martes, enero 19, 2021

Oavaldo Aguirre/ De "1864"


















en "La época de la comadreja":

    Una noche serena.

    En el corredor, la langosta explora un terreno que 
desconoce. Da un salto y se detiene. Su antena apenas vibra. 
Algo propone a las luciérnagas, porque la siguen hacia la quinta.

    No podemos contar tantas estrellas en el cielo.

    Está bien porque hay algo de viento. La joda es cuando no 
hay viento. ¿Quién te lo enseñó?

*

    Los caranchos trazan círculos sobre el camino. Les cuesta 
alzar vuelo, baten con fuerza las alas marrones y blancas, 
chillan y se te ponen los pelos de punta.

    ¿Cuál es el pájaro que canta como si fuera una persona? Es 
una adivinanza. Me olvidé la respuesta.

    Dos cigüeñas conversan en la laguna. Viene la lluvia.


en "El libro de cuentas":

Sociedad

Un par de conejos
que trajo el tío
fue el principio
de un gran negocio.
En las vacaciones,
con el primo
armaron una hilera
de jaulas y se turnaron
para darles de comer
y hacer de serenos.

Llegaron a tener
cien conejos:
una vez los contaron.

Todo el mundo,
en el pueblo, conocía
el criadero,
y cada santo día
era un desfile, caían
al campo a buscar
cantidad y precio.

Con el primo
sacaban cuentas
y guardaban la plata,
monedas de uno,
cinco y diez centavos,
en una caja de grageas
para la tos.
           El olor
a mentol los hacía
pensar en conejos,
en pan remojado,
en zorros al acecho.
           Y en la bolsa
que escondían
bajo la baldosa floja
de la despensa


en "1864":

    Cuando el bisabuelo salió de España, su padre le dio una 
onza de oro. Ocurrió a último momento, en el puerto de San 
Sebastián.

    Algo de su lugar natal quedaba atrás y algo fijado en el 
horizonte. La onza, una moneda redonda y gruesa acuñada a 
principios del siglo XIX. El padre se la entregó como parte de 
la despedida.

    Desde entonces la onza pasó como legado entre los varones 
de la familia.

*

    El valor de la onza está en su significado. Mi bisabuelo no 
volvió a ver a su padre. Cambió una parte de su historia por la moneda.

    Pero yo no la obtuve de mi padre. Me la apropié invocando 
esa tradición, la hice presente cuando se estaba por perder.

    La onza decía que el padre dejaba ir al hijo y también que  
aún cuidaba a su hijo, lo protegía en el viaje, como el que le  
alcanza un abrigo a quien sale en medio de la noche o de la tormenta. 

    Pero la cadena de sentido se rompió y ahora la onza debe  
decir otra cosa.

Osvaldo Aguirre (Colón, Buenos Aires, Argentina, 1964)

1864
,
Universidad Nacional del Litoral,
Santa Fe, Argentina, 2020










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