lunes, octubre 14, 2019

Miguel Gaya / Sobre los equívocos que provoca Virginia Woolf















Un cuarto propio, una voz reconocible,
el cielo por asalto, ¡cuánta pedantería!
Caminamos por un sendero estrecho,
nuestra mente es estrecha, y la tumba a la que bajaremos
será estrecha.
Y poco tiempo nos recordarán, en un rincón estrecho
de una mente ajena, ocupada febrilmente
en otros menesteres.

Pero a la noche nos volvemos a empeñar
en palabras que son aire, en música leve
y sentidos oscuros.
solo para ver crecer
algo diferente y tenue
con una suave gracia.

Solo nosotros sabemos tantear
la inmensidad,
y aun asi apoyamos
nuestra crédula cabeza
en su regazo.

Miguel Gaya (Ayacucho, Argentina, 1953), Cabeza de artista, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2016

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