viernes, diciembre 10, 2021

Inés Legarreta / De "Un abanico que apenas se abre / Una luz que no daña ni enceguece"




Una tarde en el salón

Mirábamos el jardín y hablábamos en voz baja cuando la Emperatriz quiso que recitáramos versos como si estuviéramos jugando a las cartas, aunque sin ellas.  Recordé el vuelo del colibrí y su persistencia ante las flores, la Dama que llamamos “Delgada como un junco” se movió entre nosotras con gracia y habló del aire y su caricia de amante, luego fue el turno de la Dama Keiko quien recurrió a la seguridad de los cerezos en flor, lo cual motivó un pensamiento agudo de mi parte que no llegué a expresar porque algo ocurrió: nuestra gentil Señora movió apenas una mano y alcancé a ver una grulla solitaria.


de Poemas para Olvidar
 
I

Como la luna
los amantes jóvenes
ya se ocultan
remolino de risas
en la noche cálida

II

Mi sombra miro
en el estanque quieto
es movediza
por el viento ligero
que arrastra guijarros

III

Taparon el sol
las bandadas de grullas
nubes de papel
abanicos reales
abiertos en la tarde

Inés Legarreta (Chivilcoy, Argentina, 1951), vía Op. Cit., noviembre 2021

Un abanico que apenas se abre /
Una luz que no daña ni enceguece,
Ruinas Circulares,
Buenos Aires, 2020








 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario