viernes, enero 19, 2024

Encuesta lírica II / Lecturas elegidas, 10

Alfredo Lemon
*

En primer lugar debo decir que he seguido el magnífico blog "museo" de Jorge Aulicino, por lo que, muchas de mis lecturas de este último tiempo, es comprensivo de lo que los autores consultados en la encuesta y sus respectivas selecciones, abarcan. Es decir, al leer casi diariamente Otra Iglesia Es Imposible, mucho de lo que he leído y me ha nutrido, está allí, principalmente. Respecto del período que usted me solicita quisiera consignar la selección traducida y ofrecida de Juan Rodolfo Wilcock de Luoghi comuni. Por su profundidad y sensibilidad elijo:  

7

Para el hombre llegado a cierta edad,
el uso de esas luces deviene necesidad.
De jóvenes, nadie nos preparaba para esto,
que, además, no fue predicho por ninguna teoría:
ni un desfile triunfal, ni un banquete modesto,
sino más bien un funeral de cuarta categoría,
con un telón de fondo pintado por diletantes,
entre los fieles tremolantes.
Por tanto, debemos buscar escenografía mejor.
y en la oscuridad del caos quedar iluminados
por el anillo de bronce con su perfil de señor,
o la tumba con escenas de picnic o de amor,
o el auriga con caballos de mar azotados,
entre ancianos que tocan la flauta nostálgicamente;
cualquier cosa alejada de la luz de la mente
del tiempo giratorio, del espacio fluyente.

(Luoghi comuni, Roma, 1961. Traducción de Jorge Aulicino)


Pablo Seguí.  
Ante el cotillón de la barbarie de la época que nos toca vivir, admiro su obra en la que cabe lo político, lo social, el dolor, lo íntimo, el desencuentro amoroso, el pasado, la referencia culta, el ritmo interno, la abstracción. Lo que implica también la posibilidad de poetizar la tentativa de un magnicidio, la sonrisa de Pampita, el enojo por Milei o el elogio de una actriz porno. 

De su blog Velita de Leer transcribo "Tiempo":

Y nadie sabe nada
de los otros a menos
que los escuche y quién
tiene tiempo, hoy en día,
para perder, dichoso,
el tiempo? Es en las casas,
a media luz, que puede abrirse un alma; nunca
en el Centro voraz,
allí donde deciden
nuestros tristes destinos.
No hablar: oír. Y nadie
sabe del todo nada.


Raquel Jaduszliwer. 
Tras leer un magnífico reportaje en la página de difusión Gilgamesh Poesía y Poéticas que dirige Alejandra Boero Sierra y que fundara junto con Alejandro Michel en Facebook, volví a leer sus poemarios Ángel de la enunciación  (Ediciones Barnacle 2020); Los diagramas radiantes (ídem 2022) y, su últimamente galardonado con el Premio Rubén Reches, 2022 Todos los lugares se llamaban promesa (Ruinas Circulares 2023).

De Los diagramas radiantes, porque me parece un torbellino fulgente y cósmico, por su inigualable condición de llegar a la raíz misma de un canto profundo y celebrante de ese misterio que conformamos, expresado con tanta propiedad, elijo uno que dice:

Allá te ves, como una barca indemne
fungiendo en la mitad exacta de la noche.
Porque nada ilumina tanto como un conglomerado
de años luz, como un haz de astros reyes,
como la hoz de oro,
como la cola desvanecida de una estrella fugaz.
Te decía
es tan irremediable la transformación de la que hablábamos
que nadie en la ciudad que estás dejando atrás
podría responder a tu pregunta, la de los ojos que se inician.


Diego Roel.
Su libro Pampero (Editorial Palabrava 2023) es más que original por la temática que aborda: La última hazaña del aerostato. El coraje de llevar adelante el sueño de volar. El misterio y desaparición de aquél primer vuelo nocturno del 17 de octubre de 1908. Todo ello dicho con la precisión quirúrgica de la orfebrería de un estilo maduro y  contundente.

Transcribo el poema 6:

Aquí arriba nadie nos puede ver.
Estamos solos.
Querido amigo, deje de remar
contra los vientos.
No se puede ir más allá.


Alejandro Crotto.
Francisco, un monólogo dramático (Ediciones Bajo La luna 2017). Espiritual y místico, un transitar la palabra emocionante de Il poverello di Assisi como plegarias que se elevan al cielo de la fe con su belleza extrema:

...Me cierro sobre mí, Señor, y se abre el mar...

Me cierro sobre mí, Señor, y se abre
el mar. Cruzó mi corazón tu rayo.
Me enamora, Señor, y soy tan pobre,
tan indigno de amar este amor tuyo,
o ver con tu mirada. Ahora, cuando
vas ocupándome y amando hacés
que amado así yo ame también, entiendo:
me devora, pidiendo y dando más,
la herida en tu costado, la renuncia
más íntima; y respondo, Señor, sí.
Entonces tu vivísima presencia:
un delicado, agudo no sé qué
que quema, un dulce ardor, este durar
que abriéndose me arrastra y es amor.


* Alfredo Lemon (Ciudad de Córdoba, Argentina, 1960). Abogado. Profesor de filosofía. Poeta. Publicó los libros de poemas Cuerpo amanecido, Humanidad hecha de palabras, Sobre el cristal del papel y 23. Con su libro de ensayos El mono metafísico obtuvo en 1991 el Premio Asociación de Escritores Argentina.

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