miércoles, junio 12, 2019

Jaime Sáenz / De "Las tinieblas"

 

















4.

   La oscuridad es menos pesada que el aire; el aire es más pesado que la transparencia.
   En la sequedad se encuentra el secreto de las tinieblas; en la falta de agua.
   - en la inmovilidad del movimiento;
   en la falta de espacio - pues en la misma medida en que la amplitud crece, el espacio decrece.
   Así se explica que el hombre, para avanzar cuatro pasos en las tinieblas, debe caminar durante muchos años;
   pues un día de tinieblas, vale más que mil años de transparencia.
   Por eso los hombres amantes del alba, los hombres afectos a la alegría,
   comen de todo y no saben nada.
   Prematuramente se les arruga la cara, y se les achica los ojos;
   cambian y vuelven a cambiar de la noche a la mañana; y cuando resplandecen de alegría,
   hacen un gesto.
   Por eso los que aman las flores, los que aman la jardinería, los que aman el espectáculo ameno de la naturaleza en general,
   carecen de fuerza y no tienen idea de la energía, se vuelven locos y no saben qué hacer,
   y, como son incapaces de dominar el dolor,
   en realidad no aman por amar sino porque tienen miedo,
   cuando creen amar al mundo y cuando no lo aman en absoluto,
   y cuando el mundo no los ama y los rechaza y no quiere ni mirarlos.

   5.

   Por eso los hombres afectos a las tinieblas, los hombres que a nadie aman,
   son los que aman.
   Y por eso no aman al mundo; por lo mismo que lo aman
   - pues no lo aman.
   La apariencia del mundo les infunde recelo.
   Sólo viven para mirar la imagen desnuda del mundo.
   Con el ojo puesto en los pedruscos - con el ojo puesto en la sustancia de los pedruscos.
   Con el oído atento al fragor del polvo que se calcina - con el oído atento al fragor de la tierra que se consume
   - estos hombres secos, flacos, callados, en mucha parte, son los causantes de muchas cosas
   El mundo que se destruye quién sabe cómo, por inmisericordes fuerzas que vienen no sé de dónde;
   y los esfuerzos del hombre obstinado, que vanamente se empeña en recoger los escombros
   - eso les interesa.
   Las tormentas, los terremotos, las epidemias - y por eso están aquí.
   El socavamiento de ciudades y murallas, de grandes obras y de colosales trabajos,
   por ejércitos de hormigas que se cuentan como arenas en el mar.
   las víboras, los alacranes y los moscardones que infestan la faz de la tierra, siempre amenazada por espesos miasmas
   - un mundo despiadado, invisible y temible,
   que no cejará hasta no haber aniquilado al género humano
   - eso les interesa a los hombres amantes de las tinieblas;
   los frutos silvestres que, asumiendo hermosa apariencia, atraen al hombre ávido y lo matan;
   las trampas mortales que el mundo, en lo oculto, utiliza para atrapar al hombre.
   Las hambrunas y los maleficios y las calamidades.
   Los azotes y los flagelos que hacen despertar al hombre.
   Eso les interesa, y por eso están aquí.

Jaime Sáenz (La Paz, 1921-1986), "Las tinieblas", Recorrer esta distancia. Bruckner. Las tinieblas, Carlos Cociña ed., Ediciones Intemperie, Santiago de Chile, 1996

Ref.:
Ediciones Intemperie
Poetas del Fin del Mundo
Buenos Aires Poetry
Bolivia Com
Eterna Cadencia
Poemas del Alma
Página 7
El Boomerang

Foto: Jaime Sáenz a mediados de los 70 Alfonso Gumucio Dagrón/La Razón

No hay comentarios.:

Publicar un comentario