domingo, octubre 20, 2019

Angel Ortuño / De "Mecanismos discretos"













Black water

I. Primero y único: la interpretación de los sueños

¿Qué significa?
No me refiero a esos desfiles donde
al destornillador lo siguen las almejas
o las bulas papales. La sorpresa
fingida:
¿Ya está puesta la mesa? Y en lugar de cubiertos
las avispas.

Ni siquiera diría que puedo recordarlo.
Apenas la molestia
de quien toma café
y dejara de hacerlo algunos días.


In anima vili

Altos estudios, pipas
de kif, tambores
para el empalamiento. La antropóloga
era tan solo eso. Lo sabíamos
todos,
incluso quien nos dijo que en Japón
se filmaban películas
donde se hería la lengua de las protagonistas.

Aunque aquí no podíamos
saber si la antropóloga seguía teniendo lengua.

No era
ni remotamente
japonesa.


Alguien ha cometido un error espantoso

Ni siquiera la sagaz inspectora o el despistado
anciano incapaz de ganar al ajedrez parecen inmutarse.
Hay luz por un momento: llega una rubia
enorme, ajorcas y pulseras (sus tobillos son
feos) no reducen sus grandes pies y manos.
¿Una novela negra con travestis?
Otra cosa: el letrero que pide no fumar, la
luz es amarilla y no roja (como sí son las
uñas pero por qué se pone esos anteojos, la
nariz es de plástico y el bigote muy negro,
falsamente tupido como sí son las cejas).
De todas formas creo que tomaré este caso.
Necesito el dinero.

Angel Ortuño (Guadalajara, México, 1969-2021), Mecanismos discretos, Mano Santa Editores, Guadalajara, 2011

act. 2021

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