miércoles, julio 22, 2020

John Donne / Trueque amoroso

























Amor, excluido tú, cualquier demonio
algo daría a cambio de un alma al fin ganada.
Tus compinches obsequian cada día en la corte
a quienes ya son suyas, con el arte del verso,
del juego o de la caza.
Sólo yo, que di más, no tengo nada;
y por mostrarme humilde, ay, resulto humillado.

No estoy solicitando ahora una dispensa
para fingir suspiros, juramentos o lágrimas;
tampoco que le impongas
un non obstante a la ley de natura:
esos son privilegios tuyos, y de los tuyos;
nadie debe abjurarlo si no es tu preferido.

Dame tu languidez, hazme dos veces ciego
(de la mente y de los ojos) tal como tú y los tuyos.
Amor, nunca permitas que me dé cuenta que esto
es amor, ni que como un niño se conduce;
ni que conocen otros que ella sabe mis penas:
no vaya a ser que broten
de una tierna vergüenza nuevas penas.

Si nada das, eres justo no obstante,
pues no me fiaría de tus primeros impulsos;
las leyes de la guerra no conceden
condiciones a aldea que se mantuvo firme
antes que la metralla la doblara.
En la guerra de amor mi caso no es distinto:
capitular gracia no puedo luego
que hice que descubriera Amor su rostro.

Ese rostro que allá donde fuera podría
imponer su derecho y transformar el culto;
ese que a la tierra que fuera echaría
del claustro a los profesos
y sacaría del hoyo a los difuntos;
que puede derretir de una vez los dos polos,
y poblar de ciudades el yermo, y que en la tierra
abre más minas que canteras habidas.

De ahí que Amor conmigo se encarnice,
pero no me da muerte. Si servir he de ejemplo
a futuros rebeldes, si he de instruir en retazos
a los que aún no nacen,
mátame, Amor, y disécame luego;
puesto que esta tortura contraviene
tus propios intereses.
Si el cadáver pasó ya por la rueda,
para el anatomista se trata de un despojo.

John Donne (Londres, c.1572-1631), Poesía erótica, versión de José Luis Rivas, Colección El Oro de los Tigres III, Universidad Autónoma de Nueva León, México, 2011

Otra Iglesia Es Imposible - All Poetry - Poetry Foundation - British Library - Babelia - Letras en Línea - A Media Voz - De Sibilas y PitiasEterna Cadencia - Aire Nuestro

Imagen: John Donne, 1591, grabado de William Marshall publicado en 1649 National Portrait Gallery, Londres

Love’s Exchange

Love, any devil else but you,
Would for a given soul give something too.
At Court your fellows every day,
Give th’art of rhyming, huntsmanship, and play,
For them who were their own before;
Only I have nothing which gave more,
But am, alas, by being lowly, lower.

I ask not dispensation now
To falsify a tear, or sigh, or vow,
I do not sue from thee to draw
A non obstante on nature’s law,
These are prerogatives, they inhere
In thee and thine; none should forswear
Except that he Love’s minion were.

Give me thy weakness, make me blind,
Both ways, as thou and thine, in eyes and mind;
Love, let me never know that this
Is love, or, that love childish is.
Let me not know that others know
That she knows my pain, lest that so
A tender shame make me mine own new woe.

If thou give nothing, yet thou’art just,
Because I would not thy first motions trust;
Small towns which stand stiff, till great shot
Enforce them, by war’s law condition not.
Such in love’s warfare is my case,
I may not article for grace,
Having put Love at last to show this face.

This face, by which he could command
And change the idolatry of any land,
This face, which wheresoe’er it comes,
Can call vowed men from cloisters, dead from tombs,
And melt both poles at once, and store
Deserts with cities, and make more
Mines in the earth, than quarries were before.

For this Love is enraged with me,
Yet kills not. If I must example be
To future rebels; if th’ unborn
Must learn, by my being cut up, and torn:
Kill, and dissect me, Love; for this
Torture against thine own end is,
Racked carcases make ill anatomies.

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