jueves, agosto 31, 2017

Ricardo Molinari / Dos poemas














De Hostería de la rosa y el clavel

I

No sé si cantando se seca el viento
o la voz pierde su humedad. Cuando pienses
que nadie entiende nada, y por qué vuelvo al sur;
y que hay personas que miran la poesía
como un tiempo perdido, igual que a una barga griega.
(Si ellos vieran la sombra debajo de un farol mutilándose
como una ballesta, y a cada uno de nosotros
en su lucha
por salvarse del odio.)

Mañana cuando vuelva el aire
a cernirse sobre las flores, sobre las altas paredes
que custodian el mundo,
y los ángeles regresen cansados a sus árboles;
cuando el horizonte cante debajo del cielo
y haya hombres que bailen alegres, juntando los brazos
     vertiginosos,
y las aves del mar se quejen y vuelen alrededor de los mástiles,
yo pensaré: oh, mi hogar del sur, al oeste de un gran río,
y gozaré memorias agradables. -Alguna vez,
el olvido correrá sobre el mar,
y mi tierra irá callada hacia la otra tierra sin esperanza,
y yo no sé si seré feliz.
Quien no haya oído nunca el viento lamentarse en el hielo,
no sabe lo que es el recuerdo. Yo tengo los labios
húmedos de mirar por una ventana.
El olvido debe ser igual a la pampa;
así como un paseo concluido o una cabellera
que ha quedado reposando sobre el polvo.
Una rama de naranjas tiene el día, su color,
para el que pierde el aliento:
¡quién me pintará a mí una rosa en la más densa y
     alta obscuridad!
Espada, fresnos, montes de agua, mi soledad es tan
     parecida al frío del cielo,
que ya no tengo sed. (Mañana podría cambiar todo:
     la gimnasia. Vivir.
¡Si uno pudiera vivir de nuevo un día pleno, sin personas!)
Yo tengo un gran deseo en la garganta
-nostalgia o viento-
clamor que se endurece: ser otro ser,
playa que no quiere ser mirada.
¡Víspera sin memoria,
luna sin agua!

(1933)

Mundos de la madrugada [1927-1991], Antología poética, Huerga y Fierro, Madrid, 2003



De "Homenaje"

Jorge M. Furt, Elegías

II

Ya se fueron los años y los esfuerzos. La vida abierta
     y pasada. Los cielos borrosos,
las flores. Los amigos. Ahora todo es menudo,
separado, como la imagen movediza de las pequeñas
     nubes en los ojos.

Pienso en él -apresurado- todo un día; quiero acomodar
     a la ausencia, el sentimiento, mi capacidad
para esta noticia despiadada e interminable.
Vino hacia las casas desde la ciudad, reacio al zarandeo,
     la asepsia, a las preguntas y la gente,
a sus cuartos antiguos, en los que a veces
se oye deslizar por las paredes una fina arenilla
     rumorosa que no se encuentra.
Todo lo habrá aguardado, ese mundo que toleraba,
tanto fantasma, pasos y presencias. Ruidos,
trotes y luces aparecidas.

Qué voluntad de llover este febrero, desde su cama
     oiría a la perrada sacudirse del agua, inquieta.
Y toda esa eternidad, allí, lo miraría como asomada
     a un estanque. Y él, quieto y terminado.

Y alguien habrá venido, empapado y mirándose las uñas,
para abrir las dos tranqueras al campo de "Los Talas".
Y el camino tan suyo, alambrados, pastizales, y las
     flores azules de los cardos, y algún chimango,
¡cómo lo habrán mirado!

Aquí, en mi morada, lo recuerdo largo y en silencio.
La tarde lluviosa entra de golpe en la noche y siento
     frío y abandono.

La escudilla, Emecé, Buenos Aires, 1973

Ricardo Molinari (Buenos Aires, 1898-1996)

miércoles, agosto 30, 2017

Fabio Pusterla / Arte de la fuga














Resiste todo, huye. En nombre
de nada. Deja los nombres
a los nuevos constructores de banderas.
Vamos, ratoncito, es hora.

Mira, esto es un bosque, esta
una lata de carne. Esto es un río.
Desde el puente ves una ciudad blanquísima,
una fuente de sangre coagulada. Y los años,
los años sobre sus caballos negros. La ciudad
está hecha de cal y yeso, de silencio.
El paso es este; la fuga, otra calle.

Fabio Pusterla (Mendrisio, Suiza, 1957), Le cose senza storia, Marcos y Marcos, Milán, 1994
Versión de Jorge Aulicino
Vía Silvia Rosa 

Ref.:
Caleno 24 Ore
Poetry Foundation


ARTE DELLA FUGA

Resisti a tutto, fuggi. Fallo in nome
di niente. Lascia i nomi
ai nuovi costruttori di bandiere.
Dai, topolino: è ora.

Guarda: questo è un bosco, e questa
una lattina di carne. Questo è un fiume.
Dal ponte vedi una città bianchissima,
una polla di sangue raggrumato. E gli anni,
gli anni sui loro cavalli neri. La città
è fatta di calce e gesso, di silenzio.
Il passo è qui, la fuga un'altra strada.

martes, agosto 29, 2017

Ana Franco / Daimon















I

En el rumor de los libros la casa duerme

Hay un tono insalvable en la herida

El daimon madruga
Inicia sus horadaciones (trabaja con un palo de madera, un serruchito)

Algunas herramientas de su quehacer vienen de mi sueño;
fermenta el calendario,
letras pequeñas en Gastos médicos
y Hacienda

Me levanto finalmente media hora más tarde:
Pongo el café y la música
leo
escribo

Ese animal no descansa
De noche activa la inmensidad:
su perfección es mía.


III

Pasa el tiempo del descenso
Nada impone un camino blanco de luciérnagas
Disminuyó la luz y su aparente cromatina

No existe en lo callado un ápice de encuentro que no sea recordar, y la memoria miente

Como miente la noche:
Falsa su decoloración
Falsa su ecuanimidad

Son el espíritu y su eterna hipoteca
Un reproche a la falla de tus mecanismos
―No es mío el insomnio, es otro quien no duerme.

La timidez del alba me ofrece a su ventrículo la diástole inconclusa de esa noche
(brevísima sin sueño)

No es mía la sutileza del odio o la mentira
Yo conservo muy poco
Menos con cada amanecer.

Ana Franco (Ciudad de México, 1969), "Inéditos", Periódico de Poesía, Universidad Autónoma de México (UNAM), N° 100, junio de 2017

Ediciones sin Nombre - Enciclopedia de la Literatura en México - Carmina in Minima Re

lunes, agosto 28, 2017

Charles Reznikoff / De "Autobiography: New York"



II
Estoy solo,
y feliz de estar solo.
No me gusta la gente que callejea
hasta tarde, que camina despacio
después de medianoche
entre las hojas caídas en las aceras.
No me gusta mi propia cara
en los pequeños espejos de las tragaperras
ante las tiendas cerradas.


IV
Me gusta el sonido de la calle,
pero aislado y solo,
junto a una ventana abierta
y tras una puerta cerrada.


VII
Las cuerdas a merced del viento
golpeando el asta
(la bandera ha sido arriada);
detrás de las desnudas copas de los árboles
las luces de un avión
se alejan lentamente.

Una o dos estrellas brillan
entre las chimeneas de la fábrica;
la calle oscura y en silencio
porque han roto la farola
y hace frío y es tarde.

Charles Reznikoff (Nueva York, Estados Unidos, 1894-1976), "Autobiography: New York", The Poems of Charles Reznikoff: 1918-1975, Seamus Cooney ed.,  David R. Godine, Boston, 2005
Versiones de Jonio González

Otra Iglesia Es Imposible - Poetry Foundation - David R. Godine Publisher - New Directions

Foto: The Cat Flap



II
I am alone– 
and glad to be alone; 
I do not like people who walk about 
so late; who walk slowly after midnight 
through the leaves fallen on the sidewalks. 
I do not like 
my own face 
in the little mirrors of the slot-machines 
before the closed stores.

IV
I like the sound of the street– 
but I, apart and alone, 
beside an open window 
and behind a closed door.

VII
The ropes in the wind 
slapping the flag-pole 
(the flag has been hauled down); 
behind the bare tree-tops 
the lights of an aeroplane 
moving away slowly. 
A star or two shining 
between factory chimneys; 
the street dark and still 
because the street-lamp has been broken 
and it is cold and late.

domingo, agosto 27, 2017

María Auxiliadora Álvarez / Como si la belleza















el pensamiento quiere estar solo

sus animales juegan
como si la belleza

                escogiera sus instantes:

la humareda del cráter se eleva en columnas
el hervor de la lava desconoce
                 su propio resplandor

Pero lo mirado no espera ser mirado

entiende la pausa
la cólera la muerte

y dice: no pasa nada

(gesticulando)

María Auxiliadora Álvarez (Caracas, 1956), "Inéditos", Periódico de Poesía de la Universidad Autónoma de México (UNAM), N° 100, junio de 2017

Ref.:
Periódico de Poesía N° 99
Espacio Candaya

sábado, agosto 26, 2017

W. S. Merwin / Provisión














Toda la mañana con las herramientas secas
El campo representa el sonido
De la lluvia
Desde la memoria
Y en la pared
Los muertos incrementan su invisible miel
Es agosto
Las manadas se están empezando a formar
Me voy a llevar conmigo el vacío de mis manos
Lo que no tenés lo encontrás en cualquier parte

The Lice (1967)

William Stanley Merwin (Nueva York, Estados Unidos, 1927-Hawai, Estados Unidos, 2019)
Traducción de Noelia Torres

Ref.:
The Merwin Conservancy
Copper Canyon Press

Foto: The Maui News

Provision

All morning with dry instruments
The field represents the sound
Of rain
From memory
And in the wall
The dead increase their invisible honey
It is August
The flocks are beginning to form
I will take with me the emptiness of my hands
What you do not have you find everywhere 

-The Mervin Conservancy


act. 2020

viernes, agosto 25, 2017

William Carlos Williams / Paterson, 29













Libro Tres 

Las ciudades, para Oliver, no eran parte de la naturaleza. Apenas si podía sentir, apenas si podía admitir, incluso si se le señalaba, que las ciudades son un segundo cuerpo para la mente humana, un segundo organismo, más racional, permanente y decorativo que el organismo animal de carne y hueso: una obra de arte natural y sin embargo moral, donde el alma coloca los trofeos de sus logros y sus instrumentos de placer.
-El último puritano, Santayana.


La biblioteca
I



Amo el algarrobo
el dulce algarrobo blanco
¿Cuánto?
¿Cuánto?
¿Cuánto cuesta
amar el algarrobo
florecido?

Una fortuna más grande que
la que Avery podría reunir
Tanto
Tanto
el inclinado algarrobo
reverdecido
cuyas hojitas brillantes
en junio
se inclinan entre las flores
dulces y blancas a
un alto costo

                                       Una ráfaga de libros
llevará  la mente a las bibliotecas
en una tarde calurosa, si los libros pueden ser
ráfagas para los sentidos para llevar la mente lejos.

Porque hay un viento o el espíritu de un viento
en todos los libros que son un eco de la vida
allí, un fuerte viento que llena los conductos
del oído hasta que creemos oír un viento,
verdadero     •
que lleva a la mente lejos.

Sacados de las calles arrancamos
el encierro de nuestras mentes y somos absorbidos por
los vientos de los libros, buscando, buscando
en el viento
hasta que no sabemos cuál es el poder del viento sobre nosotros
para llevar la mente lejos

y en la mente crece
un olor, quizás, de flores de algarrobo
cuyo perfume es él mismo un viento que se mueve
para llevar la mente lejos

a través del que, debajo de la catarata
que pronto estará seca
el río se arremolina y se amontona
cuando se lo recuerda por primera vez.

Agotados de vagar por las calles
inútiles en estos meses, con los rostros inclinados contra
él, como tréboles al anochecer, algo
lo ha regresado a su propia
mente    •

en la que una catarata invisible
tropieza y se levanta
y vuelve a tropezar –y no cesa, cayendo
y vuelve a tropezar con un estruendo, una reverberación
no de las cataratas sino de su rumor
incesante

Cosa bella,
paloma mía, inútil, y todos los que son llevados por el viento,
tocados por el fuego
e inútiles,


un estruendo que (insonoro) ahoga el sentido
con su reiteración
negándose a quedarse en su cama
y dormir y dormir, dormir
en su cama oscura.

¡Verano! es verano     •
-y el estruendo en su mente continúa
Incesante

El último lobo fue muerto cerca de Weisse Huis en el año 1723

Los libros dan a veces un respiro contra
el estruendo del agua cayendo
y rectificándose para volver a caer inundando
la mente con su reverberación
sacudiendo la piedra.

¡Soplen! Que así sea. ¡Derriben! Que así sea. ¡Consuman
y sumerjan! Que así sea. Ciclón, fuego,
e inundación. Que así sea. Infierno, New Jersey, decía
en la carta. Entregada sin comentarios.
¡Que así sea!

Huye de ello, si quieres. Que así sea.
(Vientos que nos envuelven en sus pliegues-
o ningún viento). Que así sea. Tira de las puertas, en una tarde
calurosa, puertas que el viento sujeta, arranca
de nuestros brazos –y manos. Que así sea. La biblioteca
es el santuario de nuestros temores. Que así sea. Que así sea.
–el viento que nos ha pisoteado, que nos ha
empujado, lascivo o tras la lascivia de nuestro miedos
–risa que se apaga. Que así sea.

Sentarse sin aliento
o todavía sin aliento. Que así sea. Después, aliviados
regresar a la tarea. Que así sea      :

Viejos archivos de periódico
para encontrar –un niño quemado en un campo,
sin lenguaje. Tratando, en llamas, de arrastrarse bajo
la cerca para ir a casa. Que así sea. Otros dos,
niño y niña, abrazándose
(abrazados también por el agua) Que así sea. Ahogados
sin palabras en el canal. Que así sea. El Club de Cricket
de Paterson, 1896. Una mujer activista. Que
así sea. Dos millonarios locales –se fueron.
Que así sea. Otro refugio indio de roca
encontrado –un punzón de hueso. Que así sea. Las
antiguas obras Ferroviarias Rogers. Que así sea.
Protégenos de la soledad. Que así sea. La mente
vacila, retoma, maravillada por la lectura     •
Que así sea.


Él se  da vuelta: sobre su hombro derecho
un difuso contorno, hablando     •

¡Con cuidado! ¡Con cuidado!
como en todas las cosas un contrario
que despierta
la furia, concibiendo 
la sabiduría
por medio de la desesperación que no tiene
lugar
para descansar su brillante cabeza-

Salva sólo -¡pero no a solas!
nunca, ¡si a solas fuera
posible! ¡escapar del reconocido
cadalso
y birrete académico!    •

También el “Castillo” será arrasado. Que así sea. Por ninguna
otra razón que la de estar ahí, in-
comprensible, ¡INÚTIL! Que así sea. Que así sea.

Lambert, el pobre chico inglés,
el inmigrante, que lo construyó
fue el primero
en oponerse a los sindicatos:

Esta es MI tienda. Me reservo el derecho (y lo hizo)
de caminar por las filas (entre sus telares) y
despedir a cualquier hijo de puta que yo elija sin más excusa
ni motivo que el que no me gusta su cara.

Rose y yo no nos conocíamos cuando ambos fuimos a la huelga de Paterson cerca de la primera guerra y trabajamos en el Desfile. Ella iba con regularidad a llevarle comida a Jack Reed a la cárcel y yo escuchaba al gran Bill Haywood, Gurley Flynn  y a todos los buenos corazones restantes y solidarios en el Union Hall. Y mira ahora este desastre.

Lo humillaron a conciencia    •

-el mismo chico, un Limey,
con su cabeza llena de castillos, de giros de esa
seca dialéctica (mientras duró), se construyó un
Balmoral  sobre el lodo de la inundación, la ladera de piedra que
rodea la erupción volcánica de la “Montaña”

-algunas de las ventanas
de la casa principal iluminadas por láminas traslúcidas
de piedras lisas (su primera esposa
las admiraba) lejos el detalle más auténtico
del lugar; al menos el mejor
que se podría encontrar allí y el mejor artefacto    •

La provincia del poema es el mundo.
Cuando sale el sol, sale en el poema
y cuando se pone y cae la oscuridad
y el poema es oscuro      •

y las lámparas se encienden, los gatos merodean y los hombres
leen, leen –o murmuran y observan
aquello que las pequeñas luces muestran
u ocultan o sus manos buscan

en la oscuridad. El poema los conmueve o
no los conmueve.   Faitoute, sus oídos
suenan    •     sin sonido    •       sin gran ciudad,
mientras parece leer  -

un estruendo de libros
de la difícil biblioteca lo oprime
hasta que
su mente comienza a dejarse llevar     •

William Carlos Williams (Rutherford, Estados Unidos, 1883-1963), Paterson, New Directions, New York, 1963
Versión © Silvia Camerotto


Book Three

Cities, for Oliver, were not a part of nature. He could hardly feel, he could hardly admit even when it was pointed out to him, that cities are a second body for the human mind, a second organism, more rational, permanent and decorative than the animal organism of flesh and bone: a work of natural yet moral art, where the soul sets up her trophies of action and instruments of pleasure. 
The Last Puritan. Santayana. 

The Library I

I love the locust tree 
the sweet white locust 
How much? 
How much? 
How much does it cost 
to love the locust tree 
in bloom? 

A fortune bigger than 
Avery could muster 
So much 
So much 
the shelving green 
locust 
whose bright small leaves 
in June 
lean among flowers 
sweet and white at 
heavy cost 

A cool of books 
will sometimes lead the mind to libraries 
of a hot afternoon, if books can be found 
cool to the sense to lead the mind away. 

For there is a wind or ghost of a wind 
in all books echoing the life 
there, a high wind that fills the tubes 
of the ear until we think we hear a wind, 
actual              •
to lead the mind away

Drawn from the streets we break off 
our minds' seclusion and are taken up by 
the books' winds, seeking, seeking 
down the wind 
until we are unaware which is the wind and 
which the wind's power over us 
to lead the mind away 

and there grows in the mind 
a scent, it may be, of locust blossoms 
whose perfume is itself a wind moving 
to lead the mind away 

through which, below the cataract 
soon to be dry 
the river whirls and eddys 
first recollected. 

Spent from wandering the useless 
streets these months, faces folded against 
him like clover at nightfall, something 
has brought him back to his own 

mind • 

in which a falls unseen 
tumbles and rights itself 
and refalls— and does not cease, falling 
and refalling with a roar, a reverberation 
not of the falls but of its rumor 

unabated 

Beautiful thing, 
my dove, unable and all who are windblown, 
touched by the fire 
and unable, 



a roar that (soundless) drowns the sense 
with its reiteration 

unwilling to lie in its bed 
and sleep and sleep, sleep 
in its dark bed. 

Summer! it is summer •
— and still the roar in his mind is 
unabated 

The last wolf was killed near the Weisse Huis in the year 1723 

Books will give rest sometimes against 
the uproar of water falling 
and righting itself to refall filling 
the mind with its reverberation 
shaking stone. 

Blow! So be it. Bring down! So be it. Consume 
and submerge! So be it. Cyclone, fire 
and flood. So be it. Hell, New Jersey, it said 
on the letter. Delivered without comment. 
So be it! 
Run from it, if you will. So be it, 
(Winds that enshroud us in their folds — 
or no wind). So be it. Pull at the doors, of a hot 
afternoon, doors that the wind holds, wrenches 
from our arms — and hands. So be it. The Library 
is sanctuary to our fears. So be it. So be it. 
— the wind that has tripped us, pressed upon 
us, prurient or upon the prurience of our fears 
— laughter fading. So be it. 
Sit breathless 
or still breathless. So be it. Then, eased 
turn to the task. So be it :

Old newspaper flies, 
to find — a child burned in a field, 
no language. Tried, aflame, to crawl under 
a fence to go home. So be it. Two others, 
boy and girl, clasped in each others' arms 
(clasped also by the water) So be it. Drowned 
wordless in the canal. So be it. The Paterson 
Cricket Club, 1896. A woman lobbyist. So 
be it. Two local millionaires — moved away. 
So be it. Another Indian rock shelter 
found — a bone awl. So be it. The 
old Rogers Locomotive Works. So be it. 
Shield us from loneliness. So be it. The mind 
reels, starts back amazed from the reading • 
So be it. 

He turns: over his right shoulder 
a vague outline, speaking    •

Gently!          Gently! 
as in all things an opposite 

that awakes 
the fury, conceiving 
knowledge 
by way of despair that has 
no place 
to lay its glossy head — 

Save only — not alone! 
Never, if possible 
alone! to escape the accepted 
chopping block 
and a square hat ! • 

The "Castle" too to be razed. So be it. For no 
reason other than that it is there y in- 
comprehensible; of no USE! So be it. So be it. 

Lambert, the poor English boy, 
the immigrant, who built it 
was the first 
to oppose the unions: 

This is MY shop. I reserve the right (and he did) 
to walk down the row (between his looms) and 
fire any son-of-a-bitch I choose without excuse 
or reason more than that I don't like his face. 

Rose and I didn't know each other when we both went to the 
Paterson strike around the first war and worked in the Pagent. She 
went regularly to feed Jack Reed in jail and I listened to Big Bill 
Haywood, Gurley Flynn and the rest of the big hearts and helping 
hands in Union Hall. And look at the damned thing now. 

They broke him all right     •

--the" old boy himself, a Limey, 
his head full of castles, the pivots of that 
curt dialectic (while it lasted), built himself a 
Balmoral on the alluvial silt, the rock-fall skirt- 
ing the volcanic upthrust of the "Mountain" 

-some of the windows
of the main house illuminated by translucent 
laminae of planed pebbles (his first wife 
admired them) by far the most authentic detail 
of the place; at least the best 
to be had there and the best artifact    •

The province of the poem is the world. 
When the sun rises, it rises in the poem 
and when it sets darkness comes down 
and the poem is dark        •

— some of the windows 
and lamps arc lit, cats prowl and men 
read, read — or mumble and stare 
at that which their small lights distinguish 
or obscure or their hands search out 

in the dark. The poem moves them or 
it does not move them.          Faitoute, his ears 
ringing . no sound . no great city, 
as he seems to read — 

a roar of books 
from the wadded library oppresses him 
until 
his mind begins to drift 


jueves, agosto 24, 2017

Marcelo Díaz / Monólogo del cangrejero de Chūō-ku














Varía la imagen de los barcos
armados
con piezas de contenedores
desde aquí
del tamaño de una abeja
a pesar de
la lluvia intensa
percibidos
como si estuvieran entre llamas.
¿Ves la señal?
La bengala
perdiéndose entre las olas
la frescura del viento
del mar
y este silencio temprano.
Una luz en el día
es lo más paradójico que existe
como decir: somos parte
de una misma
gota de agua en el agua.
Cada pescador que desaparece
regresa en forma
de cometa
así que pide un deseo,
no importa si la bengala es real
el remanente
de este instante será una oración
si sueltas un cangrejo
buscará regresar a su cueva
sin ir más lejos esta mañana
uno se sujetó a mí
la vida entera concentrada
en una mano ciega.
¿Habrá un dios terrible
acompañando
como en una procesión
el dolor
destinado a salvar
cada miembro de su especie?
¿de dónde habrán salido?
¿del propio olvido?
¿de las cosas
que esperamos
sucedan y no suceden?
¿ves la bengala
–ahora– cuando se corona la imagen
incendiándose?

Marcelo Díaz (Villa Mercedes, Argentina, 1981)

Los cuadernos de Mishima,
Deshielo,
Buenos Aires, 2017







Foto: Marcelo Díaz en FB

miércoles, agosto 23, 2017

Wallace Stevens / El cirio un santo













Verde es la noche, encendida verde e investida.
Es ella la que camina entre los astrónomos.

Ella anda con pasos largos por encima del conejo y del gato,
Como una noble figura, fuera del cielo,

Moviéndose entre los durmientes, los hombres,
Aquellos que yacen cantando verde es la noche.

Verde es la noche y fuera de la locura tejida,
La misma mismísima locura de los astrónomos

Y de él que ve, más allá de los astrónomos,
El conejo topacio y el gato esmeralda,

Que ve arriba de ellos, que ve levantarse sobre ellos,
La noble figura, la sombra esencial,

Moviéndose y siendo, la imagen en su fuente
Lo abstracto, la reina arcaica. Verde es la noche.

Wallace Stevens (Reading, Estados Unidos, 1879 - Hartford, Estados Unidos, 1955), "Parts of a World", 1942, Collected Poetry & Prose, The Library of America, 1997
Versión de Noelia Torres


The Candle is a Saint

Green is the night, green kindled and apparelled.
It is she that walks among astronomers.

She strides above the rabbit and the cat,
Like a noble figure, out of the sky,

Moving among the sleepers, the men,
Those that lie chanting green is the night.

Green is the night and out of madness woven,
The self-same madness of the astronomers

And of him that sees, beyond the astronomers,
The topaz rabbit and the emerald cat,

That sees above them, that sees rise up above them,
The noble figure, the essential shadow,

Moving and being, the image at its source,
The abstract, the archaic queen. Green is the night.

---

martes, agosto 22, 2017

Bárbara Belloc / Dos poemas















6

La oscilación del precio del petróleo no es materia poética.

Las consecuencias biológicas del empleo de glifosato no son materia poética.

La explotación intensiva de un monocultivo durante un largo período de tiempo en un suelo no renovado no es materia poética.

La perpetuación de un sistema de estímulo a la actividad agrícola nacional basado en el subsidio a la siembra de especies con mayor demanda industrial no es materia poética.

El combustible fósil, motor en la elaboración de bienes de consumo masivos degrada como el contaminante con mayor efecto residual. La investigación y el desarrollo de formas de producción de energía no devastadoras no es materia poética.

La extinción de 72 variedades de animales por día no parece ser materia poética.

El día que la lírica recupere su flor será coronada la reina de Marte.



12
                     Ostende, 2009

Todo a lo largo de la playa, por kilómetros,
cadáveres de mamíferos — lobos, focas, delfines,
pingüinos muertos, sangre diluida en la arena, nudos de soga desmelenados,
vidrio pulido, envases lavados, discos de lata, bolsas, ladrillos,
la línea de espuma de la costa una serpiente mitológica,
señal de algún agüero
y cada tanto,
puntual y azarosamente,
una manzana roja magullada.

Bárbara Belloc (Buenos Aires, 1968)



El sonido,
Deshielo,
Buenos Aires, 2017

Ref.:
Deshielo Ediciones
La Nación
Nueva Provenza




lunes, agosto 21, 2017

Hilda Doolittle / De "Tribute to the Angels", 2















[II]

Tus paredes no se caen, dijo,
porque tus paredes están hechas de jaspe;

pero no cuadradas, pensé,
otra forma, (¿octaedro?)

que se metió en el lugar
reservado por norma y rito

para las doce fundaciones,
para el cristal transparente,

para no necesitar de sol,
o de luna que brille;

para la visión tal como la vemos
o la hemos visto o imaginado

o en el pasado invocado
o conjurado o que fuera conjurado

por otro, usurpado;
yo vi la forma

que pudo haber sido de jaspe,
pero que no era cuadrada.

Hilda Doolittle (Bethlehem, Estados Unidos, 1886–Zürich, Suiza, 1961), "Tribute to the Angels", 1945, HD Trilogy, Carcanet, Manchester, 1973
Versión © Silvia Camerotto

Foto: s/d

[II]

Your walls do not fall, he said,
because your walls are made of jasper;

but not four-square, I thought,
another shape (octahedron?)

slipped into the place
reserved by rule and rite

for the twelve foundations,
for the transparent glass,

for no need of the sun
nor moon to shine;

for the vision as we see
or have seen or imagined it

or in the past invoked
or conjured up or had conjured

by another, was usurped;
I saw the shape

which might have been of jasper,
but it was not four-square.

sábado, agosto 19, 2017

Donald Justice / El turista de Siracusa



         











 Uno de esos hombres que pueden ser un vendedor de autos
 o un turista de Siracusa o un asesino a sueldo.
                                                        John D. MacDonald


No me reconocerías.
Mío es el rostro que florece en
los húmedos espejos de los lavabos
cuando enciendes a tientas la luz.

Mis ojos tienen la expresión
de los fríos ojos de las estatuas
que observan a sus palomas regresar
de allí donde has esparcido la comida,

y permanezco de pie en mi esquina
con la misma paciencia marmórea.
Si me muevo, es
en el mismo, exacto paso

como la sombra de la marquesina
bajo la cual espero
y con cuya oscuridad al parecer
ya me he confundido.

Raramente hablo, y siempre
en un murmullo tan callado
como el de las muchedumbres que rodean
a las víctimas de los accidentes.

¿Confesaré quién soy?
Mi nombre es todos los nombres y ninguno.
Soy el vendedor de autos usados,
el turista de Siracusa,

el asesino a sueldo, esperando.
Me quedaré aquí por siempre
como uno que ha perdido el autobús:
familiar, anónimo.

En mi esquina de costumbre,
la esquina en la que doblas
para acercarte al lugar al que ahora
no tienes esperanza de llegar.

Donald Justice (Miami, Estados Unidos, 1925-Iowa City, Estados Unidos, 2004), New and Selected Poems, Alfred A. Knopf, Nueva York, 1995
Versión de Jonio González

Ref.:
YouTube
Poetry Foundation

Foto: Gerard Meola/YouTube


THE TOURIST FROM SYRACUSE

One of those men who can be a car salesman or a tourist
from Syracuse or a hired assassin. 
                            John D. MacDonald


You would not recognize me.   
Mine is the face which blooms in   
The dank mirrors of washrooms   
As you grope for the light switch. 

My eyes have the expression   
Of the cold eyes of statues 
Watching their pigeons return   
From the feed you have scattered, 

And I stand on my corner   
With the same marble patience.   
If I move at all, it is 
At the same pace precisely 

As the shade of the awning 
Under which I stand waiting 
And with whose blackness it seems   
I am already blended. 

I speak seldom, and always 
In a murmur as quiet 
As that of crowds which surround   
The victims of accidents. 

Shall I confess who I am? 
My name is all names and none.   
I am the used-car salesman,   
The tourist from Syracuse, 

The hired assassin, waiting. 
I will stand here forever 
Like one who has missed his bus— 
Familiar, anonymous— 

On my usual corner, 
The corner at which you turn 
To approach that place where now   
You must not hope to arrive.

viernes, agosto 18, 2017

Yaso Saijo, Ozaki Hoya, Ichiro Ando / Tres poemas




Alguien

Alguien pasa por mi ventana
diciendo: "está oscuro, está oscuro".

Extraño: la luz sigue afuera
y hay luces en todas las casas.

Mas, alguien cruzó mi ventana
diciendo: "está oscuro, está oscuro".

Yaso Saijo [1892-1970]


*
Y, cuando toso,
resulta, nuevamente,
que sigo solo.

Ozaki Hoya [1885-1923]



Una rosa

Hay un horizonte que tiembla
en una rosa.

Hay una curva de fuego artificial
en una rosa.

Hay el zumbido de propulsión a chorro
en una rosa.

Hay un mapa horroroso de sueño
en una rosa.

Hay el brazo caído de un traje
en una rosa.

Y no hay ninguna rosa
en una rosa.

Ichiro Ando [1907-1972]

"Un siglo de poesía japonesa", Xul. Signo Nuevo y viejo. Revista de Poesía, N° 1, 1 de octubre de 1980
Introducción de Guillermo Boido
Versiones de Alfonso Barrera

Fuente: Alfonso Barrera (Ambato, Ecuador, 1929-Quito, 2013), La occidentalización de la poesía japonesa, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1970

Ilustración: Dibujo de Rafael Bueno, Xul, N° 1 p. 20

Xul (online) - El Telégrafo

jueves, agosto 17, 2017

Ivo Pelay / Se dice de mí
















[Milonga]

Se dice de mí...
Se dice de mí...

Se dice que soy fiera,
que camino a lo malevo,
que soy chueca y que me muevo
con un aire compadrón,
que parezco Leguisamo,
mi nariz es puntiaguda,
la figura no me ayuda
y mi boca es un buzón.

Si charlo con Luis,
con Pedro o con Juan,
hablando de mí
los hombres están.
Critican si ya,
la línea perdí,
se fijan si voy,
si vengo o si fui.

Se dicen muchas cosas,
mas si el bulto no interesa,
¿por qué pierden la cabeza
ocupándose de mí?

Yo sé que muchos
me desprecian, comprar quieren
y suspiran y se mueren
cuando piensan en mi amor.
Y más de uno se derrite si suspiro
y se quedan, si los miro,
resoplando como un Ford.

Si fea soy, pongámosle,
que de eso aun no me enteré.
En el amor yo solo sé
que a más de un gil dejé a pie.
Podrán decir, podrán hablar,
y murmurar y rebuznar,
mas la fealdad que dios me dio
mucha mujer me la envidió.
Y no dirán que me engrupí
porque modesta siempre fui…
¡Yo soy así!

Y ocultan de mí…
ocultan que yo tengo
unos ojos soñadores,
además otros primores
que producen sensación.
Si soy fiera sé que, en cambio,
tengo un cutis de muñeca,
los que dicen que soy chueca
no me han visto en camisón.

Los hombres de mí
critican la voz,
el modo de andar,
la pinta, la tos.
Critican si ya
la línea perdí,
se fijan si voy,
si vengo, o si fui.

Se dicen muchas cosas,
mas si el bulto no interesa,
¿por qué pierden la cabeza
ocupándose de mí?

[1943]

Ivo Pelay (La Plata, Argentina, 1893-Buenos Aires, 1959)

Ref.:
Colecciones teatrales
Todo Tango
Mercado de Abasto, película

miércoles, agosto 16, 2017

Pablo Gungolo / 0291-47815














suena el teléfono en casa
de mi infancia, hilvana
silencio y tono al pasear.

el elefante con el billete enroscado
de su trompa diezmil australes unos angelitos
con ribetes dorados, las fotografías
sobre el aparador lo ácaros del polvo doméstico
la mesa y el mantel con motivos frutales.

la voz de mi padre tantas veces
confundida con la mía dice: usted
se ha comunicado con la familia 0291-47815
en este momento no podemos atenderte
deje su mensaje después de la señal.

la cinta congelada la voz muerta
a medida que avanza mi otra voz
que no alcanza al niño sobre los hombros
de un extraño aplaudido en una playa
del sur de buenos aires
y cuelga.

Pablo Gungolo (Bahía Blanca, Argentina, 1980)

Los restos,
Ediciones en Danza,
Buenos Aires, 2017









Ediciones en Danza2 (DA) - El Infinito Viajar

martes, agosto 15, 2017

Adam Zagajewski / Schopenhauer está llorando













Sí, se trata del mismo Schopenhauer (1788-1860),
el autor de “El mundo como voluntad y representación”,
descubridor de los progresos
de la naturaleza y la música de las esferas. Alguien lo llamará
después educador. No ha pasado nada,
porque nada pasa, sólo cierto
chiquillo, un mocoso, con un cierto parecido
con cierta mujer a la que conoció en su juventud,
la juventud no existe -le sonrió
sin necesidad-, siendo como es
un agente de la naturaleza.
Septiembre -es diferente-
ya no abre los corazones, sólo la tierra
despacio se endurece.
Vuelve a su casa, se encierra
con llave, delante de su criado.
Con cuánta suavidad
trabaja la cerradura, seguro que forma parte
de una conspiración. Está llorando.
El menudo cuerpo del gran filósofo,
séptimo continente, tiembla.
Su chaleco. Su cuello almidonado.
Sus amarillentas mejillas. Su redingote marrón.
Todas estas cosas prescindibles tiemblan,
como si sobre Frankfurt ya estuviesen cayendo
las bombas. Tiembla su soledad, densa,
delgada como un lienzo holandés.

Adam Zagajewski (Lvov, actual Ucrania, 1945-Cracovia, 2021), Ángel Enrique Díaz-Pintado, Las ideas estéticas de Adam Zagajewski y sus fuentes clásicas, tesis doctoral, Universidad de Granada, Facultad de Filosofía y Letras, Departamento de Filología Griega y Filología Eslava, 2012

Traducción del polaco: Ángel Enrique Díaz-Pintado
Envío de Jonio González

Ref.: El Cultural/El Mundo
act. 2021

lunes, agosto 14, 2017

Walt Whitman / Al jardín, al mundo














Al jardín, al mundo, ascendiendo de nuevo,
Anunciando potentes compañeros, hijas, hijos,
Significando y siendo el amor, la vida de sus cuerpos,
Contemplo con curiosidad mi resurrección después del largo sueño,
Los ciclos que giran en vastas órbitas me han traído de nuevo,
Amorosos, maduros, todos hermosos para mí, todos maravillosos,
Mis miembros y el vibrante fuego que siempre los anima, asombrosos,
Existiendo, penetro y sigo penetrando todas las cosas,
Satisfecho con el presente, satisfecho con el pasado,
A mi lado o detrás Eva me sigue,
O me precede y yo la sigo.

["Children of Adam", Leaves of Grass, 1867]

Walt Whitman (West Hills, Estados Unidos, 1819 – Camden, Estados Unidos, 1892), Hojas de hierba, Juárez Editor, Buenos Aires, 1969
Selección y traducción de Jorge Luis Borges
Envío de Jonio González


TO THE GARDEN, THE WORLD.

To THE garden, the world, anew ascending,
Potent mates, daughters, sons, preluding,
The love, the life of their bodies, meaning and being,
Curious, here behold my resurrection, after slumber;
The revolving cycles, in their wide sweep, having 
brought me again,
Amorous, mature—all beautiful to me—all wondrous;
My limbs, and the quivering fire that ever plays through 
them, for reasons, most wondrous;
Existing, I peer and penetrate still,
Content with the present—content with the past,
By my side, or back of me, Eve following,
Or in front, and I following her just the same.

The Walt Whitman Archives

---

domingo, agosto 13, 2017

Dante Alighieri / Infierno, Cantos vigesimosexto y vigesimoséptimo (Las llamas dolientes)




















Canto vigesimosexto

¡Goza Florencia, porque eres tan grande,
que por mar y por tierra bates alas
y por el infierno tu nombre se difunde!

Entre ladrones, encontré cinco tales,
ciudadanos tuyos, y me dio vergüenza,
y tú muy honrosa de esto no te sales.

Pero si el sueño es cierto en la mañana,
tú sentirás de aquí a un corto tiempo
aquello que Prato, no otros, te desea; *

y si fuese ahora, no sería temprano:
¡Ojalá fuese ya, puesto que debe ser!
Más me pesará cuanto más pase el tiempo.

Nos fuimos de allí, y por el borde
cuyos peldaños sirvieron para bajar,
remontó el duca, arrastrándome;

y prosiguiendo la solitaria vía,
entre astillas y rocas del escollo,
los pies sin las manos no valían.

Entonces me dolí, y a dolerme vuelvo,
cuando alzo la mente a lo que vi,
y el ingenio refreno más de lo que suelo,

para que no corra sin virtud que guíe;
tal que si estrella buena o mejor cosa
me dio el bien, a mí mismo no me envidie.

Como el aldeano que reposa en la colina,
cuando aquel que el mundo aclara
su cara a nosotros menos nos oculta

y ante el mosquito cede la mosca,
ve luciérnagas abajo por el valle,
tal vez allá donde vendimia y ara;

de tantas flamas resplandecía toda
la octava bolsa, tal como fue claro
ni bien llegué adonde el fondo se veía.

Y como el que tomó venganza de los osos
vio el carro de Elías alejarse, **
cuando los caballos al cielo lo elevaron,

que no podía seguirlo con sus luces,
pues no se veía más que una llama sola,
como nubecita cuando a lo alto se dirige;

tal se mueve cada una en la garganta
del foso, y ninguna muestra el hurto,
que cada llama un pecador oculta.

Yo miraba parado sobre el arco,
y de no haber estado tomado de una roca,
sin que me tiraran, me habría despeñado.

Y el duca, que me viera tan absorto,
dijo: "Están dentro del fuego los espíritus;
de la llama que lo enciende, fajado cada uno."

"Maestro mío", repuse, "al escucharte
estoy más cierto; pero había visto
que es así, y quería preguntarte:

"¿quién está en aquel fuego dividido
arriba, que parece surgir desde la pira
en la que Etéocles ardió junto a su hermano?" ***

Me respondió: "Allá adentro se tortura
a Ulises y Diomedes, y así juntos ****
a la venganza van como a la ira;

"y dentro de su llama se castiga
la celada del caballo que fue puerta
a la simiente gentil de los romanos.

"Se llora dentro el arte por la que, muerta,
Deidamia aún por Aquiles se lamenta,
y por el Palladium también se lleva pena." *****

"Si pueden dentro de esas llamas
hablar", dije yo, "entonces te ruego
y vuelvo a hacerlo, y el ruego sea millar,

"que no me niegues esperar, maestro,
hasta que la llama cornuda venga:
¡tanto me inclino a este deseo!"

Y él a mí: "Tu plegaria es digna
de alabanza, y por eso la acepto;
pero procura contener tu lengua.

"Déjame hablar a mí, que entiendo ******
lo que tú deseas; que pueden ser
esquivos ante ti, pues fueron griegos."

Cuando la flama hubo llegado donde
pareció a mi duca buen lugar y tiempo,
de esta forma su parlar audive:

"Oh ustedes, dos dentro de un fuego,
si les fui meritorio mientras estuve vivo,
si les fui meritorio, bastante o poco,

"cuando escribí altos versos en el mundo,
no se marchen; uno de ustedes diga
dónde fue, por fin, a morir perdido."

El mayor cuerno de la antigua llama
comenzó a estremecerse murmurando,
como aquella a la que el viento la fatiga;

luego la punta aquí y allá moviendo,
como si fuese su lengua que parlara,
gritó voces de furia y dijo: "Cuando *******

"me alejé de Circe, que me retuviera
más de un año, allá junto a Gaeta,
antes que como tal Eneas la nombrara,

"ni la dulzura del hijo ni la piedad
del viejo padre, ni el debido amor
que debía a Penélope la dicha,

"pudieron vencer en mí el ardor
que tuve por ser del mundo sabio,
y de los humanos vicios y del valor;

"más bien me puso en alto mar abierto
sólo con un leño y aquella compañía
pequeña, la que no me abandonó.

"De una costa a otra vi hasta España,
y hasta Marruecos, y la isla de los sardos,
y las otras que aquel mar en torno baña.

"Yo y mis compañeros éramos viejos y tardos
cuando llegamos a aquella boca estrecha
donde Hércules señaló sus dos resguardos,

"para que ningún otro hombre allí se meta:
a la mano derecha yo dejé Sevilla;
de la otra, ya había dejado Ceuta.

"'¡Oh hermanos, dije, que por cien mil
peligros han llegado hasta el occidente,
cuando ya es tan escasa la vigilia,

"'de nuestros sentidos apenas remanente:
no quieran negarse la experiencia
de ir tras el sol, del mundo sin gente!

"'Consideren cuál fue su ascendencia;
no fueron hechos para vivir como brutos,
sino para seguir virtud y sapiencia.

"A mis compañeros puse tan dispuestos
al camino con este oración pequeña,
que a duras penas los habría retenido;

"y vuelta nuestra popa a la mañana,
con remos hicimos alas al loco vuelo,
siempre inclinados a la parte izquierda.

"Todas las estrellas ya del otro polo
veía la noche, y el nuestro tan abajo,
que no surgía del marino suelo.

"Cinco veces encendido y apagado
fue el resplandor debajo de la luna,
luego que entramos en el alto paso,

"cuando apareció una montaña, oscura
por la distancia, y me pareció alta, tanto
cuanto vista no tenía a ninguna.

"Nos alegramos, y presto volvió el llanto;
nació un torbellino de la nueva tierra
y golpeó de nuestro leño el primer canto.

"Tres veces lo hizo girar con toda el agua;
a la cuarta, levantar la popa en alto
y, como alguien quiso, abajo irse la proa;
hasta que el mar se cerró sobre nosotros."



* Pequeña población sometida al gobierno de Florencia, descontenta. "No de otros": no de grandes ciudades, sino de esta pequeña.

* Eliseo, discípulo de Elías, maldijo a unos muchachos que se burlaban de su calvicie; dos osos salieron de la fronda y se cargaron a cuarenta y dos; Eliseo vio a Elías elevarse en un carro de fuego (II Reyes, 2: 11, 23).

*** En la mitología griega, Etéocles y Polinices, los dos hermanos hijos de Edipo, uno defensor de Tebas contra el asedio de "los siete" y el otro del lado de los sitiadores, se odiaban en vida. Muertos ambos en el combate e inmolados en la misma hoguera, provocaron que el fuego se dividiese, tal su encono.

**** Alusión a que los griegos mal querrían hablar con un descendiente de Eneas, troyano. Virgilio, hijo del mismo padre, confía en que con él lo harán, debido a que deben de apreciar sus versos, que al fin y al cabo narran la destrucción de Troya. Audive: latinismo, por "oí"

***** La diosa Tetis había confiado a su hijo Aquiles al cuidado de Licomedes, para alejarlo de la guerra. Aquiles vestía de mujer, pero en tanto había seducido a la hija de Licomedes, Deidamia. Odiseo reveló el engaño mediante la argucia de dejar a la vista la espada de Aquiles, y éste debió abandonar su escondite e ir a la guerra.

****** Diomedes fue el secuaz de Odiseo (Ulises) en la famosa treta del caballo de madera y en el robo de la estatua de Palas de su templo, el Palladium. Los troyanos creían a esa estatua caída del cielo y protectora de la ciudad.

******* Desde aquí, Odiseo narra su aventura hacia el occidente. Menciona a la hechicera Circe, a su familia (alude a Telémaco, su hijo, y nombra a Penélope, su mujer) y al paso frente a la mitológicas columnas de Hércules, es decir, el estrecho de Gibraltar. Los comentaristas suelen indicar que en la descripción del viaje se insinúa el conocimiento de Dante de la redondez de la Tierra (Odiseo ve que las estrellas de un polo se elevan y las del otro se hunden tras el horizonte). Tal percepción de Dante se hará evidente en el último canto del Infierno. Interesante es comprobar que el presente canto alude al soterrado pensamiento de Alighieri acerca del pecado de conocimiento, del que se cuida aunque lo comete de hecho, que por eso está Odiseo ardiendo y no por los fraudes ("el ingenio refreno más de lo que suelo, para que no corra sin virtud que guíe.") Dante no menciona que Odiseo lo precedió en el conocimiento de los infiernos. La opinión más extendida es que no lo hace porque no había leído la Odisea completa, aún no traducida al latín. Sus fuentes eran fragmentarias y latinas. Sin embargo, cabe la duda de que no tuviese Alighieri referencias de ningún tipo sobre el legendario descenso del héroe griego al Hades.



Canto vigesimoséptimo

Ya estaba enhiesta la llama y quieta
para no hablar más, y ya de nos se iba,
con la licencia del dulce poeta;

cuando otra, que venía detrás de ella
nos hizo volver los ojos a su cuerno
por el confuso sonido que formaba.

Como el buey siciliano que mugió primero *
con el llanto de quien, y eso fue justo,
lo había con su lima temperado,

mugía con esa voz el afligido,
tanto que, aunque de bronce fuera,
parecía atravesado por el duelo;

de este modo, por no tener hueco ni vía
en la cima del fuego, en tal lenguaje
se convertían las míseras palabras.

Pero luego que hubo hecho su viaje
hacia la punta, dándole el brinco
que le dio la lengua en su pasaje,

oímos decir: "Oh tú a quien dirijo
la voz, y que hablabas en lombardo,
diciendo: 'Istra puedes ir; más no te pido', **

"aunque haya llegado yo un poco tarde,
no te pese quedarte a hablar conmigo:
¡mira que no me pesa a mí, y ardo!

"Si no hace mucho en este mundo ciego
has caído de aquella dulce tierra
latina, de donde toda mi culpa traigo,

"dime si los romañoles tienen paz o guerra;
que yo fui de los montes allá entre Urbino
y el paso del que el Tíber se desata."

Yo estaba quieto, atento e inclinado,
cuando mi duca me tocó la espalda,
diciendo: "Háblale tú, este es latino."

Y yo, que tenía ya pronta la respuesta,
comencé a hablarle sin demora:
"Oh ánima que estás allí escondida,

"tu Romaña no está, y no estuvo nunca
sin guerra en el corazón de sus tiranos;
pero concreta, ninguna he visto ahora.

"Ravena está como estuvo muchos años: ***
allí anida el águila de los Polenta,
tanto que Cervia recubre con sus alas.

"La tierra que hizo ya su larga prueba
y de franceses un montón sangriento,
bajo las garras verdes aún se encuentra.

"Y el viejo mastín y el nuevo de Verucchio,
que hicieron de Montagna mal gobierno,
allá donde solían clavan sus colmillos.

"Las ciudades de Lamone y de Santerno
conduce el leoncito del campo blanco,
que cambia de bando de verano a invierno.

"Y aquella a la que el Savio baña el flanco,
así como se asienta entre monte y llano,
así entre tiranía vive y libre estado.

"Ahora, quién eres dinos, te lo ruego:
no seas más duro que los otros,
si quieres que tu nombre lo recuerde el mundo."

Luego que lo enrojeció un poco el fuego
a su modo, movió la aguda punta
de acá para allá, y lanzó este soplo:

"Si creyese que mi respuesta fuese
a una persona que regresara al mundo,
esta llama dejaría de agitarse;

"pero como jamás desde este fondo
ninguno regresó vivo, si bien oigo,
sin temor a la infamia te respondo.

"Fui hombre de armas, y después fraile, ****
creyendo de este modo hacer enmienda;
y en verdad mi creer se hacía entero,

"a no ser por el gran cura, ¡mal padezca!,
que me devolvió a las primeras culpas;
y cómo y quare quiero que me entiendas.

"Mientras que fui de pulpa y hueso
que me dio mi madre, las obras mías
nunca fueron de león, sino de zorro.

"Las artimañas y las cubiertas sendas
conocí todas, y tanto supe su arte,
que hasta los confines resonó mi fama.

"Cuando me vi llegado a esa parte
de la edad donde cada uno debe
plegar las velas y recoger los cabos,

"lo que me placía, ahora me pesaba,
y penado y confeso me rendí;
¡ah miserable!, y me salvaba.

"El príncipe de los nuevos fariseos,
haciendo guerra cerca de Letrán,
y no con sarracenos ni con judíos,

"porque cada enemigo suyo era cristiano,
y ninguno había ido a tomar Acre,
ni había mercado en tierra del sultán,

"ni sumo oficio ni órdenes sagradas
tuvo para sí, ni para mi cordón,
que solía hacer flaco a quien lo usaba.

"Como Constantino pidió a Silvestre
en el Soratte que la lepra le curara,
como maestro, así me pidió éste

"que le curara la fiebre de soberbia:
me demandó consejo, yo callaba
pues sus palabras parecían ebrias.

"Y luego dijo: 'Tu corazón no tema;
ahora te absuelvo, y tú me enseñas
cómo al Penestrino arrojar por tierra.

"'El cielo puedo abrir y cerrar yo,
como tú sabes; pues son dos las llaves
que mi antecesor cuidó muy poco.'

"Me empujaron los argumentos graves
a pensar que el callarme sería peor,
y dije: 'Ya que tú me lavas, Padre,

"'de que por cierto caiga en el pecado,
larga promesa con poco cumplimiento
te hará triunfar sobre el alto trono.'

"Francisco vino después, cuando fui muerto, *****
por mí; pero uno de los negros querubines
le dijo: 'No te lo lleves, no me hagas dolo.

'Este debe estar entre mis infelices,
porque dio un consejo fraudulento,
y desde entonces lo tengo de las crines;

'a quien no se arrepiente no se absuelve,
ni arrepentirse y querer se puede,
porque la contradicción no lo consiente.'

"¡Oh infeliz de mí!, me estremeció
cuando me tomó diciéndome: '¡Tal vez
no pensabas que yo fuera un lógico!'

"A Minos me condujo; y éste enroscó
ocho veces la cola al torso duro;
y luego de mordérsela furioso,

"dijo: 'Este será del rabioso fuego';
por lo que, donde me ves, estoy perdido,
y así vestido, me maldigo mientras ando."

Cuando tuvo su decir cumplido,
la llama adolorando se alejó,
torciendo y debatiendo el cuerno agudo.

Pasamos más allá, yo y el duca mío,
sobre el escollo hasta el siguiente arco
que cubre el foso en que se da castigo
a los que dividiendo acumulan cargos.

Dante Alighieri (Florencia, Italia, 1265-Rávena, Italia, 1321), "Infierno", La Divina Comedia, traducción y notas de Jorge Aulicino, Edhasa, Buenos Aires, 2015

* Refiere a la leyenda del toro de Perilo, de Atenas, construido para Falaride, tirano de Agrigento. Se introducía a un reo en él y se ponía el artefacto en el fuego, de modo que los gritos del condenado simulaban los mugidos del toro, mediante un sistema de tubos que distorsionaba el sonido. El inventor fue el primero en probarlo: Dante dice que es justo que el primer mugido del buey fuera de su constructor.

** "Istra" es la palabra lombarda que creyó escuchar la sombra. Significa "ahora". El que despidió a Ulises fue Virgilio, y no puede suponerse que lo haya hecho en lombardo al dirigirse a los griegos. El ánima oye mal, tal vez por los mismos motivos por los que a su voz le cuesta llegar al exterior, o todo el universo de lenguas de la Comedia es entendido por Virgilio y asimismo por Dante .

*** Narra Dante diversas vicisitudes de las ciudades de la Romaña, con alusiones a familias y escudos de armas.

**** Cuenta su historia, a partir de aquí, Guido da Montefeltro, de la Umbria. Fue avezado duca gibelino, ferozmente opuesto a la Iglesia. Tuvo en jaque a las ciudades de la Romaña y peleó contra diversas ciudades güelfas del norte de Italia entre 1270 y 1290. Se lo llamaba "el lobo" o "el león" y era casi legendario cuando en 1298 tomó los hábitos franciscanos. Aquí Dante le hace confesar que lo hizo por el fraude en que había consistido su fama: su arte era más de zorro que de león. Bonifacio VIII, de quien dice el reo que llevó adelante una guerra contra cristianos opuestos al papado cerca de Letrán (es decir, la familia gibelina de los Colonna), y no contra sarracenos o judíos, mostró poco respeto por el cordón de la orden de San Francisco que llevaba el ex condottiero y le pidió consejo perverso; éste lo aconsejó del peor modo respecto del sitio que mantenía contra la fortaleza de Penestre, de los Colonna. El Papa prometió el oro y el moro, y cuando sus enemigos se rindieron, arrasó la fortaleza.

***** Quare, latinismo: "por qué".

***** San Francisco fue por él. El negro querubín es, desde luego, el diablo.

Ref.: Dante Online

Ilustración: Dante y Virgilio frente a Ulises y Diomedes, miniatura del siglo XIV

sábado, agosto 12, 2017

Robin Robertson / Sobre el tiempo















En el tiempo que me llevó contener la respiración
y deslizarme bajo el agua de la bañera
-para escuchar el ruido sordo de la sangre en las venas
y después salir a la superficie-,
mis padres habían muerto,
la casa había sido vendida y ahora
estaban demoliéndola en torno a mí,
pared por pared, con una bola y una cadena.
Nado un largo bajo el agua
y salgo por el extremo opuesto, boqueando,
para descubrir que mi matrimonio se acabó,
mis hijas crecieron y sentaron cabeza,
la piel de mis brazos y mis piernas
se afloja
y este corazón late
como si no existiese el mañana.

Robin Robertson (Perthshire, Escocia, Reino Unido, 1955), Sailing the Forest. Selected Poems, Farrar, Straus & Giroux, Nueva York, 2014
Versión de Jonio González

Ref.: Poetry Foundation


ABOUT TIME

In the time it took to hold my breath
and slip under the bathwater
– to hear the blood-thud in the veins,
for me to rise to the surface –
my parents had died,
the house had been sold and now
was being demolished around me,
wall by wall, with a ball and chain.
I swim one length underwater,
pulling myself up on the other side, gasping,
to find my marriage over,
my daughters grown and settled down,
the skin loosening
from my legs and arms
and this heart going
like there’s no tomorrow.


viernes, agosto 11, 2017

Ralph Waldo Emerson / El pasado















La deuda se pagó,
El veredicto se dictó,
Las Furias dispuestas,
La plaga se quedó,
Todas las fortunas hechas;
Gira la llave y que se cierre la puerta
Dulce es la muerte por siempre jamás.
Ni la esperanza arrogante, ni el oscuro disgusto,
Ni el rencor asesino pueden entrar.
Todo ahora está seguro y adelantado;
Los dioses no pueden sacudir el Pasado;
Vuela hacia la puerta adamantina
Atornillada por siempre jamás.
Nadie puede volver a entrar ahí, —
Ningún ladrón tan diplomático,
Ni Satán con sus trucos de realeza
Robar desde la ventana, resquicio o agujero,
Para atar o desatar, agregar lo que no se tenía,
Meter una hoja, o falsear un nombre,
Una cara nueva o terminar lo que está completo,
Alterar o enmendar los hechos de la eternidad.

Ralph Waldo Emerson (Boston, Estados Unidos, 1803-Concord, Estados Unidos, 1882)
Traducción de Noelia Torres

Ref.: Poetry Foundation


Te Past

The debt is paid, 
The verdict said, 
The Furies laid, 
The plague is stayed, 
All fortunes made; 
Turn the key and bolt the door, 
Sweet is death forevermore. 
Nor haughty hope, nor swart chagrin, 
Nor murdering hate, can enter in. 
All is now secure and fast; 
Not the gods can shake the Past; 
Flies-to the adamantine door 
Bolted down forevermore. 
None can re-enter there,— 
No thief so politic, 
No Satan with a royal trick 
Steal in by window, chink, or hole, 
To bind or unbind, add what lacked, 
Insert a leaf, or forge a name, 
New-face or finish what is packed, 
Alter or mend eternal Fact. 

Poetry Foundation / Poets of the English Language (Viking Press, 1950)

jueves, agosto 10, 2017

Dante Alighieri / Purgatorio, Canto quinto
















Había ya de aquellas sombras partido,
y seguía las huellas de mi duca,
cuando detrás de mí, alzando el dedo,

una gritó: "¡Vean, no parece que trasluzca
el rayo de siniestra, el de más abajo,
y se conduce como si estuviera vivo!"

Los ojos volví al oír estas palabras,
y lo vi mirar como a una maravilla
hacia mí, hacía mí y hacia la luz partida.

"¿Por qué el ánimo tuyo allí se emplea?",
dijo el maestro, "que el andar demoras?
¿Qué te importa lo que allí gorjean?

"Ven detrás de mí, deja que la gente diga:
sé como torre a la que, por más que sople,
el viento no logra derribar la cima;

"que siempre el hombre en cuyo pensamiento
otro pensamiento brota, se aleja de la meta,
porque el ímpetu de uno al otro afloja".

¿Qué podía reponer, si no "voy"?
Lo dije, un poco del color cubierto
que a veces hace a un hombre digno.

Y en tanto, por la cuesta atravesando,
venían gentes delante de nosotros,
cantando Miserere, verso a verso.

Cuando vieron que no daba lugar
por mi cuerpo al paso de los rayos,
se hizo el canto un "oh!", ronco y largo;

y dos de ellos, como mensajeros,
corrieron hacia nosotros y demandaron:
"De vuestra condición, hacednos sabios".

Y mi maestro: "Pueden ir y contestarle
a quien los ha mandado
que el cuerpo de éste es carne verdadera.

"Si para ver su sombra se pararon,
como yo creo, ya tienen la respuesta:
háganle honor, que puede honrarlos".

Vapores encendidos no vi tan rápidos
al nacer la noche hender el sereno,
ni, sol menguando, nubes de agosto,

como aquellos regresaron más arriba;
y, junto con los demás, volvieron
a nosotros, como tropa ya sin brida.

"Esta gente que a nosotros viene es mucha,
y vienen a rogarte", dijo el poeta:
"pero tú camina, y andando escucha".

"Oh alma que vas a ser dichosa,
con los miembros con los que naciste",
venían gritando, "un poco el paso aquieta.

"Mira si a alguno de nosotros viste,
tal que de él allá lleves noticias;
ah, ¿por qué te vas? ah, ¿por qué no te detienes?

"Nosotros fuimos por la fuerza muertos,
y pecadores hasta la última hora;
entonces nos hizo sabios  la luz del cielo,

"tal que, arrepintiéndonos y perdonando,
de la vida salimos en paz con Dios
y el deseo de verlo nos aflige".

Y yo: "Por más que en sus rostros miro,
no reconozco a ninguno; mas, si les place
algo que pueda, espíritus bien nacidos,

"díganlo, y yo lo haré por esa paz
que, tras los pies de mi guía señalado,
de mundo en mundo me llevan a buscar".

Y uno comenzó: "Cada uno se fía
del beneficio tuyo sin jurarlo,
a menos que tu voluntad sea impedida.

"Por lo que yo, que ante los otros hablo, *
te ruego, si ves de nuevo aquel país
que está entre la Romaña y el de Carlos,

"que tú de tus ruegos me hagas cortesía
en Fano, tal que por mí se rece bien
para que pueda purgar las ofensas graves.

"De allí fui yo; mas los profundos agujeros
por los que salió la sangre en que vivía
me los hicieron en el seno de los Antenores,

"allá, donde más seguro creía estar:
el del Este lo mandó, que en ira me tenía,
mucho más de la que tolera la justicia.

"Pero si hubiese huido hacia la Mira,
cuando alcancé Oriaco,
todavía estaría donde se respira.

"Corrí al pantano, y las cañas y el barro
me atraparon de modo que caí; y de mis venas
vi hacerse en tierra un lago".

Luego dijo otro: "¡Ah, si el deseo
que te trajo al alto monte
se cumple, ayuda al mío!

"Yo fui de Montefeltro, soy Bonconte; **
Giovanna y otros de mí se olvidan;
por eso voy entre estos con la frente baja".

Y yo a él: "¿Qué fuerza, qué ventura,
te arrastró tan lejos de Campaldino,
que nunca se supo de tu sepultura?"

"¡Oh!", respondió, "al pie del Casentino
atraviesa una agua que se llama Arquiano,
que sobre el Eremo nace, en el Apenino.

"Adonde su nombre se hace vano,
llegué herido en la garganta,
huyendo a pie y enrojeciendo el llano.

"Allá perdí la vista y mi palabra
con el nombre de María terminó,
allí caí, y allí quedó mi carne sola.

"Te diré la verdad y dila entre los vivos:
el ángel de Dios me tomó, y el del infierno
gritaba: 'Oh tú, el del cielo, ¿por qué me privas?

"'¡Tú te llevas de este lo eterno;
por una lagrimita me lo niegas,
pero de lo otro haré gobierno!'

"Bien sabes cómo en el aire se recoge
aquel húmedo vapor que en agua llueve,
no bien sube donde lo toma el frío.

"Se juntó el mal querer, que quiere el mal,
con el intelecto, y movió nube y viento
por el poder que tiene su naturaleza.

"Entonces el valle, cuando se apagó el día,
desde Pratomagno al monte se cubrió
de niebla; y el cielo se hizo más pesado,

"tal que el denso aire se volvió agua;
cayó la lluvia y fue a las zanjas
todo lo que la tierra no absorbió;

"y como se juntó en grandes torrentes,
hacia el río principal tan velozmente
se arrojó, que nada pudo contenerla.

"Mi cuerpo helado, en su embocadura
encontró el nombrado Arquiano, y al Arno
lo empujó, y borró la cruz del pecho

"que yo hice cuando me venció el dolor;
me agitó por la orilla y por el fondo,
luego con sus presas me cubrió y ciñó."

"Ah, cuando hayas regresado al mundo,
y descansado de la larga vía",
siguió el tercer espíritu al segundo,

"acuérdate de mí, que soy la Pía: ***
Siena me hizo, me deshizo Maremma:
lo sabe aquél que, cuando era viuda,
volvió a desposarme con su gema".

Dante Alighieri (Florencia, Italia, 1265-Rávena, Italia, 1321), "Purgatorio", La Divina Comedia, traducción y notas de Jorge Aulicino, Edhasa, Buenos Aires, 2015

Ilustración: "Ricorditi di me, che son la Pia" (detalle), Gustav Doré, 1861

Ref.: Dante Online

* Jacopo da Cassero, jefe güelfo, a quien hizo matar Azón II de Este a fines del 1200 en las ciénagas de Oriaco, cerca de Padua, fundada mitológicamente por Antenor, es el primero que habla en nombre de las almas de los que murieron violentamente. La figura "la sangre en la que vivía" alude, según los comentaristas, a la creencia, fundada en Empédocles, de que la sangre es la sede del alma.

** Hijo del conde Guido de Montefeltro (ver Infierno, XXVII). Combatió en 1289 en Campaldino, donde se supone murió, aunque su cuerpo nunca fue encontrado. Dante participó de esa batalla del lado de los florentinos güelfos. Sin embargo, es posible que, hacia el tiempo en que escribió la Comedia, simpatizara con los gibelinos de Montefeltro, según la interpretación que hacen algunos comentaristas a ciertas alusiones del primer Canto del Infierno (ver nota correspondiente). El hijo de Montefeltro está tan avergonzado de que su mujer y demás deudos no lo recuerden, que marcha con la frente baja, incluso entre quienes fueron sus enemigos.

*** Pia Tolomei, dama de Siena, casada en segundas nupcias con Pannochieschi, señor del castillo de Pietra, quien la arrojó en 1295 por una ventana a las marismas. La historia, hecha de las habladurías de la época, supone que su nuevo marido la creía infiel, o que en verdad quería casarse con una nueva heredera, rica y hermosa, aunque no lo consiguió. Con la breve aparición del personaje en los últimos versos de este canto, Dante convierte el relato de "la Pía" en uno de los más conmovedores de la Comedia. Su ruego elemental (“acuérdate”, pues no tiene quien ruegue por ella) y su conciso "Siena me hizo, me deshizo Maremma", contrastan marcadamente con los ornamentados relatos que de sus penurias hacen Cassero, y, sobre todo, Montefeltro. El artículo “la” antepuesto al nombre tiene especial resonancia familiar en la Argentina.


II,v

Io era già da quell’ombre partito,
e seguitava l’orme del mio duca,
quando di retro a me, drizzando ’l dito, 3

una gridò: "Ve’ che non par che luca
lo raggio da sinistra a quel di sotto,
e come vivo par che si conduca!". 6

Li occhi rivolsi al suon di questo motto,
e vidile guardar per maraviglia
pur me, pur me, e ’l lume ch’era rotto. 9

"Perché l’animo tuo tanto s’impiglia",
disse ’l maestro, "che l’andare allenti?
che ti fa ciò che quivi si pispiglia? 12

Vien dietro a me, e lascia dir le genti:
sta come torre ferma, che non crolla
già mai la cima per soffiar di venti; 15

ché sempre l’omo in cui pensier rampolla
sovra pensier, da sé dilunga il segno,
perché la foga l’un de l’altro insolla". 18

Che potea io ridir, se non "Io vegno"?
Dissilo, alquanto del color consperso
che fa l’uom di perdon talvolta degno. 21

E ’ntanto per la costa di traverso
venivan genti innanzi a noi un poco,
cantando ’Miserere’ a verso a verso. 24

Quando s’accorser ch’i’ non dava loco
per lo mio corpo al trapassar d’i raggi,
mutar lor canto in un "oh!" lungo e roco; 27

e due di loro, in forma di messaggi,
corsero incontr’a noi e dimandarne:
"Di vostra condizion fatene saggi". 30

E ’l mio maestro: "Voi potete andarne
e ritrarre a color che vi mandaro
che ’l corpo di costui è vera carne. 33

Se per veder la sua ombra restaro,
com’io avviso, assai è lor risposto:
fàccianli onore, ed esser può lor caro". 36

Vapori accesi non vid’io sì tosto
di prima notte mai fender sereno,
né, sol calando, nuvole d’agosto, 39

che color non tornasser suso in meno;
e, giunti là, con li altri a noi dier volta,
come schiera che scorre sanza freno. 42

"Questa gente che preme a noi è molta,
e vegnonti a pregar", disse ’l poeta:
"però pur va, e in andando ascolta". 45

"O anima che vai per esser lieta
con quelle membra con le quai nascesti",
venian gridando, "un poco il passo queta. 48

Guarda s’alcun di noi unqua vedesti,
sì che di lui di là novella porti:
deh, perché vai? deh, perché non t’arresti? 51

Noi fummo tutti già per forza morti,
e peccatori infino a l’ultima ora;
quivi lume del ciel ne fece accorti, 54

sì che, pentendo e perdonando, fora
di vita uscimmo a Dio pacificati,
che del disio di sé veder n’accora". 57

E io: "Perché ne’ vostri visi guati,
non riconosco alcun; ma s’a voi piace
cosa ch’io possa, spiriti ben nati, 60

voi dite, e io farò per quella pace
che, dietro a’ piedi di sì fatta guida,
di mondo in mondo cercar mi si face". 63

E uno incominciò: "Ciascun si fida
del beneficio tuo sanza giurarlo,
pur che ’l voler nonpossa non ricida. 66

Ond'io, che solo innanzi a li altri parlo,
ti priego, se mai vedi quel paese
che siede tra Romagna e quel di Carlo, 69

che tu mi sie di tuoi prieghi cortese
in Fano, sì che ben per me s’adori
pur ch’i’ possa purgar le gravi offese. 72

Quindi fu’ io; ma li profondi fóri
ond’uscì ’l sangue in sul quale io sedea,
fatti mi fuoro in grembo a li Antenori, 75

là dov’io più sicuro esser credea:
quel da Esti il fé far, che m’avea in ira
assai più là che dritto non volea. 78

Ma s’io fosse fuggito inver’ la Mira,
quando fu’ sovragiunto ad Orïaco,
ancor sarei di là dove si spira. 81

Corsi al palude, e le cannucce e ’l braco
m’impigliar sì ch’i’ caddi; e lì vid’io
de le mie vene farsi in terra laco". 84

Poi disse un altro: "Deh, se quel disio
si compia che ti tragge a l’alto monte,
con buona pïetate aiuta il mio! 87

Io fui di Montefeltro, io son Bonconte;
Giovanna o altri non ha di me cura;
per ch’io vo tra costor con bassa fronte". 90

E io a lui: "Qual forza o qual ventura
ti travïò sì fuor di Campaldino,
che non si seppe mai tua sepultura?". 93

"Oh!", rispuos’elli, "a piè del Casentino
traversa un’acqua c’ ha nome l’Archiano,
che sovra l’Ermo nasce in Apennino. 96

Là ’ve ’l vocabol suo diventa vano,
arriva’ io forato ne la gola,
fuggendo a piede e sanguinando il piano. 99

Quivi perdei la vista e la parola;
nel nome di Maria fini’, e quivi
caddi, e rimase la mia carne sola. 102

Io dirò vero, e tu ’l ridì tra ’ vivi:
l’angel di Dio mi prese, e quel d’inferno
gridava: "O tu del ciel, perché mi privi? 105

Tu te ne porti di costui l’etterno
per una lagrimetta che ’l mi toglie;
ma io farò de l’altro altro governo!". 108

Ben sai come ne l’aere si raccoglie
quell’umido vapor che in acqua riede,
tosto che sale dove ’l freddo il coglie. 111

Giunse quel mal voler che pur mal chiede
con lo ’ntelletto, e mosse il fummo e ’l vento
per la virtù che sua natura diede. 114

Indi la valle, come ’l dì fu spento,
da Pratomagno al gran giogo coperse
di nebbia; e ’l ciel di sopra fece intento, 117

sì che ’l pregno aere in acqua si converse;
la pioggia cadde, e a’ fossati venne
di lei ciò che la terra non sofferse; 120

e come ai rivi grandi si convenne,
ver’ lo fiume real tanto veloce
si ruinò, che nulla la ritenne. 123

Lo corpo mio gelato in su la foce
trovò l’Archian rubesto; e quel sospinse
ne l’Arno, e sciolse al mio petto la croce 126

ch’i’ fe’ di me quando ’l dolor mi vinse;
voltòmmi per le ripe e per lo fondo,
poi di sua preda mi coperse e cinse". 129

"Deh, quando tu sarai tornato al mondo
e riposato de la lunga via",
seguitò 'l terzo spirito al secondo, 132

"ricorditi di me, che son la Pia;
Siena mi fé, disfecemi Maremma:
salsi colui che ’nnanellata pria 135

disposando m’avea con la sua gemma".