domingo, enero 06, 2019

Gerado Deniz / De "Amor y Oxidente"















8. Thani

El entierro de Jorge Spero.
En motocicleta lentísima, el policía al frente, sueco él.
Enseguida la banda entre humos del escape,
con crespones luctuosos en los sarrusófonos,
hace sonar con gravedad La leyenda del beso.
Detrás de la caja de tablas brutas destemplada
en hombros de seis portadores
(sobre la tapadera, el sombrero del juvenil savant),
rumbo al sepulcro blanqueado.
Cerraban el cortejo los niños de la escuela vestidos de gala,
chupando pirulines, exhibiendo escrófulas.

Y al ir a dar la vuelta,
los seis se detienen, tiemblan frenéticos, mugen,
sus rodillas se entrechocan y los dientes; pisan atrás y delante
     y a los lados,
cada quien por su cuenta y riesgo;
parece a punto de caer el ataúd.
Suben aún las trompetas, cada uno zapatea en su lugar
jadeando en atroz trance. Retumba sordo el cuerpo de Jorge
sacudido en el interior: orujo y hollejo, rampojo y raspajo.
(Según los etnólogos, en estos casos es que el muerto lo piensa mejor
     y se resiste al sepelio.
Es común entre los Antandroy.)
(Según los etnólogos, quede entendido.)
Los abanican con periódicos plegados en dos y medio,
los asperjan con agua mineral,
los empujan con cierto horror -hasta que poco a poco
vuelven en sí: ¡triunfó en ellos la Vida! (¿Por qué?
-pues porque siempre tiene que ser así;
la muerte nunca gana
                   en un acto simbólico, queremos decir.)
La marcha se reanuda. Arriban al camposanto.
Desde el balcón rústico de palos labrados a navaja como proa vikinga,
     casa Marm,
Yclea, resfriada y muy maltrecha, lo presenció todo, arropada
     en un sarape. Todo. ¡Besadla en la frente,
antes de que se estilice! Pues ahora que contempla la calle vacía
y el sombrero hongo del amado caído en el arroyo,
un síncope la alcanza, suficiente.
-Abusó de sus fuerzas -opinó el boticario
(chocolate ferruginoso, jarabe de pulmón de ternera)
soplándose la caspa del hombro
y se alejó levantando el bastón cada tres pasos y medio
hasta ponerlo horizontal.

Gerardo Deniz (Madrid, 1934, Ciudad de México, 2014), "Amor y Oxidente", 1991, Erdera, Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México, 2005

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Foto: La Jornada

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