jueves, noviembre 24, 2022

Izabela Leal / Dos poemas



si no puedo pisar en esa hierba perdida 
ni cerrar la puerta por dónde un viento
–su frescor de pájaros, accidente de una rosa,
pétalos esparcidos–
viene a navegar en la superficie bárbara del mundo,
espero al menos la tesitura volátil de las fibras
de la memoria
tejidas por las manos de un mago,
el rumor
al deshacerse
en trozos vibrantes, como un viejo
ratón por detrás de las cortinas
en el departamento vacío, los muebles inútiles,
el telescopio, su lente arañado.

inmersa en una nube de polvo,
tan leve como cualquier galaxia observada
de los millones y millones de kilómetros 
que se ahogan en la propia distancia
–aquí y en la orilla derecha del río
por donde veo pasar canoas, barcos con
mujeres viejas y aún
otros barcos y redes–
cierro los ojos con aguja e hilo,
en el muelle ahora, la cuerda, 
una zurcida


Vocación

cada uno vive un 
vicio
vocación de vísceras
el vicio
envilece
sin sentido
físico

cada uno con su
vicio
pequeño
o desmedido
vivo
vicio que vicia
la expresión de la piel
sin líneas maestras
perspectivas

cada uno en su 
vicio
vidente
entre las esquinas
vaticina
vicio nocturno
en vigilia
o bajo el sol
del servicio

a cada uno su 
vicio 
que vicia
y envicia
anhela
lo vil que tritura
y permanece
de vigía

Izabela Leal (Río de Janeiro, Brasil, 1969), Tejer y destejer, 7 poetas contemporáneas del Brasil *, selección y traducción de Agustina Roca, Bajo la Luna, Buenos Aires, 2020

* La antología la integran poemas de Ana Martins Marques, Annita Costa Malufe, Claudia Roquette-Pinto, Izabela Leal, Josely Vianna Baptista, Lu Menezes y Simone Brantes, algunos de ellos pubicados en este blog [N. del Ad.]




se não se posso pisar nessa grama passada 
nem fechar a porta através da qual um vento 
–seu frescor de pássaros, acidente de uma rosa, 
as pétalas esparsas–
vem navegar na superfície bárbara do mundo,
espero ao menos a tessitura volátil das fibras
da memória 
tecidas pelas mãos de um mágico,
o rumor 
ao se desfazerem
em cacos vibrantes, como um velho 
rato por detrás das cortinas
no apartamento vazio, os móveis inúteis,
o telescópio, a lente arranhada.

imersa numa nuvem de pó, 
tão leve como qualquer galáxia observada
dos milhões e milhões de quilômetros
que afogam a própria distância
–aqui e na margem direita do rio
por onde vejo passar canoas, barcos com
mulheres velhas e ainda 
outros barcos e redes–
fecho os olhos com agulha e linha,
agora no cais, a corda,
uma cerzidura.


Vocação

cada um vive um 
vício 
vocação das vísceras 
o vício
avilta
sem sentido
físico 

cada um com seu 
vício
pequeno
ou desmedido
vivo
vício que viça 
a expressão da pele
sem linhas mestras 
perspectivas

cada um em seu 
vício
vidente
entre as esquinas
vaticina
vício noturno
em vigília 
ou sob o sol
de serviço

a cada um seu 
vício 
que vicia
e viceja
almeja 
o vil que sevicia
e permanece
de vigia

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