martes, agosto 01, 2023

Ezequiel Alemian / De "Anexo Lindsay"



(...)

VI. habiendo concluido su proyecto de vida, consultando si 
no queríamos hacerle más preguntas

un barrio irreconocible a los ojos de la fotografía satelital
después de fumar en el hotel salimos a dar una vuelta por las 
     peatonales vacías
nadie en la ciudad la reconoció
la cámara seguía el dibujo del sendero de los cargadores que 
     subían la montaña santa
nada que midiese menos de un metro cuadrado
él se retrasaba del grupo que iba con la guía, se apoyaba 
     contra alguna pared y revisaba los mensajes de texto que 
     iban entrando en su teléfono 
se sacaba toda la ropa y después se la volvía a poner
con los ojos cerrados y las manos sobre las rodillas respira 
     profundamente mientras imagina una pelota color crema 
     que sube y baja contra el cielo celeste
la historia de un hombre obeso y bien vestido que escucha 
     a alguien silbar en la calle una melodía que le suena 
     oprobiosa, y va y lo abofeteaba, hasta que el otro hace 
     silencio, y semanas más tarde deja de bañarse y empieza a 
     bajar de peso de manera enfermiza
me gustaría caer borracho en una zanja de pastos crecidos 
     por la que corriera agua sucia, y no levantarme hasta 
     después de varias horas, bajo un sol fuertísimo que no me 
     dejara orientar
en una marcha acompañando la llegada de un tractor al koljós 
una pausa, como quien se detiene para dejar que pase una 
     columna de peregrinos, si creyera que la columna de 
     peregrinos en algún momento dejará de pasar 
es algo muy elemental 
me digo que soy capaz de conservar la palabra en la memoria 
     durante los minutos que faltan hasta que recupere mi 
     libreta, pero cuando finalmente la tengo y me siento a 
     escribir comprendo que otra vez la he olvidado
un halcón aferrado a una mujer desnuda vuela sobre un 
     desierto de cactus y pirámides a la luz de la luna
durante años a la deriva
palabras que permanecen en la boca sin llegar a formarse 
     en el océano lingüístico, flotando como ensayos de 
     microorganismos
de otra manera: las pobres, pequeñas aventuras que vivimos
una historia común, de artista viejo, a quien abandonó la 
     imaginación
comprendemos de lo que oímos
que pulverizar significa convertir en polvo
un momento del tiempo que acontecía por un equilibrio 
     general de las partes

(...)

XI. un millonario acelera su auto oscuro y brillante sobre 
puentes y túneles de un mundo impersonal

su hermano está atrapado en un satélite a años luz de distancia
cerca de lago escobar
lo vemos del otro lado del vidrio que da a la calle en un 
     rincón del shopping, aferrando contra su cuerpo el morral 
     donde guarda las remeras con los estampados que nadie 
     jamás podrá descifrar
unos abejorros negros que se nos aferraban a la ropa sin que 
     pudiéramos desprenderlos, horrorizados por el poder 
     mortífero que sabíamos tenían sus picaduras
nos detuvo una familia con varios hijos, y empezaron a 
     hacernos preguntas que no pudimos entender
el concierto se interrumpió cuando el guitarrista cambió su 
     instrumento por un bajo
con su vestido largo y pesadas botas de cuero no lograba 
sostener una taza del café después del almuerzo 
caramelos de menta y barcos en miniatura de chocolate blanco
pienso que la muerte se aproxima rápidamente
y eso me hace sentir bien
pierdo el foco y soy incapaz de concentrar la mirada en 
     cualquier cosa
días en que se me aflojan las piernas y no puedo caminar
días en que duermo como un feto sobre la tierra descompuesta 
     de una playa donde van a dar unas olas grises
sin astros en conjunción
el nivel de realidad de mis fantasías aumenta de manera 
     increíble
una forma de una premonición, un contenido de verdad que 
     nunca antes había experimentado
el paso de un tornado a miles de kilómetros de distancia hizo 
     temblar el castillo de cartas que habíamos armado en el 
     porche
una guerra de imágenes intersectándose en el cielo
como máscaras sin arrugas de rostros sin ojos
un pájaro de dos cabezas alimentando a sus crías
convertidos mis dedos en muñones, por más que insistan 
     para que regrese
nunca en la vida haber viajado
en el sentido del agua
terminarán sus melodías por confluir en un futuro que no ha 
     comenzado a manifestarse

(...)

Ezequiel Alemian (Buenos Aires, 1968)

Anexo Lindsay
,
Caleta Olivia,
Buenos Aires, 2023










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