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Ya habíamos recorrido una enorme parte del camino
Estábamos cerca del Techo del Mundo
El Techo del Mundo era una alta proa y el destino
El mascarón de proa era la Sierra Nevada
Y se agitaba con la furia del océano
Solo un ser sobrehumano podría asirse a la proa
Sin caer lanzado hacia el abismo
¿Y quién cabalgaría el fin del mundo?
Estábamos en la cima donde confluyen los soles
Asomados al equilibrio de los planetas
Desde el fin del mundo podíamos ver
las estribaciones de la historia
la geografía de los siglos ganados y perdidos
La Tierra dulce en su extensión embriagadora
tu amor real como los rostros de los dioses que vigilan
Convergencia
Tirados como leños, la roja corteza arrugada, somos búfalos que se pudren derritiéndose sobre la pradera verde.
Pero también debido a algo inigualado, inexplicable acto de azar, tirados como setas en la hierba exploramos todos los milenios, huimos de bestias prehistóricas, peleamos todas las guerras, somos millones estirándonos bajo el arco de la eternidad, mientras combaten dragón y anhelo en las nubes.
El sol nos llama y titubear es morir. Vuela, vuela bello cisne del deseo, todo se puede lograr.
Caminando sobre el blanco rocío, descálzate: la edad del hombre es la de su mirada sobre el bosque legendario.
Fernando Rendón (Medellín, Colombia, 1951), Secreta botánica (y otros poemas), Buenos Aires Poetry, agosto 10, 2017
Ref.:
Festival de Poesía de Medellín
Poemas del Alma
Semana
Foto: FB
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