sábado, junio 22, 2019

Manoel de Barros / Una mirada















Tuve una novia que veía mal. Lo que ella veía
no era una garza en la orilla del río. Lo que ella veía era
un río a la orilla de una garza. Ella despracticaba las
normas. Decía que su propio reverso era más visible que
un poste. Con ella las cosas tenían que cambiar su
comportamiento. Además, la chica me contó una vez
que tenía encuentros diarios con sus contradicciones.
Creo que esa frecuencia en los desencuentros ayudaba
a su mirada oblicua. Agregó que ella no
contemplaba los paisajes. Que los paisajes la contemplaban
a ella. Llegó a consultar a un oculista. El diagnóstico fue
que no se trataba de un defecto físico. Sugirió que podría
tratarse de una disfunción del alma. Pero ella contestó que
la ciencia no tiene lógica. Porque vivir no tiene lógica – como
diría nuestra Lispector. Mira esto: Rimbaud puso a la
Belleza de rodillas y vio que la Belleza es amarga. ¿Tiene
lógica? Ella también quiso cambiar por dos golondrinas
a los buitres que volaban en el Ocaso de su abuelo. El Ocaso
de su abuelo se había convertido en una plaga de buitres. Ella quería
cambiarlos porque las golondrinas eran amorosas y los
buitres eran carniceros. No estaba segura de que ese
cambio pudiera hacerse. El padre le dijo que se podía hacer
verbalmente. Que era solo despraticar las normas. Me pareció bien.

Manoel de Barros, (Cuiabá, Brasil, 1916-Campo Grande, Brasil, 2014), Memorias inventadas, Editorial Alfaguara, Río de Janeiro, 2018
Versión de José Ioskyn, inédita

Ref.:
Movimiento
La Vanguardia
Los Andes
Círculo de Poesía
Poesía
Otra Iglesia Es Imposible

Foto: Diario do Centro do Mundo

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