lunes, octubre 07, 2019

Dorianne Laux / Dos poemas

















Polvo

Alguien me habló anoche,
me dijo la verdad. Sólo unas pocas palabras,
pero las reconocí.
Sabía que debería haber hecho el esfuerzo de levantarme,
apuntarlo, pero era tarde,
y estaba agotada tras haber trabajado
todo el día en el jardín trasladando piedras.
Ahora, sólo recuerdo el sabor,
distinto de si se tratara de comida, dulce o picante.
Era más como el de una arenilla fina, como polvo.
Y yo no estaba eufórica ni asustada,
sino sencillamente cautivada, consciente.
Así es cómo ocurre a veces:
Dios llega hasta tu ventana,
todo intensa luz y alas negras,
y tú estás demasiado cansada para abrir.


Suficiente música

En ocasiones, cuando hacemos un viaje largo
y ya hemos hablado bastante y escuchado
suficiente música y parado dos veces,
una para comer, una para contemplar el paisaje,
caemos en este ritmo de silencio.
Se balancea hacia atrás y hacia adelante entre nosotros
como una cuerda sobre un lago.
Tal vez lo que no decimos sea
lo que nos salva.

Dorianne Laux (Augusta, Estados Unidos, 1952), What We Carry, BOA Editions, Rochester, N. Y., 1994
Versiones de Jonio González.

Ref.:
Dorianne Laux
Poetry Foundation
Poets House
Tuesday Poem
Divedapper
Poeticus
Pacific University/YouTube
Poetas Siglo XXI

Foto: Divedapper


DUST

Someone spoke to me last night,
told me the truth. Just a few words,
but I recognized it.
I knew I should make myself get up,
write it down, but it was late,
and I was exhausted from working
all day in the garden, moving rocks.
Now, I remember only the flavor—
not like food, sweet or sharp.
More like a fine powder, like dust.
And I wasn’t elated or frightened,
but simply rapt, aware.
That’s how it is sometimes—
God comes to your window,
all bright light and black wings,
and you’re just too tired to open it.


ENOUGH MUSIC

Sometimes, when we’re on a long drive,
and we’ve talked enough and listened
to enough music and stopped twice,
once to eat, once to see the view,
we fall into this rhythm of silence.
It swings back and forth between us
like a rope over a lake.
Maybe it’s what we don’t say
that saves us.

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