Ancud en la mañana
Me acuerdo de ese instante
parada sobre una loma en el Ancud,
el cielo azul y el viento
a orillas del Pacífico,
y el sol que era toda la luz alrededor
como la fuerza
de la juventud.
Hay una foto que se habrá perdido,
pero ahora estoy adentro,
es el olor del mar lo mejor
y no sale en la foto.
Miro alrededor con los ojos entrecerrados
las casitas de madera y más allá
pequeños barcos de colores encallados en la arena,
un poco más lejos estará el archipiélago.
Toda la travesía vinimos avistando
lobitos marinos desde el gran transbordador,
y viendo cómo el océano subía y bajaba
en grandes olas con picos de espuma,
igual a un bello dibujo japonés.
En la punta de la ciudad hay un fuerte
hecho de piedra y un faro
que ayudaba a llegar a los barcos.
Miro alrededor una vez más,
con los ojos entrecerrados,
a otra lejanía que ya es el tiempo.
Eucaliptos
Fue entonces cuando vimos
los eucaliptos quemados
despedir un dorado fulgor como si en ellos
el sol hubiese dejado para siempre
su luz más fina,
cambiando en zarza ardiente el bosquecito
de árboles que rodaban silenciosos
de regreso a la tierra.
Sonia Scarabelli (Rosario, Argentina, 1968)
Bajo la Luna,
Buenos Aires, 2020
Otra Iglesia Es Imposible - Editorial Municipal de Rosario - Eterna Cadencia - Op. Cit. - La Manzana en el Gusano - Emma Gunst - Nueva Provenza
Foto: Eterna Cadencia
Quise escribir cuando leí los poemas de Sonia. Lamento no haberlo hecho. Lo intento ahora. Sucede que Eucaliptos no deja de resonar en mi memoria.
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