viernes, julio 12, 2019

Rafael Epinosa / De "Constitución"















VIII

¿Es tu primera vez en la vida?
Vas a sorprenderte. El ducto de aire
que escondemos. La laringe que atraviesa
todas las ciudades y todas las llanuras. Exhalas
y colocas un pescador en la torrentera.
Vuelves a hacerlo y tus tejidos alcanzan la delicadeza
de un juramento en privado. Estás
intercomunicado, el asombro es cambiante
y las mentes que lees son resbaladizas.
Así es y sigue sampleando. Todo tiene
que ver con caridad y asimismo lamento
que conduce a la claridad. Así se cuida
un seto y una salpicadura de agua
deja una cicatriz en el rostro. Mira
lo que con un poco de temple, y pasión
por las inmersiones, brinda
una mesa en soledad.
¿Es tu primera muerte?

Oe, ¿me hice un taumaturgo por mucha
sertralina? En nombre de qué encuentros
forestales me expreso de este modo. El mercado
de las nubes es terminante. Una vez
trepé a un parapente y el instructor
no dejó de decirme que sus maniobras
seguían las rutas señaladas por los gallinazos.
Fue hermoso oírlo, imaginar a los buitres
como adolescentes impulsados
por la fe en las vías de patinaje. Enseguida
fui a recoger el USB con la filmación del vuelo
y me contestaron que no estaba incluido
en el boleto. Incluido, excluido, obstruido, impedido:
con esos participios sobra para dar cuenta
de una experiencia del mundo
en la que se suceden los barrancos solo
para ser negados como un arquetipo subtropical.
Y uno puede irse, hacer sus días.
Está demás decirlo, si lo estamos haciendo
en la bodega, mientras vemos la luz
tratar las facciones como despojos.

No estoy incluido. ¿En una palabra
yo, que fui el rock star del tacto,
debo conformarme con eventos de atmósfera,
investigar con alegría la inmanencia
como gente que le basta soñar con estalactitas?

Parece que sí y forma una canción:
Serás un vidente y tu visión el fracaso.
La vida es un ejercicio de adivinación.
La verdad está perdida entre las rimas
y el individuo caído en sus ojeras.
Adiós.


de “Comentarios”:

El cuerpo necesita del mar.
El mar no requiere tanto del cuerpo.
Ya lo recorren otros centinelas
que igualmente habrán de morir.
Le escuché decir a un tablista
abandonado por la juventud y una esposa:
“A las olas, esos insumos azules, les debo
estar vivo y una cicatriz de por vida”.
A veces transporta mucha basura.
Es cuando el dolor asimismo es aventura.

Rafael Espinosa (Lima, 1962), Constitución, editará Caleta Olivia, Buenos Aires. Op. Cit. junio 30, 2019

Ref.:
Celofán
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Sub 25
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Kriller 71
Poetas Siglo XXI

Foto: Sub 25

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