viernes, enero 11, 2019

Ricardo Molinari / De "El tabernáculo"














V

Sí, qué tejado, qué sombra de madera sobre
    el último día.
Cantaba el mar en playas de níquel, el mar
    Lleno de sudor,
Siempre el mar.

Yo estaba desesperado como si ya no quedara
    otra vida,
como si el mundo fuera plano
y mi sueño estuviera colgado de una pared
llagada.

Sí; el amor, la carne, el triste sueño. Yo no
    quería morir,
no quise llevar una flor transparente sobre el
    hombro pasajero;
dejar de ser un pobre árbol sin jacintos.

(Mañana, cuando esté sereno, todo se me ha
    de volver tonto; ya estoy sordo
de llevar mis ríos a un corredor;
de dirigirme a una frase viviente entre montañas,
a un vaso de café, a una canción, a toda una
    noche sin dormir).

Pero el amor es el amor,
Y yo tolero lo que me ayuda a ser diferente:
silencio entre dos hojas, espacio entre los
    hombres.

Ricardo Molinari (Buenos Aires, 1898-1996), El tabernáculo [1934], Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2001

Ref.:
Clarín/Otra Iglesia Es Imposible
La Nación
Biblioteca Digital Ciudad Seva
Poemas del Alma
Poesía en Español

Foto: Zenda s/d

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