miércoles, abril 24, 2019

R. F. Langley / La pieza nocturna













Las jaulas están cerradas. Alguien
cacarea en la de los gansos
por el accionar de los monstruos.
En la cocina blanca pego un
salto y me friego las manos.
Ni una sola huella allí
afuera en la nieve iluminada por la luna.
Luego miro oblicuamente. Luego sé.
Miles de pequeños manifiestos
donde sea que vayan los ratones azules.

Limpio el piso y corto el pasto. Alguien se suena la
nariz frente a los gansos de guardia.
Cruzo el agua hasta la próxima entrega
tenebrosa, silbando
entre los dientes, buscando en la paja
y en la estrategia y en todo ese
interminable esto y aquello. Acto seguido
las réplicas corren enérgicamente
por las vigas. Apago
mi linterna y observo los ojos que brillan.

Debo hacer una entrada en caso de que haya
un mensaje. La hago dos veces.
La gansa espera, estricta
en su odio, en el establo. Alza
su pico y los ratones
muestran dos incisivos cada uno.
Ciertas verdades estorban el rincón
del alféizar, pero Júpiter
se refleja en el vidrio. O una
lámpara que vaga por el camino.

Prueba con el grifo de afuera, pero
no mantengas la respiración.
El aire grueso se volvió fino.
Escúchame. Poco
es seguro. Un ratón dispara
una trampera. Masajeo piel lisa mientras
salen los granos.
Cuanto más angosto el espacio
entre cortinas, más
vívida la punta del alfiler.

Cronos le cuelga hierro
al cuello del viejo olmo. El árbol más oscuro
se coloca estrellas alrededor de su cabeza.
La gansa es el único romano
que queda. Desfila de una punta a la otra
concentrada en la punta de su pico.
¿Por qué debe un guardia
estar tan desposeído? Si yo dijera
"¡Bo!" cada pulgada muerta del
patio chillaría.

Exactamente. El pestillo se cierra. Ahora
el viajero podría pasar, pero le
place apoyarse sobre su cetro.
El metal se abraza a la madera extenuada.
El oporto acarrea el sabor de la vasija.
La valija huele a queso. La gansa
se frena, congelada, al final de
su sombra. Ponte de pie y hazlo.
Los ratones entran en delirio mientras
luchan en el pasto ensordecedor.

Robert Francis Langley (Rugby, Inglaterra, 1938-Suffolk, Inglaterra, 2011). La isla tuerta. 49 poetas británicos (1946-2006), Lumen, Barcelona, 2009
Selección, traducción, prólogo y notas de Matías Serra Bradford

Ref.:
The Guardian
London Review of Books
Poetry Foundation

Foto: Tony Frazer/The Guardian

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