miércoles, enero 23, 2019

Roberto Echavarren / De "El monte nativo"



La órbita elíptica
estira lo que se ve, distorsiona
hacia el lejano oblicuo
el cerca de un Apolo alejandrino,
gana lo lejano,
esa extrañeza salvaje
que también está aquí,
una hebra de pinocha
resquebraja el hielo,
una luz ciega al mediodía
ensancha las orlas,
circunferencias crecientes
que aparecen al serrar el tronco,
el águila vuela en oblongos,
la voluta, el motivo,
un torbellino nos acerca y nos aparta,
ondea el feeling suave,
el juego manso de un ampo,
o nos devora el maelstrom.
La forma se deforma,
estira, encorva,
una elipse apaisada
chorrea tangente
una lluvia de átomos.
Un termómetro
en el remolino, eso somos,
caras que el viento rompe.


Los remolinos de la barra,
las volutas, los recorridos
de los flujos, la casa ladeada
del navegante en aguas crecidas,
las crestas de arena,
el paisaje lunar
es en conjunto un arenario.
El viento deposita
oleadas de arena
sobre los macizos donde crecen plantas
que aguantan la sudestada,
se afirman contra el soplo
que quema lo que toca,
el castigo del mar
contra un diente pelado
erecto sobre el promontorio.


Las plantas reflexionaron
absorbiendo los cambios.
La garúa empapaba
gratebus, caracoles,
desprolijas barbas de liquen
inocentes de la duración
rebarbativas absorbían
el espectro de la continuidad.
La duración se enrula de repente
en un parpadeo, una devoración,
un robo insospechado,
el tránsito de la distracción al terror,
del sueño a la vigilia,
del dormir a la muerte,
vine a saber eso
al despertar al otro día.


El tiempo es la interrupción del reposo.
Todo forma parte de un caudal perpetuo.
Somos una máscara de escayola fresca
deformada por un chorro de agua.
Un rayo atraviesa en su trayecto
la densa conjunción de las cosas agregadas,
las líneas oblicuas de la lluvia.


Pero la mala fe no debe tolerarse.
Eso endurece el corazón del hombre.
El enojo debe salir
por la ventana abierta,
no hay que tragarlo,
porque hace mal al hígado.
Descabeza pejerreyes transparentes
disuelto en el aire del verano.

Roberto Echavarren (Montevideo, 1944), El monte nativo, Juana Ramírez Editora, Buenos Aires, 2015

Juana Ramírez Editora/Facebook - Periódico de Poesía - El Poeta Ocasional

Foto: Biblioteca Nacional del Uruguay/Facebook

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