viernes, agosto 02, 2019

Paula Abramo / Angelina


     prende un cerillo
          no me gusta esta falta esencial del pobre modo
     préndelo
          como si uno a sí mismo nunca se imperara
          como si para imperarse fuera necesaria
          rutinaria y filosa la escisión
     préndelo
     lo prendo y qué hago luego

-Prende la estufa
-Sí, señora.
Angelina es breve y requemada.
Las marcas de sol. No son de sol.
Sí son.
Son preludios del cáncer. Son herencia.
Sobre la hornilla, el aceite bulle en iras.
Esta cocina casi pasill, casi tránsito a otro mundo mucho
menos azul y más de orquídeas, de pereza, de flores
más lentas que la tarde, humedades profundas,
corruptoras, colibríes, cruás allá en lo alto, a contraluz.

Angelina va friendo camarones.
Guarda uno, come tres;
guarda uno, come tres.
Guarda uno.
Come
tres.
Angelina tiene el hambre de su abuela;
más allá;
tiene el hambre de la abuela
de su abuela.
Y una historia de retirarse y retirarse bajo el crepitar de décadas de sol,
sobre el fulgor insano de una tierra
más quebrada que sus pechos.
No es la lengua, es el Nordeste el que le lame los dedos a Angelina:
la seca esparce sal sobre su presa.
Y son tan buenos estos camarones.
Los subterráneos del hambre lloran -sí, pero no siempre- caldo de sopa.
Lloran también esta charola
tan abundante y gris de camarones.
Lloran las madurada tersura de los libros.
Y lloran las rosas - cómo no - las rosas.
Y llorarán siempre hasta que el fuego.

Paula Abramo (Ciudad de México, 1980), Fiat Lux, Fondo Editorial Tierra Adentro, Ciudad de México, 2012, vía Eterna Cadencia

Enciclopedia de la Literatura de México - Poesía Mexicana Contemporánea - Eterna Cadencia  Lyric-line - La Jornada - Noticias 22

Foto: La Jornada

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