Giuseppe Arcimboldo (h 1527-1593)
Toda estética naturalista
pierde
contra la naturaleza.
Es necesario ironizar;
no caer en la pura
verdad.
Llueve
sobre la huerta;
la lluvia
lava los colores.
Esos seres brillantes
son formas
para morder.
Ésa es la gran ironía:
si el arte no da de comer,
habrá que hacer un arte
comestible.
El verano (1573)
La cabeza, cubierta por un pelo florecido de perejil, cerezas, higos, algunas uvas moras. El rostro está surcado de tomate, ajo, pera, durazno como pómulo. La nariz es un pepino o calabacín. Del cuello de su traje sobresalen espigas de trigo a manera de gola. Un alcaucil semeja una exagerada flor para el ojal. El Verano sonríe, consciente de su abundancia.
*
Joseph Mallord William Turner (1775-1851)
Miro la espuma
con que mi padre afeita a sus clientes,
los delgados
hilos de sangre que la surcan,
y pienso en los crepúsculos
cargados de presagios en el puerto.
Sueño que estoy
atado al mástil de un velero
en medio de la tormenta,
El estrépito no me deja
oír a mi padre llamándome.
Lo veo gesticular en la peluquería
pero me dejo llevar
por una música de olas.
Sé que la tormenta pasará.
Sé que los sueños terminan.
En la espuma de afeitar
que mi padre dejó en la bacinilla
ya se disuelven los últimos
recuerdos.
Tormenta de nieve. Vapor saliendo de la bocana de un puerto (1842)
Es un torbellino, un huracán que no encuentra su elemento preciso. Espirales cenicientas que envuelven una silueta oscura, que parece un barco. En esa confusión triunfa la imagen. No se distingue el mar del cielo pero se vislumbra un mar y se sospecha un cielo. No se define el navío que soporta la tormenta, pero se entiende que debe haber allí una nave que la enfrente. ¿En qué consiste entonces la sensación de victoria? En que el pintor ha dado con su propia borrasca: su tormenta viva.
Eduardo Mileo (Buenos Aires, 1953)
Extracción del agua de la niebla,
En Danza,
Buenos Aires, 2018
Ref.:
El Otro
Blog del Amasijo
Eurasia
Letralia
Clarín
Foto: El Otro
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