Cavalcanti
Si una rosa no alcanzara la plenitud, de tu destreza -Guido-
no respondería.
La dama siempre de espaldas sonrió a un paisaje añorante.
Puesto que esa mujer más que razonar sueña, ella es en su
quietud más vieja que tu exilio,
y si otro besara su cuerpo amado ¿tu regreso no sería inútil?
Como cualquier locura, viento o blasfemia que mueva a quien
tanto ambiciona.
Puesto que esa mujer no ambiciona sino sueña se ha mantenido
joven en su pobreza.
Y si alguien derramara el vino atento sobre ella y otro la
besara en su coño, qué sería, entonces, si un viajero...
En el olvido
Deja ya Carmen de andar por ahí contando a
todos tus dolores;
con tanta queja a nadie haces bien y el culpable
se vanagloria,
Crece en riqueza y poder.
Dice que hay una tonta ya madura -aunque no
lo parezca- que vierte por él sangre.
Si tu cuerpo no alcanza en otro cuerpo la gloria:
que el sueño te recompense.
Carmen Ollé (Lima, 1947), Todo orgullo humea la noche, Lluvia Editores, Lima,1988
Mäs poemas de Carmen Ollé en Otra Iglesia Es Imposible, Contranatura, Círculo de Poesía, Eterna Cadencia, Zenda
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