sábado, diciembre 28, 2024

Alberto Boco / Dos poemas


Los perros cueteros

     “Mientras buscaba la estrella vespertina en una fría ventana
     y silbaba cuando Arturo derramaba su luz,
     oí reñir a los lobos, y dije: Entonces esto es el hombre
                                                                       Allen Tate


festejos tradicionales y ellos aparecen
un despertar cuando medra la noche y las explosiones comienzan
andar solos por ahí hasta el ritual de lo que se pudre
y disimular en el ruido y el olor de la pólvora barata
efectos de la temporada…

sucios de arenas el gesto distraído
pelo encrespado como en un enojo
se van amontonando en el andar cansino hasta que lo avivan
donde se junta la presa casi nadie mira
tal vez algún chico que adivina y alguna mirada
otra porque intuye
gesto veloz de repente contra el estampido
fuego en la boca y otra vez hacia allá
lejos

qué canta en el fuego y el humo en el chasquido
como rama reseca que se quiebra cada vez
qué canta en la sangre y en la carrera de súbito despierta
y vos que los mirás como se mira el amor
esa química orgánica con ropa de ternura
mirar que no se nubla en el farolero simular de la época
quién sabe qué piensa —decís
detenido ahora en el alto de la mañana
como sombra contra el moverse del mar
ahí las nubes coloreando como si vos y yo no supiéramos
que nada de todo eso es intención mientras ellos están ahí
con esa cosa que raspa como espera debajo de la sangre
cada estallido que apure la caída
del que no mira duerme y se divierte mientras
ellos con la traza del viejo mapa y el ojo que parece apagado
pero detrás de la mirada esa sombra
que apenas campea                         sabe y espera
desde lejos y a su modo
sabe y espera
siempre
desde bien allá

                                                         Para Pugnax

Los perros “cueteros” y otros abandonos; 2011; inédito; Letralia, 22 de julio de 2022

 
Modos de ver

… sobre un techo de cualquier ciudad
un gato se funde con su sombra
sigue con la mirada el planeo del rapaz
que hace su sombra en otra parte
sin saber si hay un resto que flota
o amenaza entre la cosa y su sombra
el gato ya no está y el pajarraco
se perdió de vista en lo alto
no queda un vibrar en el aire
o alguna señal de lo que pasó
en una calle de Lisboa un gato y su sombra
se mueven por el empedrado
y un hombre con los ojos de otro
lo ve pasar y no se distrae
sigue con sus pensamientos
hay algunas nubes en una tarde de sol.

Nagari Magazine, enero de 2022

Alberto Boco (Buenos Aires, 1949)

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Foto: Alberto Boco, librería El Jaúl. Buenos Aires, diciembre de 2024 

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