Mi padre está sentado al borde de mi cama
Mi padre está sentado al borde de mi cama, quizás para aliviarme de la fiebre. Está desnudo, blanco y desnudo.
-Tu madre anduvo por aquí?
-No, hace mucho tiempo que no la veo…
-Pensé que quizás, como estás enfermo…la estoy buscando.
-Puede que ande por el campo…
-Estuve por Trenque Lauquen, Tres Lomas…no anda por ahí.
-Quizás no quiera encontrarse con vos…
-Bah, aquí se olvida todo, no hay resquemores, no queda nada de lo vivido. Te voy a pedir un favor, el último, podes escribirme en la espalda con un marcador grueso: TE ESTOY BUSCANDO AMELIA
Como aquél que, regresando de un viaje largo en ómnibus, advierte
Como aquél que, regresando de un viaje largo en ómnibus, advierte: que el cuello de su camisa está raído, que el chofer cabecea, que afuera hay relámpagos en el cielo insumiso; que las medias son hipotéticas y los pies noches frías leyendo a Turgueniev. Que su mujer lo ha dejado de amar hace demasiado tiempo, que en la última manifestación perdió los anteojos, que el hígado está graso, que de un oído escucha un folclore raro; que por debajo de los párpados proyectan películas de Bergman.
Como aquél que, regresando de un viaje largo en ómnibus, advierte: que su mejor amigo se hizo comer por un escualo cuando paseaba en catamarán a su familia; que el chofer cabecea; que su celular quedó en Rosario entre las nalgas de una hoguera senegalesa.
Como aquél que, regresando, advierte: que el cárter pierde aceite y el chofer inclina peligrosamente la cabeza hacia la ventanilla izquierda; que la luz que viene de frente es el botón de nácar del corpiño de la senegalesa, que su mujer lo ha dejado de amar hace demasiado tiempo, que perdió el hígado; que uno de los relámpagos acaba de arrancarle la cabeza al chofer, y que el ómnibus dando tumbos en la autopista remonta vuelo buscando, buscando, por el aire buscando, la boca del escualo.
Creo en los fantasmas que hablan en castellano
Creo en los fantasmas que hablan castellano no en los otros, escoceses, irlandeses, que abren la comida negra de sus mentes fosfóricas pidiendo camisolas de frisa, escarpines para sus críos. Guay de temerle a las cosas que vuelan por el aire! o a las ventanas que en su servidumbre se dejan abrir y cerrar con violencia!
Los fantasmas son domingos desmoronados, guardianes que no se afeitan, remordimientos.
Conviene ante la presencia de un fantasma hacerse el muertito, levantar un polvo overo, y aparecerse como un diccionario de la Real Academia. Que sientan los invasores que no se les teme a las palabras! que fantasma en castellano, quiere decir: muerto familiar.
Alberto Muñoz (Buenos Aires, 1951), Tres noches y dos huéspedes (editará En Danza)
Ref.:
El Otro
Festival de Poesía de Buenos Aires
Página 12
La Nación
El Intransigente
El Infinito Viajar
Grandiosa tu palabra. Seguiré buscando agujas en los pajares de red. Con mi abrazo.
ResponderBorrarDiana Poblet -
Tu prosa poética es admirable. Lo que destaco es la riqueza de tu imaginación. Saludos fraternos.
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