Mirta Rosenberg
(Rosario, 1951-Buenos Aires, 2019)
El elefante es lento para aparearse, de David Herbert Lawrence
Pese a que leo y traduzco a Lawrence desde hace años, no deja de sorprenderme. Este es un poema rimado, cuya música intenté hacer sonar en castellano. Tiene todos los rasgos lawrencianos: el vitalismo, la observación astringente, la cuidada elección léxica, la tácita comparación con las actitudes humanas y siempre y en primer lugar, la intensidad, que no suele ser una característica frecuente de la poesía escrita por narradores. Elijo mandarte un poema leído y traducido recientemente que me marcó, impactó, gustó, impresionó, para subrayar la idea de la lectura constante y el aprendizaje interminable que es, a mi entender, el mejor camino para evitar el dogmatismo del que suelen ser víctimas tanto los muy jóvenes y revulsivos como las poetas maduras y asentadas como yo.
El elefante es lento para aparearse
El elefante, ese enorme y viejo animal,
es lento para aparearse;
encuentra una hembra y ninguno parece apurarse,
ambos saben esperar
que la simpatía, lenta, muy lentamente,
en sus tímidos y vastos corazones se asiente
mientras en las riberas vagabundean
y beben y se apacientan
y huyen en pánico entre las malezas
de la selva con la manada,
y duermen en masivo silencio, y despiertan
juntos, sin una sola palabra.
Así, lentamente, los ardientes corazones inmensos
de los elefantes se llenan de deseo
y por fin las grandes bestias se aparean en secreto,
ocultando su fuego.
Son las bestias más sabias y las más viejas
así que saben perfectamente
esperar la más solitaria de las fiestas,
el generoso banquete.
No desgarran, no arrebatan, no laceran;
su sangre inmensa
se mueve con las mareas, cada vez más cerca,
hasta que desborda y se mezcla.
David Herbert Lawrence (Eastwood, Inglaterra, 1885–Vence, Francia, 1930)
Traducción de Mirta Rosenberg
Foto: Mirta Rosenberg por Valentina Rebasa
Magnífica la reflexión crítica de Rosemberg a la que su poema testigo, hace honor.
ResponderBorrarHermoso poema, bella traducción
ResponderBorrarA mi también me encantó este poema.
ResponderBorrarMuy simbólico. Quizás muchos seres humanos deberíamos aprender, para no lastimarnos
ResponderBorrarGracias, Mirta, por acercarnos a este elefante marino que es D.H. Lawrence.
ResponderBorrarBello poema. Te deja pensando en la sutileza de ellos para amarse. Sublime. Casi no conocen los humanos tamaña importancia
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