El otro Hemingway
Yo soy el otro cazador.
Conexos y escindidos
hemos cazado
según la alianza
siempre juntos:
él relatos y fieras
yo sueños sombras ecos.
Él rodeado de su fiesta dramática
de su glorioso ruido a recios juegos
y a batallas heroicas.
Yo rodeado de orilla suya.
Él siempre poseído
recreándolos
mi selva
mi león
mi movimiento de coraje
mi hora de matar.
A veces me ha llevado a cazar
por reflejo de sus cuentos
y siempre a detonar sus frases
atravesando sus temas
en el duro combate
de su perfil contra el vacío.
Él ahora ha rendido su escritura.
Según el pacto
hoy salgo solo
desencadenado.
Es mi último safari
el único
soy el dueño
del enroscado coto y de su ley
ni miedo
ni piedad
el despojado
sin jauría
el que avisa
es la hora.
Mi gran trofeo doloroso
muy cerca está
esperándote
muy dentro
yo mando
cumple
adiós.
Apunto y le disparo entre mis dientes.
Amelia Biagioni (Gálvez, Argentina, 1916 - Buenos Aires, 2000), "Las cacerías", 1976, Poesía completa, edición de Valeria Melchiorre, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2009
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Ilustración: Gladiatori, 1927-29, Giorgio de Chirico
¿No hay una resonancia entre este poema de Biagioni y el poema -o tramos del- de Ariosto?
ResponderBorrar¿Lo aguerrido, lo cruel, la caza de lo que por definición, está de antemano perdido y hace su nido en la Lengua, que es madre?
Cierta resonancia de armas puede haber. Me parece acertado lo que dice, Anónimo, sobre el nido que en la lengua hace el fracaso.
BorrarGenial, J.A.! "El nido que en la lengua hace el fracaso". Éste es un verso, de un poema, que está indudablemente, escribiéndose.
ResponderBorrarSaludos.