sábado, junio 09, 2018

Lawrence Ferlinghetti / De "La poesía como un arte insurgente"


















Te estoy enviando señales a través
de las llamas.

El polo norte ya no se halla donde
solía estar.

El destino manifiesto ya no se
manifiesta.

La civilización se autodestruye.
Némesis golpea a la puerta.

¿Para qué sirven los poetas en épocas
como éstas? ¿Cuál es la utilidad de la
poesía?

La condición del mundo pide auxilio para
que la poesía  lo salve. Si aspirás a ser un
poeta, creá obras capaces de responder al
desafío de los tiempos apocalípticos, aun
cuando esto signifique que tu tono sea apo-
calíptico.

Vos sos Whitman, sos Poe, sos Mark Twain,
sos Emily Dickinson y Edna St. Vincent Millay,
sos Neruda y Mayakovsky y Pasolini, sos un
norteamericano o un extranjero, podés con-
quistar a los conquistadores con palabras.

Si aspirás a ser un poeta, escribí periódicos
vivientes. Sé un reportero del espacio exterior
que envía sus despachos a algún editor supremo
que cree en la total revelación de los hechos y
tiene un bajo umbral de tolerancia ante la mentira
y sus mierdas.

Si aspirás a ser un poeta, experimentá con
todo tipo de poéticas, rotas gramáticas eróticas,
religiones extáticas, efusiones paganas hablando
en  lenguas, rimbombante discurso público,
escritura automática, apreciaciones surrealistas,
monólogos interiores, sonidos hallados, delirios
y enojos -para crear tu propia voz, tu voz que
subyace allí, una voz límbica, tu voz original,
una voz primal.

Si decís que sos un  poeta, no te quedes sentado
ahí nada más. La poesía  no es una ocupación
sedentaria, no es la práctica del “sentados, por
favor”. Parate y tirales con lo que tengas.

Tenés que desarrollar una visión amplia, cada
mirada un atisbo del mundo. Expresá la vasta
claridad del mundo exterior, el sol que nos ve a
todos, la luna que derrama sus sombras sobre
nosotros, los quietos estanques en los jardines,
sauces donde canta el oculto zorzal, el atardecer
que cae sobre las riberas del río, y los grandes
espacios que se abren hacia el horizonte sobre
el mar... la alta marea y el canto de la garza real...
Y la gente, sí, la gente, en toda la tierra, hablando
las lenguas de Babel. A todas ellas dales una voz.

Tenés que decidir si el canto de los pájaros canta
el éxtasis o la desesperación, así sabrás si sos un
poeta trágico o lírico.

Si aspirás a ser un poeta, descubrí una nueva
manera para que los mortales habiten la tierra.

Si aspirás a ser un poeta, inventá un nuevo
lenguaje que todos puedan entender.

Si aspirás a ser un poeta, hablá las nuevas
verdades, aquellas que el mundo no puede
negar.

Si aspirás a ser un poeta, esforzate en
transcribir la conciencia de la raza.

A través del arte, dale un orden al caos
de la vida. Creá nuevas noticias.

Escribí más allá del tiempo.

Reinventá la idea de la verdad.

Reinventá la idea de la belleza.

En la primera luz intensidad poética.
En la noche intensidad trágica.

Escuchá el rumor de las hojas  y la música
de la lluvia.

Apoyá tu oreja sobre el suelo y escuchá el
movimiento de la tierra, el surgimiento
del mar, y los lamentos  de los animales
que están muriendo.

Concebí el amor más allá del sexo.

Cuestioná todo y a todo el mundo,
incluyendo a Sócrates, que cuestionó
todo.

Cuestioná a “Dios” y a sus amiguitos en
la tierra.

Sé subversivo, cuestionando constantemente
la realidad y el status quo.

Esforzate en cambiar  al mundo de tal manera
que ya no habrá necesidad de ser un disidente.

Hiphopeá y rapeá tu camino hacia la liberación.

Intentá ser un animal que canta, que se ha
transformado en el proxeneta de un rey pacifista.

Leé entre las vidas y escribí entre las  líneas.

Tus poemas deben ser algo más que avisos
clasificados para los corazones rotos.

Un poema debe cantar y volar con vos o será
un pato muerto con un alma en prosa.

Un poema lírico debe elevarse más allá de los
sonidos hallados en la sopa de letras.

Registrá las palabras de los astrónomos que
han visto con Heinrich Olber el sitio donde
todo es luz.

Recordá que “la noche, unas pocas estrellas”
tiene más fuerza poética que todo un catálogo
de los cielos.

La imágenes en tu poema debieran ser
jamais vu, nunca déjà vu.

Las palabras pueden salvarte allí donde
las armas son inútiles.

Decidí si un poema es una pregunta o
una declaración, una meditación o una
protesta.

Reinventá a América y al mundo.

Trepá la estatua de la libertad.

Desconfiá de la metafísica, confiá en la
imaginación y refertilizala.

En lugar de intentar huir de la realidad
zambullite en las carnes del mundo.

Si decís que sos un poeta, cantalo no lo
conceptualices.

No permitas que se diga que una imaginación
indolente ahogó el barro de tu corazón.

Reuní nuevamente la narración de una historia
y la voz viviente.

Sé el narrador  de grandes historias, incluso
de las más oscuras.

Dale una voz a las calles sin lengua.

Convertí las palabras comunes en poco comunes.

Peleate con el destino del hombre como lo hacen
los amantes celosos.

Besá el espejo y escribí sobre él lo que ves y oís.

Poeta, sé el espía de Dios, si Dios existe. Artista,
retratá su ojo, si es que tiene uno.

Sé un oscuro ladrador frente a las carpas de
la existencia.

Observá la rosa a través de anteojos con los
colores del mundo.

Sé un ojo entre los ciegos.

Bailá con los lobos y enumerá las estrellas,
incluso aquellas cuya luz aún no ha llegado
aquí. Sé inocente, no seas cínico, como si
recién hubieras aterrizado sobre la tierra,
asombrado al observar el sitio donde has
caído.

Cuestioná con un corazón puro el
inescrutable significado de las cosas
y nuestro destino tragicómico.

¿Tenés el don del encanto y estás rodeado
del asombro? ¿Tenés el loco sonido? Sé un
tonto zen.

El brillo de sol de la poesía lanza sombras.
También tenés que pintarlas.

Nunca podrás ver u oír o sentir demasiado.
Si podés soportalo.

Luchá para recobrar la inocencia del ojo de
la infancia.

Componé sobre la lengua, no lo hagas sobre
la página.

Como un budista, escuchá el ritmo de tu propia
respiración.

Bajá la voz y hablá desde tu pecho, no lo hagas
a través de la nariz.

Cuando leas tus poemas, no trates de romper los
cristales de las ventanas del próximo barrio.

En este arte, no tenés maestro de canto, salvo tu
oído interior.

Serás tan grande como tu oído. Si éste es de lata,
mala suerte.

Igual que los humanos los poemas poseen
defectos fatales.

(...)

¿Podés imaginar a Shelley asistiendo a un taller de
escritura?

Sin embargo los talleres de poesía pueden desarrollar
comunidades de amistad poética en el corazón de
América, donde tantos pueden sentirse solos y perdidos
pues no hallan espíritus afines.

Si tenés que enseñar poesía golpeá la pizarra con la
tiza de la luz.

Ninguna idea, sólo en los sentidos. Nihil in intellectu
quod non prius in sensu.

Si aspirás a ser un gran poeta, relacionate con poetas
que piensen. Son difíciles de hallar.

La poesía del pensamiento no necesariamente debe
abstenerse del éxtasis.

Leé a los novelistas épicos, los poetas proféticos, los
grandes contadores de historias, las grandes mentes.

Frecuentá las librerías.

¿Que tenés en la mente? ¿Qué pensás hacer? Abrí
la boca y dejá de balbucear.

No tengas la mente tan abierta, pues se te puede
caer el cerebro.

(...)

Si aspirás a ser un gran poeta, sé la conciencia de
la raza.

Resistí mucho, obedecé menos.

Desafiá al capitalismo con su disfraz
democrático.

Desafiá todos los credos políticos, incluido
el populismo revolucionario y el socialismo
patotero.

Considerá el sufismo, especialmente su éxtasis
tántrico en el cual la poesía compuesta en la
lengua es la guía hacia el corazón y también
hacia el alma.

Glorificate en el pesimismo del intelecto y en
el optimismo de la voluntad.

No soples burbujas de desesperanza.

La poesía es semilla y pimpollo, no es una ramita.
Fumala para volarte.

Generá la alegría colectiva frente al rostro del
desaliento colectivo.

Liberá secretamente todo ser que veas en una jaula.

Liberá a los que no tienen y enfurecé a los déspotas.

Hacé sonar tu grito bárbaro sobre los techos del
mundo.

Grazná el gran graznido.

Sembrá tus poemas con la sal de la tierra.

Defendé a los tontos y locos.

Observá la eternidad en los ojos de los animales.

Observá la eternidad, no una próxima noche,
sino esta noche.

[2007]

Lawrence Ferlinghetti (Yonkers, Estados Unidos, 1919)

La poesía como un arte insurgente,
Traducción de Esteban Moore
Alción Editora,
Córdoba, Argentina, 2018








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Foto: L. Ferlinghetti, 1960 AP/The New York Times

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