jueves, junio 07, 2018

Rafael Cadenas / Tres poemas












24
Realidad

Tuve que disentir,
ocultarme,
desaparecer.

Tuve
que ser una disonancia.

Tuve que dejarme ir
a la deriva
sin explicar.

Tuve que esconder
el rostro,
volverme
huidizo,
callar, acallar
(cuando acaso era útil
una simple aclaración).

Se me juzgaba con ley de hombre
pero nunca fui interrogado.

Todo
fue por ti,
y no te he visto.


25

Se hunde uno,
se atasca,
se desoye
y vuelve a unirse. Un pantano.
No es broma.
Hay encallamientos
peores que la ilusión.

Se ahoga uno
en su magno deseo
y alguien lo levanta,
exhausto, confundido, disperso
y sin haber aprendido.

Se queda uno
a mitad de camino, reptando
bajo el resplandor.

Intemperie, 1977


Mi pequeño gimnasio

Consta de una almohadilla que golpeo con acompañamiento musical.
Un saco de arena donde descargo todo el peso de la calle.
Una esterilla para hacer contorsiones que producen olvido.
Un hueco en triángulo donde me oculto para no ver.
Una cuerda donde me castigo por toda la prudencia del día.
Un artefacto en forma de O en el que me doblo para evitar los reclamos de mi conciencia.
Una barra horizontal sobre la cual me río de mis intenciones.
Una tabla donde doy golpes innecesarios que podrían estar mejor dirigidos.
Un pequeño extensor de idiota que me estira por todos los frutos que no tomé, los actos que no hice, las palabras que no me atreví a decir.
Una soga donde extorsiono mi brazo derecho por todas mis indecisiones, olvidos, cambios.
El resto lo compone el ajuar ordinario de todo deportista. Los ejercicios son efectuados en la oscuridad. Por vergüenza no admito espectadores. (El descontento sordo, por otra parte, ahogaría al que osara entrar.)
Soy de todas maneras un aprendiz. No he podido alcanzar mis rodillas con la frente, todavía me es imposible arquearme hacia atrás hasta tocar el suelo, tampoco logro pararme sobre las manos.
Algunas veces el exceso de pesadez me vuelve ridículo. (Me recuerdo en lamentables posiciones y siento dolor.) A pesar de mis esfuerzos sigo siendo carnívoro, rudo, indisciplinado.
En el fondo los ejercicios están enderezados a hacer de mí un hombre racional, que viva con precisión y burle los laberintos. En clave, persiguen mi transformación en Hombre Número Tal. Llanamente y en mi intimidad, espero con ellos dejar de ser absurdo.

Falsas maniobras, 1966

Rafael Cadenas (Barquisimeto, Venezuela, 1930), Rafael Cadenas, Material de Lectura n° 189, Julio Ortega ed., Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 2013

Otra Iglesia Es Imposible - Poesía en Español - El Cultural - El País, España - El Placard - El Ucabista - Digo Palabra - A Media Voz

Foto: Rafael Cadenas presenta una antología de su obra antes de recibir el premio Reina Sofía, Madrid, 2018 EFE/Clarín

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