que golpeen a su puerta
se transforma en un pariente pobre,
en un recién llegado, inoportuno siempre.
Si no le gusta lo sucio
se viste como un deshollinador,
si no le gusta salir de su casa, oficia de cicerone;
de noche, parado en ciertas esquinas,
señala a las niñas que hermosean el paisaje
tomadas del brazo con quienes lo decepcionan.
Si no le gustan las plantas
se las encuentra a cada momento.
Con una cara le ocurre, que si le desagrada
se transforma en esa cara.
Cuando se lo mira de lejos
se ve venir el fantasma de un pelele,
cuando se lo observa de cerca
se ven irse uno a uno los sueños en retirada
de quien se convierte en todo lo que abomina.
Eduardo Ainbinder (Buenos Aires, 1968), ¡Párense derecho!, Gog & Magog, 2015
Otra Iglesia Es Imposible - Gog & Magog - Interzona - De Sibilas y Pitias - El Poeta Ocasional - Op. Cit. - Eterna Cadencia - Otra Parte - El Interpretador - Diario de Poesía
Foto: Eduardo Ainbinder por Paula Albirzú
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