Los cerezos
Los cerezos se inclinan y esparcen, generosos,
sobre el viejo camino por el que van los muertos,
sus pétalos; igual que en una boda, cubren
la hierba esta mañana en que no hay novio alguno.
[1916]
Llueve
Llueve, y nada se agita tras la verja,
en un campo de orégano por donde
nadie pasea. Nadie hay que rompa
los diamantes de lluvia entre la hierba
ni haga temblar los pétalos caídos.
Y yo estoy tan feliz como es posible
explorando los bosques a mi antojo
e imaginando dos que caminaran,
se besaran ajenos a la lluvia.
Y también estoy triste por pensar
que nunca, si no es solo, volveré
a caminar bajo la lluvia. Al irme,
las flores del orégano en la sombra,
blancas como un fantasma, simbolizan
el pasado que vuelve con la luz.
[1916]
Edward Thomas (Londres, 1878-batalla de Arras, Francia, 1917), Poesía completa, traducción de Gabriel Insausti, Pre-textos, Valencia, 2012
Ref.:
Poetry Foundation
The Guardian
Ojos de Papel
El País
The Cherry Trees
The cherry trees bend over and are shedding
On the old road where all that passed are dead,
Their petals, strewing the grass as for a wedding
This early May morn when there is none to wed.
It Rains
It rains, and nothing stirs within the fence
Anywhere through the orchard’s untrodden, dense
Forest of parsley. The great diamonds
Of rain on the grassblades there is none to break,
Or the fallen petals further down to shake.
And I am nearly as happy as possible
To search the wilderness in vain though well,
To think of two walking, kissing there,
Drenched, yet forgetting the kisses of the rain:
Sad, too, to think that never, never again,
Unless alone, so happy shall I walk
In the rain. When I turn away, on its fine stalk
Twilight has fined to naught, the parsley flower
Figures, suspended still and ghostly white,
The past hovering as it revisits the light.
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