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Diafanidad que hace
válido cualquiera de los asertos
de nuestra mente,
el que propone
majestuosos unicornios
corriendo entre los médanos,
el que afirma,
mezclados con unicornios,
de tigres blancos, remisos
a comer presas vivas;
o de signo contrario, realistas
llamados al orden:
"...nunca se conoció
época alguna donde la mitología
fuera posible...",
y de cuya certeza,
acostados, fijos a la playa,
recogemos pruebas:
cómo en los fulgúreos
cuerpos que arroja la marea
no reconocemos ni un solo cabello
de Venus engendradas por las olas,
y en las rocas,
apostaderos de sirenas,
ni cuerpos de pájaros
con cuello de mujer, cola de delfín,
ni alas ni uñas
para el amor, saqueos,
naufragios;
¡apenas un golpe
de fábula, vivo e instantáneo,
cuando el viento amplifica
el rumor de los bañistas,
y nos llega en corales,
ensordece como graznidos,
son graznidos!
Alberto Girri (Buenos Aires, 1919-1991), Existenciales, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1986
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Ilustración: The Fisherman and the Syren, 1858, Lord Frederick Leighton
Ah, Girri, el lírico. Gracias; Irene
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