Aquella mano que firmó el papel
Derribó una ciudad; los cinco dedos
Soberanos tasaron el aliento,
Redoblaron el número de muertos
Y dividieron a un país - los cinco
Reyes que coronaron a la muerte.
La mano poderosa
Lleva a un hombro caído,
Al yeso que agarrota
Las articulaciones de los dedos;
Una pluma de ganso puso término
Al estrago que dio término al diálogo.
Aquella mano que firmó el tratado
Trajo la fiebre, el hambre y las langostas;
Grande es la mano que domina al hombre
Tan sólo con garabatear un nombre.
Los cinco reyes pueden contar muertos
Pero no saben suavizar la herida
Encostrada, no saben dar consuelo
A una frente; es regida la piedad
Por una mano, y otra rige el cielo;
Las manos nunca derramaron lágrimas.
[1936]
Dylan Thomas (Swansea, Gales, Reino Unido, 1914 – Nueva York, Estados Unidos, 1953), El Trabajo de las Horas, 29 de abril de 2020
Versión de Pablo Anadón, Córdoba, Argentina, 29-IV-20
Otra Iglesia Es Imposible - Poetry Foundation - Dylan Thomas Web Site - The Allen Ginsberg Project - De Sibilas y Pitias - El Placard - Ogham - A Media Voz - Universidad Austral de Chile - Revista de la Universidad de México
The hand that signed the paper
The hand that signed the paper felled a city;
Five sovereign fingers taxed the breath,
Doubled the globe of dead and halved a country;
These five kings did a king to death.
The mighty hand leads to a sloping shoulder,
The finger joints are cramped with chalk;
A goose's quill has put an end to murder
That put an end to talk.
The hand that signed the treaty bred a fever,
And famine grew, and locusts came;
Great is the hand that holds dominion over
Man by a scribbled name.
The five kings count the dead but do not soften
The crusted wound nor pat the brow;
A hand rules pity as a hand rules heaven;
Hands have no tears to flow.
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Foto: Dylan Thomas, 1952 Rollie McKenna/Encyclopaedia Britannica
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