lunes, diciembre 20, 2021

Estacio / Silva
























Silvas
Libro V
IV. El Sueño

¿Por qué crimen, joven plácido dios,
o por qué mísero error, Sueño, merezco
ser el único que carece de tus dones?
Callan todas las reses, los pájaros y las fieras,
y las cóncavas cumbres simulan exhaustos sueños;
no suena igual el ruido de los ríos,
cesa el estremecimiento de las aguas
y la mar se acuesta a reposar sobre la tierra.
Ya es el séptimo regreso de Febe
y de pie me mira los ojos enfermos,
otras veces las lámparas de Eta y de Pafo
vuelven a visitarme,
y otras más nuestra Titonia pasa
y ahuyenta los lamentos con su gélido látigo.
¿No he tenido suficiente? Nunca Argos,
quien tenía miles de ojos por todo el cuerpo,
vigiló mi refugio sagrado. ¡Y ahora esto!
Si, bajo la larga noche, alguno te expulsa
del abrazo de su amada, Sueño, ven de allí;
no te obligo a extender tus plumas sobre mis ojos,
como la gente ruega para ser feliz:
basta que con el extremo de tu báculo me toques
o bien tus ligeros pasos me suspendan.

Publio Papinio Estacio * (Nápoles, Italia, c. 45-Roma, 96)
Le selve, Oscar Mondadori, 2006  Buenos Aires Poetry, diciembre 22, 2020
Traducción de Mario Chávez Carmona

* Dante Alighieri homenajeó a Estacio en los cantos 21 y 22 de "Purgatorio": le hizo declarar su secreta conversión al cristianismo, supuso su gran admiración, casi idolatría, por Virgilio, y lo convirtió en su segundo acompañante hasta el final de ese libro. Virgilio le revela su afecto en los primeros tercetos del canto 22:

Y yo, más leve que por los otros pasos,
andaba, tanto que sin ningún cansancio
seguía arriba a los espíritus veloces;

cuando Virgilio comenzó a decir: "Amor,
encendido de virtud, siempre a otro enciende,
solo para que la llama muestre su fulgor;

"por eso en la hora en que descendiese
en el limbo del infierno Juvenal,
y que tu afección me hizo evidente,

"mi benevolencia hacia ti fue cual
no me unió jamás a no vista gente,
tanto que me hará corta esta escalera.

(N. del Ad.)


Imagen: Grabado del siglo XVI Wikimedia Commons

Silvae
Liber V
IV. SOMNVS

Crimine quo merui, iuvenis placidissime divum,
quove errore miser, donis ut solus egerem,
Somne, tuis? tacet omne pecus volucresque feraeque
et simulant fessos curvata cacumina somnos,
nec trucibus fluviis idem sonus; occidit horror
aequoris, et terris maria adclinata quiescunt.
septima iam rediens Phoebe mihi respicit aegras
stare genas; totidem Oetaeae Paphiaeque revisunt
lampades et totiens nostros Tithonia questus
praeterit et gelido spargit miserata flagello.
unde ego sufficiam? non si mihi lumina mille,
quae sacer alterna tantum statione tenebat
Argus et haud umquam vigilabat corpore toto.
at nunc heu! si aliquis longa sub nocte puellae
brachia nexa tenens ultro te, Somne, repellit,
inde veni; nec te totas infundere pennas
luminibus compello meis hoc turba precatur
laetior: extremo me tange cacumine virgae,
sufficit, aut leviter suspenso poplite transi. 

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