para el que cae
ni el idílico poema
del principio
ni la arena, ni el agua
tampoco la mullida piel del conejo.
Nada es suave:
El poema del principio puja
contra el poema del fin;
todos los días un duelo.
A su vez,
el mundo dividido
entre los que acompañan
al poema del fin
hasta sus últimas consecuencias
y los que no
(en esto -como en todo-
hay volátiles propósitos opuestos).
Quien interminablemente cae
día a día manipula
los resultados
en favor del poema del fin.
Nada es suave para el que cae:
el poema del fin
exige ser leído
con un desplome óptico.
Eduardo Ainbinder (Buenos Aires, 1968), Quién es quién, inédito
Ref.:
Poetas Argentinos
Interzona
Gog y Magog
Op. Cit.
Ñ
Siglo en la Brisa
Eterna Cadencia
El Interpretador
Poetas Siglo XXI
Otra Iglesia Es Imposible
Imagen: Eduardo Ainbinder, Buenos Aires, 2011 - Foto de Silvia Camerotto - Archivo del Administrador
No hay comentarios.:
Publicar un comentario