Et l'eau coule sans savoir
    ou elle va
Mais pas moyen de se tromper
    de chemin
Nous Allons au même endroit
Mais je te le dis c'est pas la mort
Pas a la vie éternelle bien sur
Mais la vie
Et je ne donnerais pas un minute 
    de nos vies
Pour un siècle
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jueves, mayo 16, 2024

Robert Desnos / Los grandes días del poeta



Los discípulos de la luz sólo inventaron tinieblas apenas opacas.
El río arrastra un diminuto cuerpo de mujer lo que es indicio de 
   un final próximo.
La viuda vestida con ropas nupciales se equivoca de séquito.
Todos llegaremos con atraso a nuestras tumbas.
Un navío de carne encalla en una playa pequeña. El timonel invita 
   a los pasajeros a callarse.
Las olas esperan impacientes. ¡Más Cerca de Ti oh Dios mío! 
El timonel invita a las olas a hablar. Éstas hablan.
La noche ocluye sus frascos con estrellas y hace fortuna con 
   la exportación.          
Se construyen grandes tableros para vender ruiseñores. Pero no 
   pueden satisfacer los deseos de la Reina de Siberia que quiere 
   un ruiseñor blanco.
Un comodoro inglés jura que no lo sorprenderán más  recolectando 
    salvia de noche entre los pies de las estatuas de sal.
A propósito de esto una pequeña salera con Cerebos se endereza 
   con dificultad sobre sus delgadas piernas.
Y derrama en mi plato todo lo que me queda por vivir.
Lo bastante para salar el océano Pacífico.
Pondréis en mi tumba un salvavidas.
Porque uno nunca sabe.
                                         C'est les bottes de sept lieues
                                         cette phrase "Je me vois" [1926]

Robert Desnos (París, 1900 - Campo de concentración alemán de Terezin, Checoslovaquia, 1945), Antología de la poesía surrealista, Argonauta, Buenos Aires, 2006; Antología de la poesía surrealista en lengua francesa, Fabril Editora, 1961
Versión de Aldo Pellegrini  


Les grands jours de poète

Les disciples de la lumière n’ont jamais inventé que des ténèbres peu opaques.
La rivière roule un petit corps de femme et cela signifie que la fin est proche.
La veuve en habits de noces se trompe de convoi.
Nous arriverons tous en retard à notre tombeau.
Un navire de chair s’enlise sur une petite plage. Le timonier invite les passagers à se taire.
Les flots attendent impatiemment Plus Près de Toi ô mon Dieu!
Le timonier invite les flots à parler. Ils parlent.
La nuit cachette ses bouteilles avec des étoiles et fait fortune dans l’exportation.
De grands comptoirs se construisent pour vendre des rossignols. Mais
ils ne peuvent satisfaire les désirs de la Reine de Sibérie qui veut un rossignol blanc.
Un commodore anglais jure qu’on ne le prendra plus à cueillir la sauge
la nuit entre les pieds des statues de sel.
A ce propos une petite salière Cérébos se dresse avec difficulté sur ses
jambes fines. Elle verse dans mon assiette ce qu’il me reste à vivre.
De quoi saler l’Océan Pacifique.
Vous mettrez sur ma tombe une bouée de sauvetage.
Parce qu’on ne sait jamais.

Arbrealettres, 28 de marzo de 2018 [ŒUVRES, Gallimard, collection Quarto]


La poesía de Robert Desnos en Otra Iglesia Es Imposible

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miércoles, mayo 15, 2024

Charlotte van den Broeck / Dos poemas




Calcita

empapada

la tierra expulsa sus piedras el suelo cae
en mil pedazos de calcita
paupérrimo esplendor, como devolver

el fulgor caído a las exhaustas estrellas
el cuerpo y la herida

por fin en concordancia, imposible, la luz
estalla en la estructura del cristal, y se partirá en dos

y en más
la creíste entera, clara, hacia dónde

conducen las arterias de color en las rocas circundantes
hay testigos

los minerales precipitados y restos fósiles, los tallos
calcificados del lirio de mar


Esbozo

caracol lirio nenúfar amarillo
libélula totora junco lacustre
rana bermeja focha peces chicos
elodea escarabajo platanaria
soromujo pato fligrana esfagno
lenguado spongilia peces grandes
glomerata nitellopsis llantén

Charlotte van den Broeck (Turnhout, Bélgica, 1991), Fricciones de la tierra, Serapis, Rosario, 2023; Op. Cit. diciembre 30, 2023
Versiones de Micaela van Muylem
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Foto: VPRO/YouTube 2018

martes, mayo 14, 2024

Lucas Margarit / De"Monteverdi"




Gabinete de curiosidades de Claudio Monteverdi

Guardo entre las cajas de vidrio de la recámara oscura: 

un autómata que canta
una carta de Barbara Strozzi donde renuncia a la intemperie
 
debajo de una ventana
y sobre el piso de piedra
una caja de cuero guardaba una lista de objetos
en papeles oscuros: “cosas para escuchar”
 
en un frasco antiguo la voz de Séneca cuando moría
y a su lado un tratado de alquimia,
más abajo, esqueletos que guardaban el viento de la montaña



En el borde interior de una pintura de Dirk Bouts
 
…el color de las manos de un ángel que observa,
-allí, en el límite del bosque con el lago-
un pesebre de paja y arena, de agua y de hierba.
Ve en el fondo del paisaje
las huellas de los que huyen,
la desolación y el espesor de una hiedra
con las raíces muertas,
la desolación y la aridez de lo que cree resucitar…

Lucas Margarit (Buenos Aires, 1966), Monteverdi, inédito. Círculo de Poesía, enero 15, 2024

Más poemas de Lucas Margarit en Otra Iglesia Es Imposible


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Foto: Lucas Margarit/Facebook

lunes, mayo 13, 2024

Marc Alexandre Oho Bambe / Tres días y tres noches de fiebre más tarde



(Fragmentos)

En Dualá, París, Puerto Príncipe, los mismos sueños adolescentes, las 
mismas historias incandescentes, las mismas esperanzas arborescentes, 
que se marchitan al sol ardiente de las independencias.

He muerto en el 60 

Puerto Príncipe 
Resucítame 

Cabaret 
Nútreme 
Petit-Goâve 
Apacíguame 

Jérémie
Fortifícame 
San Marcos 
Renómbrame 
Jacmel 
Elévame

Peyi mío levántame

Quiero renacer en tus brazos en flor, guardar a Cabo Haitiano de la 
memoria en llamas, beber la leche guanábana roja de la esperanza 
militante, combatiente.

(...)

Estoy en Haití 

Para perder el hilo 
Del film de mi vida atrapada al lazo

Mi historia de palabras 
Cosida con sombra y con luz 
Opacidad transparente 
Linda locura 
Alud 
Y cascada vibrante 
De sentimientos de amor demente

(...)

Nutrirme de poemas de tierra cocida 
Para degustar con los dedos del corazón 

En toda sencillez desnudada 

Estoy en Haití

Para inventar 

Una nueva lengua de signos 
                 De paz

Estoy en Haití 
Para reinventar mi pensamiento

Marc Alexandre Oho Bambe (Dualá, Camerún, 1976), De terre, de mer, d’amour et de feu, 2017; Guaraguao, año 27, n° 75, Barcelona, 2024
Traducción de Pedro Suárez

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domingo, mayo 12, 2024

Alberto Cisnero / Día tras día y noche tras noche



6-

día tras día y noche tras noche,
contamos versos simples con dificultad
(es sólo la decadencia de nuestros
poderes). y preferiría no transcribirlos,
si no les importa. ¿en serio nunca
pensaron en cómo se planta una flor,
en cómo se la corta, si esta luz vivirá
hasta mañana, cuándo se achicó
el país y vendió su gloria por zapatillas
de marca, nepotismo literario y cervezas
belgas en las pulperías o por qué
hay nazis que ganan elecciones?
oh habitar el lenguaje, oh firmar cartas
de protesta, oh campos de lavanda.

Alberto Cisnero (La Matanza, Argentina, 1975), Este libro es para vos, inédito

Más poemas de Alberto Cisnero en Otra Iglesia Es Imposible

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Foto: Merlina Cisnero

sábado, mayo 11, 2024

Ana Franco / Diario de la peste




                         Lluvia sin fruto
                     César Rito Salinas

Desandar lo habitado,
descolgar su rumor de los muros.
Me redimo en la imagen de propensión al caos: una sartén, una bolsa de mano a la basura, los libros que no he de leer y en la cocina el agua para un té con el que combatimos a la peste.

Dormirán las cosas su historia de la mía,
y la casa se transforma, en acecho, como animal hacia otro remolino;
sale herida de sí, rumbo a otros muros
─la desarmo y hago en ella un carrusel.

Queda este nuevo escape en la pantalla:
citas de enfermedad en la esperanza,
de esperanza en la enfermedad.

A cambio improviso un jardín en la ventana,
tendederos con trapos coloridos,
escaramuza de sillones que lleven a otro cielo.

Y el desazón ensombrece los muros con márgenes de polvo
(acaso nuevas fotos ocupen el sitio de las descolgadas).

¿Sentiremos de pronto un golpe seco, en la nuca,
anuncio de esa muerte?

Vuelve en su absurdo el eco de algún film futurista:
detrás de los cristales los amigos con traje transparente y su miedo a los abrazos.

Ana Franco Ortuño (Ciudad de México, 1969), Alguien aquí que tiembla. Celebración poética de mujeres. Año I del confinamiento, Ediciones Sin Nombre, México, 2021; Op. Cit., "Hablas del mundo como si no existiera", diciembre 30, 2023 

Más poemas de Ana Franco en Otra Iglesia Es Imposible

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Foto: Ana Franco / Facebook

viernes, mayo 10, 2024

Enrique Wernicke / Tres poemas



   Un viejo amor se ha dormido:
   "Arrorró, arrorró..."
   Toma la guitarra amigo. Pero no hagas ruido. Caminemos despacio de puntillas. ¡Y vámonos!
   Tenemos que cantar toda la noche. Ha de ser lejos. No quiero que nuestras voces interrumpan esta paz. 
   Un viejo amor se ha dormido:
   "Arrorró, arrorró..."
   ¡Toma la guitarra, amigo, y vámonos!

Palabras para un amigo. Canciones de puertas adentro, 1937

*

Canción de soledad

Cantemos en voz baja.
Estamos bajo la noche en un campo abierto. La inmensidad y las estrellas recogen nuestras palabras.

Cantemos en voz baja.
Pero la noche es vana en sí misma. Y esta inmensidad de silencio es nada.

Y no sirven las apariencias.
Tenemos conciencia. Y entre lo que somos y lo que miramos el vacío hace murallas.
Estamos solos. No tiene cauce el alma.

Cantemos en voz baja: la soledad del canto es nada.

El capitán convaleciente y Otros poemas distintos, 1938

*

   Trepando ese viejo camino del cerro, la vida me ladra. Haría yo, si pudiera, cosas de cambiar el mundo.
   Y el río ese que quemaba, cada piedra al sol, como una brasa, lo llenaba de corrientes y murmullos.
   Los del valle mirarían la cuesta asombrados. Verían venir el agua como la inglesa de briches planchados sobre una mula blanca.
   Entretanto, querida, subamos al cerro. La patrulla desmontó en la comisaría. Y al preso lo metieron preso.
   Yo subía con las piernas. Con los ojos bajaba.

Tucumán de paso, 1949, 1972

Enrique Wernicke (Buenos Aires, 1915 - 1968), Obra poética, edición de Julia Sabena, prólogo de Andrés Monteagudo; Serapis, Rosario, 2017

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Foto: Enrique Wernicke en la portada de Cuentos, Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires, 1968

jueves, mayo 09, 2024

Carina Sedevich / De "El dios de los vacíos"




Golpeas/ en esta costa/ y se juntan arenas// en la otra.
Hugo Padeletti

1


La difícil extracción del sentido es simple, dice el poeta.

El sonido de las alas de la bolsa negra
que espera llenarse de basura en el patio
es dulce como la marea.

He hecho lo que he podido. 
Como en los poemas. 

Lo acopiado es sucio, trabajoso. 
Conformado por elementos simples.

Lo que me ocupa ahora es este patio. Tierra
acaso no muy mala ni muy buena, la que se saca 
para encontrar arena. 

Estaba buscando algún sentido y la
necesidad puso en mis manos
tierra que otros desechan.

Como en los poemas.
La arena querida es imposible. 
Debo querer esta tierra modesta.

Y conseguir un basurero.
Poder cerrar las alas de la bolsa negra.
Perder el ruido de la marea, dulce.

*

Biseles de la rueda de los cielos
que no entran aún en el otoño:

faltaría que esto
se me encastre en el cuerpo.

Ver la hermosa
consciencia completándose,
la serpiente mordiéndose la cola.

Faltaría encontrar la mariposa 
clavada en el espejo.




Se lavan las lentísimas rejas. De este lado
le temo al patio salvaje, inconmovible.
A las claridades. Al sereno. 

Qué duros son los visos de las cosas. 

Y todo por no saber hincarme ante lo dado, 
por haberme olvidado de que quería un perro. 

*

Si mi hijo estuviese podría cifrar las formas de la casa.
Tiene un cerebro celeste, como de ramas de enebro.

Yo apenas sé que las cosas son duras como muertos.
Acepto la rara matriz que alcanzo a ver y que no alcanzo:

un continente de pena que es tan grande, tan antigua, 
no puede pertenecer ni traspasarse.

Carina Sedevich (Santa Fe, Argentina, 1972)

El dios de los vacíos
,
Alción,
Córdoba, Argentina, 2024









Más poemas de Carina Sedevich en Otra Iglesia Es Imposible

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Foto: Carina Sedevich / Facebook

miércoles, mayo 08, 2024

Robert Creeley / Cada día



Cada día
de un modo u otro
las cosas se hacen.

Cada mañana hay
un día. Cada día
hay un día.

Subiéndose a una cama
con una ventana con luz,
con un lugar en mente,

para orinar, para comer,
para pensar en algo,
para olvidarlo todo,

para recordarlo todo,
perfectamente, cada
detalle específico, exacto,

sin conocer nada,
sin tener idea de nada,
sin ser parte de nada,

muy bien por vosotros,
muy bien, amigos -
ecos, cosas, rostros.

Robert Creeley (Arlington, Estados Unidos, 1926 - Odessa, Estados Unidos, 2005), The Collected Poems of Robert Creeley 1945-1975, University of California Press, Berkeley, 1982
Versión de Jonio González


EVERY DAY

Every day
in a little way
things are done.

Every morning there is
a day. Every day
there is a day.

Walking up in a bed
with a window with light,
with a place in mind,

to piss, to eat,
to think of something,
to forget it all,

to remember everything,
perfectly, each
specific, actual detail,

knowing nothing,
having no sense of any of it,
no being a part of it,

all right for you,
all right, you guys -
echoes, things, faces.

---
Robert Creeley, Berkeley, California, 1983 Chris Felver/Getty Images

martes, mayo 07, 2024

David Huerta / Gigantomaquia




No hay ninguna sílaba perdida en el viento.

No se ha perdido ningún fonema o morfema,
palabras de difícil definición
utilizadas con precisión por los lingüistas.

Hay en cambio, en el soterrado vidrio
de los rechazos deseados, una forma de daga
que no alcanza las bocas.

Eso está adentro: entre las vísceras,
como un mecate mojado de lo que no debiera,

como una reptante profecía
nunca del todo desprendida de los labios demiurgos.

El interior es oscuro, la superficie es oscura:
lame la sombra el verbo y se desploma el tiempo.

No hay sílabas extraviadas; hay formas bullentes
en el pausado interior de las fisiologías,

lentas siluetas de hervor, cadencias llamadas
pasiones, símbolos de arrasamiento, corolas

de inmensidad para la frente de los niños
de cien brazos. Hay una sospecha

de que la guerra de los gigantes va a comenzar
en la nueva edición, la ansiada

por los magnates y los sacerdotes en sus elevaciones
y en sus trajes magnéticos y en sus labios de papel.

David Huerta (Ciudad de México, 1949 - 2022), Revista de la Universidad de México, noviembre de 2015

Más poemas de David Huerta en Otra Iglesia Es Imposible

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lunes, mayo 06, 2024

Peter Russell / Una virgen (fragmento)



Miro en mi espejo de mano chapado en oro [1] 
Con mango de ébano pulido

Estoy rodeada de estrellas

Mi cuerpo es de tierra, mi sangre
azogue. Ambidiestra soy.
En mi mano izquierda sostengo una hoz de oro,
en la derecha la Esmeralda [2]

Soy una Estrella de Seis Puntas [3]
           
           Mi cabello

Negro como la Noche
Destella igual que una dorada gavilla de trigo

Me elevo en el fuego desciendo
En el agua

           Alma y cuerpo

Son uno en mí

           Cuando lanzo

Las tabas - siempre
Las Seis caen de cara

Oscuros nubarrones en el cielo otoñal 
Las catástrofes
Son inminentes

Diluvio de fuego - terremoto, volcán,
El huracán, por no decir la Revolución, robo del prójimo

Dicen que estoy por
Dar a luz a un Dios

Por lo que sé,

Que soy tierra y Fuego,
Será agua y aire

un Pez brillante


*
                      traducido de una transcripción al nabateo

Nota del autor: durante el siglo anterior al nacimiento de Cristo, Atargis (Ishtar) [4] "dio a luz un gran pez". Quien no conozca las fuentes originales griegas puede consultar Aion, de C. G. Jung. Fue así como se concibió la Era del Pez (Piscis). El griego ichthus o ichthys (pez) [5] es el acrónimo de Iesous Christos Theou yios Soter (Jesús, Cristo, hijo de Dios, Salvador). Para nosotros, los posmodernos, la Era Cristiana huele un poco al pez de Marcial, que en el mercado se envolvía con un periódico (papyrus). D. H. Lawrence, en su sugerente estudio sobre Moby Dick parece asociar la caza de la ballena con el fin de la Era Cristiana. Sin comentarios.

Peter Russell (Bristol, Reino Unido, 1921 - San Giovanni, Valdarno, Italia, 2003), Quintilii Apocalypseós Fragmenta, en Agenda, vol. 32, n.º 3-4, otoño-invierno, 1994-1995
Traducción de Jonio González.


1 Sobre la simbología del espejo, escribe Hans Bidermann en su Diccionario de símbolos: "Es un símbolo de [la Virgen] María, ya que en ella se reflejó y reprodujo Dios por medio de su trasunto Jesús sin alterar el espejo mismo" (N. del T.)

2 Esmeralda, símbolo de Venus. (N. del T.)

3 La estrella de seis puntas simboliza la conjunción de la energía del cielo y la energía de la tierra. Los dos triángulos superpuestos simbolizan la relación del Dios único con la humanidad. (N. del T.)

4 Diosa babilónica del amor y la guerra, la vida y la fertilidad. Relacionada con Venus, la estrella de la mañana y el atardecer. (N. del T.)

5 El pez es uno de los símbolos del cristianismo primitivo. Algunos escritos sostienen que a finales del siglo II, en el Asia Menor, la Galia meridional, etc.,  Cristo era llamado "pez"  en relación con los sacramentos del bautismo y la eucaristía. El testimonio más antiguo es el de Abercio: “Y en todas partes me servían de comer pez del manantial [alusión al bautismo], que recogía una virgen y lo daba siempre acompañado por pan y vino mezclado con agua [alusión a la eucaristía]”. A propósito de la simbología del pez y su relación con el agua bautismal, Tertuliano, en su De baptismo, escribió: "Nosotros, pequeños peces como nuestro Pez Cristo Jesús, nacemos en el agua y nos salvamos permaneciendo en el agua". Véase también Mateo, 17:27, etc. (N. del T.) 


A VIRGIN ( a fragment)

I look into my polished ebony
Gold-chased hand-mirror

I am surrounded by stars

My body is of earth, my blood
Quicksilver. Ambidextrous I am.
In my left I hold a gold sickle,
In my right the Emerald

I am a Six-pointed Star

           My hair

Black as Night
Glints like a golden wheatsheaf

I rise into fire I descend
Into water

           Soul and body

In me are One


           When I throw

The knucklebones — always
The Six comes up

Dark clouds mass in the autumn sky
Disasters
Are imminent

Fire flood — earthquake, volcano,
The hurricane, not to say Revolution, theft by my neighbour

They say I am about
To give birth to a God

For all I know,

Who am earth and Fire,
It will be water and air

A shining Fish


*

                      translated from a Nabatean transcript

Note: During the century preceding the birth of Christ, Atargatis (Ishtar) "gave birth to a large fish". If you don't know the original Greek sources you will find details in C. G. Jung's "Aion". The age of the Fish, Pisces, was thus adumbrated. The Greek ichthus (fish) was an acronym for Iesous Christos uios theu Soter — Jesus Christ Son of God the Saviour. To us postmoderns the Age of Christianity smells a bit like Martial's fish from the market wrapped up in a newspaper (papyrus). D. H. Lawrence in his suggestive study of Moby Dick seems to equate the hunting down of the whale with the end of the Christian era. No comment.

---
Foto: Peter Russell en la portada de Teorie e altre critiche, Carlo Mancosu Editore, Roma, 1990 AbeBooks