Este blog convocó a poetas mayoritariamente argentinos con la consigna de que eligieran un poema que "particularmente consideren relacionado con su formación como tales [como poetas], o que simplemente les guste, de cualquier época y nacionalidad, mientras tenga una extensión soportable para un blog, y en breves líneas expliquen su gusto, adhesión, razones por las que encuentran al poema ligado a ustedes." La publicación de la serie Poemas elegidos terminó ayer.
No se hizo la cuenta de los mensajes enviados, pero respondieron a la convocatoria 59 poetas de seis, cinco o cuatro generaciones, según se cuente. Del total, 55 son argentinos. Eligieron en conjunto a 50 poetas de distintas nacionalidades y épocas. Entre los que respondieron se suman un poeta mexicano, un poeta chileno, una poeta boliviana y un poeta italiano. Sus respuestas fueron incluidas a modo de "casos testigo", esto es, para comprobar si sus gustos o la poesía que les resultó especialmente reveladora o formativa difiere mucho de la que eligieron sus colegas argentinos. No hubo sorpresas en este sentido; o la sorpresa fue la coincidencia. El mexicano Fabio Morábito, nacido en Alejandría y cuya lengua materna es el italiano, eligió a Giuseppe Ungaretti -también nacido en Alejandría-, uno de cuyos poemas eligió asimismo la poeta argentina Judith Filc; el italiano Roberto Paquali, cuya actividad en la audioteca La Voce Regina, de Boloña, lo ha ligado a muchos poetas latinoamericanos, eligió a Dylan Thomas -al que leyó en italiano-, como el argentino Gerardo Gambolini, traductor del inglés, quien sin embargo eligió la versión en castellano en que leyó por primera vez un poema de Thomas -la de Elizabeth Azcona Cranwell-; el poeta chileno Armando Roa Vial, traductor también del inglés, eligió su propia versión de un fragmento de Ezra Pound; la poeta boliviana Emma Villazón Ritcher eligió un poema de la rusa Marina Tsvetáyeva, traducido por un autor latinoamericano, Severo Sarduy.
Algunos convocados se atuvieron a la primera opción ofrecida en la convocatoria: eligieron poemas ligados a sus comienzos como practicantes de la poesía. Otros prefirieron la segunda opción y destacaron poemas que les gustan, sin especificar el grado de relación con su propio desarrollo como autores. Hubo extremos en ambos grupos: los que pensaron en el poeta o el poema que representa su primer contacto con la poesía -Germán Arens, Jorge Aulicino, Lucio Madariaga, Cecilia Romana, Roberto Pasquali, Mercedes Roffé, Miguel Angel Petrecca, Jonio González, Silvia Camerotto, Rodolfo Edwards, Pablo Seguí, Judith Filc, Pancho Muñoz, Pablo Gabo Moreno, Enrique Solinas, Alberto Cisnero-; otros eligieron poemas que estuvieron entre sus primeras lecturas, pero sin distinguirlos como el primero o sin otorgárles el carácter de primero -Laura Wittner, Marcelo Leites, Silvina López Medin, Daniel Freidemberg, Valeria Cervero, Irene Gruss, Ignacio Uranga, Rodolfo Alonso, Angel Faretta, Jorge Fondebrider, Fabio Morábito, Emma Villazón Ritcher, Gerardo Gambolini, Rubén Reches, Liliana Díaz Mindurry, Cecilia Pavón, Eduardo Mileo, Armando Roa Vial, Darío Rojo, Ignacio Di Tullio-. Aun cuando no lo haya declarado en todos los casos, un grupo de poetas eligió poemas que les gustan o consideran vinculados a su estética, sin especificar si desde el comienzo de su propia actividad, o especificando que desde algún otro momento -Santiago Sylvester, Rafael Oteriño, Horacio Zabaljáuregui, Osvaldo Bossi, Marina Kohon, Pablo Anadón, Osvaldo Picardo, Paulina Vinderman, Mercedes Araujo, Silvia Dabul, Tamara Kamenszain, Luisa Futoransky, Miguel Gaya, Miguel Angel Morelli, Silvana Franzetti, Susana Szwarc-; dentro de este grupo, están también los casos especiales de quienes decidieron difundir o recordar autores poco recordados o poco conocidos que son para ellos representativos de una concepción de la poesía, pero que no necesariamente se cuentan entre sus primeras lecturas o entre las que podrían imaginarse iniciales -Alejandro Crotto, José María Pallaoro, Gabriela Bejerman, Christian Kupchik, Liliana García Carril, José Villa, Alejandro Schmidt-.
Los 55 poetas argentinos eligieron a 13 poetas de la misma nacionalidad; sólo dos se repiten: Raúl González Tuñón y Edgar Bayley, elegidos el primero por Fondebrider y Reches, y el segundo por Dabul y López Medin.
Los otros poetas que fueron elegidos dos veces son Giuseppe Ungaretti (Filc y Morábito), Eugenio Montale (Díaz Mindurry y Wittner), Rubén Darío (Sylvester y Seguí), César Vallejo (Muñoz y Cisnero), Dylan Thomas (Gambolini y Pasquali), T.S. Eliot (Freidemberg y Camerotto), Emily Dickinson (Araujo y Vinderman) y Safo (Uranga y Solinas).
Si el peso de los italianos se mide más en densidad por metro cuadrado que en número de poetas elegidos (tres, dos de ellos mencionados cada uno dos veces), los poetas de habla inglesa los superan en número: en total, los 59 convocados eligieron 9 autores de esa lengua; tres de ellos fueron elegidos dos veces.
Predominó con todo la elección de poetas de lengua española: 26 (13 argentinos, cinco españoles, dos mexicanos, dos peruanos, un nicaragüense, un chileno, un cubano y un colombiano).
Fueron elegidos también dos poetas franceses del siglo XX y dos polacos también del XX; uno de la vanguardia brasileña; una poeta rusa del XX; un poeta chino clásico; un latino; una poeta griega antigua; un israelí.
Es soprendente la presencia de poetas del modernismo americano en lengua española (la reiteración de Darío, la elección de José Martí y la de Amado Nervo); la de un clásico como Luis de Góngora; el peso de clásicos españoles del siglo XX como Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez en, precisamente, dos autores jóvenes a los que se podría suponer atravesados por todas las vanguardias (Madariaga y Petrecca); no menos que la elección de un italiano poco frecuentado aún, como Sandro Penna (Bossi) o la de Francisco López Merino (Romana, de la misma generación de Petrecca); menos sorprendente resultaría la elección de Luis Alberto Spinetta, si no fuera porque es la de Villa, quien tal vez intentó reivindicar una fuente nutricia de su generación, la del rock.
En las generaciones intermedias de lo poetas argentinos, las fuentes comunes de su poesía parecen ser César Vallejo y el vallejismo; las vanguardias locales del 20 y del 50, representadas por Tuñón y Bayley; la poesía norteamericana (se puede incluir en ella a Eliot, británico por adopción); el galés Thomas; el hermetismo italiano y también el post-hermestismo, así como la poesía clásica española y el modernismo de fines del siglo XIX y comienzos del XX. No hay rastros del coloquialismo local de los 60.
El impacto en las nuevas generaciones de clásicos de la lengua, o de sus formas líricas clásicas y tradicionales, por un lado, y de la poesía urbana noventista, por otro, quizá pueda concluirse de esta muestra.
En cada caso, correspondería leer el poema específico que fue elegido para establecer quizá más afinadamente por dónde van los tiros en cada uno de los poetas que respondieron a la convocatoria, la intimidad de sus ideas, de su trabajo. Y quizá la de buena parte de quienes son sus compañeros de generación.
Los poetas elegidos y sus lectores
Ezra Pound (Roa Vial)
Juan Ramón Jiménez (Madariaga)
Raúl González Tuñón (Fondebrider, Reches)
Kennet Rexroth (Picardo)
Safo (Solinas, Uranga)
Catulo (Uranga)
César Vallejo (Muñoz, Cisnero)
Eugenio Montale (Díaz Mindurry, Wittner)
Olga Orozco (Zabaljáuregui)
Emily Dickinson (Vinderman, Araujo)
Mario Porro (Pallaoro)
Mario Romero (Kuptchik)
Antonio Machado (Petrecca)
Luis de Góngora (Aulicino)
Li Po (Rojo)
Wislawa Szymborska (Szwarc)
Edgar Bayley (Dabul, López Medin)
Gregory Corso (Jonio González)
José Watanabe (Kohon)
Rubén Darío (Sylvester, Seguí)
T.S. Eliot (Camerotto, Freidemberg)
Sandro Penna (Bossi)
Giuseppe Ungaretti (Filc, Morábito)
José Martí (Anadón)
Czeslaw Milosz (Oteriño)
Leónidas Lamborghini (Leites)
Marina Tsvetáyeva (Villazón Ritcher)
Francisco López Merino (Romana)
Dylan Thomas (Pasquali, Gambolini)
Héctor Viel Temperley (Kamenszain)
Silvina Ocampo (Faretta)
José Asunción Silva (Roffé)
Amado Nervo (Arens)
Paul Eluard (Gruss)
Dan Pagis (Futoransky)
Joan Miró (Franzetti)
René Ménard (Alonso)
Alejandro Carrizo (Gabo Moreno)
Olvido García Valdés (García Carril)
Jorge Luis Borges (Morelli)
Luis Alberto Spinetta (Villa)
Fabián Casas (Di Tullio)
Linda Pastan (Gaya)
Óscar de Pablo (Crotto)
Nicanor Parra (Edwards)
Augusto de Campos (Cervero)
Harry Mathews (Pavón)
Mark Strand (Mileo)
Carlos Vladimirsky (Schmidt)
Coral Bracho (Bejerman)
Ilustración: El contador, c.1725, Philip van Dijck
Jorge:
ResponderBorrarGracias por este mosaico poético actual que nos deja entrever el mundo de los gustos y afinidades de la literatura cercana a nosotros, a todos nosotros. Es un trabajo inmenso, interesantísimo por donde se lo mire.
Da gusto.
Besos
Romana
muchas gracias, señor editor.
ResponderBorrarUna aclaración: no es que mi primerísima lectura haya sido Rubén Darío; pero eso, para este trabajo, es menos que un detalle, y si quedó entendido así, fue más que probablemente por la redacción confusa o atravesada de mi nota.
ResponderBorrarLlamativo el análisis estadístico, los "números". No está mal, e invita a interpretarlos.
Te agradezco, Jorge, nuevamente la invitación. Saludos desde Córdoba.
Pablo: No entendí que tu primerísima lectura fue Darío. De todos modos, digo que los autores optaron por elegir uno de los primeros poemas que leyeron o uno que les gusta. Estarías en el segundo grupo. Agradezco tu participación. Saludo cordial
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