Lo simultáneo
Todo al mismo tiempo, dijo Patchen, es la eternidad. Ni un borde entre los árboles mojados y las lámparas, o el rocío del amanecer y el aparato de radio.
La eternidad funde el límite entre la sartén y el semáforo, el café y la rata.
Todo al mismo tiempo, dice el muñeco de colores, sobre un fondo que parece cielo, o un agua difusa donde se recorta, infantil y manuscrita, la frase mágica: todo al mismo tiempo es la eternidad. Todo al mismo tiempo es la eternidad.
El jardín
Cuando desperté, supe que estaba en el poema de otro. Había un jardín con macetas, una ligustrina, un desayuno servido, nadie a la vista.
Las cosas no tenían identidad. Sólo un leve brillo, como en una película de terror un poco obvia.
Pero el caso es que era el poema de otro y allí me desperté.
No sabía cuál era su tema. ¿Era un poema de amor a alguien, un poema con alguien, una reflexión frente a un paisaje, un juego verbal, una proclama? Me hacía estas preguntas mientras servía el café y las tostadas. Siempre odié las tostadas: era la prueba de que el poema era de otro. Un guión que no era para mí.
Pero yo miraba el jardín y las macetas. Cantaban benteveos, era una mañana sin frío ni calor en el poema de otro, con un aire familiar.
Horacio Fiebelkorn (La Plata, Argentina, 1958)
Poemas contra un ventilador,
Caleta Olivia,
Buenos Aires, 2019
Ref.:
Caleta Olivia
Espacio Murena
La Otra
Los Poetas no Van al Cielo
1 Poeta 10 Preguntas
La Primera Piedra
Otra Iglesia Es Imposible
Foto: Horacio Fiebelkorn, 2019 Nora Lezano/Facebook
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