lunes, septiembre 30, 2019

Delmore Schwartz / La balada de los hijos del zar














1

Los hijos del Zar
jugaron con un balón

En la mañana de mayo, en el jardín del Zar,
se lo lanzaban y lanzaron.

Cayó entre los arriates
o se fugó a la puerta norte.

Una luna diurna colgaba
del cielo a poniente, calva y blanca.

Como la cara de Papá, dijo Hermana,
arrojando la pelota blanca.


2

Mientras, yo me comía una papa asada
a seis mil millas de distancia,

En Brooklyn, en 1916,
edad dos años, irracional.

Cuando Franklin D. Roosevelt
era un anuncio de camisas Arrow.

¡Oh, Nicolás! ¡Ay! ¡Ay!
Tosió en tu ejército mi abuelo.

Oculto en un tonel apestoso a vino
tres días en Bucarest

Se fue luego a América
y llegó a ser rey.


3

Yo soy el padre de mi padre,
tú eres la culpa de tus hijos.

En la piedad y el terror de la historia
el niño es de nuevo Eneas;

Troya está en el cuarto de los niños,
el caballico de madera en llamas.

¡Explotación de menores! Cargue el niño
los padres a su espalda.

Y puesto que pasaron tantas cosas
y que la historia no es sino tristor

Para el individuo,
el que bebe té, el que se acatarra,

Generalícese la furia:
odio cosas abstractas.


4

Hermano y hermana rebotaban
el invicto balón obligado,

Del sol cayeron añicos
como espadas sobre aquel juego,

Marchoso hacia levante entre estrellas
y hacia octubre y febrero.

Mas los vientos de mayo rozaron sus mejillas
como madre que vigila un sueño,

Y si pelean un poco
por culpa del balón

Y la hermana pellizca al hermano,
y el hermano le atiza en las canillas,

¡Pues sí! Así es el corazón humano:
flor de cacto.


5

El jardín donde el balón rebota
es otro balón que retoza.

El remolino rotatorio del orbe
impide el júbilo del albedrío.

Rueda en su foco oscuro de luz,
muy grande para sus manos.

Cosa despiadada sin fin,
capricho y perseverancia,

No se hizo para niños, para juegos,
se hizo para perseguirse.

De los inocentes se apoderan,
no son inocentes.

Son los padres del padre,
el pasado inevitable.


6

Ahora, en este octubre
de esta mala racha,

Veo mi segundo año,
me como mi papa asada.

Mi mundo untado con manteca
que atiza mi torpe mano

Cae de la silla alta
y me echo a chillar.

Y veo el balón rodar bajo
la verja cerrada de hierro.

Grita la hermana, chilla el hermano,
el balón evadió sus albedríos.

Pensar que hasta un balón
es incontrolable,

Y está bajo la tapia del jardín.
El terror se apodera de mí

Si pienso en los padres del padre,
y en mi propio albedrío.

Delmore Schwartz (Nueva York, Estados Unidos, 1913-1966) poesía.us.
Traducción de José Kozer
Envío de Jonio González

Poetry Foundation - Círculo de Poesía - Malón Malón - Otra Iglesia Es Imposible


THE BALLAD OF THE CHILDREN OF THE CZAR

1

The children of the Czar
Played with a bouncing ball

In the May morning, in the Czar’s garden,
Tossing it back and forth.

It fell among the flowerbeds
Or fled to the north gate.

A daylight moon hung up
In the Western sky, bald white.

Like Papa’s face, said Sister,
Hurling the white ball forth.

2

While I ate a baked potato
Six thousand miles apart,

In Brooklyn, in 1916,
Aged two, irrational.

When Franklin D. Roosevelt
Was an Arrow Collar ad.

O Nicholas! Alas! Alas!
My grandfather coughed in your army,

Hid in a wine-stinking barrel,
For three days in Bucharest

Then left for America
To become a king himself.

3

I am my father’s father,
You are your children’s guilt.

In history’s pity and terror
The child is Aeneas again;

Troy is in the nursery,
The rocking horse is on fire.

Child labor! The child must carry
His fathers on his back.

But seeing that so much is past
And that history has no ruth

For the individual,
Who drinks tea, who catches cold,

Let anger be general:
I hate an abstract thing.

4

Brother and sister bounced
The bounding, unbroken ball,

The shattering sun fell down
Like swords upon their play,

Moving eastward among the stars
Toward February and October.

But the Maywind brushed their cheeks
Like a mother watching sleep,

And if for a moment they fight
Over the bouncing ball

And sister pinches brother
And brother kicks her shins,

Well! The heart of man in known:
It is a cactus bloom.

5

The ground on which the ball bounces
Is another bouncing ball.

The wheeling, whirling world
Makes no will glad.

Spinning in its spotlight darkness,
It is too big for their hands.

A pitiless, purposeless Thing,
Arbitrary, and unspent,

Made for no play, for no children,
But chasing only itself.

The innocent are overtaken,
They are not innocent.

They are their father’s fathers,
The past is inevitable.

6

Now, in another October
Of this tragic star,

I see my second year,
I eat my baked potato.

It is my buttered world,
But, poked by my unlearned hand,

It falls from the highchair down
And I begin to howl

And I see the ball roll under
The iron gate which is locked.

Sister is screaming, brother is howling,
The ball has evaded their will.

Even a bouncing ball
Is uncontrollable,

And is under the garden wall.
I am overtaken by terror

Thinking of my father’s fathers,
And of my own will.

Poetry Foundation
New Directions: Selected Poems (1938-1958) © 1967 by Delmore Schwartz
www.wwnorton.com/nd/welcome.htm.
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