Para Ricardo Luna
Y hallándome en días tan difíciles decidí alimentar
a la ballena que entonces me albergaba:
Tuve jornadas que excedían en mucho a las 12 horas
y mis sueños fueron oficios rigurosos, mi fatiga
engordaba como el vientre de la ballena:
qué trabajo dar caza a los animales más robustos,
desplumarlos de todas sus escamas y una vez abiertos
arrancarles la hiel y el espinazo,
y mi casa engordaba.
(Fue la última vez que estuve duro: insulté a la ballena,
recogí mis escasas pertenencias para buscar
alguna habitación en otras aguas, y ya me aprestaba
a construir un periscopio
cuando en el techo vi hincharse como 2 soles sus pulmones
-iguales a los nuestros
pero estirados sobre el horizonte-, sus omóplatos
remaban contra todos los vientos,
y yo solo,
con mi camisa azul marino en una gran pradera
donde podían abalearme desde cualquier ventana: yo el conejo,
y los perros veloces atrás, y ningún agujero).
Y hallándome en días tan difíciles
me acomodé entre las zonas más blandas y apestosas de la ballena.
Antonio Cisneros (Lima, 1942-2012), Canto ceremonial contra un oso hormiguero, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1968
Otra Iglesia Es Imposible - UNAM - Cátedra de Poesía Hispanoamericana - A Media Voz - Terra Ignea - Vallejo & Co. - Letralia - Letras Libres
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Foto: Universidad de Talca
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