jueves, agosto 31, 2023

Ismael Gavilán / De "Vendramin"


Apócrifo del Canzoniere

Mientras intento hacer un inventario
de las cosas útiles del día, mi cuerpo,
acostumbrado a vaivenes menos decorosos
y a los desfiladeros destructivos del deseo,
nombra otro nombre para olvidarse de sí mismo
en la ilusión que es la fuerza irreal de las palabras.

Mi cuerpo -un cuerpo o su representación-
entrelazado a esa densidad metálica que atraviesa,
sin reticencia, el cuarto, los estantes,
los fragmentos de una historia personal compleja
y con la curiosidad por indagar acerca de sí mismo
como motivo burlesco para una imagen de Francis Bacon;
aún hace legible el modo en que el placer no es indiferente:
caída donde prevalece lo que hacemos y llamamos amor,
el sonido de nuestro nombre pronunciado en el abrevadero
de la noche y esas cortinas sucias
que convierten la complicidad de las sensaciones tibias
en una necesidad metafísica de buscar lo invisible en lo visible
como asimismo hacer del engaño verdad
y de la concupiscencia, exploración del vacío y su sorpresa.

En la tristeza de vivir el fin de toda experiencia,
la simplicidad incomprensible de unos labios
delatan el sabor incestuoso del atardecer,
el espasmo a que todo discurso llega
cuando su referente es desdibujado,
volviendo indolente esa humedad que desdeña palabras
y que hace del movimiento un arma exquisita:
ese ahogo transparente, donde el quejido mutuo
y el sudor de las nalgas fulminan toda percepción,
la habitual monotonía en gris mayor -Darío dixit-
y cualquier posibilidad de entendimiento
representado en alguna paráfrasis que la tradición racional
designa como conciencia, gnosis o cosa semejante.

Después de todo, al final del día,
cualquier inventario entra en contradicción
con el comportamiento ritual y sus exigencias terrestres.
Así, el gesto en que se paraliza el instante
es reflejo de aquel espacio blanco de donde volvemos
con una oscuridad fecunda, ajena al lenguaje:
una rutina que se ha vuelto el mal montaje de una película
donde lo que queremos decir y lo que decimos realmente
se halla prescrito en el abismo abierto entre deseo y realidad.

Ismael Gavilán (Valparaíso, Chile, 1973), "Vendramin", 2014, Mundo visible. Poesía reunida 1995-2020, Ediciones Altazor, Viña del Mar, 2021


Foto: LP5

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