Un anciano dijo que una vez vio a Emily Dickinson
Rostro desdichado; rostro rígido, intenso, blanco
Como el de una maravillosa mujer muerta. Me miró.
Tenía las largas manos en torno al cuello
Y su cabello negro como la seda pendía igual que murciélagos dormidos;
No era a mí a quien miraba.
Al alejarme vi que seguía mirando hacia allí
... Pero allí no había nada;
Es decir, nada que yo pudiese ver.
En las paredes de un triste cuarto alquilado...
Cuelgo viejas fotos de chicas de mi infancia...
Con el corazón roto me siento, el codo sobre la mesa,
La barbilla en la mano, estudiando
la mirada altiva de Helen,
la boca débil de Jane,
el cabello dorado de Susan.
Anoche conduje un coche
Anoche conduje un coche
sin saber conducir
sin tener un coche
Conduje y atropellé
gente a la que quería
... atravesé un pueblo a 180.
Me detuve en Hedgeville
y dormí en el asiento trasero
... emocionado con mi nueva vida.
Gregory Corso (Nueva York, 1930 – Minnesota, 2001), Gasoline & The Vestal Lady on Bratte, City Lights, San Francisco, 2001.
Versiones de Jonio González (dedicadas a Miguel Gaya)
An old man said he once saw Emily Dickinson
Unhappy face-tight rich white face
Like a beautiful dead woman’s face-She looked at me.
Her long hands were wrapped around her throat
And her silk-black hair hung like sleeping bats;
It wasn’t me she was looking at.
When I walked away I could still see her looking there
….But nothing was there;
That is, nothing that I could see.
On the walls of a dull furnished room
I hang old photos of my childhood girls-
with breaking heart I sit, elbow on table,
chin on hand, studying
the proud eyes of Helen,
the weak mouth of Jane,
the golden hair of Susan.
Last night I drove a car
Last night I drove a car
not knowing how to drive
not owning a car
I drove and knocked down
people I loved
..went 120 through one town.
I stopped at Hedgeville
and slept in the back seat
...excited about my new life.
Ilustración: Bañistas, 1908, Kazimir Malevich
No hay comentarios.:
Publicar un comentario