Animales de carne y hueso, con un poco de luz
irremediable en los ojos,
a veces nos creíamos criaturas heroicas
y corríamos a las plazas. Escuchábamos
bellísimas palabras, las voces se otorgaban idéntico calor
y sentíamos el placer de la acción.
Pero luego, entre ruinas, comiendo el pan del sobreviviente,
comprendíamos. Y al salir el sol,
mientras los escarabajos emergían de las piedras,
avivábamos el fuego para ahuyentar la peste
y llorábamos por la siguiente generación.
Horacio Castillo (Ensenada, Buenos Aires, Argentina, 1934 - La Plata, Argentina, 2010), "Materia acre", 1974, Dossier "Lo fugaz y lo eterno", Op. Cit. 11 de noviembre de 2020
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Foto: Op. Cit.
Impresionante poema de este gran poeta
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