sábado, agosto 04, 2018

Linda Pastan / Los cosacos














Para los judíos, los cosacos siempre están viniendo.
Por consiguiente, pienso que la mancha que tengo en el brazo
es un melanoma. Por eso celebro
el Año Nuevo calculando
mi muerte anual.

Mi madre, cuando se estaba muriendo,
hablaba con quienes la visitaban de libros
y viajes, mostrándose serena
como una forma de educación, aunque
yo podía distinguir la diferencia.

Pero cuando te veía planear
una vida que sabías
que nunca tendrías, no podía explicarme
tu sonrisa sincera ante
la catástrofe. ¿Estaba la negación

relacionada con la aceptación? O se trataba
de generaciones de ser ingleses
al modo de la Lucy de Brontë en Villette
viviendo como si ningún fuego rugiera
bajo su vestido pardo.

Yo quería vivir de la manera en que tú lo hiciste
preparándome para la hambruna del próximo año con vino
y música y un banquete de diez platos.
Pero escucha: eso es ruido de cascos
en el helado aire del otoño.

Linda Pastan (Nueva York, Estados Unidos, 1932), The Last Uncle, W. W. Norton & Company, Nueva York,  2002
Versión de Jonio González

Foto: Me, Senescent


THE COSSACKS

For Jews, the Cossacks are always coming.
Therefore I think the sun spot on my arm
is melanoma. Therefore I celebrate
New Year’s Eve by counting
my annual dead. 

My mother, when she was dying,
spoke to her visitors of books
and travel, displaying serenity
as a form of manners, though
I could tell the difference. 

But when I watched you planning
for a life you knew
you’d never have, I couldn’t explain
your genuine smile in the face
of disaster. Was it denial 

laced with acceptance? Or was it
generations of being English—
Brontë‘s Lucy in Villette
living as if no fire raged
beneath her dun-colored dress. 

I want to live the way you did,
preparing for next year’s famine with wine
and music as if it were a ten-course banquet
But listen: those are hoofbeats
on the frosty autumn air.

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